cuatro.
IV:
BIENVENIDA A
DURMSTRANG.
Callejón Diagon, 28 de Agosto de 1989.
A VENUS LA TENÍA BASTANTE DEPRIMIDA el hecho de irse a Durmstrang. Tanto que solo había ido al callejón diagon a buscar su varita.
—Buenas tardes, señor Ollivander—dijo la niña.
—Tú debes ser la hija de Bellatrix Lestrange, claro tienes los mismos ojos de tu madre—respondió el viejo—Supongo que vienes por tu varita.
—Así es—dijo desanimada.
—No estes triste...—le hizo una seña para que la niña entendiera que quería saber su nombre.
—Venus.
—Eso! No estes triste Venus, la experiencia de encontrar tu varita es fascinante, aunque soy fiel partidario de que la varita es quien te escoge a ti—dijo sonriéndole—Ven, párate aquí.
Venus asintió con la cabeza y subió a una tarimilla improvisada, ahí llegó el señor Ollivander con una varita.
Está fea, espero que mi magia no tenga tan mal gusto, pensó.
—Agítala querid—dijo y Venus obedeció, causando que una lámpara explotara.
—Por Merlín, lo siento tanto señor—dijo apenada y entregándole la varita.
—A cualquiera le puede pasar...prueba esta—le extendió otra, Venus la agitó y esta vez tumbó un par de estantes.
Así fueron con otras cuatro varitas más. Venus estaba a punto de desistir.
—Mire señorita Lestrange, creo que su estado de ánimo está influyendo en que una varita la encuentre—dijo acercándose con su último recurso—Tenga fe en que todo va a mejorar, y tal vez puede que encuentre la indicada.
—Está bien—dijo, se animó un poco así misma y la agitó.
Pensó en qué tal vez Dumstrang no sería tan malo, seguramente tendría amigos, seguramente aprendería magia y cuando sea el momento recibiría a Pólux para enseñarle todo lo que aprenda.
De repente sintió un calor por su brazo, hasta la punta de su dedo, era una linda sensación. Luego de la varita salió una chispa verde y Ollivander sonrió.
—29 cm, madera de ébano con núcleo de fibra de corazón de Dragón—dijo mirando a la pelinegra—Esa varita es muy buena para artes oscuras y duelos.
—¿Artes oscuras?—cuestionó y recordó a sus padres, ¿acaso ella nació para ser como ellos?—Usted cree que yo...seré mala?
—Señorita, el pasado de las personas que nos rodean nunca debe definir nuestro futuro, eres una persona totalmente diferente y sólo usted puede tomar la decisión de pensar que es lo verdaderamente correcto.
—Gracias Señor Ollivander, ¿cuánto es?
—7 Galeones, y siempre recuerda; tú no eres tu madre, ni tú padre, eres Venus y siempre podrás elegir tu propio camino.
La niña asintió agradecida y salió del local donde el elfo doméstico la esperaba para llevarla a casa, no tenía ánimos para quedarse en el callejón comprando pero al menos lo que el viejo le había dicho le había servido de mucha ayuda.
Aunque amaba a su madre era consciente de que había hecho cosas terribles y por eso estaba pagando una condena en Azkaban, aunque sus abuelos parecían orgullosos de ella, Venus sabía que estaba mal y que ella no quería ser así.
Ella no era Bellatrix, y no permitiría que la gente piense que será como ella, irá a Durmstrang y le demostrará a todos que ella es mejor que su madre en todo, principalmente como persona.
Mientras salía estaba tan concentrada en su varita que no se dió cuenta cuando chocó con alguien, se apartó y pudo ver a un chico de gafas, era pelirrojo, delgado y con rizos perfectamente peinados frente a ella.
—Y-yo lo siento, estaba distraída—se disculpó, en serio pensó que fue su culpa.
—Tranquila, yo estaba escapando de mis hermanos—dijo el chico algo nervioso pero intentando alivianar el ambiente.
