diez.
X: DESPEDIDAS
Y PARTIDOS.
VENUS HABÍA PASADO UNAS VACACIONES INTERESANTES, había asistido al cumpleaños de sus primos Malfoy donde su tío les prometió llevarlos a ver un partido de Quidditch, las Arpías de Holyhead en contra de los Magpies que no estaba planeado que jugaran juntos pero su tío Lucius había movido sus influencias para que sus pequeños vieran a sus equipos favoritos el mismo día.
Ahora, semanas antes del partido Venus había organizado con sus amigos para venir unos días a la casa de los Krum. La había pasado genial, había conocido bastante de Bulgaria, principalmente estaban en Sofía pues ahí vive la familia de Viktor y Balka, pero también habían conocido pueblos cercanos. Ahora estaban en Rusia visitando de Dimitriv.
Con magia si que era fácil viajar. Habían llegado a la casa del pelinegro hace tres días, hoy sería el último antes de que Venus volviera a Londres para asistir al partido con sus primos.
Además era el día en que les diría que no volvería a Durmstrang con ellos y en todo este tiempo no había caído en cuenta lo mucho que los extrañaría, hasta ahora.
Venus quiso esperar hasta después de la cena para decirles. Siempre que terminaban de cenar se iban hasta una habitación secreta que Dimitriv tiene detrás de un armario, ahí se quedaban hasta altas horas de la noche bebiendo cerveza de raíz y comiendo golosinas.
—¿Y recuerdas cuando tenias que decirle a Karkarov el discurso de bienvenida y de los nervios empezaste a hacer ruidos de gallinas?—dijo Barbara entre carcajadas recordando la vergüenza de Dimitriv.
—¡Oye! Tengo pánico escénico, ¿sí?—se intentó defender el pelinegro pero hasta a el le parecía graciosa su situación.
—Si, si y ni hablar de la vez que Viktor por estar viendo a las gradas se golpeó con una rama en pleno entrenamiento—recordó Venus muriendo de la risa.
—En mi defensa, intentaba ver qué decía la pancarta que ustedes llevaban—respondió haciendo énfasis en las últimas palabras—. ¡¿Quién lleva una pancarta así a un entrenamiento!?
—Definitivamente nosotras—dijeron Bárbara y Venus al unísono.
—Decía: «Viktor así como atrapa la snitch cocinas, me como hasta las sobras»—completó Bárbara—. Se lo escuchamos decir a unas chicas en el baño.
—Queríamos molestarte, pero en un partido hubiera sido demasiado patético—añadió Venus entre risas—. Así que aprovechamos el entrenamiento.
—Y me hicieron cargarlo hasta el campo—se quejó Dimitriv y las chicas rieron—. ¡Todos me miraban extraño! ¿Quién carajo carga un cartel que dice lo mucho que se quiere comer a Krum por el colegio?
—Varias chicas me preguntaron por tu sexualidad, parecían desanimadas—habló Viktor, Barbara rodó los ojos ganándose una codazo acompañado de una sonrisa pícara por parte de Venus.
—¡Dimitriv tiene todo un club de admiradoras! ¡Incluso siendo un flaquito!—se burló Venus haciendo que su amigo riera levemente.
—Ya hemos hablado de tu cara de niña buena—añadió con tono sarcástico.
Siguieron riendo entre chistes, risas y recuerdos. Aunque Venus no podía estar más feliz en ese momento, una parte de ella estaba llena de nostalgia. Esas personas les habían dado los dos mejores años de su vida, le habían enseñado lo que era una amistad y siempre estuvieron ahí para ella. Así como ella misma se juró estar para ellos, a pesar de la distancia.
Era el momento de hablar.
—Eh...chicos—dijo interrumpiendo las risas y haciendo que todos se voltearan hacia ella—, tengo algo que decirles. Algo serio.
—¿Qué pasa, Veka?—preguntó Viktor—. ¿Qué puede ser tan serio?
—¿Volviste con Atanas?—exclamó Dimitriv con una cara de tragedia—. ¡Le voy a cortar la garganta para que no pueda echarte más labia!
—¿Es así?—añadió Bárbara con la misma expresión, Viktor se había quedado en shock y Dimitriv maldecía en todos los idiomas que sabía—. ¡Veka pensé que eras la más inteligente de las dos!
