CAPÍTULO 25: ALL MY KIDS (PART II)
—— ALL MY KIDS ——
—Tendría que haberte matado hace meses.— Dijo Klaus a Damon justamente al ver que este había atacado a Kol, clavándole la daga en el hecho, detalle que afecto al resto menos a los dos híbridos.
—Hazlo, eso no impedirá que Esther te mate.— Dijo Damon sabiendo como provocar a Klaus, de hecho no era complicado provocar al híbrido.
—¿Qué has dicho de mi madre?— Preguntó Klaus confundido, al percatarse de que había algo que se le escapaba, algo que él y seguramente el resto de la familia desconocía.
—¿No sabes que soy colega de tu mami?— Preguntó el mayor de los Salvatore con burla. —Sí, tenemos mucho en común. Te odia tanto como yo.— Garantizó el vampiro haciendo que Klaus se moviera rápidamente para intentar atacarlo.
—Basta.— Intervino Astrid, haciendo que Klaus se detuviera.
—Aún le necesitamos.— Añadió Elijah, el cual lentamente regresaba a tener un color de piel algo más humano.
—¿Qué ha hecho madre?— Le preguntó Klaus a Elijah esperando una explicación por parte de alguno de los dos. —¿Qué ha hecho?— Volvió a preguntar mostrando que estaba muy enfadado.
—Dime donde están las brujas o Rebekah matará a Elena, ahora mismo.— Intervino Astrid mientras sacaba su teléfono en señal de que iba muy enserio con su amenaza, y no de farol como los dos Salvatore podían creer.
—Nos disteis hasta más de las nueve.— Se quejó Damon al ver que aun quedaba más de media hora para que se completará el plazo exigido.
—Nadie toca a mis hermanos y sale indemne. Además, seguro que a Rebekah la encantará intervenir antes.— Garantizó Astrid mostrando que como siguieran por ese camino, muchas cosas podrían suceder. Astrid siempre había sido protectora, pero ahora que ella y todos, incluidos sus hermanos, corrían riesgo de muerte era más que evidente de que estaba dejando relucir una faceta que se intensificó la misma noche en la que completo tu transición a vampiro.
—El tiempo corre, caballeros.— Les recordó Elijah, haciendo que el tiempo que se había establecido seguía vigente, pero cada vez quedaba menos.
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—¿Qué hacemos aquí?— Preguntó Leonidas al ver que Astrid les había llevado hasta una vieja cueva que parecía bastante perdida y olvidada por el ser humano.
—Madre escondió aquí el grimorio, junto a varios objetos de incalculable poder.— Les explicó Astrid mientras caminaban por el lugar con tranquilidad, como si se le conociera de memoria, y es que era así. Cuando su madre murió el lago y aquella pequeña cueva eran los lugares que más frecuentaba, en donde la contaba como se sentía, pero de aquello hacia tanto tiempo, que para la híbrida ya no era importante.
—¿Alguno que nos pueda ser de utilidad para no morir?— Preguntó Eliana, la cual se había quedado afuera con los brazos cruzados, mostrando su enfado al ver que sus hermanos seguían ocultandola cosas con el pretexto de que era para protegerla.
—No, pero sí para ser protegido.— Explicó Astrid mientras salía se la cueva, mostrando que en su poder tenía un viejo collar, en el cual estaba constituido por una cadena y una chapa donde estaba gravada la constelación que llevaba el nombre su madre.
—Su collar...— Murmuró conmocionada Eliana al reconocerle.
—Pensaba que fue quemada con él.— Comentó Leonidas confundido, ¿como es posible que estuviera ahí?
—Me pidió que lo escondiera junto al resto, y que solo le usará si era en caso de extrema necesidad.— Aclaró Astrid con tranquilidad mientras miraba el collar que había estado escondido durante mil años, junto a muchos más objetos.
—Como esta noche.— Asumió su hermano mayor, sabiendo que aquel collar seguramente sería de gran ayuda para lo que fuera que su hermana mayor estuviera maquinando.
