𝟎.𝟎𝟏
★・・・・・・★・・・ 𝗧𝗵𝗲 𝗥𝘂𝗹𝗲𝘀 ・・・★・・・・・・★
𝗘𝗻 𝗮𝗹𝗴𝘂́𝗻 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗲𝗻 𝟏𝟗𝟗𝟓
La oficina se sumergía en un paisaje donde lo moderno se entrelazaba con lo clásico. Colores brillantes y tonos neutros decoraban las altas paredes, resplandeciendo bajo la luz emitida por una serie de lámparas suspendidas del techo.
Muebles de diferentes eras coexistían en perfecta armonía: Escritorios de madera pulida se alineaban, contrastando con las elegantes y brillantes pantallas de ordenador que ocupaban su lugar entre los antiguos relicarios.
En una fusión de lo antiguo y lo contemporáneo donde el pasado y el futuro convergían.
El ruido constante de la maquinaria funcionaba como el telón de fondo de este escenario. Una sinfonía omnipresente, donde las máquinas invisibles operaban en silencio, como fuego ardiente y sutil. El constante tic-tac de relojes antiguos se entrelazaba con el murmullo tenue de conversaciones apresuradas, desapareciendo en la vastedad del espacio.
El aroma en el aire era un enigma por descifrar. Una amalgama de fragancias se mezclaba, un bouquet impregnado con el olor a tinta fresca y papel envejecido, entrelazado con la esencia metálica de engranajes y, ocasionalmente, un leve rastro de café recién hecho.
La luz natural inundaba la sala a través de los ventanales altos, derramando su brillo sobre todo el escenario. La grandiosidad cautivadora del lugar se atribuía, en parte, a esas ventanas que ofrecían una vista panorámica de la ciudad y sus alrededores, como si la Comisión observara y controlara todo a su alcance.
Los empleados, ataviados en trajes formales, se desplazaban con confianza por los pasillos que conectaban las diferentes secciones. Sus rostros exhibían seriedad y determinación, cada uno inmerso en sus responsabilidades con una concentración casi obsesiva.
Era un lugar donde el tiempo se valoraba más que cualquier otra cosa, donde cada elemento parecía conspirar para preservar la importancia de cada instante.
Era una mañana corriente, marcada por el estruendo de las máquinas que llenaba el ambiente, junto con el aroma de algunas tazas de café.
─── Maldita sea...───, murmuré mientras hojeaba aquel periódico de 2016. ───Si no los liquida el calentamiento global, no sé qué lo hará.
"Climate Change News That Stuck With Us in 2016"
"Estas son sus selecciones, que van desde el estado del Ártico hasta el 'camino de rodante carbono' y acciones locales para enfrentar el calentamiento global."
Leí sin mucho interés, apoyando mi espalda en el respaldo de la silla de cuero.
───Disculpe, señor Cinco."
Dirigí mi atención hacia una mujer de unos 45 años, sosteniendo montones de papeles. ───...
Sabía lo que significaba: un nuevo trabajo. Suspiré, cerré el periódico y lo dejé en mi escritorio.
Enderecé mi postura. ───¿Qué necesita?
Ella trató de mantener el equilibrio en sus tacones, parecían palillos. ───Te necesitan en la oficina superior.
Mi estómago dio un vuelco. ───Está bien, iré en un momento. Retírate.
Asintió y salió por la puerta.
Hoy era el día. Había planeado esto desde mi primera misión. Debía salir de este lugar, aunque tardara, para evitar esa catástrofe y salvar a mi familia. Solo necesitaba la confianza de las personas a mi alrededor, fingir que este "trabajo" fue mi salvación, así como la mujer que me lo ofreció en ese mundo hecho ceniza.
Pregunté al entrar en la oficina, con las manos en los bolsillos de mi pantalón gris. ───¿Me llamaba?
───Oh, Cinco, olvida las formalidades, ─── dijo ella, dándome la espalda. ───Toma asiento
Su voz era calmada e irritante. ─── ¿Que tal tu última misión?
─── Lo siento, es la costumbre, ─── me moví incómodo, forzando una sonrisa y pasando una mano por mi cabello ya canoso. ─── ¿Necesitas algo?
Mantuve mi vista en el respaldo de la silla negra.
Un olor a tabaco llenó la oficina junto con un humo blanco. ─── Así es, toma asiento
Suspiré pesadamente, ocultando mi fastidio al cerrar la puerta y sentarme frente a su gran escritorio.
─── ¿Hay algún problema?
Sonrió, inhalando de su pipa. ─── Sabes que eres de mi entera confianza, ¿verdad?
Asentí, aunque en mi interior lo negaba, mientras reía internamente. ─── Por supuesto
─── Tengo un trabajo para ti, ─── explicó. ─── Viajarás a Inglaterra.
Mostró un portafolio con los detalles necesarios para llevar a cabo mi "trabajo". Contenía un breve resumen, contexto y el objetivo de la misión.
─── A 1813, segunda década del siglo XIX..."
Cerré los ojos con pesadez, bajé la cabeza. Sabía que, aunque pareciera "sencillo", solo tendría que observar desde lejos.
Murmuré para mí mismo. ───No es tan simple como parece
─── ¿Cuándo?
Se levantó, el sonido de sus tacones se acercaba hacia mí.
───Me temo que será hoy...─── Hizo un mohín, envolviéndome con sus brazos delgados. ───Es una verdadera lástima.
No sería tan malo después de todo.