—¡No, no, no!—se apresuró Venus a responder en voz alta, haciendo que sus amigos hicieran silencio y volvieran su atención a ella—. ¡Les juro que no hice eso! ¡Ni pienso hacerlo!...Es algo más, complicado.
—Entonces Veka, dinos—dijo Viktor que por ser el mayor intentaba parecer el más calmado, pero también le causaban nervios lo que su ex-crush podría decir—. Supongo que estamos listos para lo que sea.
—¿Lo que sea?
—Lo que sea—respondieron los tres.
—Bueno...—Venus tomó aire y exhalo, esto era más difícil de lo que pensaba—. Yo..yo me voy de Durmstrang.
Un silencio invadió la habitación, Viktor abrió un poco los ojos manteniendo su usual expresión seria, la mandíbula de Dimitriv en cualquier momento tocaría el suelo y Barbara tenía la boca entreabierta mientras pestañeaba con rapidez, ya que sus ojos empezaron a cristalizarse
—¿Te vas?—preguntó Dimitriv sin creérselo—. Pe-pero.
—¿Ha-hablas en serio?—cuestionó Bárbara con un hilo de voz, la rubia era muy sentimental, Venus asintió sintiendo como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas—. ¡No!
—M-Me temo que sí, me iré—dijo Venus con un leve rompimiento en su voz, le emocionaba Hogwarts pero no quería despedirse—. Mi carta llegó mientras seguíamos en clases, junto con la de mi hermano.
—¿Podemos saber el por qué?—habló Viktor Krum que aparentaba ser el más aclamado pero le dolía la noticia—. Digo, no te cambian de escuela mágica así porque sí.
—Si hay una razón—respondió limpiando unas lágrimas rebeldes con sus mangas.
—¿Es lo suficientemente buena como para que tengas que irte?—preguntó Dimitriv, en un tono triste.
—Creo...—contestó débilmente, Venus tomó aire y se preparó para contarlo—. ¿Recuerdan a mis padres criminales? Bueno, ellos fueron a Hogwarts, igual que mis abuelos, tíos y ahora mis primos...
—¿Te vas por una tradición familiar o algo así?—cuestionó Bárbara, aún no veía sentido a que su amiga tuviera que abandonarla.
—En parte, mi madre nunca quiso que yo viniera aquí, ella quería que fuera a Hogwarts y fuera seleccionada para la misma casa que ella—explicó la pelinegra—. Cuando mi padre logró hacerme venir nadie en mi familia estaba contento, y ahora que mi hermano cumplió once aprovecharon la oportunidad con Hogwarts para que yo también inicie a estudiar ahí.
—¿Entonces se arrepienten de haberte traído acá?—dijo Vikto con desánimo, ¿Y si nunca la hubiera conocido?
Gracias a Merlín el "hubiera" no existe.
—No sé si ellos, pero definitivamente yo no—Venus rodeó a sus tres amigos con sus brazos, pasando por encima de sus hombros y acercándolos—. Acepto que al principio no quería venir y lloraba de pensar que no sería una Slytherin y todo eso, pero en definitiva ahora doy gracias, los conocí y eso no lo cambiaría por nada.
—No dejaremos de ser amigos aunque te vayas, ¿verdad?—fue Dimitriv quien intervino con una ceja alzada y señalando a su amiga con el dedo índice.
—Juramento de ¿Inglesa?—dijo con una risa, no sabía que adjetivo darse—. Igual nos veremos todas las vacaciones y pueden ir a visitarme.
—¡Amo la idea!—chilló su amiga, la rubia—. Espero no me cambies por otra rubia, recuerda que...
—Si nos estamos poniendo viejas sin tener a alguien, definitivamente nos casaremos—completó Venus entre un leve risa—. Lo sé Balka, créeme que podré conocer mil rubias pero tú serás la favorita siempre.
—O conmigo, depende el caso—añadió Dimitriv—. Y claro que te iremos a visitar a Londres, dicen que es bellísimo.
—Lo harás bien allá—habló Viktor apretando su hombro—. Solo promete que volarás en escoba más seguido, no sé si podrías jugar Quidditch, pero vuelvas muy bien y debes ganarle confianza.
—Lo intentaré, lo prometo—respondió Venus con sinceridad—. Solo espero tener la suerte de encontrar buenas personas, como ustedes.
—Corrección, que sean casi tan buenos como nosotros—aclaró Dimitriv.
