—— DON'T DO STUPID THINGS ——
Astrid miró fijamente la estaca de roble blanco que se encontraba sobre la mesa de la cocina, no podía dejar de mirarla, de pensar seriamente en la decisión que estaba intentando tomar. Una parte de ella no quería seguir allí, no tras saber cuál era el objetivo de Silas y sabía, con demasiada certeza, que él acabaría por cumplir con su propósito. Si ella no acababa con su vida, el brujo lo haría. Tal vez podía decirse que la paranoia se había apoderado de cada fibra racional que la rubia tenía, pero ya no podía seguir quedándose despierta o dormir pocas horas porque estaba comenzando a volverse loca, pero tal vez ya lo estaba. Tal vez llevaba loca años y aquello había sido el detonante que necesitaba para desencadenar lo que parecía evidente, lo que debía de haber permitido que Mikael hiciera, ella nunca quiso ser vampiro, menos aún saber el oscuro secreto que su madre les había ocultado a ella, a sus hermanos y a su padre todo la vida, un secreto que siempre la hizo replantearse incluso quien era ella, sus decisiones y todo cuanto había hecho a lo largo de su muy larga vida.
—Astrid necesito...— Klaus entró en la casa pero al ver como la chica tenía la estaca de roble blanco de la mano y, demasiado, cerca de su corazón comprendió que algo estaba pasando. —Suelta eso.— La pidió preocupado por lo que estaba pasando, ya que no comprendiera que era lo que sucedía, o por lo menos él quería fingir que no sabía lo que pasaba.
—Marchate.— Dijo Astrid sabiendo que si quería llevar acabo lo que había decidido, debía de hacerlo sola, sin nadie que la mirase. En especial si Klaus estaba allí, porque sabía que él impediría que hiciera cualquier cosa que pudiera poner su vida en peligro.
—¿Qué vas a hacer?— Preguntó Klaus mientras endurecia su mirada y se movía rápidamente para detener a Astrid, la cual se movió rápidamente evitando que la alcanzará. —Astrid no hagas estupideces.— La pidió sabiendo lo que estaba pasando por la cabeza de la chica, puede que muchas veces la rubia fuera como un enigma para muchas personas, pero Klaus la conocía a la perfección como para saber que ella no estaba bien en aquellos momentos y que planeaba hacer algo de lo que todos se arrepentirian por no haber impedido.
—Marchate.— Volvió a repetir la chica mientras agarraba con mayor fuerza la estaca, haciendo que Klaus viera en su expresión el mismo miedo que vio en sus ojos la misma mañana en la que Carina murió, o cuando Ragnar llegó con la mordida de un animal rabioso. Ella tenía miedo, miedo a algo relacionado con la muerte, porque conocía demasiado bien aquella expresión como para olvidarla. Y sabía que tenía relación con una persona: Silas.
—Astrid, no va a pasar nada. Sea lo que sea que crees que sucede, no va a ocurrir.— Afirmó el híbrido mientras se acercaba a ella con calma, ante una situación en la que claramente le estaba poniendo de los nervios.
—M-marchate.— Volvió a decir la chica sin saber muy bien que hacer, porque una parte de ella no era consciente ni de lo que estaba planeando hacer, era como si una fuerza externa la obligará a blandir aquella estaca.
—No voy a irme.— Sentenció Klaus mientras quedaba a escasos tres metros de la rubia, sabiendo que si actuaba de forma brusca tal vez pudieran complicarse las cosas. —Baja eso por favor.— La pidió al ver como está alzaba el arma y la acercaba a su pecho, haciendo que él intentará mantener la calma, ya que sabía que no era un momento en el que tuviera que actuar de forma impulsiva. —No me dejes.— La pidió mientras la miraba a los ojos, al mismo tiempo que Astrid bajaba la estaca lentamente y de forma temblorosa, para después Klaus quitársela con brusquedad y tirarla a un lado para a continuación abrazarla. —No debías de haber intentando algo tan estúpido.— Afirmó el híbrido, haciendo que Astrid se separase de él para a continuación mirarle, por supuesto aquella decisión de quitarse la vida la había tomado en consecuencia del peligro que suponía Silas, del miedo que sentía hacia él, pero en el momento en el que Klaus había aparecido, y la había intentado detener fue como si el miedo desapareciera, como si cualquier posible enemigo que pudiera existir no pudiera hacerla daño con él de su parte.
