CAPÍTULO 16: WHEN WE WERE HUMAN...

—— WHEN WE WERE HUMAN... ——

—¿Qué pasa? Por teléfono parecías alterada.— Comentó Astrid entrando en la casa de los Salvatore, donde Rebekah había decidido quedarse.

—Están buscando a Mikael.— Explicó la vampira, haciendo que Astrid la mirase desconfiada.

—¿Segura?— Preguntó Astrid sabiendo lo que eso podía suponer, ya no solo para ellos, sino para cualquier criatura sobrenatural.

—Elena sabe donde está encerrado.— Se limitó a decir Rebekah, aunque era cierto que Astrid en alguna ocasión había amenazado a Klaus con traer a Mikael, era evidente de que eso no iba a ser así. No iba a ser tan estúpida como para poner a todos y a si misma en peligro.

—Me sorprende la estupidez humana, pero no nos encontrará, ¿no? Es decir, nunca dio con ninguno, y lleva encerrado bastante tiempo.— Alegó la híbrida intentando mantener la esperanza de que él no daría con ellos.

—No estoy segura, As.— Comentó Rebekah.

—¿Vas a elegir víctima?— Preguntó Astrid al ver a las seis chicas que Rabekah tenía en fila.

—No, es para la fiesta de Bienvenida.— Explicó con tranquilidad mientras las miraba. —¿Cual te gusta?— La preguntó con curiosidad.

—Ya sabes que no me gustan los bailes, ni las fiestas.— La recordó Astrid, recordando todas las veces en las que intento evitarlos. A ella no la gustaba ser el centro de atención, ni estar en aquellos lugares, prefería hacer algo menos... llamativo.

—Venga, elige, por favor. Siempre has tenido muy buen ojo para todo.— Insistió Rebekah esperando poder convencer a Astrid, ante sus palabras la híbrida puso los ojos en blanco al pensar que su criterio no era tan bueno como la menor de los Mikaelson decía.

—El rojo, sin duda es el que más me gusta para ti.— Respondió la híbrida haciendo que Rebekah sonriera al ver que, como siempre, Astrid cedía a sus peticiones, era difícil que lo llegara a hacer.

—Gracias, olvidareis todo, ya podéis marcharos.— Les ordenó a las chicas, las cuales se fueron.

—Me sorprende que hayas organizado un desfile privado.— Comentó en ese momento Elena, haciendo que las dos Originales se dieran la vuelta para poder mirarla.

—No puedes amenazarnos, sabrás lo que nosotras queramos que sepamos, ¿esta claro?— La informó Rebekah mientras pasaba a su lado, siendo seguido por las otras dos. —¡Qué divertido es esto!— Exclamó sonriendo al entrar en la habitación de Stefan.

—No deberíamos de estar aquí.— Comentó Elena creyendo que mirar sus cosas era como violar la intimidad de Stefan.

—Claro que sí, como sino te gustará espiar.— Alegó Rebekah con obviedad.

—¿Vas a registrar todas sus cosas o vais a contarme vuestra historia?— Preguntó Elena queriendo saber si iba o no a perder el tiempo.

—No eres nada divertida.— Comentó Rebekah haciendo reír a Astrid con su comentario.

—¿Qué quieres saber?— Preguntó Astrid sentándose en una de las sillas, para después mirar a Elena.

—Según Elijah, tu padre, Rebekah, era un terrateniente en Europa. ¿Cómo terminasteis aquí?— Inquirió la chica, haciendo que las dos vampiras se mirasen sabiendo que había llegado el momento de revelar la historia familiar.

—Cuando mis padres formaron una familia, una plaga asoló su país, perdieron a un hijo. Decidieron huir, como muchos otros, y proteger a su futura familia del mismo destino.— Explicó Rebekah mientras Astrid miraba uno de los libros de Stefan, recordando algunas cosas de su pasado como humana, de su antiguo «yo».