—Exacto.— Afirmó Astrid mientras se acercaba a su hermana pequeña. —Eliana, ayuda a conseguir que los Salvatore maten a una de las Bennett.— La pidió mientras se ponía detrás de ella y la ponía el collar que tiempo atrás fue de su madre, parecía ser que Esther no era la única bruja con un collar mágico.
—¿Qué? ¿Por qué yo?— Preguntó Eliana confundida mientras se llevaba la mano al cuello para tocar el collar.
—Por que tu eres de agrado para los espíritus, y madre no permitirá que le pasó algo a su adorada hija pequeña.— Aclaró está vez Leonidas al comprender cual era el plan de su hermana, o por lo menos el motivo por el que había decidió usar a la menor.
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—Hijos míos, adelante.— Dijo Esther al ver aparecer a Elijah, a Kol y a Klaus en un primer plano, mientras que por el otro lado aparecían Astrid y Leonidas.
—No te acerques.— Le pidió a su madre, la cual había decidido entrar dentro del círculo en el cual estaba Finn metido, y el cual estaba rodeado por antorchas.
—Tranquilo, no pueden entrar.— Le tranquilizó Esther creyendo que su plan iba a funcionar tal y como había predicho.
—¡Qué bonito!— Exclamó Kol divertido.—Todos aquí mientras el hijo preferido hace de cordero sacrificado.— Se burló mientras miraba a su hermano mayor. —Que patético eres, Finn.— Añadió mirando con desprecio al vampiro, el cual había dado la espalda a todos sus hermanos.
—Callate, Kol.— Le ordenó su madre. —Tu hermano tiene virtudes que no puedes ni imaginar.— Afirmó la mujer saliendo en defensa de su primogénito.
—Aunque nos detestes matar a tus hijos sería una atrocidad.— Intervino esta vez Elijah, incapaz de creerse que la mujer que les convirtió en aquello con el pretexto de evitar que murieran fuera la que estuviera buscando, en aquellos momentos, su muerte.
—Solo me arrepiento de no haberos dejado morir hace mil años.— Intervino Esther, sabiendo que había cometido un grave error tiempo atrás, error que estaba dispuesta a solucionar en aquellos momentos.
—Basta.— Dijo Klaus manteniendo una expresión de enfado. —Tanta charla ya me aburre.— Comentó mientras miraba a su madre y a su hermano con una expresión de pocos amigos. —Acaba con esto, o te mando de vuelta al infierno.— La advirtió.
—Creo que esta vez, nuestra madre no se presentará tan benevolente como lo ha sido.— Intervino esta vez Leonidas, haciendo que Esther se diera la vuelta y les mirase con seriedad.
—¿Qué sabéis vosotros?— Preguntó la bruja sabiendo que ellos sabían lo que la habían hecho por crear a los vampiros.
—Un par de contactos aquí y allá, un par de viejos objetos mágicos, y violá, información desde el Otro Lado.— Resumió Astrid mientras sonreía sabiendo que habían tocado un tema que a la bruja Original parecía no agradarle.
—Durante mil años me he visto obligada a veros, a sentir el dolor de cada víctima, a sufrir por la sangre derramada.— Explicó la mujer mirando a los cinco vampiros con completo desprecio, ya que muy en el fondo para ella ya no eran sus hijos, eran monstruos. —Incluso tu Elijah, que tan noble dices ser eres igual que ellos. Incluso vuestra pequeña y adorada hermana, ha derramado sangre.— Comentó mirando primero a su hijo, para después mirar a los hermanos, los cuales la miraron con una mirada asesina. —Todos vosotros sois una maldición que ya salpica a varias generaciones.— Les recordó sabiendo que el mal que había causado por tanto tiempo debía de, una vez por todas, solucionarlo. —Si venis a suplicar por vuestra vida, lo siento, perdéis el tiempo.— Les informó mientras sentía como algo estaba saliendo mal, como si estuviera perdiendo la fuente de su poder. —No..., hermanas no me abandoneis.— Suplicó, haciéndo referencia a todo el linaje Bennett, haciendo que las llamas de las antorchas se entendieran con mayor intensidad y violencia.
