CAPÍTULO 38: I HAVE FORGIVEN YOU, NOW FORGIVE YOURSELF
—— I HAVE FORGIVEN YOU, NOW FORGIVE YOURSELF ——
—¿Q-que hago aquí?— Preguntó Eliana confundida mientras miraba a todas pagues. —¿Leo?— Preguntó sorprendida al ver a su hermano para después lanzarse a sus brazos para abrazarlo. —Madre...— Murmuró sorprendida al verla para después abrazarla ya que no entendía que estaba pasando. —¿Klaus está vivo?— Preguntó confundida haciendo reír a su hermano.
—Sí... han pasado un par de cosas.— Comentó Leonidas sin saber como la iba a explicar a su hermana pequeña que su hermana mayor había apagado su humanidad al ser incapaz de sobrellevar su muerte.
—¿Quien es la rubia?— Preguntó Eliana señalando con la mirada a Lexi la cual sonrió, ya que era tal cual como Astrid la había descrito y dibujado alguna vez.
—Soy Lexi y también estoy muerta.— Explicó esperando poder tranquilizar a la Original sabiendo que aquello podía resultar chocante para cualquiera.
—¿Y qué hacemos aquí? Porque esto es perturbador incluso para mi.— Comentó Eliana confundida mientras se percataba de que faltaba una persona muy importante en su vida: su hermana mayor. —¿Dónde está Astrid?— Preguntó mientras miraba a todas partes al ver que esta no estaba en ninguna parte.
—Es con ella con la que tenemos el problema.— Explicó Leonidas pensando en cómo le diría lo que ocurría.
—Apago su humanidad tras tu muerte.— Se limitó a decir Klaus haciendo que Eliana le mirase sorprendida, mientras se llevaba una mala mirada por parte de los otros tres sobrenaturales ya que no había tenido tacto a la hora de decirlo.
—Hablaré con ella, es evidente que vosotros dos no vais a conseguir nada, sabe como mangonearos y provocaros.— Afirmó la Original sabiendo que Astrid ya lo había hecho, porque habían recurrido en último momento a ella. —A ti madre no te odia, pero no la faltan ganas.— La aclaro a su madre para que comprendiera por qué ella no había sido capaz de ayudar a su hija. —Y Lexi, no creo que seas capaz de profundizar tanto en la mente de alguien que se sabe todos tus trucos.— Añadió mientras la rubia se acercaba a la puerta en la que percibía una sexta respiración, por lo que deducio que debía de tratarse de su hermana.
—Soy yo o mi hermana se ha vuelto más sincera desde que ha muerto.— Comentó Leonidas sorprendido por el cambio de actitud de su hermana pequeña, ya que aquel comportamiento no era propio de ella.
—Estoy muerta, nadie va a matarme otra vez así que... me da igual deciros las verdades a la cara.— Respondió Eliana justamente cuando abría la puerta y entraba en la habitación, sorprendiendo a Astrid con su presencia.
—¿Enserio? ¿Una ilusión de Eliana? Que patético.— Comentó sorprendida de que hubieran usado contra ella el motivo por el que había apagado su humanidad.
—Soy yo, de verdad.— Afirmó Eliana mientras la dedicaba una sonrisa y se acercaba a su hermana mayor.
—Mi hermana esta muerta.— Respondió Astrid con frialdad mientras Eliana se daba cuenta de que aquella frase la había dicho con dificultad aunque fingiera toda la seguridad del mundo.
—Lo estoy, pero madre me ha traído para que hable contigo.— Explicó mientras se sentaba en el suelo, para estar cerca de ella. —No eres así, no está versión. Eres más fuerte que todo lo que ellos te estén haciendo, hermana.— Insistió sabiendo que uno de los motivos por los que había apagado su humanidad no solo era por su muerte, sino por todo el dolor que los espíritus la estaban infringiendo. —No fue tu decisión que yo me interpusiera, fue la mía. Yo quise ser la que te protegiera por una vez, como siempre has hecho, conmigo y con todos.— Explicó mientras observaba que en su expresión había algo que estaba cambiado, ya no era la misma de indiferencia y muerte que había visto al entrar, lentamente podía ver la expresión que su hermana siempre tenía cada vez que le miraba, la de orgullo, la de admiración y la de cariño. —As, siempre te admire por lo fuerte que eras a pesar de todo, de como cuidaste de nosotros. Se que muy en el fondo te culpas por no hacer nada, pero no debes de hacerlo.— Sentenció con seguridad. —Yo te he perdonado, ahora perdonate a ti misma.— La pidió mientras la agarraba de una de sus manos a pesar de que estuviera atada con las cadenas. —Por favor, Astrid. No tengo mucho tiempo, y no quiero que mi último encuentro con mi hermana sea esta, la de ella atada a una silla con unas cadenas hechizadas para que no se libere porque ha apagado su humanidad por mi culpa.— La pidió la vampira mientras sus ojos se llenaban de lágrimas arrepentida por la decisión que había tomado. —No me hagas irme con ese último recuerdo, por favor, Astrid.— La suplicó mientras un par de lágrimas resbalaba por sus mejillas. —Solo quiero que vuelvas a ser tu.— Terminó de decir esperando que de alguna forma pudiera haber ahondado en el interior de su hermana para dar con su humanidad, esa que estaba escondida y que luchaba por regresar a su lugar.
