CAPÍTULO 29: THE END OF THE ORIGIN

—— THE END OF THE ORIGIN ——

—¿Qué ha sido eso?— Preguntó Bonnie al escuchar el grito de dolor que Damon había soltado a raíz de lo que fuera que Rebekah le estuviera haciendo.

—No dejes que te moleste.— Le pidió Klaus, el cual al igual que Astrid, esperaban que Bonnie se pusiera manos a la obra con el conjuro.

—Pues me molesta.— Sentenció Bonnie con firmeza. —Tu me molestas. Utilizas a la gente a tu antojo y no está bien.— Afirmó enfadada mirando a Klaus, el cual estaba apoyado en el marcó de la puerta, para después mirarla fingiendo una expresión de sorpresa mientras se llevaba la mano al pecho haciendo creer que le había ofendido.

—Auch, golpe bajo.— Se burló Astrid divertida.

—No te dejes llevar, Bonnie.— Le dijo Klaus a la bruja. —Soy consciente de que has sufrido mucho, lo se, tu madre se ha marchado.— Comentó el híbrido recordando, de alguna forma, el dolor de la bruja.

—Otra vez, muy triste.— Puntualizó Astrid.

—Te ayudare a encontrarla, si quieres.— Sugirió sabiendo como incentivar a la bruja. —Conozco a grandes rastreadores, puedo traerla de vuelta.— Comentó mientras la miraba fijamente. —O si lo prefieres, puedo traer sus pedazos.— Añadió haciendo que Bonnie le mirase asustada por lo que la podría pasar a su madre. —Pero, es que no ves que voy a seguir haciendo daño a los tuyos hasta que hagas el hechizo, se que esta en el grimorio, y se que requiere la sangre de toda la familia.— La informó para después coger una maletin y abrirlo, mostrando en el seis frascos con sangre. —Así que, aquí la tienes. Elijah, Rebekah, Kol, Finn, Eliana y Leonidas.— Aclaró mientras señalaba la sangre de cada miembro, para después morderse la mano, dejando caer su sangre al suelo. —¿Dónde la quieres?— La preguntó haciendo que Bonnie cogiera la copa que tenía al lado del grimorio para recoger la sangre del híbrido. —Amor, te toca.— Le indicó que Astrid la cual puso los ojos en blanco.

—No te preocupes, no me voy a morder la mano como si fuera un salvaje.— La tranquilizó mientras cogía una daga y se hacía un corte en la palma de su mando, para a continuación coger un vaso para que la sangre cayera dentro. —Mi sangre, ya tienes la de todos, empieza a trabajar y rápido, o sino Kol y Leo lo harán con Jeremy.— La indicó mientras dejaba sobre la mesa el vaso, para a continuación Bonnie coger todas las muestras y juntarlas, después empezó a recitar un hechizo, haciendo que la gran mancha de sangre que había en la mesa empezara a moverse como si tuviera vida propia y, lentamente, a separarse unos de otros, dando como origen, ocho manchas separadas. —Ya está, no era para tanto, ¿verdad?— Sonrió la híbrida al ver que ya estaba hecho el hechizo de desunión.

—Oh, ¿os marchais ya?— Preguntó Rebekah al ver que Astrid y Klaus acompañaban a Bonnie hasta la salida.

—Hermanita, se amable.— Le pidió Klaus haciendo que Rebekah fingiera una sonrisa.

—Gracias Bonnie, te veo en clase de física.— Sonrió Rebekah para después marcharse, haciendo que todos vieran lo mucho que ella y Eliana se habían estado divirtiendo hiriendo a Damon.

—Madre mía...— Murmuró Bonnie asustada al verle en aquel estado.

—Sí... perdona por la sangre, Damon hirió sus sentimientos y me ha estado enseñando.— Admitió Eliana haciendo sonreír a su hermana mayor, ya iba siendo hora que su hermana pequeña aprendiera sobre las costumbres familiares.

—Bonnie...— Murmuró Damon al ver allí a la bruja esperando que ella hiciera algo por salvarlo.