—¡Madre!— Exclamó Finn agarrando a su madre para poder protegerla, para después moverse velozmente con ella, impidiendo que alguno pudiera salir tras ellos.
—Lo han conseguido.— Sonrió Leonidas orgulloso de que al menos siguieran con vida durante un mes más, o tal vez más tiempo.
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—¿Puedo quedarme con el collar?— Le preguntó Eliana a Astrid, al ver como esta salía de su habitación con el pelo húmedo, dando a entender que acababa de ducharse.
—Claro.— Sonrió la vampira mientras se sentaba a su lado.
—¿Y ahora que hacemos? Es decir, hemos impedido que nos mate, pero quien dice que no lo va a volver a intentar.— Quiso saber Leonidas, el cual estaba sentado en uno de los sillones mientras se bebía, el solo, una botella de Bourbon.
—Si lo vuelve a intentar, volveremos a impedirlo.— Sentenció Astrid con seguridad, a fin de cuentas ella tenía una promesa que mantener.
—¿Cómo sabías lo que la hizo madre?— Preguntó Leonidas sabiendo que aquella información, por mucho que él la conociera, había sido Astrid quien lo había deducido.
—Siempre he tenido amigos en todas partes, y no es difícil saber lo que los espíritus naturales pueden llegar a hacer, además de que era algo evidente. En el momento en el que la proporcione el hechizo supe que madre estaría terriblemente enfadada.— Respondió Astrid con obviedad, sabiendo que no les depararia nada bueno si llegaban a morir, esperaba estar equivocada, pero los espíritus eran rencorosos y ellos no solo eran abominaciones que ellos odiaban, sino que habían causado demasiadas muertes y demasiado dolor.
—Tal vez sí tenía razón y nunca nos abandono.— Murmuró Eliana, mimetismo jugaba con el collar que fue de su madre.
—Una vieja amiga me explicó que los espíritus siguen en la misma realidad, invisibles para nosotros. Están a nuestro lado, cuidado de nosotros, así que no creo que madre nos llegara a abandonar del todo.— Explicó Astrid esperando que no solo su madre estuviera junto a ellos, sino también Lexi y en su defecto su padre.
—¿Sigue en pie lo de quedarnos? En este pueblo cada vez pasan cosas más raras, ¿a quien se le ocurre ayudar a una bruja para matar a los Originales? Es absurdo.— Comentó Leonidas mostrando que no le agradaba nada Mystic Falls, sobretodo por todos los que estaban intentando matarlos.
—La decisión está en Eliana, ella decide. Por una vez, haremos caso a lo que nuestra hermana pequeña quiera.— Sentenció Astrid sabiendo que la que más había llegado a perder era Eliana, la cual siempre había vivido protegida de sus hermanos, hasta un nivel en el que en aquellos momentos, Astrid era consciente de que no era bueno.
—¿Y por qué no puede ser lo que vuestro querido hermano quiera?— Preguntó Leonidas ofendido, haciendo reír a ambas.
—Porque si por ti fuera estaríamos en Las Vegas.— Respondió Eliana con obviedad.
—Oh, venga. Quiero ver lugares, os recuerdo que los últimos quinientos años he estado encerrado cogiendo polvo.— Las recordó, haciendo que su hermana pequeña le mirase encarnando una ceja, dando a entender que no había sido el único.
—Seguimos siendo mayoría, hermano.— Le recordó Eliana con una sonrisa de victoria.
—No se como os sigo soportando, siempre conspirais contra mi.— Se quejó haciendo que ambas rieran de nuevo.
—¿Vas a hacer otro berrinche?— Preguntó Astrid mientras encarnaba una ceja divertida. —Creía que dejaste esa etapa a los seis años.— Añadió mientras ponía una mueca de duda.
—Prefería la daga, al menos no me llevaba la contraria.— Murmuró haciendo que sus dos hermanas le mirasen con una expresión de pocos amigos debido al comentario que había hecho, el cual, evidentemente, no las había hecho nada de gracia.
