𝟐


<<𝐕𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐚>>


Morgue Shadow Meadows, BA
Noviembre 13, 2021

18:34PM

En cuanto terminó de suturar la incisión en "Y" que había hecho en medio del torso del difunto doctor Gerald Schiffier, el médico forense, el Dr. Joseph Davis, apartó la vista del cuerpo y, lentamente, dio un suspiro. Luego, colocó sus instrumentales en una bandeja. Se retiró los guantes de látex y los desechó en el bote rojo, que yacía ubicado al lado de la mesa de autopsias.

Poco después, se lavó las manos, tardando cinco minutos exactos.

Seguidamente, se retiró la bata blanca. Y tras colgarla en el perchero, que yacía a un lado de su escritorio de metal, cogió su portapapeles y su maletín. Entonces, procedió a abandonar el lugar. Llegó a la puerta, pero antes de que pudiera girar el picaporte, dio un último vistazo hacia el cadáver cubierto de Gerald Schiffier.

<<¿Por qué? —pensó J. Davis—. ¿Por qué tenía que acabar así?>>

Pasado un par de segundos, el médico apartó la vista. Abrió la puerta. Y en cuanto cruzó el umbral, fue abordado por un pastor alemán.

¿Qué descubrió, Doctor? —inquirió el can directamente.

—Bueno, no hallé nada fuera de lo normal —respondió J. Davis—. Así que tomé un par de muestras de tejido y sangre. Los del laboratorio las analizaron y ya me dieron los resultados hace unos quince minutos. No hallaron nada.

—¿Cómo dice?

—Lo que oíste, Chase —reiteró él—. No hallaron rastros de alcohol ni de drogas en su sistema. Ninguna sustancia, a decir verdad.

—Pero....si Gerald no había bebido, y si no estaba drogado ¿Entonces por qué vino al campo con esa arma? ¿Y que lo orilló a dispararme?

—No lo sé, Chase. No lo sé —dijo J. Davis, moviendo la cabeza a ambos lados. Y tras ponerse de cuclillas, quedando a la altura del pastor alemán, añadió—: Pero piensa en esto; si no hubieras actuado, hubieras sido tú, y no él, quien estaría en esa mesa. Sólo te defendiste, nada más.

—Desearía verlo de esa forma —expresó el pastor alemán con cierto nivel de tristeza en su voz—. Pero el hecho es que maté a un hombre, a un amigo mío y......

En ese momento, y de manera sorpresiva, una de las dos puertas de la entrada principal de la morgue se abrió estrepitosamente. Y una mujer (caucásica y castaña, de 23años) entró al lugar. 

Observó el ambiente con la mirada. Y en cuanto visualizó al cachorro policía, su ceño fruncido pareció aumentar.

—¡Allí estás, asesino! —exclamó ella con furia—. ¿Cómo pudiste hacerlo? ¡¿Cómo pudiste matarlo?!

—Angie, por favor.......—comenzó a decir el can, mientras se acercaba a la airada fémina—. En verdad lo siento. Pero él......

—¡Cállate! —volvió a gritar, dejando escapar un par de lágrimas—. Mataste a mi padre ¿p-por qué lo hiciste? ¡¿Por qué?!

El médico forense decidió intervenir. A toda prisa, se colocó entre el can y Angie. Luego, miró a esta última, y tras colocar sus manos sobre sus hombros, le habló en un tono sereno:

—Angie, por favor. Cálmate. Tienes que calmarte ¿vale?

Angie se negó, moviendo la cabeza hacia los laterales. Pero tras una segunda insistencia, finalmente aceptó. Y con ayuda de una serie de ejercicios de respiración, poco a poco, se calmó. La ira que le tenía invadida se apaciguó. 

Luego, miró nuevamente al doctor J. Davis, y con una voz casi quebradiza, le dijo:

—Quiero verlo.

—Angie....—le comenzó a decir J. Davis—, escúchame, no es una buena idea que.....

—Por favor —le interrumpió ella—, sólo quiero verlo una vez más.

—Mira, sé que quieres verlo. En verdad. Pero créeme, no es algo que querrás hacer. No querrás tener este recuerdo contigo por el resto de tu vida.

—Agradezco tu preocupación, tío Joseph —añadió Angie, mientras se limpiaba las lágrimas—. Pero por favor. Necesito verlo una última vez.

Un breve muro de silencio se alzó entre ambos. 

Poco después, y tras ver el rostro apesadumbrado de la fémina, Joseph Davis aceptó la petición. Se dio media vuelta, y le pidió a su sobrina que le siguiera. Durante el trayecto, Angie miró discretamente a Chase y, brevemente, le lanzó una mirada fulminante. Esto hizo que Chase se sintiera culpable una vez más. 

