𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀


CAPÍTULO EXTRA
𝐄𝐋 𝐂𝐔𝐌𝐏𝐋𝐄𝐀𝐍̃𝐎𝐒

JULIETA MARTÍNEZ
17 DE JUNIO DE 2025
📍Mónaco, Montecarlo.

EL TENER QUE DESPERTAR TAN TEMPRANO ES ALGO QUE NO ME GUSTA para nada, pero cuando es por mi cumpleaños, es lo mejor del mundo.

Escucho las voces de tres personas muy especiales para mí, me froto los ojos y al sentarme en mi cama, los veo.

Mi mamá, Dante y Arthur estaban enfrente mío, con un pastel donde las velas decían en grande 21. Empiezan a cantar en español mi cumpleaños, aunque Arthur disimulaba cantarlo.

Sonrió, mientras empiezo a cantar con ellos, al terminar Dante se acerca con el pastel a mí.

— Vamos, pide un deseo y sopla las velas.

"Que mi mamá siga estando más años conmigo"

Sopló la vela, para después verlos con una gran sonrisa.

— Muchas gracias — empiezo a abrazar a los tres —. Son lo mejor del mundo.

— ¿Qué se siente tener 21 años? — mi sonrisa se desvanece —. Ya estás vieja hermanita.

— Dime tú ¿Qué se siente tener 23?

Dante en seguida volteó a ver a mamá, para que lo ayudara.

— No, ni me veas, tú empezaste — le sacó la lengua a Dante —. Te espero afuera, que hice chilaquiles, especialmente para ti.

— Gracias mamá, te quiero mucho.

Ella me sonríe, acercándose a darme un beso en la frente para después irse de mi cuarto, dejándome a solas con Dante y Arthur.

Volteo a ver a Dante, para que se dé cuenta con solo mi mirada que quiero que se vaya, pero este en vez de hacer eso, se acercó a sentarse en mi cama.

— Y bien, ¿qué haremos hoy?

— ¿Recuerdas que hoy tienes trabajo? — hace como que lo piensa —. Dante movimos mi fiesta hasta el sábado. Hoy no podremos hacer nada, porque tú trabajas.

— Puedo faltar.

Me guiña el ojo divertido.

— Dante.

Se da por rendido, sé muy bien lo que quiere hacer, sabe que hoy iré a festejar mi cumpleaños con Arthur y él no quiere eso, pues aún no lo acepta de todo.

— Bien pues, los dejo solos — se levantó yendo a la puerta —. Pero la puerta se deja abierta.

Ruedo los ojos, mientras él hace una señal que nos estará vigilando, una vez que Dante ya no está, Arthur se acerca a mí.

— Feliz cumpleaños linda.

Cuando está a punto de darme un beso, Dante aparece como si le hubiéramos hablado.

— ¡Ey, ey! — voltea a ver a Arthur —. Esas manitas las quiero lejos de mi hermana, eso incluye tus labios.

— Dante, ya vete.

Le aviento a mi peluche y él lo agarra con una facilidad que detesto tanto.

— Ya me voy — me devuelve el peluche —. Pero no vuelvas a aventar de esa manera a mi sobrino Harry.

— ¿Tu peluche tiene nombre?

Dante sonríe divertido y yo solo lo estoy amenazando con la mirada, Arthur mira con curiosidad a Harry, mi peluche.

— Si, y ¿sabes quién es su papá?

— Dante, ya vete.

— Bien, me voy.

Con una gran sonrisa que quisiera borrarle se va, una vez que ya no está volteo a ver a Arthur que esté ya me veía con una mueca.

— ¿Te lo regalo Gavi?

Note su decepción, pero no sé si es porque es un regalo de Gavi o porque aún lo tengo conmigo a pesar de todo.

— Bueno, algo así — los recuerdos de la noche en cómo lo conseguí y esa misma noche en donde yo lo llamé Pablo y él a mi Annie llegan a mi mente. Niego para sacar esos pensamientos —. Ya no importa. ¿Qué haremos hoy?

Duda un poco, pero segundos después deja el peluche en donde estaba y se acerca a darme un beso.

No me niego, así que le devuelvo el beso, a los minutos pone su frente junto a la mía.

— Ahora sí, feliz cumpleaños — le sonrió, él hace lo mismo —. Y hoy, daremos un paseo en el yate.

— ¿En serio?

Sonrió a más no poder, pues desde que llegué a Mónaco, lo que más quería era subirme a un yate.