—Porque como nosotros, eso jamás—completó Bárbara moviendo su cabello como una diva, haciendo que el resto riera.
—Estoy segura de eso.
La noche siguió con risas y golosinas, tanto que se quedaron dormidos en el cuarto secreto de Dimitriv.
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Al día siguiente fue su madre quien los despertó y les dio desayuno para que se alistaran, era hora de volver a casa.
Venus empacó y organizó todo, sentía como si estuviera en su último día de clases en Durmstrang y ahora volvía a casa para las vacaciones, con la diferencia de que no volvería y extrañaría todo.
Todo, menos a Atanas Karkarov, claramente.
—Adiós, los veré en la escuela y a ti...—dijo Viktor mirando hacia su amiga—. Te veré el próximo verano, o incluso antes, no lo sé pero voy a extrañarte.
—Yo también te extrañaré Vik, gracias por estar—la pelinegro se lanzó hacia el uniceja en un abrazo, para ella era hermandad pero para Viktor siempre fue otra cosa, y probablemente le convenía no volver a ver a Venus, no quería arruinar su amistad—. Yo sé que serás un gran buscador en la selección, enserio lo sé.
—Quítate hermano—Bárbara empujó a su hermano levemente para abrazar a su amiga con demasiada fuerza—. Oh Venera, en serio gracias por haber ido a Durmstrang, no me ima-imagino una vi-vida en la que no te conocí—la rubia había empezado a llorar en el hombro de Venus causando que ella imitara su acción—. Gracias por todo, te extrañaré.
—Yo también a ti Bárbara, gracias por ser la mejor amiga—Venus apretó una vez el abrazo y susurró al oído de su amiga antes de separarse—: Prométeme que tú y Dimitriv se casarán y yo seré la dama de honor.
—No te prometo nada, pero tú prométeme que no te dejarás romper el corazón de nuevo, menos de alguien rubio—respondió la Krum guiñandole un ojo a su amiga—. Adiós Veka, siempre seremos Veka y Balka, pase lo que pase.
No te dejarás romper el corazón de nuevo. Oh claro que no, esa frase había quedado tatuada en su cabeza.
—Lo juro. Pase lo que pase.
Los Krum entraron a la chimenea para hacer uso de la Red Flu, listos para irse a su hogar. La familia Vasilev era muy importante en el ministerio de magia Ruso, la madre de Dimitriv era directora del departamento de transportes mágicos por lo que tenía permitido una Red Flu internacional en su casa, así no tenían que ir hasta el ministerio cuando necesitaba viajar largas distancias.
—Hey flacuchento, a ti también te extrañaré—dijo Venus pasando su brazo por encima de los hombros de su amigo—. Gracias por ser mi primer amigo, te juro que nunca nadie te quitará ese puesto.
—Lo sé, niña ingenua—se burló recordando cómo se conocieron en el tren—. Ya no eres esa niña con cara de tonta con la que me choqué en la estación y estoy orgulloso de eso.
—A mi también me enorgullece tu aumento de masa muscular—dijo riendo levemente—. Enserio gracias Dimitriv, por todo.
—Sabes que siempre estaré para ti, Venus—respondió el pelinegro con sinceridad, ella era como su hermana—. Puedo cruzar el continente entero solo para que tengas mi hombro para llorar.
—Y recuerda que yo haría lo mismo por ti, llorar también es de hombre, conmigo no tienes nada que ocultar—habló hacía su amigo abrazándolo—. Te amo Dim, espero me escribas cada semana o vendré a buscarte.
—Entonces no te escribiré para que vengas—se burló ganándose un zape de su amiga—. Tranquila te tendré al tanto de todo, promesa de flacuchento. Pero tú promete que te darás tu lugar siempre y no volverás a estar con alguien como Atanas, mereces más.
—Promesa de niña tonta—dijo imitando la acción de su amigo, alzar la mano derecha—. Yo también te contaré todo de allá, espero no sea malo.
—¿Cómo es que se llama la casa esa? ¿Slyperion? ¿Pintherin?—preguntó vagamente.
—Slytherin.
—Si eso, estoy seguro de que serás seleccionada para ir ahí—dijo para luego darle un beso en la frente—. Te irá bien, tendrás buenas notas, eres una excelente bruja, harás amigos, pero ninguno como yo claramente y nos enorgullecerás a todos.