—Está bien...yo también tengo un hermano menor y a veces quiero escapar de él—respondió con una pequeña sonrisa.
—Al menos tienes solo uno, yo tengo dos que de paso son la copia del otro—dijo y Venus frunció un poco el seño—Son gemelos, insoportables.
—Que curioso, lo más cercano que conozco a unos gemelos son mis primos, pero ellos son mellizos—le comentó.
—Me pregunto que hubiera pasado ya sea Fred o George hubiera sido una niña.
—Bueno yo ya tengo que irme, un gusto conocerte...
—¡Perce! ¡Perce!—se escucharon un par de voces cantarinas y el pelirrojo rodó los ojos con fastidio.
—¿Qué quieren?—respondió con fastidio, el quería seguir hablando con la niña.
—Fred se le ha escapado a mamá y no ha ido por su varita conmigo, así que mamá quiere que la acompañes—dijo un chico pelirrojo que se veía de la edad de Venus.
—Así es, así que andando, ya quiero ir a Gambol y Japes antes de ir a casa—dijo otra cabeza casi que exactamente igual a la anterior.
Venus parpadeó dos veces y cayó en cuenta que esos debían ser los gemelos de los que hablaba el chico, que al parecer se llamaba Perce.
—Disculpa a mis hermanos, y me llamó Percy, no Perce—le aclaró.
—Se ve que son...energéticos—dijo intentando no sonar grosera.
—No le creas, solo quiere negar su verdadero nombre...yo me llamo Fred, un gusto—dijo uno de los gemelos.
—Perce, es Perce...no te sorprendas, yo soy George...—dijo el otro, que la miraba como en un trance.
—Como sea, vamos Fred hagamos esto rápido—habló Percy—Y tú, vienes con nosotros. Adiós...
—Druella—le dijo su nombre, sin saber que quedaría grabado en la mente de dos pelirrojos—Un gusto, yo también debo irme.
Percy y Fred entraron a la tienda de varitas. George frenó antes de ir tras sus hermanos.
—Espero verte en Hogwarts—le dijo antes de entrar, regalándole una sonrisa.
—Ajá...adiós—respondió algo desanimada y sabiendo que no volvería a verlos, pues ella no estudiará en Hogwarts.
Lo que Venus no sabía era que su sonrisa quedó plasmada en la mente de George, él tal vez no sabía su apellido pero si mantenía la esperanza de encontrársela en la escuela y poder hablarle.
[...]
El día de ir a Durmstrang había llegado, Venus se despertó y alistó menos animada que de costumbre, no quería ir a ese lugar.
Vio por última vez su baúl, donde resaltada el rojo de su uniforme y de resto solo podía ver ropa y ropa de invierno, pues en la carta de útiles de las escuelas se le aclaró a los alumnos que hacía frío casi todo el año.
Empacó unas últimas cosas, su mantita de cuando era bebé, y un par de fotos. En una aparecía ella con sus padre y Pólux, su hermano parecía recién nacido y ella apenas era una bebé de dos o tres años, en la otra aparecía ella, con Pólux, Mérope y Draco, los cuatro estaban abrazados y reían mientras se miraban. Esa foto había sido tomada en su último cumpleaños por su tía Narcissa, y era de sus tesoros más preciados.
Extrañaría mucho a sus niños, esos tres eran como hermanos menores para Venus, se había despedido de ellos el día anterior pero igual le dolía dejarlos. En especial a Pólux.
Para ella dejaría a Pólux solo en vano, pues iría a un lugar del que no se sabe nada y no será una gran Slytherin como su madre.
—¡Venus! Ya es hora de irnos—escuchó decir a su abuela, así que llamó al elfo para que bajara su baúl y bajó las escaleras.
—Estamos muy orgullosos de ti, sabemos que serás una gran bruja—dijo su abuelo.
—Lo intentaré, abuelo.
