𝙃𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖𝙨
Kai Hiwatari es un mestizo que vive con su niñero Mitsuki Kagami y su padre a bordo de un barco que transporta contrabando de un lado a otro del Río Orinoco, por lo que desde muy pequeño se ha acostumbrado al trato brusco de los hombres con quienes convive. Su madre murió al nacer él y su progenitor hace todo lo que puede para que a su hijo no le falte nada, todo parecía ir con normalidad hasta que un día Kai (quien para ese entonces ya tenía quince años) paseando en los alrededores del pueblo se encontró con una hermosa joven de cabellos lila y ojos verdes quien recién estaba saliendo de una biblioteca. Ella lo observó sorprendida y Kai sumamente nervioso, se dio la vuelta para que no pudiera notar el sonrojo de su rostro.
—Hola, ¿estas bien?.
—S-si, es solo que, bueno—soltó con timidez, haciendo sonreír a la chica—yo no, quería molestar.
—No me estás molestando, al contrario me parece que eres un chico muy tierno. a ¿qué escuela vas?.
—¿Escuela? Oh yo no voy a ninguna escuela, de hecho nunca he estudiado—respondió—Siempre estoy viajando con mi padre y mi niñero así que por lo general no necesito los estudios.
—No digas eso, los estudios son muy importantes pero veo que aún eres muy joven. puedes quedarte aquí en el pueblo y yo podría ser tu maestra, y puedo poner en práctica todo lo que he estado aprendiendo últimamente. ¿qué dices?—preguntó emocionada.
—Pues la verdad sí me gustaría, y más aún si tengo una maestra tan bonita como tú—comentó con sus mejillas totalmente rojas.
—Está bien, entonces tenemos un trato, yo iré después de la escuela a tu casa y te enseñaré. Claro solamente tienes que decirme dónde vives—aclaró sonriendo.
—Si gustas puedo llevarte ahora, digo no está muy lejos de aquí, así pues podemos conversar un rato más.
—Me parece bien, por cierto yo me llamo Regina Hase.
—Kai, mi nombre es Kai—respondió extendiendo su mano. La cual fue estrecha por ella haciendo que su corazón comenzará a latir más fuerte.
Así ambos jóvenes fueron con rumbo hacia el barco que Kai consideraba su hogar. allí se encontraron con su padre quien al saber la idea que tenían en mente no lo vio como algo malo, al contrario desde hace un tiempo Susumu estuvo pensando en meter a Kai a una escuela y que también se quedará a vivir allí en el pueblo. ya no quería que su hijo siguiera sufriendo, buscaba su felicidad y si esa felicidad lo obtendría estando lejos pues tomaría el riesgo… pero habían unas personas que no estaban de acuerdo con esta idea.
—Susumu, tienes que tomar las cosas con calma. Kai-chan no se irá así como así—mencionó Jean Paul Barthez uno de los piratas que contrabandea con Hiwatari.
—Nosotros tenemos una idea que estoy más que seguro que no podrías rechazar—dijo Zagart.
—El plan consiste en que dividimos todas las ganancias que tenemos hasta ahora, en un fondo de contrabando donde con el pasar del tiempo ese imperio irá creciendo—comentó Boris Volkov con una ligera sonrisa.
—¿y bien? ¿Qué opinas?—preguntó Gedeón sin poder ocultar su sonrisa.
—Veo que ustedes piensan mucho a futuro, pero lamentablemente yo si tengo un hijo el cual necesita de mi—refutó Susumu poniéndose en pie—tendré que rechazar su oferta, espero que puedan entenderlo—sin más el peli negro se fue. Cosa la cual no fue del agrado de ellos.
—Tsk, mierda. Supuse que él no querría todo por culpa de ese mocoso—susurró Jean Paul claramente molesto.
—Descuida, ya veremos que ocurre. Mientras tanto, vamos a esperar el momento adecuado—respondió Boris entre cerrando sus ojos.
—Pequeño Kai, esa chica que vino contigo ¿es tu novia?—le preguntó Tsuki (Mitsuki) con cierta ironía al peli gris quien se ruborizo de inmediato.
—¡Claro que no! ¡Ella solo es mi maestra!—le refutó Hiwatari al bicolor.
—Jejeje tranquilo, solo bromeo. Pero eso si cariño, cuando de verdad encuentres a ese alguien especial avísame, creo que no te vendría de más unos consejos—aclaró Kagami saliendo a la cubierta.
—Regina Hase, ella es tan hermosa. Jamás me había encontrado con alguien así, no quiero separarme de ella—pensó con sus mejillas rojas.