—Una nueva Venus va en camino, ya verás—respondió a lo que dijo su amigo—. Adiós Dim, espero verte pronto.
—Puedes venir cuando quieras, sabes que con la red de mamá es fácil—le propuso el chico—, puedo decirle que hable en el ministerio inglés para que lo conecten con tu casa y puedas venir.
—Apenas pueda lo haré, en serio.
—Adiós Venera, nos vemos—se despidió el chico dándole un último abrazo y un último beso en la sien—. Gracias por ser la mejor amiga del mundo.
—Gracias a ti por lo mismo—Venus entró a la chimenea y se despidió una vez más con la mano antes de gritar—: ¡Casa Black-Rosier!
El humo verde la absorbió y la sensación de jalón atravesó su cuerpo, cayó de pie sobre el ladrillo negro de la chimenea del cuarto de transporte de su hogar. Claramente la chimenea que estaba conectada con la casa estaba en un cuarto aparte, Druella Black no iba a permitir que sus sofás y alfombras carísimas se ensuciaran con hollín.
Usó el limpiador de hollín mágico que su abuela tenía junto a la chimenea y en diez segundos estaba completamente limpia, miró los residuos y pensó.
Ahí se fue lo último que quedaba de la ingenua y tonta Venus Lestrange.
—¡Drella!—escuchó la voz de su hermano que la había visto desde la sala de estar principal—. ¡Llegaste!
—Hola Act, ¿cómo estás?—dijo abrazándolo pues el pequeño se le había acercado—. Diría que has crecido pero no es cierto.
—Que graciosa, mi abuela dijo que cuando tenga trece voy a crecer—respondió Pólux sacándole la lengua a su hermana mayor—. Yo estoy bien y a ti, ¿Cómo te fue? ¿Viste a mi futura esposa Bárbara? ¿Ya sabes que se casará conmigo?
—Deja de decir tonterías Arcturus—Venus se rio dándole un zape a su hermano que respondió con un «auch»—. Ella no se casará contigo, y me fue muy bien gracias por preguntar. ¿Dónde están los abuelos?
—El abuelo está en el trabajo y la abuela está en Callejón Diagon comprándote ropa para Hogwarts, dice que vas a tercer año y tendrás salidas y cosas así por l osiel necesitas ropa nueva, no quiere que repitas demasiado—contó el pequeño Lestrange—. También está comprando algunas cosas para mi, ayer el abuelo llegó con bufandas y guantes, todos plateados con verde.
—Ellos de verdad confían que quedaremos en Slytherin—suspiró, por su apellido ella debía quedar ahí, pero una parte de ella tenía miedo de que alguno de los cuatro (ella, su hermanos y sus primos) no quedara en la casa de las serpientes, eso sería todo un caos—. Y lo haremos, verás que el primero de Septiembre en la noche estaré escribiendo una carta anunciándole a todos que fuimos clasificados ahí.
—Que Salazar te escuche, el otro día el abuelo se pasó de tragos, estaba llorando porque ya ambos nos íbamos a Hogwarts y nos iba a extrañar—habló Pólux con atisbo de alegría, a ambos les gustaba saber que detrás de ese frío semblante de sus abuelos habían dos personas que se desvivían por ellos—. Me contó que en nuestra familia hubo alguien que no clasificó en Slytherin y todos lo trataron mal, no quiere que quedemos en otra casa porque él no sería capaz de tratarnos mal.
—Estoy segura que ninguno sería capaz, es la maldita sociedad que los obligaría a serlo—comentó Venus, ella sabía que parte de la frialdad de su familia venía de toda esa obsesión con la pureza de sangre que la sociedad había creado—. Mientras los obedezcamos estaremos bien, ya lo verás.
—Nada de sangre-sucias, de mestizos con delirios de muggles y nada de traidores de sangre, en especial los Weasley, ya sabes lo mismo que dijeron en la cena cuando llegaste—decía Pólux mientras enumeraba las órdenes de su abuelo con los dedos—. Sí, lo dice casi todos los días.
—Sabrá Merlín quienes son eso Weasley, pero creo que si era mejor mantener la distancia, no quiero problemas aquí—dijo Venus y su hermano asintió con la cabeza—. Bueno, tenemos que organizarnos, iremos con Mérope y Draco por lo del partido.