—¿Por qué tenemos que levantarnos tan temprano?—dijo Pólux bajando las escaleras adormilado.
—Porque el lugar donde tu hermana tomará el barco para ir a la escuela está algo lejos.
—¿Todo listo?—preguntó Druella.
—Si, todo listo abuela.
La familia se dirigió a la red flu donde se transportaron al ministerio de magia. Ahí se dirigieron al ascensor para maracas el sexto piso.
Al rato una voz avisó: «Departamento de Transporte Mágico». Su abuelo les hizo una seña para salir y empezaron a caminar a un lugar lleno de lo que previn trasladores.
—Por aquí niños, usaremos un traslador para llegar al puerto de Burgas, ahí te espera el barco—dijo Cygnus.
—Deben tomar este, vamos pongan su mano—habló Druella guiándolos a un tenedor, cuando los cuarto estuvieron con sus manos puestas en el, Cygnus Black le hizo una seña a uno de los encargados de activarlos y en remolino desaparecieron de ahí.
Al llegar los dos niños vieron todo con asombro, a diferencia de sus abuelos que toda presencia muggle les asqueaba.
—Mi boleto dice que debo encontrar el muelle 86½—dijo Venus mirando las diferentes plataformas.
—Creo que ya sé a dónde ir—dijo Cygnus guiando a su familia.
—¿Cygnus? ¿Druella?—preguntó una señora, Venus dedujo que debía tener más o menos la misma edad que su tía Narcissa.
—¡Aliona! ¡Odessa! ¡Isaías!—dijo la abuela Black.
—Un gusto verlos, ¿vinieron a traer a sus hijos?—preguntó Gygnus.
—Así es, pero ellos ya han entrado, es el segundo año de Viktor y ha salido corriendo a buscar a su mejor amigo—dijo la mujer que Venus identificó como Odessa.
—Y se ha llevado a su hermana con el, me alegra que ambos hayan podido asistir a Durmstrang—añadió el único hombre que se veía de la edad de su abuelo y vio que una de las mujeres hizo una mueca de disgusto.
—Si...su hermana, sigo insistiendo de que Bárbara debió ir a Beauxbatons—dijo la mujer con voz fría.
—Lucius, mi yerno opinó lo mismo sobre Venus, el quiere que su hija Mérope vaya ahí—respondió Druella.
—Venus...un gusto conocerte—dijo la otra mujer—Mi hijo Dimitriv ya ha entrado, ¿por qué no lo buscas?
—Eh...está bien.
—Solo tienes que atravesar esta columna y listo—dijo Aliona.
—Entendido—respondió la niña y se giró hacia su abuelo—Adiós abuelos.
—Adiós Venus, ve y haz que tus padres se sientan orgullosos.
—Adiós Acturus, voy a extrañarte mucho—dijo Venus abrazando a su hermano pequeño—Nos vemos en navidad.
—Yo también te extrañaré—respondió correspondiéndole—No me importa si no voy a Hogwarts, quiero estar contigo siempre.
—Verás que sí, ahora compórtate bien mientras yo no esté, y cuida a Draco y Mérope por mi, ¿si?—le habló para después darle un beso en la frente.
—Te lo prometo—respondió alzando la mano derecha en forma de promesa—Ya quiero que vuelvas para que me enseñes todo lo que aprendas.
—Prometido—dijo Venus haciendo el mismo gesto con la mano.
Se despidió del resto de personas con palabras cortas y un gesto. Tomó su carrito con fuerza y atravesó la columna cilíndrica.
Cuando atravesó vió a una cantidad de chicos que nunca había visto en su vida, la mayoría tenían un aspecto rudo y eran bastante corpulentos. Se veían intimidantes.
Al parecer los padres no acostumbraban a entrar al muelle, porque no había ni un solo adulto en el lugar. Incluso los que se veían yam pequeños y perdidos como ella se encontraban solos.