Por su parte, Klaus evitaba mostrar el temor que de por sí aquella situación le había generado. En mil años, el único miedo que había tenido había sido Mikael y la estaca de roble blanco, pero en el momento en el que había visto a Astrid con ella, de su mano, con el objetivo de clavarsela en el corazón, se instauró en el un miedo que jamás había pensado que volviera a sentir, porque ese miedo ya le había visitado, hacía mil años, cuando se convirtirtieron en vampiros.
A pesar de que la relación de ambos, no era, precisamente la mejor que habían tenido a lo largo de los años, Klaus no pudo resistirse y acortó la distancia, para a continuación besar a Astrid. Por supuesto aquel no era el primer beso, y muy en el fondo ninguno de los dos quería que aquel fuera el último, y fue por eso mismo, que Astrid deslizó su mano por detrás de la nuca del híbrido, atrayendole hacia ella.
En comparación al beso que se dieron meses atrás, en aquella casa que se había convertido en la cena de la híbrida, el cual estaba cargado de rabia y de un odio a las acciones del otro; aquel beso, era uno cargado de sentimientos, una fusión por parte de los dos, el miedo y el alivio de Klaus, y el miedo, la rabia y la tristeza por parte de Astrid, pero a parte del sentimiento del miedo, el cual era por diferentes motivos en ambos, había un sentimiento entre los dos que se mantenía, y era el del amor. Aquel amor que la híbrida intentaba reprimir constantemente, y aquel sentimiento que Klaus había reprimido durante quinientos años para que nadie le usará en su contra, pero que había vuelto a mostrar en el momento en el que la vio, de nuevo, en la casa de los Salvatore.
Los dos volvieron a besarse, retomando ese beso con mayor desesperación, con mayor necesidad y, aunque ambos tenían la capacidad de parar, ninguno de los dos puso objeción alguna en hacerlo, y aquel hecho se confirmó cuando Astrid se encargó de quitarle la cazadora a Klaus, la cual cayó detrás de él, para a continuación ambos empezar a retroceder sin separarse, hasta que finalmente el cuerpo de la rubia chocó con el sofá que estaba a su espalda.
Ambos terminaron sobre el viejo sofá cama que había, Klaus sentado sobre él y Astrid en su regazo, mientras ambos se besaban con total desenfreno, mientras el rubio bajaba sus manos hasta el dobladillo de la camiseta de ella subiéndola y quitándosela, para después ser la de él la que desapareciera. El híbrido la acercó más a él, sintiendo, con aquel mismo contacto de sus cuerpos, el calor que ya irradiaban, lo que hizo que su desesperación aumentará.
Esta vez fue la híbrida quién llevo la iniciativa en el besó, siendo está vez uno con posesión y sin nada de delicadeza. Klaus deslizó sus manos por detrás de la espalda de ella atrayéndola, mientras él empujaba su lengua contra la de ella.
Los dos terminaron tumbados sobre el sofá, mientras seguían besándose aprovochendo la superficie por parte de Klaus, para empezar a besar el cuello de ella, haciendo que Astrid se mordiera el labio para evitar hacer cualquier ruido, no por temor a que les escucharán, sino por costumbre. Una vieja costumbre adquirida a aquellos quinientos años que estuvieron juntos, el oído vampiro era beneficioso y horrible en partes iguales.
Finalmente, el híbrido consiguió su propósito, ubicar el cierre del sujetador de la morena, el cual desabrochó y quitó rompiéndole, pero a ninguno de los dos le importó. Astrid estaba demasiado concentrada en otras cosas, como para pensar en ello, y el híbrido en cambio estaba ocupado con el pecho izquierdo de la chica, el cual era mordido por él, mientras que el otro le masajeaba.