—Lo siento mucho, siento mucho todo esto.— Se disculpó Astrid mientras agachaba la cabeza arrepentida haciendo sonreír al ver que había conseguido su propósito.
—¿Sentir el que? ¿Qué tenga complejo de héroe? Ya iba siendo hora de que me comportará como un adulto, para algo tengo mil años.— Respondió riéndo, haciendo que Astrid riera por su comentario.
—Estoy muy orgullosa de ti, hermanita.— Dijo mientras la dedicaba una sonrisa de agradecimiento, ya que Eliana había sido capaz de hacer algo que no toda criatura podía llegar a hacer: conseguir que un vampiro sin humanidad la recuperase, pero en este caso no era cualquier vampiro, sino que se trataba de un Original.
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—¿Qué tal estás?— Preguntó Carina entrando en la habitación donde ahora Astrid descansaba.
—Gracias por venir a ayudarme.— Sonrió al ver que su madre, aunque estuviera muerta, había estado ahí ayudándola, aunque hubiera sido cruel con ella no la había abandonado.
—Bueno debía de hacerlo, creo que te impuse desde pequeña una carga muy grande de la que me arrepiento. Debías de haber vivido tu vida sin obligarte, mediante la magia, a cumplir tu promesa, lo hiciste y lo has hecho, todos los días de tu vida.— Admitió mientras se sentaba en la cama para poder mirarla. —Y ahora, hija mía, te liberó de esa promesa.— Añadió haciendo que Astrid la mirase confundida mientras sentía como si de ella desapareciera un gran peso junto al dolor que los espíritus la habían estado infringiendo.
—P-pero...— Empezó a decir la híbrida.
—Ya no serás castigada, los espíritus han accedido a dejarte, han comprendido que no eres responsable de las decisiones de los demás.— Explicó mientras la dedicaba una sonrisa al ver que eso era lo que Astrid siempre había buscado, que la dejarán de castigar por acciones y deccionses que ella no había hecho ni tomado. —Eres libre.— Añadió sabiendo que eso era lo que ella quería y necesitaba escuchar.
—Gracias.— Sonrió mientras la abrazaba, sabiendo que aquella oportunidad no iba a volver nunca más.
—¿Por qué? Liberarte de la promesa era lo mejor para ti.— Alegó Carina confundida ante el agradecimiento de la chica, ya que aquello también lo hacía por que era su deber.
—Por que nos enseñaste a ser fuertes y a luchar entre nosotros. Sino hubiera sido por ti..., tal vez mi humanidad la hubiera apagado hace demasiado tiempo.— Admitió mientras agachaba la cabeza y jugaba con su anillo de día. —Nunca te he culpado, madre. Siempre he entendido, de alguna forma, las decisiones que has tomado. Desde ponerme el hechizo, hasta hacerme obedecer aquella promesa.— Explicó, sorprendiendo a Carina de que Astrid pudiera ser tan comprensiva cuando, literalmente, sus dos hijos pequeños se habían abalanzado, metafóricamente, sobre ella a recriminarla sobre sus acciones. Pero aquel gesto solo confirmó lo mucho que se parecía tanto a su padre biológico como a su padre adoptivo, había heredado las cualidades de uno y había aprendido todo lo bueno del otro, una muy buena combinación, aunque fuera peligrosa.
—Ten cuidado, Astrid.— La pidió Carina sabiendo que muchas cosas estaban todavía por ocurrir, sobretodo con lo que había percibido respecto a aquellos que querían buscar aquello que llevaba perdido tantos siglos.
—¿Qué? ¿Por qué?— Preguntó Astrid confundida y preocupada por lo que podría pasar.
—Tenlo, nuestra familia guarda muchos secretos, y algunos tal vez os terminen afectando a ti y a Leo.— Admitió la bruja sabiendo que no podía, ni debía, de revelarla nada a Astrid sobre el pasado que su lado de la rama familiar tenía, sobretodo con respecto al creador del hechizo que Esther había usado contra ellos. —Les hiciste mejores personas. Estate siempre orgullosa y gracias por haber apagado tu humanidad, gracias a ti y a que tu hermano recurrió a mi grimorio y a esa bruja, Bonnie, os he podido ver a los tres de nuevo. Ahora sí puedo regresar al Otro lado feliz.— Admitió Carina sorprendiendo a su hija con aquel agradecimiento, ya que nunca se esperaría que alguien la diera las gracias por tomar aquella desesperada decisión al no saber gestionar no sólo sus sentimientos y emociones, sino el dolor que sentía, tanto el emocional como el físico, algo estúpido teniendo en cuenta todo lo ocurrido.