—Hola Kai-chan, ¿Qué tanto piensas?—le preguntó Boris pasando a un costado de él, quien de inmediato le dio una mala mirada. Kai odiaba que le dijera ese apodo y para colmo desde hace algunos años tanto Boris como los otros tres piratas se la pasaban molestándolo… Pero en sus burlas había algo más que no quería ser descubierto aún.
—No le hagas caso, ese tipo siempre hace lo mismo—dijo Tsuki dirigiéndose a su habitación,—se hace tarde niño. Será mejor que entres ya.
—Claro—respondió Hiwatari siguiendo al de cabello turquesa con púrpura.
Así fueron pasando los días, Kai era totalmente feliz con Regina. Si bien estaba aprendiendo, no solo únicamente sobre matemáticas e Historia, sino que también sobre el amor… un sentimiento tan lindo que llenaba su corazón de calidez. En una de sus tantas “citas” Regina le entregó un objeto el cual se convertiría en uno de sus tesoros más preciados.
—¿Qué es esto?—dudó el oji rojo.
—Considéralo como un pequeño regalo—respondió ella colocándole un collar de metal, el cual lleva como dije la figura de un Fénix.—después de todo, jamás me había encontrado con un chico tan tierno y dulce como tú. Kai—indicó tomando sus manos—me gustas, de verdad me gustas mucho.
—R-Regina—habló sumamente nervioso, haciendo reír a la chica—yo, todo esto, pues ha sido muy repentino. Pero si tengo que ser honesto, tú también me gustas, demasiado diría yo. De todas las mujeres que he conocido en mi vida, ninguna me ha hecho sentir como lo hiciste tú, por favor no quiero irme de tu lado—confesó ruborizado abrazándola. Esto tomó por sorpresa a Hase, pero a los segundos correspondió al abrazo.
—Por supuesto que si, Kai te prometo que pase lo que pase siempre estaremos juntos.
—Regina gracias, de verdad no sé qué haría sin ti—comentó de forma risueña.
—Tengo una idea, vendré más tarde para hablar con tu padre. Tal vez pueda convencerlo de que se queden en mi casa, hasta podría conseguirle un empleo en mi nueva escuela. Todo con tal de que tengas una mejor vida y así estemos juntos—dijo la oji verde sonriendo.
—¡Si! ¡Eso sería grandioso!—exclamó Hiwatari feliz, pero a los segundos Regina lo tomó del rostro, lo fue acercando al suyo y de esa forma unieron sus labios. De una forma un poco torpe, pero eso si, llena de amor. A lo lejos fueron vistos por Gedeón quien de inmediato fue a hablar con los otros, esa era la señal que necesitaban para ejecutar su plan.
Ya en la noche Regina llegó donde se encontraba el barco de los Hiwatari. Cerca del rio había zonas donde el agua no subía mucho, había mucha vegetación además de que se requería si o si de una lámpara para poder encontrar el camino. Kai y Regina se quedaron en la playa mientras que Susumu ingreso al barco ya que tenía que asegurarse de que todo estuviera en orden. Para esa noche Mitsuki tuvo que salir a una pequeña aldea donde requerían de sus métodos caseros para las enfermedades. Así que únicamente estaban ellos tres ahí, aparentemente.
—¿Boris? ¿Qué estás haciendo aquí?.
—Oh lamento no haberte dicho antes de mi visita. Pero me moría de la curiosidad por saber quien es la chica que esta detrás de Kai-chan—respondió el peli púrpura quien por raro que fuese no sacaba una mano de su bolsillo.
—Esos son asuntos familiares, tú no tienes derecho sobre nada de lo que hagamos—refutó Susumu molesto—será mejor que te vayas, además ya habíamos quedado en que no tendríamos ningún trato. Nuestra alianza termino—sentenció.
—Yo no estaría tan seguro Hiwatari—dijo Gedeón apareciendo por atrás con un hacha y una lámpara.
—Ahora nosotros somos los dueños de este barco—continuó Jean Paul con una cadena de metal en sus manos.
—Y de todo lo que hay en el—sentenció Zagart cerrando la puerta una vez que todos estuvieron dentro.
—Eso incluye a Kai-chan—finalizó Boris sacando una pistola para así apuntar al peli negro—te doy diez segundos para que cambies de opinión o sino, Kai-chan pagará las consecuencias.
—¡No! ¡No le hagas nada a él! ¡Les daré todo lo que tengo! ¡Pero por favor no le hagas nada a Kai!—rogó tirándose al suelo de rodillas.
—Jajajaja ¿Qué irónico no?, primero nos rechazas y ahora quieres que te tenga lástima—mencionó Boris bajando el arma.
—¡Se acabó la fiesta Susumu!—gritó Gedeón atacándolo por la espalda con el hacha. Dejando cubierto de sangre el cuerpo del Hiwatari mayor.
—¿Ahora qué hacemos?—preguntó Jean Paul.