El calor en la habitación había aumentado, y cada segundo que pasaba ambos eran conscientes de la necesidad de quitarse toda la ropa, el Original volvió a recorrer, con sus manos la espalda de la chica, al igual que las manos de ella también recorrían la espalda del híbrido y llegaban hasta los pantalones de él, haciéndola sonreír con maldad. El pelinegro entendió sus intenciones y la ayudó a deshacerse de su propio pantalón, para luego deshacerse del pantalón que ella llevaba.
✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶
—¿Quien eres?— Preguntó la mujer de pelo castaño, mostrando sus ojos dorados, haciendo que Hayley sonriera al darse cuenta de que había dado con quien buscaba.
—Mi nombre es Hayley Marshall, y estoy buscando a la loba inmortal. Aquella que tiene en su hombro derecho una marca de nacimiento que representa una luna creciente.— Respondió la mujer lobo mientras se levantaba del suelo, esperando que aquella mujer fuera aquella de la que tantos rumores había escuchado a lo largo de su vida.
—Soy yo, ¿como sabes de la marca?— Inquirió mientras se cruzaba de brazos mirándola con frialdad.
—Por que yo también la tengo.— Respondió con obviedad mostrando la marca que estaba en su hombro.
—Una media luna.— Sonrió orgullosa al ver que aún quedaba alguien de su familia. —Soy Taylor Morgan.— Se presentó diciendo, por primera vez, en mucho tiempo su verdadero nombre. Y de alguna forma se la hacía extraño pronunciarlo, como si fuera el nombre se algún extraño que ella tiempo atrás conoció a la perfección. —Es bueno saber que todavía queda alguien de mi familia con vida.— Añadió con algo de nostalgia.
—Pues te encantará saber que no somos las únicas, hay otra. Su nombre es Astrid Novawood, y es un vampiro Original.— La reveló haciendo que la expresión de Taylor cambiará al darse cuenta de quien estaba haciendo referencia.
—Vaya, eso no me lo esperaba.— Murmuró intentando mostrar una expresión de sorpresa, aunque en realidad Taylor conocía a Astrid, muchos años atrás ambas se conocieron, y aunque la híbrida, lo más seguro, es que la podía haber olvidado, ella jamás lo había hecho, y dudaba se que en algún momento lo hiciera. —¿Pero ella sabe de nosotras?— Preguntó retomando la conversación, sabiendo que era mejor fingir que no sabía de ello que desvelar aquel secreto.
—Por supuesto.— Respondió Hayley sabiendo que la Original tenía la misma necesidad que ella por conocer sus orígenes. —Astrid no se parece para nada a los Originales, y su hermano, Leonidas, tampoco. De hecho ella conspiró en contra de Klaus.— Explicó esperando que todo cuanto dijera de la híbrida fuera positivo, en especial cuando los Originales no tenían una buena reputación, incluida Astrid, pero era una medio luna y era una híbrida, dos hechos que eran importantes y debían de significar algo. —Pero puede que esté en peligro.— Añadió haciendo que la expresión de Taylor se mantuviera igual, pero por dentro empezó a preocuparse de una manera abrumadora.
—¿Por qué esta en peligro? Es una Original, según los rumores sólo el vampiro cazavampiros era capaz de acabar con ellos, y creo haber escuchado que el híbrido le mató.— Respondió con indiferencia.
—Es por otra clase de inmortal, su nombre es Silas, es considerada primera criatura inmortal de la historia. Astrid y Leo desciende por parte materna de él, y quiere a Astrid por algún motivo.— Explicó Hayley desesperada por hacer entender a Taylor la gravedad de la situación.
—¿Otro inmortal capaz de intimidar a los primeros vampiros de la historia?— Preguntó incrédula ya que la sorprendida la de enemigos inmortales que por una razón o por otra buscaban la muerte de todos ellos o de alguno en específico.