Trató de decir algo, pero en el último minuto, cambió de opinión. Dio un ligero suspiro. Y pausadamente, y con la cabeza casi gacha, abandonó el lugar.

.............

Tras darle la vuelta completa al edificio de la morgue, el pastor alemán logró llegar al Parking trasero. Pero antes de que pudiera aproximarse a su vehículo, una cachorra se le acercó por detrás y, sin dudarlo, le cubrió los ojos con sus patas.

—Adivina quien soy —dijo la fémina alegremente.

El pastor alemán se lo pensó por un segundo.

—Hmmm ¿Skye? —respondió.

—Jejeje. Claro que no, tontito. Pero te acercas. Vamos. Inténtalo de nuevo.

—Ehhh... ¿Everest?

—Jaja. Has vuelto a fallar.

Al no poder adivinar, el cachorro oficial apartó —delicadamente— aquellas patitas que le cubrían los ojos. Posteriormente, se dio media vuelta. Y al ver que la cachorra misteriosa era nada más y nada menos que Jenny (la hermana menor de Skye), abrió los ojos como platos y, casi en voz alta, dijo:

—¡Jenny! —Seguidamente, le abrazó—. No puedo creerlo. En verdad estás aquí.

—Jejeje. También es un gusto volver a verte, querido cuñado —convino Jenny, mientras le devolvía el abrazo al can.

Chase se separó del abrazo. Y tras colocarse una pata sobre su nuca, miró a la Cockapoo y dijo:

—Corrección: Aún no somos cuñados. Después de todo, ni siquiera me le he declarado a Skye.

—Espera ¡¿Qué?! —exclamó Jenny con asombro—. ¡¿Cómo es eso posible?! ¡¿Y que rayos estás esperando para decirle, Chase?!

—Por favor, no me grites —respondió Chase, mientras se bajaba y cubría las orejas con ayuda de sus patas delanteras—. Tu voz es bastante aguda cuando gritas.

—Jejeje. Lo siento. Pero ya en serio. ¿Por qué no te le has declarado a Skye?

—Oh, bueno, es que yo..... bueno yo....

—¿Acaso estás viendo a alguien más? —preguntó Jenny abiertamente.

—¿Espera qué? No, Claro que no.

—Ah, okey. ¿Entonces eres gay?

—¿Qué? ¡No! Por supuesto que no.

—¿Y entonces? ¿Por qué no te le has declarado a Skye? O acaso es que ¿te has enamorado de mí? —preguntó esto último en un tono coqueto.

—¡Ja!. Ya quisieras —respondió el pastor alemán.

—Bueno, valía la pena preguntar —sumó Jenny, sonriendo de oreja a oreja—. Pero ya en serio. ¿Hasta cuando vas a dejar a mi hermana esperando?

Ante dicha pregunta, Chase se quedó mudo. No sabía que decir. Así que, tras formular una falsa respuesta, puso su cara seria, se aclaró la garganta y tras erguirse, dijo:

—Mira, he querido decirle. Pero con los rescates que tenemos hoy en día, jamás se da la oportunidad.

Jenny se le quedó mirando. Luego, su pequeña sonrisa pareció aumentar. Y extrañamente, lanzó una risilla.

—Ay, Chase. Es la excusa más tonta que he oído en mi vida.

—¿Cómo dices?

—Lo que oíste —respondió la Cockapoo sin dejar de sonreír—. Mira, sé que eres un oficial entrenado y todo eso. Pero cuando se trata de mentir, sobre todo si se trata de mentirle a una chica, tú no eres precisamente el indicado.

Chase quedó desconcertado por el comentario.

—¿Y cómo sabes que te dije una mentira?

—Por que te conozco desde que éramos pequeños, Chase. Y sé que cuando mientes tienes el mal hábito de morder tu carrillo derecho.

<<Rayos>> —pensó Chase.

—Y por cierto.....—adicionó Jenny—. Cuando te acechaba para sorprenderte. Noté que estabas decaído. ¿Acaso......pasó algo?

Ante la pregunta, Chase guardó silencio nuevamente. Y sus buenos ánimos desaparecieron casi al instante. Jenny notó esto y preguntó:

—¿Estás bien?

Chase asintió la cabeza, más no respondió.

—¿Quieres hablar al respecto? —inquirió Jenny.

—No, descuida —finalmente respondió—. Estoy bien.

—¿Seguro?

—Si, Jenny. No te preocupes. Es sólo que......tiene que ver con mi trabajo. Nada más. Pero dejemos eso a un lado —añadió Chase, recuperando su estado de ánimo alegre. Clavando la vista a su derecha—. ¿Qué tal si vamos al cuartel? Sé que a Skye le agradará verte y......

