PRÓLOGO

—— NOT ALL STORIES HAVE A HAPPY ENDING ——

Inglaterra, 1492.

Astrid observó como una mujer muy similar a su amiga Tatia entraba en el salón. Aunque era cierto que su corazón palpitaba nervioso, sabiendo lo que aquello significaba, también comprendió la anomalía que suponía. La rubia buscó entre la multitud a su hermano pequeño, el cual rápidamente la miró en completo silencio sabiendo, perfectamente, lo que la estaba diciendo. Sin perder más tiempo ambos empezaron a caminar por el gran salón esquivando a los invitados y esperando poder reunirse en un lugar mucho más privado que lo que suponía aquel.

—¿Qué sucede?— Eliana se acercó a sus hermanos mayores, sabiendo que algo sucedía.

—Quedate en el baile.— Pidió su hermano mayor sabiendo que su hermana pequeña no debía de saber nada acerca de lo que estaban planeando.

—Vigila a la doble de Tatia.— Añadió su hermana mientras los dos se perdían entre uno de los tantos pasillos, para finalmente dar a uno que conducía a las cocinas.

—Sabes por qué la ha invitado, ¿verdad? Sabes que intentará romper la maldición, y que creara un ejército de... híbridos.— Suspiró Leonidas mientras miraba a su hermana preocupado, haciendo que la expresión de Astrid se mantuviera exactamente igual, sin ningún cambio, pero su mirada no ocultaba el temor que sentía.

—Por desgracia lo se, y por desgracia también se que sino lo consigue me terminara usando a mi. Sino lo ha intentando en estos quinientos años ha sido por esta oportunidad.— Explicó mientras se apoyaba en la pared y comenzaba a jugar con su anillo de día.

—¿Y qué hacemos?— Preguntó su hermano esperando a que la rubia tuviera alguna solución, siempre tenía una solución para todo, por eso Klaus la pedía siempre consejo, porque incluso podía llegar a ser más despiadada que él y más inteligente que el propio Elijah.

—No lo se, Leo. No se que podemos hacer.— Murmuró con frustración mientras agachaba la cabeza sin saber que podrían hacer para evitar algo que parecía inevitable.

—Yo sí.— Comentó haciendo que su hermana le mirase. —Klaus usará en su propio beneficio el pasado que Elijah y yo tuvimos en común con Tatia por el parecido de esta misteriosa mujer, le seguiré el juego, pero cuando ella tenga la confianza suficiente en nosotros, debéis de huir, ambas, y con la piedra lunar.— Sentenció el moreno, haciendo que su hermana alzará la cabeza y le mirase sorprendida por lo que acaba de decir. ¿Cómo iba a abandonar a sus hermanos?

—¿Qué? ¿Huir? ¿Sola?— Preguntó sorprendida ante lo que su hermano pequeño había sugerido. —No. Jamás.— Negó Astrid sabiendo que no podía dejar de lado a sus hermanos, no podía perderlos a ellos.

—Astrid, debes de hacerlo. Sino... te usará como una bolsa de sangre para crear híbridos.— Insistió Leonidas esperando convencer a su hermana sobre la gravedad de la situación, pero también comprendía porque no quería irse, y no solo era por ellos, sino también por el resto de Mikaelson y por el propio Klaus, a fin de cuentas llevaban medio milenio casados.

—¿Y qué será de vosotros? No me perdonaría que terminarais en el mismo lugar donde ahora están Rebekah, Finn y Kol, no os puedo perder a vosotros.— Negó Astrid mostrando su negativa a hacer caso a la sugerencia de su hermano.

—Huye. Por qué mientras tu estés lejos de él, con la piedra y con ella estaremos seguros.— Afirmó Leonidas mientras se acercaba a su hermana. —Sabes que odio ir al ataúd, pero... es por tu bien y por el de todos. No podemos dejar que se vuelva imparable.— Insistió, haciendo que su hermana mayor alzará la cabeza y le mirase.

—Eliana debe de saberlo, debe de saber a que se expone.— Insistió Astrid esperando convencer a su hermano del riesgo que aquello suponía.

—Se lo daremos, estoy segura a que estará estará a favor de esto, por mucho que intentemos protegerla ya no es una niña, no desde hace demasiado tiempo para nuestra desgracia.— Respondió con tranquilidad su hermano, haciendo que Astrid suspirase mientras se hacía a la idea que tendría que huir y dejar a sus hermanos con un futuro asegurado: una daga y un ataúd, escondidos en algún lugar frío y lejano, por mucho, tal vez, demasiado tiempo.

—Siento mucho esto, hermano.— Murmuró Astrid sintiendo que aquello, también, era culpa de ella. Muy en el fondo todos eran responsables de la paranoia de Klaus a la hora de querer romper la maldición que su madre le puso tiempo atrás y su ambicion de crear a más como él. Pero aunque Astrid también era una híbrida, ella jamás había tenido el deseo de convertir en uno a nadie.

✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶

Astrid abrió los ojos, viendo desde su posición la casi luna llena, quedaba un día para el gran día. Y debía de actuar, aquella era su oportunidad, aunque Katerina había huido, dos vampiros leales a Klaus la habían encontrado y se la estaban guardando para él, así que había que actuar. Sin perder mayor tiempo, se levantó de la cama y miró a Klaus, dormía plácidamente y como para no hacerlo, estaba apunto de conseguir todo lo que siempre había añorado. Sin que el vampiro se diera cuenta salió de la habitación y se encaminó hacia la de su hermana, donde Eliana la esperaba con un vestido simple para poder cabalgar, debía de irse de inmediato o... no habría tiempo de actuación.

—Lo siento mucho hermana.— Murmuró Astrid una vez que se preparó.

—Estaremos bien.— La intento tranquilizar Eliana, pero tanto Leonidas como ella sabían cual era su destino, sin decir nada más, Astrid la dio un fuerte abrazo para después marcharse a velocidad vampirica donde Elijah ya la estaba esperando.

—La poción hubiera funcionado, estoy seguro de ello.— Comentó Elijah mientras la ayudaba a preparar otro caballo.

—¿Seguro que quieres que nos arriesguemos tanto?— Preguntó Astrid mirando a Elijah, sabiendo que había una probabilidad de que no funcionara y no podían correr aquella clase de riesgo.

—Huye, y ten cuidado. Llévala lejos.— Pidió esta vez Elijah, sabiendo que Katerina debía de quedar lejos de Klaus y de cualquiera que quisiera ayudarlo por miedo.

—Ten cuidado Elijah.— Le pidió Astrid una vez que entraron dentro del bosque.

—Lo mismo digo, hermana.— Sonrió Elijah justamente antes de abrazarla.

✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶

—¿Vienes a por la réplica?— Preguntó Rose al reconocer a Astrid.

—Sí, necesito permiso.— Sonrió la rubia con una falsa sonrisa, justamente cuando la vampira la dejaba pasar, para a continuación usar la coacción con ella y romperla el cuello.

—A-alejate de mi.— Pidió Katerina asustada al ver y reconocer a Astrid.

—Vengo a ayudarte Katerina.— Afirmó Astrid acercándose a ella, comprendiendo el miedo que tenía.

—No puedo salir de día.— La informo, haciendo que Astrid comprendiera lo que había pasado: se había convertido en vampiro.

—De eso me ocupo yo.— La tranquilizó Astrid mientras se acercaba a Rose y la quitaba el anillo de día. —No creo que lo eche en falta.— Rió para después dárselo a Katerina.

—¿Por qué me ayudas?— Preguntó la réplica a la híbrida confundida.

—Klaus no puede volverse un híbrido, y sino te mata a ti, me terminara usando a mi.— Explicó Astrid mientras la ayudaba a subirse en el caballo.

—¿También...?— Empezó a preguntar al mismo tiempo que Astrid mostraba sus ojos.

—Mi condición apareció tiempo después. Te ayudare a escapar y a empezar de nuevo y a aprender sobre las habilidades de un vampiro. Pero esto no lo hago gratis, Katerina, estarás en deuda conmigo hasta que un día decida saldarla, ¿entendido?— La indicó, haciendo que la vampira asintiera, sabía que a partir de aquel momento estaría huyendo el híbrido Original, pero podía sentirse aliviada al saber que contaba con la ayuda de la híbrida Original, y aunque Klaus pudiera ser despiadado, Astrid le superaba.

★★★

Un prólogo intenso, ¿no creéis?

Bueno, este momento literalmente es muy importante, principalmente para la vida de Astrid, ya que desde aquel momento cambia, para siempre, hasta su relación con Klaus. No todo va a ser arco iris y cosas de color de rosa. Astrid no es Elena.

Pero en este capítulo se ven cosas muy importantes, la primera es que no van a ser Klaus y Elijah los que compitieron en el pasado por el amor de Tatia, sino que serán Leonidas y Elijah (sigo queriendo ver la escena que Elijah relata de él y Klaus insultándose XD)

Otro detalle muy importante y creo que voy a repetir hasta aburrir es que sus hermanos, para Astrid, son muy importantes. Mucho más que Klaus (aunque eso es comprensible)

Y un detalle todavía más importante, es que Elijah ayuda a Astrid.

Se que tendréis preguntas, sobretodo si Leo y Eliana son híbridos, y la respuesta es que no lo son. Esto lo explicaré más adelante, pero Astrid es hija de otro padre y a diferencia de Klaus no tiene una maldición, pero sí un poderoso hechizo que sólo si quiere ella se puede romper. Pero todas estas cosas las aclararé mucho más adelante.

¿Qué os ha parecido el prólogo?

Os leo ❤


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