Todos hablaban diferentes idiomas y Venus agradeció la insistencia de su abuelo en que sus cuatro nietos aprendieran a hablar de todo.
Los cuatro primos Black hablaban además de inglés, perfecto ruso, francés, alemán y un poco de búlgaro. Cygnus al ser un exitoso exportador con el tiempo ha aprendido muchos idiomas, obligando a sus hijas y nietos a hacerlo también.
—¿Oni uslyshali khoroshiye novosti? *¿Escucharon las buenas nuevas?*—dijo en ruso un muchacho a su grupo de amigos.
—Vsichki govoryat za edno i sŭshto *Todos están hablando de lo mismo*—habló otro chico en búlgaro.
—Es gibt viele Gerüchte darüber, niemand weiß etwas *Hay muchos rumores al respecto, nadie sabe nada*—entendió hablar en alemán a una chica.
Venus iba a tan sumida en sus pensamientos y en descifrar qué era eso de lo que todos hablaban que empujaba su carrito por pura inercia, ni iba pendiente al camino.
—¡Gregorovichem! *¡Por Gregorovitch!*—exclamó alguien en ruso sacándola de sus pensamientos, Venus miró al frente.
—Tak zhal' *Lo siento mucho*, iba distraída—respondió la chica, alzó la mirada y se encontró con un chico pelinegro y de baja estatura.
—¿Hablas inglés? Gracias a Merlín, siempre es bueno tener con quien uprazhnyat'sya *practicar* —dijo el chico—Me llamo Dimitriv Vasilev.
—Sí, así es. Soy de Londres—respondió algo tímida—Y me llamó Venus, Venus Lestrange.
—Un gusto, ¿khochesh' posidet' so mnoy na lodke? *¿te gustaría sentarte conmigo en el barco?*, es que todos los días no se encuentra una inglesa por aquí—dijo Dimitriv.
—Claro que me gustaría, eres la única persona que conozco—le dijo Venus con una media sonrisa—Es cierto, los ingleses suelen ir a Hogwarts, pero mi padre ha querido que venga a esta escuela.
—Tranquila, mi padre dice que después que encuentres buena compañía no es tan infierno como parece.
—Eso espero, porque ya tengo compañía—dijo regalándole una sonrisa.
—Mira, yo conocí hace poco a unos hermanos y seguro ellos sabrán sobre lo que todos hablan—le dijo Dimitriv guiándola al interior del barco
—¿Quienes son?
—Se llaman Viktor y Bárbara Krum, son bastante agradables.
Ambos pelinegros entraron al imponente barco, realmente era gigante y por dentro seguirán tenía un hechizo de expansión porque parecía toda una fortaleza.
A diferencia de un tren aquí los compartimentos estaban escaleras arriba, por lo que Venus y Dimitriv dejaron sus equipajes en los porta del primero piso y empezaron a subir las escaleras del lado derecho.
Desde el pasillo podías ver los compartimientos del lado contrario, pues no había una pared, la única privacidad eran las puertas individuales de cada compartimento.
Los dos nuevos amigos empezaron a caminar, Venus no sabía a dónde quería llegar Dimitriv pero no tenía otra que seguirlo, era su primer amigo.
Podían ver salir y entrar a los compartimentos a todos los estudiantes de Durmstrang. Venus los miraba con atención, las chicas parecían ser en extremos correctas, todas caminaban con la espalda bien derecha y el mentón hacia arriba, sus cabellos perfectamente peinados, ella aprendería a ser como ellas.
—Oye Dim, ¿YA mogu skazat' tebe tusklyy? *¿te puedo decir Dim?
—Claro que sí, y también puedes hablarme en inglés, yo si te entiendo—respondió mirando y acercando la oreja compartimiento por compartimento.
—¿Eres ruso o búlgaro?
—Mamá es rusa y papá búlgaro, habló ambos idiomas, pero vivo en Moscú, ¿y tú cómo sabes hablar ruso?