— Por supuesto, te lo mereces. Así que prepárate porque nos iremos después de comer.

— Vas a probar los chilaquiles de mamá, son los mejores.

— Desde que pise tu casa quería probarlos, no voy a mentir. Huele delicioso.

Sonrió y él no duda en soltar una pequeña risa, en seguida nos levantamos para ir a comer esos deliciosos chilaquiles que mi madre hizo por mi cumpleaños.

❪•••❫

Miró fascinada el enorme mar que está abajo de nosotros, el agua se veía tan clara y con el calor solo quería meterme de una vez.

Mis pensamientos interrumpen mi gran sonrisa, ya que los recuerdos de hace dos años cuando pase el verano con Gavi vuelven a mí.

¿Cómo puedo borrar estos pensamientos?

Por cada cosa me recuerda a momentos que viví con Gavi. Necesito dejar de pensar en él.

Volteo a ver a Arthur que me mira con una gran sonrisa y en sus manos tenía una caja pequeña, se acerca a mí.

— Te traje un pequeño regalo.

— ¿Otro? — sonrió —. Con que me hayas traído aquí, era más que suficiente.

— Nunca es más que suficiente.

Solo sonrío y él me entrega la caja. La abro con mucho cuidado a que no se caiga, sea lo que sea que está adentro.

Al abrirlo encuentro una pulsera muy linda o mejor dicho dos pulseras iguales. Las pulseras eran color azul y en medio tenían una media luna, que se unían las dos.

Lo veo con una gran sonrisa, pero mi mente no está aquí, no otra vez. Toco mi muñeca derecha, tocando la pulsera que comparto con Gavi o la que compartía con Gavi.

¿Gavi aún tendrá la pulsera con él?

— Es muy linda — fingí estar bien —. Supongo que son dos pulseras para compartir.

— Exacto, sé que te gusta mucho compartir cosas, así que te compré una linda pulsera.

Toma mi mano y pone la pulsera con mucha delicadeza, en el mismo lugar donde está la que me dio Gavi.

Debería quitarme esa pulsera. Si no me la quito, jamás lo superaré.

— ¿Y esta pulsera? — aquí vamos —. Siempre te la veo, ¿te lo regaló alguien especial?

Él lo sabía, sabía perfectamente que me la dio Gavi, pero quería que se lo dijera para confirmarlo, no le daré ese gusto.

— Si, me lo regaló mi mamá, es un regalo muy espacial.

Me sonríe, no muy convencido, realmente desearía que me gustara tanto Arthur para poder dejar de pensar en Gavi.

¿Gavi ya no pensará en mí?

Por dios ya. Necesito soltarlo de una vez.

— ¿Quieres entrar al mar? — le preguntó para dejar de hablar de Gavi —. El calor me está matando y me urge meterme.

— Bien.

Sonríe, al terminar de ponerse la pulsera, me quito la blusa para dejar en vista mi traje de baño.

Arthur se acerca, para después cargarme y aventarme con él al mar. El mar me recibe con el agua helada, siento una sensación muy cómoda.

Al salir a la superficie del mar, Arthur sonríe, se acerca a abrazarme por la cintura, yo enrollo mis piernas en su cintura.

— Te ves tan linda.

Me agarró de su cuello, para acercarme más a él, le doy un pequeño beso.

— Y tú te ves muy lindo.

Pero ojalá fueras alguien más. Arthur no se merece esto. No se lo merece.

— ¿En qué tanto piensas? — me pregunta con una sonrisa —. Si no te gusta esto, puedes decirme.

— No, no, no es eso — miento —. Es sobre mi mamá. Ya sabes, aún tengo miedo a que le vuelva a dar un paro.

No es tan mentira, pues mi mente últimamente es una tormenta horrible.

Pues lo único que pensaba era en tres cosas muy específicas, en Gavi, en terminar con Arthur y en mi mamá.

Y odiaba pensar en solo eso, porque las tres cosas me lastimaban demasiado pensar en ello.

— No te preocupes tanto Julieta. Tu mamá ya ha dicho que se ha estado sintiendo bien estos últimos meses, verás que todo mejorará.

Si supiera que, aunque mi mamá estuviera bien, un paro cardiaco no se controla por si estás bien o no.

Solo sonrío, veo tras de él, para encontrarme a periodistas o mejor dicho paparazzis. Dios, que estrés con estos señores.

— ¿Qué? — me pregunta Arthur ya que no lo veía —. ¿Quién está atrás?