En cuanto Chase volvió su vista al frente, notó que Jenny desapareció.

—¿Jenny? ¿En dónde estás?

—Aquí, lento —respondió la Cockapoo en voz alta. El pastor alemán se dio media vuelta, encontrando a la fémina dentro de su vehículo patrullero—. ¿Qué estás esperando? ¿Tarjeta de invitación? Apúrate, jejeje.

El pastor alemán sonrió. Y velozmente, se dirigió y se subió a su vehículo. Y en cuanto lo encendió, la Cockapoo se apresuró a encender el radio, sintonizando la estación WUKO98.2. Poco después, A Thousand Miles de Vanessa Carlton comenzó a hacerse audible.

— Amo ésta canción —dijo Jenny mientras subía todo el volumen.

—Oh Vamos —manifestó Chase con cierto nivel de descontento—. ¿No le puedes cambiar de estación?

—¿Y acaso quieres que le diga a Skye que fuiste tu quien ahuyentó a su conejo hace años? —contratacó Jenny.

Chase se quedó en silencio.

—Touché —respondió finalmente. Y así sin más, procedió a conducir hacia el Cuartel Cachorro, tomando el camino largo.

.............

—Es bueno volver a verte —dijo Skye para luego abrazar a su hermana menor.

—Lo mismo digo, hermanita.

—Y a propósito, ¿Cuándo llegaste a la ciudad? Y más importante aún, ¿por qué no me avisaste que vendrías?

—Bueno, llegué esta misma tarde —respondió la Cockapoo mientras se separaba del abrazo—. Y respondiendo a tu otra pregunta, simplemente quise darte una sorpresa.

—Awww —añadió Skye—. Es muy lindo de tu parte. Pero mejor me hubieras avisado de tu visita. Así te hubiera preparado una gran fiesta de bienvenida.

—Awwww —añadió Jenny—. Es muy lindo de tu parte.

En ese momento Rocky, que yacía a unos dos metros de distancia de ambas féminas, se acercó donde Chase, y casi en susurro, le preguntó:

—Esa cachorra.....¿es la hermana de Skye, en verdad?

—Sip —respondió Chase.

—Hmmm. ¿Y tiene pareja?

—No por el momento —respondió Jenny en voz alta. Rocky se quedó desconcertado—. Y si quieres, podemos salir algún día, lindo.

—¿Cómo has podido oírme? —preguntó Rocky.

—Es gracias a su don —respondió no Jenny, sino Skye—. Tiene una super audición. Es capaz de oír hasta los más bajos murmullos.

—Increíble......—añadió Rocky—. Creí que Tracker era el único que tenía ese super poder.

—Y por cierto —comenzó a decir Skye mirando a su hermana—. ¿Cuánto tiempo te quedarás en la ciudad?

—Oh, sólo un par de meses —respondió Jenny—. Después de todo, necesitamos recuperar el tiempo perdido.

—Awww.

—Pero por el momento quiero ir a descansar. El viaje fue bastante agotador. ¿Hay algún lugar donde pueda dormir?

—Ou, lo lamento, hermanita. Pero por el momento no tenemos una caseta para huéspedes.

—¡Puedes dormir en mi caseta! —dijo el mestizo casi en voz alta, y todos se le quedaron viendo—. Bueno, puedes quedarte en mi caseta, s-si tu quieres, claro.

—Jejeje. Agradezco eso, lindo. Pero preferiría dormir en mi propia caseta. Lo creas o no, pateo mucho de noche.

—Y no exagera —agregó Skye, recordando las veces en las que tuvo que compartir la cama con su hermana menor, y acababa despertándose con un intenso dolor en el lomo.

—Entonces haremos esto —sugirió Rocky—. Tú te quedas en mi caseta. Y yo dormiré afuera.

—Es muy lindo de tu parte. Pero no puedo dejarte hacer eso. Además, creo que va a llover —dijo Jenny dando un breve vistazo al cielo—. Y no quiero que te resfríes.

—Pues en ese caso, ya sé a donde podemos ir —dijo Chase—. Tenemos un establecimiento dedicado al cuidado animal. Y nuestra amiga lo dirige. De seguro podrá darte asilo en su veterinaria.

—Eso suena estupendo —dijo Jenny alegremente, para luego dar una doble voltereta—. Ahora necesito que alguien me lleve.

—No hay problema con eso. Yo mismo te llevaré —adicionó Chase.

La Cockapoo le miró. Y le regaló una sonrisa.

—Muchas gracias, Chase —seguidamente, miró a su hermana mayor, y tras darle un leve codazo, captando así su atención, le dijo en susurro:—. Aún quedan caballeros ¿eh?. No lo vayas a perder, Skye.