—Lexi y Eliana estarán solas, tu tendrás el consuelo de que al morir como bruja te puedas comunicar con otras.— Comentó Astrid sabiendo cual era el destino de sus dos hermanas, porque para ella Lexi era otra hermana. Y aunque no la gustará que ambas estuvieran solas para el resto de la eternidad, la consolaba que estuvieran sanas y salvas en un lugar donde no podrían hacerlas daño nadie nunca más.
—A ninguna de las dos las importa, Lexi me ha explicado que tiene libertad y os vigila a Stefan y a ti de vez en cuando; y tu hermana..., Eliana la gusta, dice que ya ha visto muchos lugares. A ninguna de las dos las importa la soledad, así que no te preocupes por ellas, estarán bien, me encargaré de ello, de que estén las dos juntas y que puedan interactuar entre ellas.— La intentó tranquilizar Carina, sabiendo que Astrid jamás dejaría de pensar en lo que podrían estar viendo, viviendo o sintiendo al saber que estaban en el mismo plano físico que las personas que querían, pero que no podían interactuar entre ellas.
—¿Puedes hacer eso?— Preguntó Astrid sorprendida del gran poder que podía tener su madre, ya que cuando era humana pocas veces vio a su madre usar una gran cantidad de magia, solo hechizos pequeños para enseñarles a ellos y en casos de extrema necesidad, ellos habían sido enseñados a no abusar de la magia ni de lo que está podía ofrecerles, porque toda realidad tenía sus cosas buenas y sus cosas malas, y la magia no era la excepción.
—Tu madre puede hacer grandes cosas, mi pequeña guerrera.— Sonrió mientras la acariciaba la cara y la llamaba usando el apodo que Ragnar, hasta sus últimos días, uso con ella. —¿Recuerdas lo que tu padre decía?— Preguntó confundido a Astrid, ya que su padre solía decir muchas, tal vez demasiadas, cosas. —En cada uno de nosotros hay dos lobos, uno malo, constituido por la rabia, la ira, el orgullo..., otro bueno, constituido por el amor, la esperanza, la benevolencia...— Empezó a decir haciendo que Astrid sonriera al recordar que era aquella historia que su padre siempre les contaba para que ellos fueran capaces de convertirse en las personas que eran en aquellos momentos, aunque a veces esos dos lobos se alternaran el papel predominante. —¿Cual de ellos ganaría la batalla?— Preguntó esperando a que Astrid respondiera.
—Al que alimentemos.— Respondió su hija recordando la de veces que su padre se la había contado, y la de veces que se habían olvidado de tenerla presente, pero siendo vampiros y en concreto los Originales, había veces que el lobo malo debía de tomar el control, no podían dejarse ver débiles por nadie. —Hacia tiempo que no lo escuchaba.— Sonrió agradecida de que su madre se lo hubiera dicho, la hacía recordar cuando tenía catorce años y su vida era normal, cuando, todavía, su familia estaba al completo.
—Tenlo presente, y más ahora que eres una híbrida al completo.— La pidió Carina justamente antes de darla un último abrazo en señal de despedida.
★★★
Astrid finalmente tiene de vuelta su humanidad.
Realmente fue un capítulo que me costó mucho hacer, porque no sabía de qué forma un Original o un Mikaelson recuperaría su humanidad (y para cuando lo hice Hope en Legacies seguía sin humanidad así que...)
Pero creo que la forma en la que yo lo he hecho es la mejor forma que Astrid podría recuperarla.
Con respecto al capítulo, nadie puede negar que Eliana tiene razón, Astrid sabe como mangonear a su hermano y a Klaus, en especial a Klaus XD.
La escena de ellas..., me costó mucho, porque me entraban ganas de llorar algo raro, pero ha habido varias escenas de esta historia donde he llorado, así que espero haberlo hecho bien.
La escena de madre e hija..., bueno puede que no os guste Carina, pero siempre quiso proteger a sus hijos, también os digo, Carina no fue secuestrada como Dahlia y Esther, era una bruja vikinga, por lo que Astrid es medio vikinga.
Al margen de ello, Carina sabe que buscan a Silas y sabe que va a despertar, ¿pero porque la aterra? Eso es importante en esta parte de la historia, y creerme no vais a verlo venir.
Y hablando del final, estoy deseando que llegue el último capítulo de Love Story, porque estoy deseando que conozcáis a un personaje al que vais a adorar. Y ya del epílogo ni os cuento, porque ese epílogo tiene lo que tengo gusta, drama. Y no precisamente de los insignificantes, un drama que os va a encantar de ello estoy completamente segura.
Ya para terminar, el detalle de Carina de dejar que Lexi y Eliana interactuen, es algo que siempre quise hacer, y puesto que todavía no hay una paz para lo sobrenatural, creo que es una bonita forma de despedir a los dos personajes. (Aunque Eliana volverá, no de la muerte, pero volverá)
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤️
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