—Silas es capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, tenemos que ayudarla. Te llaman la loba inmortal, seguro que puedes hacer algo.— Insistió esperando poder convencerla de alguna manera.
—Soy inmortal porque vincularon mi vida a la de un vampiro, dejé de envejecer, y me vi forzada a huir, a esconderme, por un tiempo de los míos hasta que entendí esto. A veces es una maldición, otras una bendición, pero si sigo con vida no es solo porque el vampiro al que, por desgracia, estoy unida ha sabido mantenerse con vida, sino porque yo he aprendido a sobrevivir, y a mantenerme apartada de los problemas.— La recordó mostrando que como muchos vampiros, Taylor le había cogido cariño a eso de no morir, y es que ella tenía todas las ventajas pero sin tener las desventajas, y eso la encantaba. Porque seguía siendo una mujer lobo, pero sin morir, a excepción de si la mataban.
—Taylor, he vivido toda mi vida preguntándome quien soy, queriendo respuestas, Astrid y tu sois las únicas que tenéis la misma marca que yo, marca que os convierte en mi familia. Además, la debo la vida y estoy segura de que Astrid, cuando te conozca, te ayudará y protegerá, sino fuera por Silas, no existiría criatura capaz de hacerla algo, ni el propio Klaus.— Sentenció sabiendo que Taylor no sólo no quería seguir escondida, sino también quería dejar de cubrirse sus propias espaldas, estando con Astrid y con ella podrían protegerse mutuamente, y dejando a un lado el peligro de Silas, no existiría criatura capaz de hacerlas algo, porque entonces se enfrentarian a la cólera del vampiro Original equivocado. —Confía en mi, por favor, confía en ella. No todos los vampiros son como hemos creído, hay algunos que son buenos, los Originales incluidos.— La rogó.
—Bueno, solo se vive una vez, aunque sea para siempre.— Sonrió Taylor sabiendo que muy en el fondo iba a acabar cediendo, solo debía de mantenerse en el papel.
★★★
Y así es como Hope llegó al mundo.
Okey, dejo de reírme.
De verdad he tenido que rescatar una vieja escena que tengo en una historia publicada, no diré cual, pero no esta al completo, os he dado un poco, lo suficiente, a mi parecer, para compensar la anterior, y espero, de verdad os lo digo, hacer escenas como dios manda, pero díganos que servidora se acordó de que debía de ser importante es primera interacion entre Taylor y Hayley.
Hayley preocupada por Astrid, y ella haciendo el sin respeto con Klaus. Algo irónico.
Os garantizó, que la escena, la del principio, es muy importante, no por lo que desencadena. Sino porque el tema del suicidio es algo... que no esta del todo tratado en este mundo. Yo siempre he pensado que hasta las criaturas inmortales deben de aburrirlas serlo. El no poder morir, y tener un descanso. Además de que más adelante habrá un paralelismo, no idéntico, pero sí algo parecido.
Además, la escena de Klaus pidiendo que no la deje os ha hecho gritar, yo lo sé, y vosotras también. Y no os niego que la frase esta inspirada en el gif. Tengo mucho material de Klaus y no tengo miedo a usarlo, de verdad.
Dejando a un lado a la parejita, creo que es importante destacar la escena del final. Finalmente conocéis a Taylor Morgan, la loba inmortal, el personaje que os va a robar el corazón y al que vais a adorar. Por qué la adoro, en especial cuando Hope y su hermana sean más mayores, hay una de escenas de ellas... además de que también os encantarán las escenas de Taylor, Hayley y Astrid, las tres tendrán su importancia en la manada, más de lo que creéis.
Ya para ir terminado, vengo a deciros una cosa, un detalle sin importancia. La semana que viene publicare los dos últimos capítulos de Love Story, y para la siguiente el epílogo y el primer capítulo de Enchanted, y estoy muy emocionada por ello.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤️
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