La cachorra encargada de los rescates aéreos se sonrojó. Y en el mismo bajo tono de voz, respondió:

—Yo no....no sé de lo que estás hablando.

—Jaja. Claro —agregó Jenny, guiñándole un ojo—. Bueno, vámonos Chase. Adiós Skye. Y adiós......

—Rocky —interrumpió apresuradamente el cachorro reciclador—. Me llamo Rocky.

—Rocky ¿eh? Lindo nombre. Bueno, hasta luego, Rocky. Espero que volvamos a vernos pronto.

Y una vez dicho eso, tanto la Cockapoo como el pastor alemán se dieron media vuelta. Y tras haber recorrido una distancia de cinco metros, Rocky (quien no apartaba la vista de Jenny) musitó:

—Es muy hermosa.

—¡Muchas gracias! —dijo Jenny en voz alta.

.............

—¡Bienvenida a Bahía Aventura! —dijo Katie con los brazos en el aire, esbozando una sonrisa—. Y claro, será un honor tenerte aquí en mi humilde establecimiento. Ahora mismo iré a preparar una cama para ti.

En cuanto la rubia ingresó al establecimiento, Jenny, por su parte, se acercó donde Chase, y tras regalarle un abrazó en señal de agradecimiento, pero antes de que Chase pudiera subirse a su vehículo patrullero, Jenny le dijo:

—Espero que le digas a Skye lo que sientes por ella.

—Ten por seguro que lo intentaré.

—Pues eso espero —añadió la Cockapoo—. Y no olvides —sumó, cambiando su aptitud alegre por una amenazante—. Si lastimas a mi hermana, ten por seguro que te colgaré de tu cola en el asta bandera de la alcaldía.

Esto hizo que Chase tragara saliva.

—Lo tendré en cuenta.

Sip, hazlo. Jaja —adicionó, recuperando su aptitud alegre—. Bueno, creo que este es el adiós. Hasta mañana, Chase.

—Hasta mañana, Jenny.

Una vez dicho eso, Chase se subió a su vehículo patrulla y abandonó lugar, tomando la 54 este. Jenny, por su parte, ingresó a la veterinaria, y en cuanto se acercó al área de la recepción, notó que, tras el mostrador, yacía sentado un adolescente, de entre 12 a 13 años aproximadamente y rubio en su totalidad.

Hola —saludó Jenny cortésmente, más no obtuvo respuesta. El misterioso chico se mantenía callado, mirando hacia el vacío.

Extrañada por esto, Jenny se acercó donde Katie, y le dijo:

—Oye Katie....¿quién es él?

Katie se volteó, y al ver al chico sentado tras el mostrador, respondió:

Ah, es mi hermano, Loyd. Vino desde Coast City para ayudarme con el trabajo. Pero, últimamente no se ha sentido nada bien. No me habla, ni me mira. Sólo se queda así, como una estatua.

—Hmmm ¿será algo malo? —preguntó la cachorra.

Espero que no. Mañana lo llevaré al hospital para averiguar que es lo que tiene.

.............

Chase estacionó su vehículo. Y tras descender de este, seguidamente ingresó al Cuartel Cachorro. Buscó a sus colegas en la sala. Pero no había nadie en el lugar. Extrañado por esto, decidió buscarlos en el segundo piso.

Y así sin más, tomó el elevador. Y en menos de un minuto, llegó a la planta alta. Donde el único que estaba presente era Ryder, quien se encontraba hablando por teléfono.

—Entiendo la situación pero........es sólo su trabajo y.....

En ese momento, la interlocutora colgó. Y Ryder apagó su comunicador.

—¿Qué sucede, Ryder? —preguntó Chase mientras se acercaba a su joven líder—. ¿Con quien hablabas por teléfono?

Ryder le miró y dijo:

Era Angie. Estaba muy molesta por lo que pasó en el partido y........me pidió que te sacara de los Paw Patrol.

En cuanto oyó esto, Chase quedó desconcertado. Abrió los ojos como platos y comenzó a hablar rápidamente.

—No lo hagas, Ryder. Por favor. S-Sabes que no tuve opción y....y....y...

—Tranquilo, Chase —añadió Ryder mientras le rascaba la nuca al pastor alemán, calmando exitosamente a este último—. No voy a sacarte del equipo. Descuida. Trataré de arreglar esto con Angie. Pero antes ¿que te dijo el forense? ¿Ya averiguaron algo?

Por desgracia no —respondió el can, moviendo la cabeza a ambos lados—. Aún no hay nada que indique el extraño comportamiento de Gerald en el partido y.....—pausó. Y dejó escapar un suspiro leve—. Sólo nos queda esperar a que la respuesta llegue por sí sola, y rezar por que algo así no vuelva a suceder. 


[2587 PALABRAS]

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