—¿Quien puede ser a esta hora?— Preguntó Eliana confundida mientras se ponía de pies y se dirigía a la puerta para después abrir y dejar pasar a Klaus y a Rebekah.
—Tenemos un pequeño problema.— Les informó Rebekah mientras les mostraba uno de los videos que había grabado sobre Elena.
—¿Vas a alardear de tus dotes como torturadora?— Preguntó Astrid confundida al no comprender donde estaba el problema.
—Mirar los dibujos del muro, detrás de Elena.— Les indicó Klaus haciendo que los tres se fijarán en ellos.
—Los nativos contaron la historia de nuestras familias, ¿y que?— Respondió Leonidas al no comprender cual era ese problema que había anunciado Rebekah al entrar.
—Fijaros en el dibujo.— Les indicó de nuevo Klaus esperando que los tres lo reconocieran.
—¿Qué es?— Preguntó Eliana sin reconocerle.
—Parece un nativo adorando el gran roble blanco.— Comentó Leonidas sin estar muy seguro de lo que estaba viendo.
—¿Y? Ya quemamos ese árbol.— Alegó Astrid sin entender cuál era el problema.
—Mirar las marcas que lo pretenden.— Les indicó esta vez Rebekah.
—Es el calendario nativo.— Comentó Astrid al reconocerle, su padre la enseño a interpretarlo.
—No puede ser...— Murmuró Eliana al comprender lo que ponía en él.
—Un roble blanco trescientos años después de que volviéramos al viejo mundo. Debe de haber un nuevo árbol joven que reemplaza al viejo.— Les informó Rebekah haciendo que los tres hermanos se mirasen, sabiendo que ahora sí tenían un gran problema, un problema relacionado con el árbol cuya madera podía acabar con sus vidas.
—Ese árbol puede matarnos.— Sentenció Klaus sabiendo que tenían, de nuevo, un problema que si los Salvatore y el resto descubrían, no dudarían en utilizar contra ellos.
—Esto no ha terminado.— Sentenció Eliana abatida, ya que no la parecía tan divertido, no cuando estaba en juego la vida de todos.
—Tenemos que descubrir que ha sido del árbol.— Sentenció Rebekah sabiendo que debían de dar con él y quemarlo.
—Seguramente en el registro municipal este, un árbol tan peculiar le tendrán documentado. Si es que todavía sigue en pie.— Respondió Astrid dando a entender de qué tenían una pista por la cual empezar a buscar.
★★★
No lo niego, el gif de hoy es de los más épicos que hay en la serie.
Aún así, el capitulo de hoy no tiene mucha importancia. Aunque corrigiendolo, me he dado cuenta de que creo que sí he marcado esa diferencia, es decir la personalidad de Astrid antes y después de estar con sus hermanos. Espero que haya un cambio porque ese era el objetivo.
Ahora bien, cosas que me gustarían puntualizar del capítulo, el odio de Finn. Chico entiendo que odies a tus hermanos, pero también te digo que entiendo que Klaus te metiera en un ataúd, no creo que lleguen a una docena los episodios en los que sale y me saca de quicio asique...
Luego aparte, Esther, osea convertirtes a tus hijos en vampiros, sabiendo las consecuencias que habría y te da igual, y luego "ay, tengo que solucionarlo", lo que deberías de solucionar son tus problemas en la cabeza, que luego pretendes matar a tu propia nieta.
Ya con todo lo demás, bueno la escena de Astrid y sus hermanos..., ya sabéis que me encantan hacer cosas así, además de que quiero dejar cosas claras.
Por cierto, el collar de Carina es muy importante, es decir, aparecerá y tendrá su importancia a lo largo de la historia. Y sí, el collar protege a quien le lleva sí está persona es familia de la dueña original.
Por cierto, creo que para la próxima semana acabaré de escribir Forever and Always, y de momento con lo que llevo escrito... estoy muy satisfecha.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤️
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