𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐬.

02. shitty parents

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Era otro día normal, bueno, un día normal para Lyra—estás distraída—le regañó Kenan.

—Estoy aburrida—corrigió recogiendo sus navajas del muñeco al que se lo había clavado, escondiéndolas debajo de su pantalón.

De un momento al otro se movió con rapidez recibiendo un corte en la mejilla por la espada de su amigo—Estás distraída—confirmo—¿qué te pasa?—le entrego un pañuelo para limpiar la sangre—¿tu padre?

—No es mi padre—gruñó, caminando junto a su amigo a comer—pero sí, está molesto por lo del rayo supongo— se lo había dejado claro, que esperaba también que recuperar su rayo.

—Solo ignóralo.

—Fácil de decir—murmuro mientras hacía su ofrenda para luego sentarse— todos aquí estamos jodidos, pero al menos tu situación es mejor que la mía—aquello lo dijo cuando llego a su mesa.

Kenan era hijo de Atenea, por lo tanto, tenía varios hermanos con quien compartía traumas y cabina. Lyra estaba totalmente sola, tuvo una hermana por lo que sabía, pero nunca la conoció y hoy se sentaba junto a su árbol a contarle de su vida.

Dormía sola, comía sola, pero se había acostumbrado, luego de tantos años en el campamento, pero nada era peor que cuando todos se iban y ella se quedaba allí, al menos tenía algunos amigos.

Mayormente, no socializaba, pero no era su culpa que no le agradara a la gente por ser la mejor en todo, como si hubiera sido su decisión entrenar el triple que los demás.

Pero entendía que al menos todos tenían algo que los unía, unos padres de mierda, para ella eran todos unos niños en un juego de dioses, constantemente luchando las guerras de sus inestables padres.

Cuando termino de comer se dirigió a donde se encontraba Annabeth quien leía algún libro nuevo—se te quemara el cerebro—bromeo a lo que la chica rodó los ojos—mi madre debe de estar orgullosa de que leas todo lo que te regalo.

—Tu madre funda mi obsesión de libros.

A su madre la veía muy poco desde que había llegado al campamento, por decisión de ambas era mejor así, ya que si bien los demás campistas con familia volvían a sus hogares para Lyra no era seguro.

Ser la única hija de Zeus significaba que todo el mundo quería matarla todo el tiempo.

Pero una vez al año trataba de visitar, normalmente acompañada por Annabeth, Camille, Luke o Kenan a quienes su madre trataba como si fueran otros dos hijos.

—He escuchado que tu última misión ha salido bien.

—Todas salen bien—le recordó—o al menos para mí salen bien—había visto compañeros de misión morir a su lado.

—Deberías de descansar un rato de eso, si no te eligen te ofreces a participar.

—Es eso o morir de aburrimiento en este lugar, misma rutina, misma vida— tampoco es como si mi padre me dejaría descansar, quiso decir, pero prefirió guardárselo— seguiré entrenando y luego iré donde Thalia, ¿me acompañas?

—Debo de ayudar a Kenan con lago, ¿otro día?—no era cierto, pero Annabeth veía que hoy era uno de esos días donde Lyra necesitaba estar sola—Thalia estaría orgullosa de ti.

Solo sonrió para dirigirse a su lugar de entrenamiento.


[...]



—Hoy ha sido otro día sin nada nuevo que contar—dijo, apoyada contra el árbol—tal vez si estuvieras aquí todo fuera menos aburrido, al menos tendría a alguien que me entienda.

Había escuchado todas las historias de Thalia y podía decir que definitivamente eran hermanas— a veces pienso, si muero, ¿en qué me convertiría Zeus?, no creo que le agrade tanto como tú, realmente creo que solo me dejaría allí tirada.

—Lo que sí puedo decir con seguridad es que al menos serias una buena oponente—rio para ella misma—Annabeth dice que eras la persona más valiente que conocía, me dejaste unos grandes zapatos que llenar. A veces pienso que busca en mí lo que le falta de ti.

Allí se pasó horas diciendo tonterías que no recibían respuesta, era su terapia, hablar con su hermana muerta a la que nunca conoció, definitivamente estaba loca.

—Supongo que se me hizo tarde, gracias por escuchar— murmuro volviendo al campamento donde encontró a una Annabeth que parecía buscar algo como loca.

—¡Allí estás!—grito de la nada su mejor amiga, Camille—no sabes qué paso.

—Si no me dices, no sé.

—No seas molesta—la golpeo ligeramente en el brazo la hija de afrodita—hay un chico, mato al minotauro y está tirado inconsciente en la enfermería.

—¿Nuevo?— su amiga asintió—¿y mato al minotauro?

—Sí—grito Camille—tenemos que ir a verlo.

—Eres una chismosa en el fondo—bromeo su amiga para seguirla a la enfermería—ve, tú yo me iré a dormir.

Mentía, espero a que la enfermería estuviera vacía para ver, era algo nuevo, claro que le interesaba—¿tú quién serás?—susurro mirándolo, era lindo, rubio y con pecas—otro jodido más.

Vio al chico abrir los ojos ligeramente, no los veía bien por la oscuridad, pero eran azules, también lindos.

—Al menos eres lindo—salió de allí encontrándose con Quiron, se maldijo mentalmente—tengo una razón muy válida para estar afuera—soltó de inmediato.

—siempre la tienes—sonrió el hombre—veo que viste al chico.

—otro pobre desgraciado.

—puede ser, pero espero lo ayudes, verás que de alguna forma sois parecidos—dijo el hombre.

—usted y sus comentarios misteriosos, ¿no me dirá nada de él?

—Debes descubrirlo sola, ahora, buenas noches Lyra.

La chica asintió dirigiéndose a su cabaña.

Pero Quiron sabía cosas, como que el destino de Lyra y Percy estaba muy entrelazado, como que Lyra era mucho más que simplemente una hija de Zeus.

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