—Em...por mi abuelo, digo...no es ruso ni nada pero si trabaja con muchas personas de otros países y no enseñó a hablar casi todos los idiomas que sabe, el que menos sé es búlgaro.
—Tranquila, lo aprenderás, el ruso y el búlgaro son bastante parecidos—le regaló una sonrisa al ver que ella se veía un poco nerviosa—En parte agradezco haber crecido en Moscú, aprendí búlgaro sin tener ese problema con la R. ¿y qué otros idiomas sabes?
—Yo hablo francés, alemán, ruso y un poco de búlgaro—respondió jadeando pues Dimitriv la había hecho subir otra escalera—¿Y tú? ¿alguno más?
—También hablo alemán, para ti el inglés es tu lengua madre pero para mi es otro idioma que aprendí a hablar, así que alemán, búlgaro, ruso e inglés—le respondió enumerando con los dedos—No tengo idea de francés, deberías enseñarme.
—Cuando quieras...—respondió Venus—Oye, mirando al resto, ¿no eres muy flaquito para estar aquí?
—Haré como que no me ofendí, y...—dijo riendo un poco y negando con la cabeza—Si fuera flaquito para estar aquí, tu cara de niña buena tampoco te ayuda.
—¿Tengo cara de niña buena?
—Demasiada, ¿no has visto la cara de casi todas las chicas aquí? Actúan como si odiaran a toda la humanidad y tú tienes cara de niña buena.
—Debo mejorar mi cara—le respondió y el chico asintió con la cabeza.
De repente Dimitriv se detiene frente a un compartimento, Venus ruega internamente que ese si sea el que busca, subir cuatro niveles no es muy bonito que digamos.
—¿Escucharon el último klyuka *chisme*?—dijo de la nada una voz hablando entre español y búlgaro, Venus no tenía ni idea pero Dimitriv pareció reconocerla—Las noticias de ese colegio vuelan.
—Anton, tú errres mi entrrentencion, amas el chisme—añadió una voz un poco más gruesa y con un gra problema de R.
—¿Es lo que crrreo que es?—dijo una voz un poco chillona pero seria.
—Deben estar aquí—le dijo Dimitriv a Venus—Son sus voces.
El niño abrió el compartimento y se encontró con dos chicos al menos un año mayores, uno de ellos era pelinegro con cejas súper pobladas y a su lado un chico con poco cabello, pero lo suficiente para notar lo rubio que era, además de unos lindos ojos verdes, finalmente la restante era una niña rubia que lucia de su edad, a Venus le pareció muy linda.
—¡Dimitrrriv!—exclamó la niña rubia abrazando al chico—Pensé que no nos econtrrrarias.
—Hola Bárbara, yo también te extrañé—dijo correspondiendo el abrazo—Veo que has mejorado lo de la R.
—Ya solo se me sale cuando junto la R con otra palabra, dentro de poco ya no tendré problemas.
—¡Hey Dim! Que bueno verrrte por acá—habló el chico de cejas pobladas—Y veo que conociste a alguien, un gusto soy Viktorrr Krrrum.
—Un gusto, Venus Lestrange—se presentó amablemente.
—¿Lestrrrange? ¿Lestrrrange de los el libro de historia de magia?—dijo el chico rubio algo sorprendido.
—Eh...sí, pero la ver...
—Trrranquila, no te juzgaremos por eso, nadie lo hará, aquí hay hijos de perrrsonas que han hecho cosas peorrres—le dijo—Mirrra, un gusto mi nombre es Anton Koleva.
—Y yo soy Bárbara...Bárbara Krrrum—dijo la niña rubia algo nerviosa—También es mi primer año aquí, siéntense.
—¿Cómo se conocen Dim y ustedes?—preguntó Venus.
—Es que su madre es rusa, como la mía, y vinieron a Durmstrang juntas, ellos también hablan ruso—le respondió Dimitriv.