—¡Así es!—gritó Pólux con alegría, amaba que estuvieran los cuatro juntos—. Además, los abuelos dijeron que viajarán por motivos de exportaciones del abuelo, así que los tíos nos llevarán al callejón.
—Me parece bien enano, entonces manos a la obra—dijo Venus tomando camino a las escaleras de su casa—. Ven, ayúdame a desempacar y yo te ayudaré a empacar.
Los hermanos subieron a sus habitaciones y entre risas y desorden sacaron lo necesario de sus armarios para que su elfo doméstico lo empacara en pequeños bolsos. No llevaban mucho puesto que solo irían a un partido y si acababa rápido callejón, así que cada uno llevaba un bolso con un hechizo de expansión para guardar lo necesario.
Su abuelo llegó del trabajo con un cargamento de golosinas de un último negocio que había hecho y su abuela le trajo a Venus casi todo un armario nuevo para que se llevara a Hogwarts, un outfit para cada salida a Hogsmeade y suficientes pijamas como para que no tuviera que repetir dos meses completos.
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El día llegó, los hermanos Lestrange como de costumbre se había vestido de negro. Venus llevaba un vestido hasta encima de las rodillas con delicadas mangas y algo suelto, apenas le había llegado la regla unos meses atrás, por lo que su cuerpo apenas y estaba cambiando, así que su abuela le recomendó usar ropa suelta mientras tanto.
Pólux por su lado vestía una camiseta negra, con unos pantalones del mismo color, su abuela le había traído unos zapatos no tan elegantes pero claramente muy finos, por lo que se los puso y peinó su cabello hacia un lado como acostumbraba.
Ahora los dos estaban esperando que sus abuelos se despidieran de ellos, los verían en uno o dos días pero ellos no se iban sin darle el adiós a sus nietos.
—Mis niños—dijo Cygnus apretando el hombro de ambos, los Lestrange le regalaron una sonrisa a su abuelo—. Nos veremos pronto, pero no nos iremos sin decirles adiós.
—Les compré algo más ayer, pero hasta ahora se las doy a para que las usen—habló Druella extendiéndole a cada uno de sus nietos dos cajas que empezaron a abrir—. Son sus primeras túnicas, acostumbren a salir con ellas cuando vayan a lugares formales, como ahora que irán al partido.
—Son hermosas abuela, gracias—agradeció Venus admirando la preciosa tela negra de su regalo—. Me la pondré de inmediato.
—¿Y este escudo abuela?—preguntó Pólux viendo el bordado del lado izquierdo de su túnica—. Así no es el escudo de los Black.
—Ese hijo mío, es el escudo de los Lestrange—respondió la mayor con simpleza.
—Pero, ¿no pasará nada si salimos con esto?—preguntó Venus, no es que negara su apellido pero sabía que sus padres no fueron ningunos santos—. Solo digo.
—¡No debería pasar nada!—exclamó Cygnus a sus nietos—. Es cierto que su apellido se vio envuelto en una situación complicada que muchos no entienden, pero es su deber demostrar que los Lestrange si valen la pena.
—El abuelo tiene razón, Drella—añadió el pelinegro menor—. Si le demostramos a la gente lo geniales que somos, no debe pensar en el pasado.
—Es cierto, mejor concentrarse en lo que viene ¿no?—dijo Venus con una sonrisa colocándose la túnica que por cierto le quedaba muy bien.
—Bueno, ya nosotros nos vamos—habló Druella dejando un pequeño beso en las mejillas de sus nietos, ella sí era cariñosa al contrario de Cygnus—. Nos veremos mañana o pasado mañana, quiero que me muestren todo lo que compren en el callejón.
—Compórtense como los Black que son—añadió Cygnus proporcionándoles otro apretón—. Nos vemos.
El matrimonio Black-Rosier se fue entre las llamas verdes luego de gritar «Ministerio de Magia». Ambos chicos se miraron y suspiraron, estaban somnolientos, el partido era a las 6:30 de la mañana y además debían estar listos temprano para desayunar y despedirse de sus abuelos.
—Vamos, ya es hora—dijo Venus a su hermano unos quince minutos después de la ida de sus abuelos—. Debemos llegar a la casa de los tíos, de ahí iremos al partido.
—Está bien, pero antes...—contestó su hermano usando un tono misterioso, como cuando tramaba una travesura—. Una apuesta.