—¿Y como acabasteis aquí? Esta parte del mundo no se había descubierto.— Alegó Elena confundida al no comprender como habían podido terminar allí.

—No por nadie de tus libros de historia.— Puntualizó Astrid, sabiendo que gracias a dos brujas, una de ellas su madre, ella y sus hermanos estaban en aquel lugar, al igual que el resto.

—Mi madre conocía a las brujas Ayanna y Carina, que supieron por los espíritus de una tierra mística donde todos gozaban de salud y estaban bendecidos por fuerza y rapidez. Eso trajo a mi familia aquí, donde vivimos con ese pueblo.— Explicó Rebekah mientras miraba la expresión de la híbrida, ya que desde que Carina murió, ninguno de los hermanos Novawood había vuelto a nombrarla. Tal vez aquella era la primera en siglos vez que Astrid escuchaba en voz alta el nombre de su madre.

—¿Los hombres lobo?— Preguntó Elena sorprendida.

—Para nosotros solo eran vecinos, vivimos en paz más de veinte años y en ese tiempo tanto mi familia como la de Rebekah tuvieron más hijos, incluidas nosotras.— Prosiguió esta vez Astrid con su explicación.

—Hace que parezca normal.— Comentó Elena algo sorprendida.

—Lo era.— Garantizó Rebekah con obciedad.

—Una vez al mes nuestras familias se escondían en las cuevas bajo la aldea. Los lobos aullaban toda la noche y por la mañana regresabamos a casa.— Dijo Astrid siguiendo con la narración de como terminaron convirtiéndose en vampiros.

—Una luna llena, Klaus y mi hermano pequeño, Henrik, intentaron ver transformarse a los hombres en bestias.— Añadió Rebekah, haciendo que Astrid se diera cuenta de que hablar de ello no era nada cómodo para la vampira, de hecho no era cómodo para ninguna.

—Estaba prohibido y Henrik pago el precio.— Aclaró Astrid recordando aquel momento con demasiada claridad por su desgracia.

—Ese fue el final de la paz con nuestros vecinos y uno de los últimos momentos de nuestra familia como humanos.— Comentó Rebekah justamente cuando el teléfono de Elena comenzaba a sonar. —Más vale que le cojas, será Damon para ver como estas.— Añadió, haciendo que Elena obedeciera su sugerencia.

—¿Estas bien?— Le preguntó Astrid a Rebekah una vez que Elena había descolgado el teléfono.

—Sabes que no me gusta hablar de ese tiempo.— Respondió Rebekah haciendo que Astrid la dedicará una pequeña sonrisa en señal de apoyo, para después abrazarla.

—¿Ese era Stefan?— Preguntó Elena, haciendo que Astrid se moviera a velocidad vampirica para quitarla el teléfono.

¡¿Cómo has podido dejarlo salir?!— Exclamó la Original furiosa por ello.

Esta controlado, Astrid.— La tranquilizó Damon para después finalizar la llamada.

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Mystic Falls, 1001 d.C.

Vamos, Astrid. Esto no está bien.— Insistió Leonidas a su hermana, la cual estaba grabando su nombre y los de sus hermanos en la pared de una de las cuevas.

No seas aburrido, Leo.Respondió su hermana mirándole de reojo.

La luna esta por salir, se supone que deberíamos de estar escondidos. No en la cueva grabando nuestros nombres.— Alegó su hermano, sabiendo que debían de estar junto al resto, escondidos y protegidos.

La prometí a Bekah que terminaría de poner los restantes, sabes que me manejo muy bien con el cuchillo.— Le informó su hermana mientras seguía con su labor, haciendo que Leonidas pusiera una mueca de pocos amigos.

En realidad no deberías de saber ni manejarlo, más allá que para la cocina.— Respondió, haciendo que su hermana se diera la vuelta.