—Yo no lo conocí hasta la navidad pasada pero nos llevamos muy bien, es que papá no me había llevado a Rusia antes—dijo la rubia.
—Yo también lo conocí la navidad pasada, Viktorrr es mi mejor amigo y pasé las últimas fiestas con los Krrrum en Moscú—dijo el chico rubio.
—Como Dimitrrriv dijo, lo conozco de siempre porque nuestras madres son muy amigas—añadió Viktor—Ahora si Anton, pusnete klyukite *suelta ya el chisme*.
—Es lo que escuchamos afuera, de lo que todos están hablando—le dijo Dimitriv a Venus.
—¿Naistina iskate da znaete? *¿Enserio quieren saberlo?*—empezó a vacilar el rubio.
—¡Ot gregorovitch da! *¡Por Gregorovitch que sí!*—se desesperó Dimitriv, Venus pensó que para verse tan duros y serios eran amantes del chisme.
—Habla ya Anton, intriguvash me *me intrigas*—expresó la rubia al ver que el mejor amigo de su hermano no soltaba las buenas nuevas.
—Anton, govori, predi da izvadya dumite ot teb *habla antes de que te saque las palabras*—dijo el mayor de los Krum también ya desesperado.
—Eres es un provocador, sŭs sigurnost e glupavo *seguro es una tonteria*—dijo Venus, algo nervioso por la reacción que tuviera pero tanto misterio también había desatado curiosidad en ella.
—Oh, vyarvaĭ mi Venera, ne e glupavo *oh creeme Venus, no es una tonteria*—respondió el rubio mayor.
—¿Venera?
—Así se dice tú nombre en búlgarrro, pero es muy complicado pongámoste un apodo al estilo Durmstrang—dijo Viktor—Barrrbs, haz lo tuyo.
—Te llamas Venus, pero es complicado para los de aquí porque no lo ven como un nombre para una persona, sino como el nombre del planeta—empezó a decir la rubia—¿Tienes segundo nombre?
—Druella.
—No es de mucha ayuda, ¿no eres de por aquí verdad?
—No, soy de Inglaterra.
—Eso explica tu buen inglés—dijo Anton.
—Bueno, ¡ya sé! te llamaremos Veka, es búlgaro, tiene tus iniciales y es lindo—le dijo la rubia sonriente.
—Me gusta Veka, y a ti?—le preguntó Dimitriv.
—También me gusta, suena cool—dijo feliz, ya se sentía parte de un grupo—¿Y a ustedes también les puedo decir por apodos?
—Claro, ¿cuáles?—preguntó Viktor.
—A ti Vik, a Dimitriv: Dim, y a Bárbara: Balka, para que combine por el mío—dijo tímida pero sonriente—Antón, tu nombre es muy corto, probablemente te diga rubio de vez en cuando.
—¡Me encantan! Gracias, ya no tendrrré que pensar yo misma en mi apodo búlgaro—le dijo Bárbara.
—Son geniales—añadió Viktor—Anton ima kakvo da ni kazhe *pero Anton tiene algo que decirnos*.
—Yesli eto ne shutka *a menos que sea un broma*—dijo Dim, en ruso.
—¡Tova ne e shega! *¡que no es una broma!*—respondió el rubio, y Venus lo interpretó como que él también hablaba tres idiomas.
—¡ENTONCES GOVORI SEGA! *entonces habla ya*—dijeron los dos hermanos Krum al tiempo.
—Bueno ya, se los dirrré—dijo el rubio haciendo un gesto de calma sus manos—Al parrrecer el hijo de Karkarrrov empezarrrá los estudios este año, entrrrarrá a nuestro curso Viktor.
—¿Karkarov tiene un hijo? ¿Ese ser tan horrrible es capaz de concebir?—respondió Bárbara, al parecer era algo falta de tacto, su hermano la reprochó con la mirada.
—Nikogda ne sŭm si predstavyal *nunca me lo imagine*, eso...que Karkarrrov tuviera un hijo—dijo el mayor de los Krum, en el fondo algo incómodo de que el hijo de su estricto director compartirá aula con su hermanita.