—Venga, ayudale. Salva al hombre que convirtió a tu madre en vampiro.— La animo Astrid, sabiendo que por mucho que Bonnie les acusará de ser rencororos, ella lo era también.

—Sacarme de aquí.— Les pidió la morena, haciendo que la teoría de Astrid se conformará, no todos eran tan diferentes a ellos.

—Como no.— Sonrió Klaus mientras la acompañaba hasta la salida.

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—Vaya, estoy completamente impresionada.— Comentó Astrid mientras miraba las heridas que Eliana le había hecho a Damon.

—Bueno, Rebekah enseña bien y Damon..., no me cae bien. Así que...— Comentó la menor de las hermanas orgullosa del trabajo que había hecho.

—Debía de haberte enseñado hace siglos.— Afirmó Astrid impresionada por el gran trabajo que había hecho.

—Nunca me dejas hacer nada divertido.— Comentó la vampira mientras las dos se metían en uno de los salones.

—Evitó que salgas herida.— Aclaró su hermana mayor, recordando que había mucho más trasfondo en su deseo de querer protegerles.

—Nada puede matarnos.— Alegó su hermana creyendo que a lo que Astrid se refería era a salir muerta.

—No me refiero a esa clase de herida, Eliana.— Aclaró su hermana, haciendo que esta comprendiera que se estaba refiriendo a la herida emocional que podrían llegar a hacerla.

—¡Klaus, estoy aquí!— Gritó Stefan alertando a todos los presentes con su llegada.

—Parece ser que el segundo Salvatore ha llegado.— Comentó Eliana viendo que Stefan jamás dejaría de lado a su hermano mayor, algo admirable por su parte.

—Acabemos con esto.— Suspiró Astrid mientras se reunían con Klaus y Rebekah.

—Miralo, el héroe.— Dijo Klaus al ver al menor de los Salvatore.

—¿Qué quieres?— Preguntó Rebekah cruzándose de brazos.

—Proponerte un trato.— Le dijo a Klaus mientras dejaba caer al suelo una bolsa.

—¿Stefan que estás haciendo?— Le preguntó Damon a su hermano pequeño al comprender lo que estaba haciendo.

—Ocho estacas del roble blanco, hay una parte del puente que olvidasteis quemar.— Les informó haciendo que todos se dieran cuenta de que sabían aquel inconveniente detalle.

—Es imposible.— Garantizó Astrid segura de que Eliana y Rebekah le quemaron.

—Te aseguro que no.— Afirmó Stefan con seguridad. —Finn ha muerto.— Les informó, sorprendiendo a los cuatro Originales con su comunicado.

—¿Has matado a mi hermano?— Preguntó Rebekah incrédula por lo que había escuchado.

—Damon a cambio de las últimas ocho armas que pueden mataros.— Les propuso el vampiro, esperando que aceptaran.

—¿Y como sabemos que no escondeis ninguna más?— Preguntó está vez Astrid sabiendo que no podía confiar en la palabra de Stefan, más que nada por que si ella estuviera en su lugar se quedaría alguna.

—Por que no las hay.— Garantizó el menor de los Salvatore esperando convencerlos.

—No me lo creo.— Negó Eliana sabiendo que estaba hiendo de farol.

—Aseguremonos.— Comentó el híbrido mientras se acercaba a Damon. —Vete.— Le dijo al vampiro.

—No.— Negó este sabiendo cual era el objetivo de Klaus.

—Vamos, vete.— Le animo el híbrido.

—Nik, es mi juguete no el tuyo. Y Eli tiene mucho que aprender todavía.— Alegó Rebekah molesta de que su hermano la fuera a quitar su víctima.

—He dicho que te vayas.— Le ordenó, usando esta vez la coacción contra el, haciendo que Damon hiciera fuerza mientras los cepos empezaban a desgarrarle la piel, haciendo que Eliana y Stefan apartarán la vista horrorizados. —Vale, para, no te hagas daño.— Le ordenó haciendo que este dejara de intentar soltarse.