Susurró, mordiendo mi oreja. ─── No tienes idea de cuánto me gustaría tenerte un poco más.
Aparte mi cuello para disimular el asco de sentir sus labios en él. ─── Es una lástima.
Dijo con coquetería. ─── Permíteme despedirme...
Suspiré.
No fue apasionado, ni siquiera necesario.
Sus labios recorrían mi cuello mientras sus manos desabrochaban mi camisa. ─── ¿Qué dices?
Respondí, moviéndome. ─── Nos atraparán
Sonrió, besándome en la mejilla y dejando el rastro de su labial rojo. ─── Me encanta que seas tan profesional",
Miré mi reloj. ─── Es hora.
Se levantó, acomodando su vestido. Yo hice lo mismo con mi camisa mientras me veía en el espejo dorado, sintiendo un alivio momentáneo que desapareció al observar con desagrado mi cuello.
Continue caminando hacia la puerta. ─── Debo irme, debo registrarme para tomar el maletín.
Eso sí que me fastidiaba: las interminables filas para conseguir un maletín y viajar en el tiempo.
─── Cinco, Cinco" ─── su voz resonó por toda la habitación. ─── Olvidé mencionar una cosa.
Mi curiosidad surgió, pero me volví hacia ella, manteniendo mi expresión neutral. ─── ¿Qué exactamente?
Ella se acercó al borde de su escritorio con una especie de urgencia en su rostro. ─── Este viaje es más complicado de lo habitual.
─── Estás siendo enviado a un momento crítico de la historia, un punto que podría cambiarlo todo.
Mis cejas se alzaron ante esa revelación. ─── ¿Qué significa 'cambiarlo todo'?
Me amenazo ─── Ten cuidado con lo que haces.
─── Puedes alterar irrevocablemente el curso del tiempo ───, advierte con seriedad. ───Por este motivo no podrás ir tu solo.
Pero su tono sugería que se trataba de algo más que una simple misión. Mis pensamientos zumbaron y me di cuenta de la seriedad de sus palabras. ─── Entiendo.
─── Voy a hacer lo que sea necesario.
Sonrió para mirarme con una mirada divertida ───Elle querida puedes entrar.
La puerta se abrió mostrando a una chica de cabello, en una cascada de ondas oscuras, enmarcaba un rostro angulado, exquisito en su belleza. Una mandíbula perfectamente definida se unía a pómulos suaves, creando una armonía que atraía la mirada.
Pero eran sus ojos, de un matiz miel intenso, los que eclipsaban todo lo demás. En ellos residía una inteligencia penetrante y una determinación palpable, aunque, bajo su apariencia generalmente serena, destellaban emociones intrigantes, curiosidad y un fuego interior apenas contenido.
Elle se deslizaba con gracia por la habitación, los adoquines virtuales parecían acunar sus pasos con un aire de confianza. Su atuendo evocaba seguridad y elegancia en cada movimiento. La blusa índigo apenas se vislumbraba bajo la chaqueta de cuero negro, añadiendo un toque de misterio y determinación a su figura en la estancia.
El pantalón de cintura alta delineaba su silueta con delicadeza, otorgándole una postura firme y una presencia envolvente en el espacio. Cada paso resonaba con confianza, mostrando su determinación para desplazarse con elegancia en esa habitación iluminada.
Con un estilo audaz y refinado, su presencia imponía un aire de seguridad. No era solo su atuendo, era la forma en que se movía, cómo cada gesto reflejaba su determinación.
─── ¿Me llamaba?
La encargada asintió llamándola frente al escritorio. ───Vamos acércate.
Irradiaba una mezcla de elegancia y valentía en esa habitación, destacando con firmeza. Su presencia dejaba una impresión imponente, mostrando la fuerza de alguien listo para enfrentar cualquier desafío. ───Supongo que has oído hablar de uno de nuestros mejores empleadores.
Me miro de reojo. ───Algo abre escuchado por ahí.
Su tono era serio e indiferente miro a la encargada quien detallo cada punto de nuestra misión, Elle asentía sin perder algún cabo suelto.
───Es por ello que ambos trabajaran juntos...
Inmediatamente hable ───No necesito una compañera, ─── respondí, clavando mi mirada en ella. ───Solamente me retrasaría.
Una expresión sádica se formó en el rostro de la mayor. ─── ¿Tu que dices Elle?
Exprese con indiferencia ───Seria un estorbo.
─── ¿Lo dice el tipo que convivio con un maniquí? ─── contestó, sin perder su postura desafiante. ───No necesito cuidar del tipo que se ha encariñado con un maniquí por treinta años.
Agregué, con tono seco. ───Su nombre es Delores.
Ella sonrió con malicia. ─── No me jodas, ─── soltó sarcástica. ─── ¿le compraste una blusa de lentejuelas también?
Rodé los ojos. ─── No le gustan las lentejuelas.
───Se llevarán bien, ─── continúo fumando de su pipa ─── Se irán en una hora.
Respondí sin inmutarme. ───Puede contar que hare un gran trabajo.
Ella asintió con la cabeza, con un atisbo de preocupación en sus ojos. ─── Confiamos en ti, Cinco. Pero esta vez, la estabilidad temporal está en tus manos.
Con esas palabras en mi cabeza, una advertencia colgó como una sombra sobre mis hombros. Sin embargo, salí de la oficina.
La carga de esta misión era mayor que nunca. ─── Elle tengo que hablar contigo.
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