—¿Qué no es obvio?, vamos por Kai-chan.—respondió Boris.
—Un segundo, recuerdas que esa mocosa está con él. Lo último que quiero son testigos, ¡yo no pienso ir a la cárcel!—exclamó Zagart furioso.
—Estas pensando demasiado, ¿para que crees que traje mi arma?—soltó Volkov sonriendo mientras se dirigía a la salida.—traigan el cuerpo de ese idiota, dejemos que Kai-chan se despida de su querido padre.
De ese modo Zagart y Gedeón así lo hicieron, los cuatro salieron de allí para dirigirse a la playa que conecta el río Orinoco. En la misma Regina y Kai estaban hablando de lo más tranquilos mientras se tomaban de las manos.
—Creo que mi papá ya se tardo mucho, mejor debería ir a verlo—indicó el peli gris poniéndose en pie.
—Iré contigo, es peligroso que vayas solo.
—¡Y vaya que tienes razón niñita!—dijo Jean Paul apareciendo delante de ellos, por inercia Regina se colocó delante de Kai, quien asustado se escondió a sus espaldas.
—Kai-chan no tienes porque asustarte, de hecho creo que deberías de agradecer nuestro acto de buena fe—refutó Boris con cinismo—porque te hemos traído a tu papi para que te puedas despedir.
Delante del peli gris arrojaron el cuerpo herido y sin vida de Susumu. Kai de inmediato se quiso acercar pero Regina lo detuvo.
—Cuidado, podría ser una trampa.
—¡Pero es mi papá! ¡Papá despierta!—lloró el oji rojo devastado.
—Bueno esta escenita ya me está molestando—dijo Volkov apuntándoles con su arma.
—Kai corre, olvídate de mi. Estaré bien, pero mientras tanto tú ve y busca ayuda—le aclaró Regina.
—P-pero.
Sin pensarlo Boris disparó, dándole en el pecho, haciendo que la chica cayera al suelo muerta en cosa de segundos. Kai estaba en shock, delante suyo estaban los cuerpos de su padre y su amada. Esa imagen parecía sacada de lo más profundo de sus pesadillas.
—Ven Kai-chan, te voy a tratar bien si me lo permites—dijo Jean Paul acercándose a él, asustado el peli gris salió corriendo en medio del río bajo, no le importaba la oscuridad. Lo único que quería era encontrar ayuda, aun con lágrimas en los ojos aceleró el paso, mientras que los otros quienes iban alumbrando con sus lámparas no podían alcanzarlo.
—Mierda, ¡Ese mocoso es muy rápido!—refutó Gedeón intentando no resbalarse con las piedras.
—¡No puede huir! ¡Debemos atraparlo como sea!—gritó Boris soltando un disparo, que por suerte no le dio a Kai.
Hiwatari continuó pero lamentablemente tropezó con una piedra. Haciéndolo caer, los otros quienes no estaban muy lejos lo atraparon, arrastrándolo hacia una pequeña isla cercana.
—Te dije que no escaparías, ahora ya no tienes a nadie que pueda ayudarte—indicó Zagart tirándolo al suelo, Gedeón y Jean Paul lo sujetaron de los brazos mientras que Kai intentaba soltarse—ahora llegó el momento de que dejes de ser un niño, y te conviertas en un hombre.
En medio de forcejeos, Zagart le quitó su ropa dejándolo desnudo de la cintura para abajo, aterrado Kai comenzó a gritar mientras que los otros únicamente comenzaron a reírse de su desgracia… así uno a uno, atacaron su cuerpo, dejándole heridas visibles así como internas. Boris fue el último, lo puso boca abajo y lo amarró con la cadena que Jean Paul tenía hace rato.
—Que gran día el de hoy—mencionó el peli púrpura acomodando su ropa—tenemos muchísimo dinero, y sobre todo a nuestro propio juguete personal—susurró observando como el peli gris estaba hecho bolita en la arena.
—Deberíamos ir a beber algo, ¡tenemos que celebrar!—indicó Jean Paul feliz.
—Jamás me había acostado con un jovencito, debo admitir que Kai-chan es perfecto para esto jajajaja—dijo Gedeón pasando a un lado de Hiwatari para darle una patada en el estómago.
—Tomaré tu palabra, vamos por unos tragos. Total ¿Quién podría venir a salvarlo a él?—soltó con burla Boris yendo hacia un muelle bastante retirado, el cual conectaba con un pueblo pesquero. Kai se quedó allí en la arena, cubierto de sangre, tratando de respirar bien ya que el dolor que sentía era indescriptible. Sus ojos rojos estaban totalmente nublados, y a lo lejos dos sombras en un kayak de madera iban directamente hacia él.
Continuará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top