—Que considerado.— Comentó Astrid sarcásticamente.

—Bueno, ya veo que por fin puedo obligarte, veamos.— Sonrió orgulloso de tener a alguien con el que descubrir si había o no más estacas. —Aparte de la estaca que mató a mi hermano, ¿cuántas más estacas quedan que puedan matarme?— Quiso saber Klaus esperando que la coacción fuera suficiente como para darles la información deseada.

—Once.— Respondió Damon, haciendo que todos mirasen a Stefan, el cual vio que habían pillado su mentira.

—¡Once!— Exclamó Klaus. —No me digas, así que no son ocho.— Comentó mientras miraba a Stefan.

—No has debido de mentir.— Le aconsejo Eliana.

—Traeré las otras tres.— Afirmó el menor de los Salvatore sabiendo lo que les podría pasar a él y a su hermano.

—Sería un detalle, aunque por mentir puede que obligue a tu hermano a tragarse su propia lengua.— Sugirió Klaus mostrando que estaba bastante enfadado.

—¿Qué problema tienes?— Preguntó Stefan sin entender la actitud de Klaus.

—¿Qué problemas tienes tu? ¿De verdad no me tienes ningún aprecio? Te he dado a alguien a quien detestar, a quien odiar. Un objetivo para toda tu ira.— Alegó Klaus mirando al que tiempo atrás fue como un hermano para él. —Para que no la descargues contigo mismo.— Le recordó sabiendo que sino fuera por él, Stefan ahora mismo sería con un martil para sí mismo. —Te he dado un propósito en la vida, soy tu amigo.— Le aseguro.

—Menudo amigo.— Murmuró Astrid mientras ponía los ojos en blanco.

—Creo que deberías de agradecermelo.— Sugirió Klaus.

—¡Basta!— Exclamó Stefan mientras se movía rápidamente y mostraba que tenía escondida una de las tres estacas que faltaban, la cual apuntaba directamente al corazón de Klaus.

—Dame eso o morireis los dos.— Le pidió haciendo que finalmente Stefan se la diera y le soltara, sabiendo que debía de pensar en lo que le podía pasar a su hermano. —Ahora solo tenéis que darme las otras dos.— Alegó orgulloso de haber descubierto cuáles eran sus verdaderas intenciones.

—Esto es ridículo.— Comentó Rabekah mientras se acercaba a Damon y le soltaba.

—¿Qué haces?— Preguntó Klaus confundido por lo que su hermana pequeña estaba haciendo.

—Yo lo he traído, puedo soltarlo si quiero.— Dijo con obviedad. —Ahora mando yo.— Sentenció mientras le terminaba de soltar. —Traeme las estacas y os salvareis.— Le dijo a Stefan mientras cogía la bolsa en la que estaban ocho de las once estacas que quedaban. —Llévatelo como prueba de confianza.— Añadió marchándose.

—Danos las estacas, todas, o declarare la guerra a todos los tuyos.— Le dijo Astrid a Stefan haciendo que esta la mirase fijamente sabiendo que ella no estaba hiendo de farol. —¿Te ha quedado claro?— Le preguntó esperando que fuera consciente de la gravedad de la situación, la cual había cambiado.

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—No puedo creerme que Finn este muerto.— Comentó Rebekah mientras veía quemarse las ocho estacas.

—Que se pudra, era una vergüenza.— Alegó Klaus mostrando que no le había afectado en absoluto la muerte de su hermano mayor.

—Aún así era tu hermano, un respeto.— Le advirtió Astrid.

—Bien.— Respondió el híbrido. —Recemos una oración por Finn, que pasó más tiempo en un ataúd que fuera.— Comentó con burla, llevándose una mala mirada por las tres Originales. —Era un enfermo por complacer a madre, esta mejor muerto.— Añadió con obviedad.

—¿Así es como hablarías de mi o de Astrid y Eliana si murieramos?— Le preguntó Rebekah a su hermano al ver con la frialdad con la que hablaba sobre su propio hermano, tal vez no fuera el hermano del siglo, pero era su sangre, parte de su familia.