—Pues hay que conocerlo, tal vez nos beneficie juntarnos con él—dijo Dimitriv, alzando los hombros para quitarle importancia.
—O tal vez sea igual de insoporrrtable que su padre, y si es así manténganse a metrrros de ese chico—añadió Anton.
—¿Por qué entrará a su curso y no al nuestro?—preguntó Venus, se le hacía raro.
—Dicen que estuvo todo el año pasado aprrrendiendo en casa, oni veryat, chto drevnyaya temnaya ved'ma nauchila yego tomu, chto nuzhno, chtoby postupit' vo vtoroy klass *creen que una antigua bruja oscura le enseño lo necesario para entrar a segundo curso*—dijo con tono místico.
—Que extraño...
—¡Sled 10 minuti da se razchistim na pristanishteto Durmstrang, te tryabva da sa gotovi! *¡en 10 minutos aclaremos en el puerto de Durmstrang, deben estar listos!*—dijo una voz como por un megáfono.
—Nosotros iremos al baño, ustedes cámbiense aquí—dijo Viktor sacando su uniforme de una tula, luego se dirigió a Venus—Tenemos dos uniformes, un marrrón y uno rrrojo, el rrrojo lo usamos todos los días, y eventos imporrrtantes, el marrrón se usa los vierrrnes o cuando Karkarov quierrra, aunque es más parrra los chicos.
—Está bien, gracias.
Los tres chicos fueron a cambiarse, las dos niñas se quedaron en el compartimento haciendo lo mismo. Los chicos se demoraron y las niñas tuvieron tiempo para hablar, sin saberlo tenían muchas cosas en común y se la llevaban muy bien.
—¿Enserio tocas todos esos instrumentos?—le preguntó la rubia.
—Sí, mi abuelo nos obliga a aprender.
—¡Dobre doshli v Durmstrang! *¡bienvenidas a Durmstrang!—exclamó Anton abriendo la puerta.
—Vengan, es hora de salir—dijo Viktor y ambas niñas los siguieron.
Venus empezó a caminar al lado de Dimitriv, veía cómo las demás chicas caminaban con alta elegancia y seriedad, así que intentó imitarlas.
—No estes nerviosa, estaremos bien—le dijo el pelinegro a Venus.
—Estoy segura que sí, tal vez venir aquí no resulte tan malo como yo creía—le respondió.
Se bajaron del barco y Venus vió un gran castillo. Era enorme y en el puerto habían más barcos de los que bajaban estudiantes. El castillo era imponente, tenía muchas torres y una gran cantidad de montañas alrededor.
Del puerto caminaron sobre un puente. Anton y Viktor se despidieron, dejándolos fuera tras una gran puerta, sin saber qué hacer pero al parecer con todos los de primer año, mientras todos debatían que hacer apareció un hombre de aspecto horrible.
—¡Dobre doshli v Durmstrang! *¡bienvenidos a Durmstrang!—exclamó el hombre—Hoy empiezan los siete años más importantes de su vida, a continuación harán su entrada al Mesón Principal y luego pueden tomar asiento en donde desean para el banquete de bienvenida.
—Tiene cara de mono—le susurró Bárbara a Venus y Dimitriv.
—Si su hijo es igual de feo que el, creo que nunca se casará—susurró Venus.
—Aún me preguntó quién se atrevió a tener un hijo con ese hombre—susurró ahora Dimitriv, ambas chicas asintieron con la cabeza.
—Muchos se preguntarán sobre los idiomas—empezó a hablar de nuevo con una voz ronca y arrogante—En Durmstrang las clases principales se darán en inglés, pero cuando estén en tercer año y puedan tomar optativas hay varias en distintos idiomas.
—Gracias a Morgana.