— Paparazzis. De nuevo.

Tenía ahora un gran problema con el medio de internet, pues desde que empecé mi vida como actriz, crecí demasiado en seguidores que ni yo podía creerlo.

Y por supuesto ahora me consideraban una figura pública y eso era un gran problema, ya que me seguían para todos lados y es un gran estrés, que no se lo deseo ni a mi peor enemiga.

— Se supone que es un lugar muy privado. Perdón.

— No, no pidas perdón, no tienes culpa de que ellos sean muy irrespetuosos.

Arthur hace una pequeña mueca y yo solo le sonrío para darle otro beso, él lo recibe con mucho gusto, me separo y junto mi cabeza con la de él.

— ¿Cuándo será el día que estaremos solos sin que nadie nos esté tomado fotos?

Pregunto, pues era verdad. Desde que salgo con Arthur, en todas las salidas, siempre hay alguien que nos toma fotos y videos.

Al principio dudé en que Arthur fuera el que los hablaba para que tomaran fotos o incluso en algún amigo de él, pero después me di cuenta en que tanto él como yo odiábamos a los paparazzis.

— Yo también me pregunto eso. No entiendo como no respetan la vida privada de uno — siento la caricia en mi espalda —. Si quieres, podemos irnos de aquí.

— No, no nos van a arruinar esto. Solo ignorémoslo, en cualquier momento se van a ir.

Él asiente para después besarme, ni siquiera los paparazzis, ni mis pensamientos van a arruinar mi cumpleaños.

❪•••❫

PABLO GAVI
📍SEVILLA

El dolor de cabeza que tenía en estos momentos era mas de cuando tengo resaca.

Jamás me imaginé que una persona pudiera hacer que quisiera matarme, pero ahora lo sabía perfectamente y esa persona era Isabella.

Esta chica era un estrés andante y ni siquiera se porque alguna vez me gustó, tal vez solo porque a lo lejos se ve linda, pero una vez que la conozcas es un tormento.

El que haya estado lesionado por un gran tiempo y tener que pasar todo ese tiempo con ella, era horrible en pocas palabras, ni siquiera tenía un minuto de paz, un minuto en donde estuviera a solas.

Incluso mis papás les harto que estuviera conmigo durante mi recuperación, pero sé que no decían nada por respeto y eso es lo mismo que estoy haciendo al no correrla.

La lesión que tuve hace un año, mejoró más rápido de lo que imaginamos y incluso desde que empecé a jugar hace medio año, mejoró mucho mi condición.

Y por esa parte estaba más que feliz, pero por la parte de que aún no se terminaba el contrato con la loca de Isabella, era un tormento.

— ¿Entonces qué opinas?

Me voltea a ver con una gran sonrisa, ni siquiera le estaba prestando atención, ya que estaba más concentrado en lo que pensaba.

— ¿De qué?

— ¿Es en serio? — me mira incrédula —. Pablo llevó más de una hora hablando y no me digas que no me pusiste atención.

Como odio que me digas Pablo.

— No, no te puse atención.

Últimamente la forma en que le hablaba era algo que ya no me importaba, pues al principio del contrato cuidaba cada cosa que decía.

Pero ahora que estaba a tan solo unos meses de que se terminara, ya no me preocupaba nada de lo que hacía o decía.

Ya que incluso su padre me había dicho que cuando terminara ese contrato, no volvería a hacer otro, ya que no me obligara a enamorarme de alguien que no puedo corresponder.

Y aunque eso es algo que Isabella aún no sabe, se lo deseo saber con tantas ganas, ya que solo me amenaza con que su papi harán que me corran del Barcelona.

— Pablo, hablaba de que estaría bien formar una familia — ahora soy yo la que la mira incrédulo —. Y ya sabes casarnos.

— Número uno, deja de llamarme Pablo y número dos, no quiero ni casarme ni tener hijos.

— Pero una vez me contaste que en algún futuro eso querías.

— Si y no te equivocas, quiero formar una familia y casarme, pero no ahora — ella me sonrió —. Y mucho menos contigo.

Ver su rostro de desilusionada no me causó nada, si antes hubiera dicho eso, había aceptado por lo atado que estaba antes, pero ahora no y no me importaba hablar con honestidad.

— Voy a salir, hablaré con mi papá — quiere meterme miedo —. Haber si cambias de opinión.

— Ve, anda dile. Mi opinión seguirá siendo la misma.

