01 - Nostalgia

Su habitación estaba casi vacía. Las paredes, antes cubiertas de pósteres y fotos, ahora estaban desnudas y descoloridas. La luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando rayas doradas sobre el suelo de madera. El aire tenía un olor a espacio recién desocupado y a recuerdos que se desvanecían lentamente.

Quedaban solo las cajas en las que había guardado sus pertenencias, su vida reducida a cuatro cajas de cartón. Los años que recordaba con melancolía ahora cabían en un espacio tan pequeño, y eso le provocaba una sensación de resignación tranquila.

Riki, con una camiseta amarilla desgastada y jeans descoloridos, se movía con calma mientras cerraba las cajas con cinta adhesiva. Aunque el viaje sería solo un par de horas en carretera, no quería arriesgarse a perder alguna de sus pertenencias en el camino. El sonido suave de la cinta adhesiva al despegarse del rollo rompía ocasionalmente el silencio reconfortante de la habitación.

En la última caja, en la parte superior, había una fotografía. Era Riki junto a sus padres, celebrando su quinto cumpleaños.

Riki sostuvo la fotografía por un momento, sus dedos acariciando el borde tallado y suave de la imagen, se veía tan feliz en la foto, y deseaba poder recordar ese día con claridad. Sus ojos, tranquilos y reflexivos, reflejaban la luz dorada del atardecer que se colaba por la ventana.

Toda su infancia se le aparecía borrosa, como un viejo sueño que se desvanecía con el tiempo.

Dejó a un lado sus emociones y selló la caja con un suspiro suave y resignado.

Miró alrededor de su habitación. Los muebles habían sido retirados unas horas antes, dejando el espacio vacío pero acogedor. El armario sin ropa, la cama sin colchón y el escritorio sin sus libros y papeles contribuían a una sensación de anticipación por lo nuevo que vendría.

Era oficial: tendría que mudarse.

El lugar que había sido su hogar durante tanto tiempo ahora era solo un cuarto listo para una nueva etapa.

Su padre le había informado que la empresa donde trabajaba lo necesitaba en el estado vecino. La nueva ciudad era moderna y tenía los mismos avances tecnológicos que donde Riki vivía, pero con una estructura similar a la de un pueblo, aunque no tan pequeño.

Al principio, Riki no estuvo muy convencido con la mudanza. Sentía apego por su hogar, su mejor amigo y las calles que conocía tan bien. Pero sabía que no podía hacer nada al respecto. La decisión estaba tomada, y sabía que resistirse solo le causaría más dolor.

Riki cerró con cuidado la última caja cuando escuchó pasos suaves acercándose desde la puerta. Levantó la vista para encontrarse con su madre, quien sonrió cálidamente al verlo. Ella se acercó a él y le dio un beso suave en la cabeza, sus dedos acariciando ligeramente su cabello despeinado.

-¿Estás listo, cariño? - preguntó con ternura, sus ojos reflejando tanto orgullo como preocupación por su hijo.

Riki asintió con una mezcla de determinación y tranquilidad.

Entonces, su madre añadió con cariño: -Jungwon también está aquí para despedirse, ¿quieres verlo antes de partir? - Riki sintió un nudo en la garganta por la despedida de su mejor amigo. -No te preocupes por las cajas, cariño, - continuó su madre, anticipándose. -Tu papá las subirá al auto. Ve a despedirte de Jungwon.

Riki le agradeció y bajó las escaleras con paso firme pero cargado de emoción contenida. Al llegar al vestíbulo, vio a Jungwon esperándolo con una sonrisa nerviosa.

-¡Hey, Riki! - exclamó Jungwon con entusiasmo, extendiendo los brazos para abrazarlo. Riki devolvió el abrazo con fuerza, sintiendo la calidez de la amistad que compartían desde hace años.

-Jungwon, gracias por venir, - dijo Riki con la voz cargada de melancolía. -Voy a extrañarte, amigo.

Jungwon sonrió. -Vas a hacer grandes cosas allá, Riki. Mantengámonos en contacto, ¿sí? Prometo que iré a visitarte pronto.

Riki no quería despedirse Jungwon, de su mejor amigo.

Del único chico que le había creído, que no lo había juzgado cuando le contó su historia.

O lo que recordaba y lograba comprender de ella.

Riki sintió que Jungwon alzaba la cabeza, separándose de su abrazo con una sonrisa triste. Riki se giró lentamente hacia sus padres, quienes lo observaban con los ojos brillantes de tristeza.

Su padre se acercó a él con paso sereno. -Es hora de irnos, hijo -anunció con voz suave pero firme.

Riki asintió en silencio y se despidió una última vez de Jungwon con un abrazo prolongado.

No quería soltarlo, pero sabía que debía seguir adelante.

-Te llamaré pronto -prometió Riki, intentando mantener la voz firme mientras se alejaba.

Jungwon asintió con un gesto de entendimiento, y Riki se volteó hacia sus padres.

Juntos, caminaron hacia el auto estacionado frente a la casa vacía.

En cuanto subió al auto, se colocó los auriculares y seleccionó una lista de reproducción.

La música llenó el espacio entre él y sus padres, proporcionando un consuelo silencioso mientras el auto se alejaba de su hogar.

Riki miró por la ventana, observando cómo los recuerdos se desvanecían en el retrovisor. Las calles conocidas se convertían en un paisaje borroso mientras se dirigían hacia lo desconocido.

Su madre colocó una mano cálida sobre la suya y le sonrió con cariño.

El viaje por carretera transcurrió en relativo silencio, interrumpido solo por la música suave y las conversaciones esporádicas sobre el camino por delante.

Al llegar a la nueva ciudad al anochecer, Riki experimentó una sensación extraña de nostalgia. Miraba por la ventana con los ojos entrecerrados, como si intentara recordar algo que había olvidado hace mucho tiempo. Cada calle, cada edificio parecía resonar en su memoria, como si hubiera estado allí en otro momento de su vida.

-¿Todo bien, Riki? -preguntó su madre con preocupación, notando la mirada perdida de su hijo.

Riki asintió lentamente, incapaz de explicar la extraña sensación que lo invadía. El pueblo parecía más familiar de lo que recordaba, aunque nunca había estado allí. Era como si un eco del pasado resonara en cada esquina y callejón, despertando recuerdos que no podía ubicar.

Finalmente, llegaron a su nueva casa, una amplia residencia con un jardín espacioso y luminosas ventanas que prometían nuevos comienzos. Riki bajó del auto con la ayuda de su padre, todavía abrumado por la mezcla de emociones en él.

Mientras cruzaba el umbral de su nuevo hogar, Riki sintió que dejaba atrás no solo su antigua vida, sino también un enigma sin resolver en aquel pueblo que parecía haber conocido en algún momento de su existencia.

¿Les gustó el primer capítulo?

¿Teorías sobre lo que tratará?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top