—Has soltado a los Salvatore con dos estacas que pueden matarnos, no tardaremos que saberlo.— Respondió Klaus con obviedad. —¿Y desde cuando sales en su defensa? En Astrid es normal.— Alegó, señalando a la híbrida la cual puso los ojos en blanco, había desistido en discutir con Klaus.

—Los Salvatore pelean como perros, pero morirían el uno por el otro. Ellos siempre anteponen la familia, algo admirable.— Aclaró Astrid admirando bastante aquella faceta de ellos, porque a pesar de todo el daño que se hacían entre ellos, se terminaban perdonando, apoyando y ayudando.

—Tu destruiste la nuestra.— Puntualizó Rebekah mirando a su hermano de forma acusadora.

—Yo quería una familia, pero no fui correspondido.— Alegó el híbrido enfadado. —Y rota la unión ya no dependemos los unos de los otros.— Añadió mostrando que le daba ya igual todo, ya no dependía de nada ante el riesgo de que alguno recibiera una estaca en el corazón.

—Entonces te marchas.— Asumió Eliana al comprender cuáles eran las intenciones del rubio.

—En cuanto tenga mis estacas me voy, me llevaré a Elena y con su sangre crearé una nueva familia de híbridos.— Garantizó, mostrando que no necesitaba a nadie de su familia para conseguir lo que tanto había ansiado.

—Siniestro.— Puntualizó Astrid.

—¿Y si decido quedarme?— Preguntó Rebekah queriendo saber de qué sería capaz Klaus.

—Serás tan patética como Finn, y vosotras dos igual.— Alegó mirando a las tres, para después marcharse.

—No le hagas caso, la edad.— Dijo Astrid sarcásticamente mientras se acercaba a Rebekah. —Puedes venirte con nosotras, la habitación de Leo esta vacía, y si quieres es tuya.— Sugirió haciendo que Rebekah sonriera al ver que ni Astrid ni Eliana la abandonarian.

—Sí, noche de chicas.— Sonrió Eliana emocionada. —Por favor, no he tenido una en... medio milenio.— La pidió a Rebekah esperando poder convencerla.

—Vale, esta bien.— Cedió la menor de los Mikaelson haciendo sonreír a Eliana.

—Ahora ya no soy la única que cede ante los caprichos de Eliana.— Comentó Astrid mientras las tres se marchaban.

—Siempre ha sido tu debilidad.— Puntualizó Rebekah divertida, ojalá alguno de sus hermanos tuviera una debilidad así, porque ella como Elijah admiraban de lo que Astrid podía llegar a hacer por sus hermanos y, en su defecto, por las personas a las que quería, a algunas más que otras aunque no se lo merecieran.

—Una, por desgracia, muy evidente.— Murmuró Astrid mientras agachaba la cabeza, sabiendo que habían sido muchos los que habían usado su amor por sus hermanos como aliado para conseguir que hiciera determinadas cosas.

★★★

La cara de ofendido de Klaus es superior y no tengo dudas de ello.

Bueno, aparte de ello creo que lo idóneo sería hablar del capítulo, por supuesto no hay mucho que puntualizar ya que me centro muchísimo en el episodio.

Pero creo que hay que matizar varias cosas, primero la escena de Klaus y Astrid, admito que Klaus es un poco salvaje pero... todas le queremos.

Otro detalle, es que aunque es noble la acción de Stefan de ir a por Damon, esta claro que sus intenciones eran matar a Klaus eso estaba CLARISIMO.

Y hablando de hermanos, la escena de Klaus después de saber que Finn a muerto, se que lo dice desde el odio pero... si creo que se pasó. Porque es él quien más miedo tiene a quedarse solo a pesar de que haga híbridos.

Con respecto la escena del final... adoro hacer escenas con Eliana me parece que es de los personajes más tiernos que he creado y me siento muy orgullosa de ello.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

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