—¿Una apuesta?—cuestionó y su hermanito asintió seguro de sí mismo, así que la cara de confusión de Venus cambió por una sonrisa pícara—. Adelante, ¿qué me ofreces?
—Fácil, si los Magpies ganan harás mis deberes de Hogwarts todo el primer periodo—sentenció Pólux completamente convencido—. Ahora di, ¿qué quieres de mí?
—¡Eso es injusto! Tú eres menor, no sabes nada de magia por lo que no podrías hacer mis deberes—se quejó cruzándose de brazos indignada—. Pero bien, si así estamos jugando...Quiero la mitad de tu mesada, de todos los meses del primer periodo.
—¿Para que quieres más dinero?
—No lo necesitas mucho, yo sí, iré a Hogsmeade y...—Venus frenó recordando algo—. ¡La abuela no ha firmado mi autorización!
—Tranquila, lo hará cuando vuelva—la calmó su hermanito, es cierto aún tenía un mes para que su abuela o abuelo firmara—. Me parece muy sucio a tu jugada, pero acepto, ¿tenemos un trato?
—Tenemos un trato—respondió Venus con la seguridad que poseía hace unos minutos—. Vete preparando para pasarme una bolsita con galeones mensualmente.
—Querrás decir que tú debes irte preparando para hacer mis deberes, y no puedes descuidar los tuyos—habló el menor.
—Mira la hora, creo que debemos irnos los dos de una vez, me da miedo que te quedes ahí sin saber que hacer—Venus entró a la chimenea y tomó a su hermano por un brazo—. Vamos que yo no muerdo, aún no soy una serpiente.
—Pronto lo serás y ¡yo soy pequeño!, ¿puedes dejarme gritarlo?—pidió Pólux uniendo sus manos mientras entraba con su hermana, Venus asintió con la cabeza—. ¡Mansión Malfoy!
Luego de una sensación de jalón los hermanos Lestrange aterrizaron en el cuarto de transportes de los Malfoy.
Ambos fueron recibidos por el limpiador mágico de su tía que les retiró todo el hollín.
—Ama Narcissa, sus sobrinos han llegado—se escuchó levemente la voz chillona de Dobby, el elfo de sus tíos.
—Diles que sigan, Mérope y Draco bajarán en un momento—respondió la matriarca Malfoy.
Los dos chicos caminaron hasta la sala.
—Hola tía Narcissa—dijeron los hermanos Lestrange al unísono.
—Hola mis queridos sobrinos—contestó Narcissa—. Sus primos ya bajen, siéntense—hizo una seña con la mano señalando uno de los grandes sillones, ambos acataron la orden y se sentaron—. Venus querida, me alegra mucho tu decisión de ir a Hogwarts.
—Oh sí, al principio lo pensé mucho, pero estoy feliz de cumplir el deseo de mamá—respondió con simpleza y una sonrisa, si le alegraba ir a Hogwarts—, bueno y también el mío.
—Mérope me contó que conoció a tus amigos en casa de mis padres—habló Narcissa recordando lo que su hija le había dicho—. ¿Qué tal son? ¿Son sangre-pura?
—¡Son geniales tía! Viktor juega Quidditch como nadie, y Bárbara su hermana es muy linda—comentó Pólux con alegría—. Ah, y Dimitriv es supremamente inteligente, me iba a enseñar unos trucos.
—Sí, Mérope los conoció porque estaba ahí el día que fueron por mí a la casa para ir con ellos a Bulgaria—añadió Venus.
—Eso suena bien, ¿y el estatus sanguíneo?—volvió a insistir la rubia mayor, no iba a permitir que si su sobrina estuvo con sangre-sucias o traidores se supiera en inglaterra, así que debía confirmar—. Sabes que en nuestra familia es muy importante Venus, tu madre estaría decepcionada.
—Lo sé tía—respondió rápidamente—. Viktor y Bárbara son sangre-pura, al igual que Dimitriv, Anton no recuerdo su estatus pero no parecía conocer el mundo muggle.
—Entonces no hay ningún problema con que sigas la amistad, eres una niña obediente y te juntas con la gente que debes—habló Narcissa satisfecha con la respuesta de su sobrina—. Creo que los mellizos ya se están tardando, iré por...¡Oh, Mérope!
La pequeña niña rubia venía bajando por las escaleras.
—¡Cissa!—dijeron los hermanos Lestrange abrazando a su prima.