¡Eh!— Se quejó por su comentario, ya que una de las opiniones que Astrid tenía era sobre el hecho de que una mujer no sólo tenía la función de tener hijos y de mantener el hogar, ella sabía que una mujer podía ser mucho más, incluso que era capaz de blandir una espada, aunque eso no era algo que creyera, era algo que sabía, su padre antes de morir la enseñó a manejarla, y sino hubiera muerto ella hubiera seguido aprendiendo. Si quieres reclamar cosas haber hablado con padre, fue él quien me enseñó.— Le recordó Astrid mientras le sonreía orgullosa.

¿Y entonces porque no enseñamos a Eliana?— Sugirió Leonidas, haciendo que Astrid le mirase con una expresión de pocos amigos, ya que si de por era sobreprotectora, con su hermana pequeña lo era mucho más. Porque no quería que siguiera sufriendo, y menos cuando era tan joven, su hermano y ella podían hacerlo, pero para Astrid, su hermana pequeña no estaba lista.

Ella no debe de saber manejarlo, es peligroso para ella.— Sentenció Astrid, haciendo que su hermano le mirase con diversión mientras encarnaba una ceja divertido. —No intentes usar mis palabras contra mi.— Le advirtió mientras le apuntaba con el cuchillo.

Oh, vamos, sino lo hago, ¿con que me divertiria entonces?— Se quejó el moreno mientras reía. —Astrid, enserio, hay que irse, es peligroso. Podríamos salir heridos, y eso sería una bendición.— Insistió, sabiendo que ambos podían terminar gravemente heridos o muertos.

Esta bien. Pero ni una palabra.— Le advirtió mientras dejaba el cuchillo en el suelo.

¿De qué?— Preguntó Leonidas confundido mientras su hermana le hacía un gesto sobre lo que había estado haciendo. —Oh vamos, no se lo voy a decir a nadie.— Se defendió.

Más te vale, ya es suficiente con Klaus y su necesidad de decirle todo a Mikael.— Alegó Astrid mientras los dos comenzaban a recorrer el camino de vuelta para poder ir a refugiarse con el resto.

Entiendo su punto, me aterra.— Admitió Leonidas.

¿A ti?— Preguntó su hermana sorprendida por su confesión.

Bueno, si tengo que elegir quien me da más miedo si Mikael o mi hermana mayor, creo que me decanto más por la segunda opción.— Comentó haciendo que Astrid le mirase con una expresión de pocos amigos al escuchar su comentario.

Vamos, antes de que sea yo la que decida matarte con el cuchillo, y no un hombre lobo.— Le advirtió algo molesta por el comentario que este había hecho.

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—¿No has espiado suficiente?— Preguntó Elena al ver que Rebekah seguía mirando entre las cosas de Stefan. —Podéis seguir con la historia.— Las pidió, esperando que ambas lo hicieran.

—Sinceramente no os veo como pareja.— Comentó Rebekah al ver una foto que Stefan tenía, en la que salia con Elena.

—Es normal, no tienes ni idea de quien es en realidad.— Se defendió Elena.

—Quien no le conoce eres tu, Elena. Esta faceta es parte de él, tanto como la otra.— Intervino esta vez Astrid, hecho que molesto a la réplica.

—¿Sabéis que? Me marcho.— Sentenció Elena cogiendo sus cosas para después dirigirse a la puerta.

—No sabes ni la mitad de la historia.— La recordó Astrid sabiendo que Elena quería saber el origen de los Originales.

—Y no vais a contarmela, estáis aburridas y buscáis a quien fastidiar. Buscar a otro con quien jugar, obligar a otro a ser vuestra amigo.— Las atacó haciendo que ambas la mirasen de mala forma, preguntándose como es que aquella estúpida humana podía ser el origen y la solución de tantos problemas.

—Stefan no podía regalar el colgante, pertenecía a la bruja Original.— Comentó Rebekah, haciendo que Elena se diera la vuelta para poder mirarla. ¿Cómo había conseguido Stefan el collar de la bruja Original?

—¿La que lanzó la maldición sobre Klaus?— Preguntó Elena sorprendida.

—No solo la de los híbridos, ella nos convirtió en vampiros.— Añadió Astrid sorprendiendo con sus palabras a Elena.