Isabella tomó sus cosas enojada y se fue, escuché azotar la puerta con gran fuerza que hasta pareció que se iba a caer.

Volví a sentarme a la sala y por fin sentí un poco de tranquilidad dentro de mi casa. Suspire profundo para después agarrar mi celular.

Era el cumpleaños de Julieta. Llevaba casi dos años sin verla y escuchar su voz. Este cumpleaños era el segundo que no sabía nada de ella.

Había cortado todo los lazos posibles que teníamos, me había bloqueado de todas las redes sociales para que no supiera de ella, incluso bloqueó la de mis amigos más cercanos y sin contar que bloqueó a todas las cuentas falsas que hacía para verla.

Y incluso hasta había obligado que Taylor no me contara absolutamente nada de ella, entonces llevaba casi un año y medio sin saber nada de nada.

Por supuesto que el año pasado antes de su cumpleaños se hizo oficial la primera película que hizo y triunfó como me lo imaginaba.

Estaba tan feliz por ella que al momento de verla por la televisión, verla en muchas entrevistas y por supuesto ver su película quería llamarla o mínimo mandarle un mensaje.

¿Y adivinen qué?

También estaba bloqueado por mi número telefónico.

Aunque ahora era todo distinto, sin contar que cada maldito minuto pensaba en ella, ahora estaba desbloqueado.

Y eso fue algo demasiado sorprendente para mi, porque desde hace algunas semanas todo cambió, ahora podía ver sus redes, ver sus últimas fotos y incluso Taylor ya platicaba abiertamente sobre Julieta.

No sabía si ya no me odiaba o qué pasaría para que un año después de no saber nada de ella, volviera como si nada.

Eran las 10 de la noche y seguía pensando en si llamarla para felicitarla, sería algo estúpido pero no perdía nada con intentarlo.

Cuando me arme de valor para llamarla deje el celular en la mesita de noche con el altavoz esperando a que contestara.

Acaricie mi muñeca donde se encontraba la pulsera que compartía con Julieta. Jamás me la había quitado y espero que ella tampoco.

Cuando veo que por fin me contesta, siento que cada músculo se emociona más de lo que debería.

— ¿Hola, quién es?

Mi sonrisa se borra al escuchar la voz de un chico, y en seguida supe quién era al escuchar que me había contestado en inglés.

— Hola, soy Gavi, ¿puedes pasarme a Julieta?

Al principio supuse que no me entendería, ya que no habla español, pero me sorprendió cuando volvió hablar con un español muy malo.

— Oh Gavi. Julieta se está duchando, después de una tarde muy cansada no creo que quiera hablar contigo.

Aparte de su mal español, siento todo mi cuerpo arder de rabia, tan solo espero que no haya dicho eso solo para hacerme enojar.

— ¿Y tú cómo sabes que no quiere hablar conmigo?

— Porque soy su novio y lo sé.

Sabía que lo era y aún así dolía, ni siquiera tenía sentido lo que había dicho, pero sabía que lo decía solo para darme un poco de dolor y lo había conseguido.

— No quiero molestar. ¿Puedes decirle que la llame? — no dice nada —. Solo quiera decirle un feliz cumpleaños.

Espero que diga algo, pero solo escucho como me cuelga, mi desánimo se había hecho presente y ahora me estaba arrepintiendo de haberla llamado.

NARRADOR OMNISCIENTE

Cuando Arthur colgó, en seguida Julieta se asomó para preguntarle quién había llamado.

— Oh no fue nadie amor. Fue una llamada de un desconocido — Julieta lo miró confundida —. No te preocupes, solo preguntaban por alguien que ni siquiera conocemos.

— Oh bueno, pensé que era alguien importante — le sonríe —. Ya terminé de hacer las galletas, ¿quieres probarlas?

Arthur asintió, Julieta volvió a la cocina ya que es ahí donde había estado todo este tiempo, quería hacer unas galletas por su cumpleaños.

Antes que Arthur fuera a la cocina, en seguida fue a llamadas del celular de Julieta y eliminó la última llamada que le habían hecho, o sea el número de Gavi.

Lo último que quería este, era que Gavi regresara a quitarle lo que según él, ya era de su pertenencia.

•••














NOTA DE LA AUTORA

Pues nada, solo para decirles que ya estaré publicando la segunda parte y para que no tengan que ir a buscarla seguirá continuando por aquí, sin más que decir, tqm 🫶🏼

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top