Por una idea de Draco los 4 tenían la costumbre de llamarse por apodos sacados de sus segundos nombres, ya que el resto de personas los llamaban por su primer nombre o apodos sacados de estos. Por lo que Venus Druella era: Drella, Pólux Acturus era: Act y Mérope Narcissa era: Cissa.
—¿Lista? ¡Iremos a un partido! Y por fin compraremos las cosas para la escuela—dijo Pólux a su prima—. ¿Y Draco?
—Sigue arreglándose, deberías ir y apurarlo—respondió Mérope, el pelinegro menor asintió con la cabeza y subió camino al cuarto de su primo.
—Ya no te ves nerviosa, Cissa—le habló Venus a su prima aprovechando que su tía había salido en busca de su esposo—. ¿Ya te sientes lista para Hogwarts?
—No lo creas ¡claro que estoy nerviosa!—respondió la menor, Venus rio levemente por la cara de tragedia de su prima—. ¿Y si no quedo en Slytherin? ¿Y si no hago amigos? Probablemente moriré sola, sin herencia y triste, con 20 gatos.
—Qué dramática eres, Cissa—dijo abanicando a su Mérope con la mano, el dramatismo era de familia—. Yo debería estar nerviosa, entraré en tercer año y ya todos deben tener amigos.
Se hacía la fuerte por su prima, pero tenía que aceptar que también estaba un poco bastante nerviosa
—¿Los extrañarás, cierto? A Viktor, Balka y Dimitriv, eran tus mejores amigos—añadió Mérope, recordando al par de muchachos que conoció en casa de Venus el verano pasado.
—Sí y mucho, pero no digas "eran", ellos siempre serán mis mejores amigos—respondió la pelinegra—. Estuve en Bulgaria y Rusia unos días, y seguimos hablando por cartas.
—Ojala Viktor llegue a ser buscador algún día y Balka y tú abran su tienda de ropa, seré su mejor clienta—respondió la rubia menor sonriente.
—Y yo le diré a Viktor que me recomiende a algún equipo y entraré fácil y sencillo—dijo una voz desde las escaleras, era Pólux que llegaba con Draco—. Además de que Balka y yo nos casaremos.
—Lo de Viktor tal vez Act, pero que Balka se case contigo ni en tus mejores sueños, ya supérala, a ella le gustan ¿Cómo te digo? grandes, fuertes e inteligentes, no debiluchos, feos y tontos—respondió con un tono burlón, le encantaba fastidiar a su hermano con el crush que tenía en su amiga.
—¡Callate Venus! Seguramente le has hablado mal de mí, eres una traidora—dijo señalando a su hermana—. No sé porqué no me apoyas, tendrías a tu mejor amiga de cuñada.
—¿Quiénes son Viktor y Balka?—preguntó por fin Draco confundido con tantos nombres.
—Son los Krum, son hermanos y eran mis mejores amigos en Durmstrang junto con Dimitriv, éramos inseparables desde que entramos a la escuela—respondió la pelinegra mayor.
—En Hogwarts también tendrás amigos y será genial, ya verás—dijo el rubio para animar a Venus.
Ella quería mucho a Draco, era como su otro hermanito. Desde pequeño el rubio amaba estar en brazos de Venus, de bebé era muy tierno con ella y le gustaba ser consentido por su prima mayor, así que hasta el momento ella seguía viéndolo como ese pequeño rubio y gordito que amaba jugar «peek-a-boo».
—Bueno niños, hora de irnos—bajó Narcissa llegando junto a su esposo—. ¡Dobby! Al estadio de quidditch.
Venus, Pólux y sus primos se tomaron de las manos, alineados detrás del matrimonio Malfoy, y fueron aparecidos en el estadio de Quidditch por el elfo doméstico.
Todo estaba lleno de gente, la mitad del estadio vestía de verde y amarillo, mientras el otro lado de negro y blanco, demostrando la fanaticada de cada equipo.
—Veremos quién ganará esa apuesta—dijo Venus a su hermano.
—¿También apostaron?—preguntó Mérope a sus primos y ambos asintieron en respuesta—. ¡Draco y yo igual!
—¿Qué apostaron?—ahora fue Draco quién preguntó.
—Drella hará mis deberes el primer periodo de Hogwarts si ganan los Magpies...—comenzó a contar Pólux.