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Mystic Falls, 1001 d.C.

Todo podría magnificarse.— Le garantizo Mikael a Ayanna esperando que ella pudiera ayudarlos. —Nuestra familia viviría eternamente.— Afirmó el hombre mostrando que ni él ni su esposa podían perder a ningún hijo más.

¿A que precio?Preguntó Ayanna viendo la gravedad de lo que suponía usar una magia así. —Esa magia de la que habláis traerá consecuencias, esto conllevará una plaga Esther.— Insistió la mujer esperando convencer a la madre de los Originales, pero la decisión parecía que llevaba demasiado tiempo tomada. —Los espíritus se revelaran.— Añadió esperando que ambos lo comprendieran.

Por favor, Ayanna.— La pidió Esther esperando poder convencerla, pero Ayanna no estaba dispuesta a ser participe de algo así, y de igual forma, ellos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa.

No participaré en esto.— Sentenció Ayanna para después marcharse.

Si ella no protege a nuestra familia, esta solo en tus manos, amor mio.— Le recordó Mikael a su esposa, sabiendo que ella era la única que podría llevarlo a cabo.

Solo había dos brujas que conocen el ritual.Empezó a decir sabiendo que tendrían un problema, ya que ella desconocía de lo que el ritual trataba.

Ayanna no va a ayudarnos, ¿quién es la otra bruja?— Inquirió el vikingo, esperando que la otra bruja fuera más cooperativa.

Carina.— Respondió Esther haciendo que su marido viera que iba a ser imposible que pudieran reclamar su ayuda, ya que Carina llevaba ocho años muerta.

¿Crees que alguno de sus hijos sepa del ritual?Preguntó Mikael haciendo una referencia a Astrid, a Leonidas o a Eliana, los cuales eran los únicos que podrían tener algo de información.

Su grimorio.— Afirmó Esther sabiendo que en él estaría todo lo que necesitaban. Hablaré con Astrid para que me lo deje, solo ella sabe donde le escondió su madre.— Añadió, sabiendo que la joven e inexperta bruja la ayudaría, a fin de cuentas Esther y Mikael eran como unos segundos padres, en especial Mikael, el cual les había acogido cuando se quedaron sin nadie.

Secretos de primogénitos.— Comentó el hombre asumiendo qué tendría algo de relación.

Algo más complejo.Afirmó Esther sabiendo que la única esperanza que tenían es que Astrid les dijera el lugar en el que su madre, antes de morir y sabiendo que moriría, le escondió.

★★★

Lo se, es un capítulo donde me centro muchísimo en el episodio pero he alterado un par de cosas.

Primero los flashbacks, creo que sin duda ambos son importantes.

El primero muestra la relación de Leonidas y Astrid, ambos se encargan de proteger a Eliana, a la cual estoy segura de que vais a adorar en cuanto la conozcáis. Pero retomando el tema del primer flashback, la idea me vino de la escena de Klaus y Rebekah, a fin de cuentas me pareció muy bonita. Para aquellos que tengan dudas, a estas alturas Klaus y Astrid ya estarían casados, para que lo tengáis en cuenta.

Pasando al segundo capítulo, el personaje de Carina es muy importante en esta primera parte. Pero también muestra lo mucho que Esther y Mikael se aprovecharon de la confianza de Astrid, y muy en el fondo ella se siente responsable de que terminarán siendo vampiros. Ya que el hechizo le custodiaba su familia. Como ya sabéis me gusta relacionar todo, y os garantizó que todo está muy relacionado, de ahí que por ejemplo Carina tuviera el hechizo, o el motivo de su enfermedad. Aunque eso último es más enrevesado aún.

Al margen del capítulo, sin duda estoy deseando que llegue el capítulo en el que aparece Mikael, principalmente por el capítulo de después. Ya que van a pasar muchas cosas, entre ellas una escena que muy en el fondo estáis deseando que tenga lugar.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤

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