—¡Seguidme!—bramó y todos los siguieron entrando a un gran salón, lleno de mesas cuadradas pero con un espacio en medio para que ellos caminaran—¡Con ustedes, el nuevo ingreso!
Cuando los anunció todos los sentados hicieron sonar sus cubiertos y copas, vitoreaban y gritaban todo tipo de cosas. Era su forma de celebración y bienvenida.
—Como siempre debo dar algunas palabras—carrraspeó el hombre—Para los de primer año que no conocen algunas reglas: Las montañas lejanas están prohibidas, nadar más allá del límite también está prohibido, no tenemos castigos leves o fuertes, aquí incumples y recibirás el mismo castigo que todos.
—Yo tenía pensado hacer travesuras pero ya me arrepentí—les susurró Dimitriv.
—Las pruebas para los equipos internos de Quidditch, serán en dos semanas, hablen con los capitanes y recuerden que deben estar en segundo año para estar—siguió hablando—Las clases de vuelo, esgrima, duelo mágico y etiqueta para las mujeres, comienzan la otra semana.
—¿Aprenderemos todo eso?—susurró Venus sorprendida.
—Viktor dice que aquí parece que nos estuviera prrreparando para una guerrra, les importa más que sepas de artes oscuras que de otra cosa—le respondió Bárbara en el mismo tono.
—No dudaría de la guerra, dicen que Karkarov está loco, capaz quiere revelarse y que nosotros seamos sus soldados o algo así—añadió Dimitriv.
—No creo que haya un guerra pronto—dijo Venus—Solo sé que en mi casa estarán muy felices de saber que he aprendido todo eso.
—¡Pero antes quiero presentarles a un nuevo estudiante que este año inicia segundo curso—contó el director y un chico rubio de contextura fortachona se paró frente a todos—Con ustedes ¡Atanas Karkarov!
—¿Ese es su hijo?—exclamó Bárbara en un susurro.
—Se ve demasiado decente para ser hijo de ese hombre—dijo Venus.
Con la presentación del chico todos volvieron a hacer ruido con los cubiertos y copas.
—¡Se pueden sentar!—exclamó y todos hicieron caso. Bárbara, Venus y Dimitriv se dirigieron a la mesa de Viktor, Anton y otros chicos que les había guardado lugar.
Mientras se acercaban a la mesa Venus alzó la mirada y se encontró con el chico anteriormente presentado, el chico pareció sorprendido pero luego cambió su cara por una segura de sí mismo y le regaló una media sonrisa, Venus se la devolvió.
Lo que la pelinegra no sabía es que había flechado al hijo del director. Atanas estaba seguro que era la niña más linda que había visto en su vida, y ahora tenía siete años para hacer que la chica lo quisiera.
El banquete se dió con normalidad, Venus se sintió a gusto con su nuevo grupo de amigos, rieron, hablaron y se burlaron una que otra vez de Karkarov.
—Los que chicos y chicas cabeceras llevarán a los de primer allá a sus respectivas torres, pueden salir—se despidió el director.
Venus se despidió de Dimitriv y junto a Bárbara caminaron por el gran castillo hasta la torre de chicas, donde se les mostraron sus dormitorios y a ella le tocó con su amiga.
Se acostó a dormir pensando en todo. Tal vez no era tan horrible estar ahí, aún así siempre anhelaría Hogwarts, pero por ahora se concentraría en ser feliz ahí.
§
Capítulo largo porque estaba desaparecida por aquí jeje.
Mesón Principal: es el equivalente al Gran Comedor.
Chicos y Chicas Cabeceras: son los equivalentes a los prefectos.
Casi todo lo de Durmstrang es inventado por mí, algunas cosas las saqué de Pottermore y de lo que se puede deducir por el Cáliz de Fuego, también me he inspirado en cosas que he leído en Fan's Wikis.
Espero les guste ¡El próximo cap es desde la perspectiva de George! Hasta entonces.
Voten, comenten y síganme.
Xoxo, Ela.
§
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