—Y si ganan las Arpías, Act tendrá que darme la mitad de su mesada—continuo orgullosa de su apuesta.
—¿Por que no pensé lo de los deberes?—dijo Draco enojado consigo mismo—. No importa, tengo un buen primo que me los pasará.
—Los veo muy convencidos—habló Mérope alzándole una ceja a su mellizo y primo—. Creo que Venus podrá comprarme unos dulces con lo que le sobre cuando tenga la mesada de Arcturus.
Tuvieron una pequeña discusión sobre qué equipo ganaría hasta que Mérope encontró un kiozco donde se distrajeron de la pelea comprando souvenirs de sus equipos favoritos.
Pólux se compró una gorra, Draco una bufanda y Mérope una diadema. Venus además de una bufanda verde con amarilla, compró pinturas verdes, amarillas, negras y blancas para pintar las mejillas de sus menores con los colores según el equipo que apoyaban.
La escena fue tan tierna que Narcissa les tomó una fotografía mágica.
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—¡Se los dijimos!—canturrearon Mérope y Venus a sus hermanos, había terminado el partido.
Luego de tres horas las Arpías vencieron a los Magpies. Mary Griffiths, la buscadora, atrapó la snitch dándoles la victoria.
—Creo que alguien me dará su mesada—le dijo Venus a su hermano en voz baja y una sonrisa triunfante—. Compraré muchas cosas en Hogsmeade.
—¡Es injusto!—se quejó el menor—. Tú eres más grande, deberías ayudarme con las tareas igual.
—Un trato es un trato, una apuesta es una apuesta—contestó Venus—, y un Black jamás rompe una promesa.
—A veces odio nuestras frases familiares—dijo Pólux rodando los ojos con fastidio—, tú ganas, tendrás la mitad de mi mesada, pero sólo si prometes traerme algo de tus salidas.
—Claro que si enano, ese enojo se te pasará con pasteles de cangrejo—habló alegremente, estos momentos la hacía sentir ilusión por Hogwarts.
Estaría con su hermano, sus primos y ahora con mucha más mesada que de costumbre. Ya se imaginaba recorriendo el curioso pueblo para comprar algunas cosas, corriendo por los largos pasillos y compartiendo con sus compañeras de casa, si Hogwarts era como sus tíos y abuelos le hablaban estaba segura que se adaptaría con facilidad.
Su tía Narcissa, les expreso que tenían tiempo suficiente para ir al Callejón Diagon ese mismo día, eso emocionaba a Venus, por ella y por su hermano que sonreía con entusiasmo. Antes de irse su mayor la llamo para darle algunas instrucciones.
—Venus, querida, debo darte unas indicaciones para cuando lleguemos al callejón—dijo Narcissa a su sobrina, la pelinegra se acerco a su tía para escuchar con mas atención—. Aun eres menor de edad, pero tus padres dejaron una autorización para que pudieras sacar dinero desde tus trece.
—¿Debo ir a Gringotts?—pregunto y su tía asintió con una sonrisa, tendiéndole una llave—, será la primera vez que saque dinero de la bóveda de los Lestrange.
—Así es, como tus padres...bueno ya sabes, puedes acceder a tu herencia antes de lo comúnmente—le explicó a sus sobrina—. Debes ser muy responsable, mi madre esta informada y te pedirá la llave para guardarla.
—Está bien, ¿algo más tía Cissy?
—Irás con Pólux, lo llevarás a comprar su varita y su túnica, igual las tuyas—decía Narcissa con simpleza y Venus anotaba mentalmente todo lo que su tía le decía—, yo compraré los libros de ambos y nos encontraremos, ¿está bien?
—Sí, tía.
Se venía una mañana interesante.
{~}
¡Volví!
Al parecer me quede sin almacenamiento en Google Docs y no me dejaba literal ni tocar mis archivos, pensé que perdía todo mi trabajo, casi me da algo.
Lo importante es que pude resolverlo, y traje capitulo largo porque en el tiempo que no podía acceder a docs escribí en notas y lo uní, además que es la primera vez que uso los mismo diálogos del otro fic aquí, siempre intento que sean distintos para que no se sientan repetitivos los fics.
¡Gracias por las 500 vistas!
Me hace muy feliz que disfruten todas mis historias, lxs tqm.
Voten, comenten y siganme.
Xoxo, Ela.
{~}
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