CAPÍTULO 12: THE NECKLACE

—— THE NECKLACE ——

—Gloria nos contó lo que te había pasado.— Comentó Rebekah al ver a Astrid la cual estaba sentada en el suelo, apoyada en el ataúd en el que descansaba Kol. —Guardaste muy bien el secreto.— Añadió sentándose a su lado.

—Bueno, Leo y Eliana me ayudaban a encubrirlo. Luego empecé a reprimir las transformaciones, como he estado haciendo estos meses.— Explicó Astrid recordando las veces que sus hermanos la encubrieron para que pudiera transformarse.

—¿Y por qué no decides romper el hechizo?— Preguntó Rebekah sabiendo que aunque Astrid también era una híbrida, no tenía las mismas aspiraciones que Klaus.

—No quiero, estoy bien como estoy. No es tan malo transformarse una vez al mes, no es tan bueno no tener el control pero... no quiero romper el hechizo. No necesito ser una híbrida.— Explicó Astrid dándose cuenta de lo mucho que echaba de menos poder contar sus problemas con total libertad a alguien, cuando se fue aprendió a no confiar en nadie hasta que conoció a Lexi, pero a ella tampoco la dio mucha información.

—Stefan me dijo que os conocisteis por otra vampira.— Comentó, haciendo que Astrid suspirase, desde el momento que supo de la muerte de Lexi las cosas para ella se habían complicado, porque sin Lexi la hacía sentir que estaba sola, y muy en el fondo lo estaba.

—Alexia Branson, te hubiera caído muy bien.— Sonrió mientras agachaba la cabeza y jugaba con su anillo de día. —Ambas ayudabamos a Stefan cuando perdía el control, unas veces ella, otras yo, o juntas.— Explicó, recordando la de años que desperdicaion sólo para salvarlo de si mismo, y ahora, una vez estaba apunto de perderse, y ella no podía hacer nada, y eso la enfurecia, porque sabía el esfuerzo que habían puesto ambas en salvarlo la ultima vez, pero tal vez lo que más la dolía era pensar que Lexi no lo hubiera permitido. Pero, por desgracia, la realidad y la situación era diferente. —Damon la mató para que no sospecharan de él.— Terminó de decir, mostrando así por qué hablaba de la vampira en pasado.

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—¿Qué hace?— Preguntó Stefan al ver que Gloria parecía estar haciendo alguna clase de hechizo.

—Pifiarla.— Respondió Klaus al ver que no estaba dando resultados lo que la bruja estaba haciendo.

—Es difícil encontrar algo sin un vínculo.— Explicó la mujer con obviedad.

—Usame a mi, yo lo lleve unos mil años.— Respondió Rebekah mientras se acercaba a la mujer y se sentaba sobre la mesa.

—Ves, al menos ella aporta una solución.— Respondió Gloria mirando a Klaus, él cual ignoró su comentario para después seguir bebiendo. —A ver, dame una mano, cielo.— Le pidió a Rebekah, haciendo que esta obedeciera su petición.

—Esta buscando el colgante, ¿no?— Preguntó de nuevo Stefan, haciendo que Astrid le mirase en señal de que debía de dejar de hacer tantas preguntas, o ambos se acabarían dando cuenta.

—Puedo sentir algo.— Comentó Gloria, captando la atención de todos. —Lo he encontrado.— Afirmó abriendo los ojos y saltándose del agarre de la vampira.

—¿Y donde está?— Preguntó Rebekah queriendo saber el paradero de su collar.

—No funciona así, cariño.— Rió Gloria al ver su impaciencia. —Veo imágenes, una chica con sus amigas...— Empezó a explicar.

—Lo que verás será una chica muerta sino recuperas mi colgante.— Garantizó la vampira mostrando que estaba empezando a enfadarse.

—Tengo que meterme más, para ver más detalles.— Explicó Gloria, sabiendo que no la dejarían en paz hasta tener toda la información necesaria.

—Pues hazlo.— Sentenció esta vez Klaus acercándose a la bruja.

—Necesito tiempo.— Aclaró Gloria mirándole. —Y espacio.— Añadió, haciendo que este se alejara. —Expantais mis buenas vibraciones.— Explicó queriendo que todos se marcharán.

—Podemos esperar.— Dijo esta vez Astrid.

—Ya se que podréis. Pero no os pido eso.— Respondió la bruja con obviedad.

—¿Por qué no salimos un rato? Ya volveremos luego.— Propuso Stefan mirando a los tres Originales. —Me muero de hambre.— Le indicó mientras se acercaba a Klaus. —Te dejo elegir presa.— Añadió convenciendo de esa forma al vampiro.

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—Mi chica está muerta, me aburro.— Se quejó Rebekah mientras observaba como Klaus y Stefan seguían comiendo, mientras que Astrid estaba sentada en el suelo, sin haber probado bocado, debido al festín que se había dado la noche anterior.

—No exagerabas con que tenias hambre.— Comentó Klaus mirando a Stefan el cual dejó caer el cuerpo de la chica.

—Sí... es un día duro.— Comentó Stefan mientras se ponía de pies.

—Pues imagina ser su hermano.— Se quejó Klaus mirando a Rebekah.

—No seas malo.— Le riñó Rebekah. —¿Y tú también?— Preguntó sorprendida al ver que Stefan se reía del comentario que Klaus había hecho. —Antes me querías.— Puntualizó la vampira.

—Han pasado noventa años, Rebekah, no le agobies.— Le pidió Klaus a su hermana.

—¿Por qué estás de su lado?— Preguntó Rebekah sorprendida por el comentario de su hermano mayor.

—Por que, hermanita, me compadezco de cualquier hombre que no te de lo que quieres.— Se burló Klaus.

—Fue a hablar el rey de Roma.— Comentó Astrid mientras ponía los ojos en blanco, haciendo que Klaus la mirase con una expresión de pocos amigos.

—No me trates como una mocosa, no soy una mocosa.— Le advirtió Rebekah mostrando que estaba comenzando a enfadarse.

—Mis mil años a tu lado dicen lo contrario.— Puntualizó su hermano poniéndose de pies.

—Tu tampoco eres fácil, solo he pasado un verano contigo y siento que me estalla la cabeza.— Alegó Stefan mirando a Klaus, haciendo que Astrid y Rebekah rieran por el comentario del vampiro.

—Quien quiere familia cuando se tiene un destripador tan directo.— Rió la híbrida divertida por el comentario de su amigo.

—Tengo que irme.— Dijo Stefan marchándose.

—¿Ha donde va?— Preguntó Rebekah confundida.

—A escribir un nombre en la pared.— Respondió su hermano con tranquilidad, haciendo que Rebekah le mirase confundida al no entender nada.

—Es una larga historia.— Añadió Astrid restándole importancia.

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—Querer jugársela a Klaus es algo que te puede costar la vida.— Comentó Astrid mientras se acercaba a Stefan.

—¿Que sabes?— Preguntó el vampiro confundido.

—Stefan, te conozco demasiado bien y por desgracia soy muy observadora. Pero como tú tengo que evitar que lo descubra, ahora bien no se que estarás tramando, pero te diré solo una cosa: no me la juegues a mi, porque puedo ser peor que él y yo sí se tus secretos.— Le advirtió mientras pasaba a su lado y se sentaba sobre uno de los ataúdes.

—Quieres sobrevivir.— Asumió Stefan viendo algunas semejanzas a la actitud de Katherine.

—Ya ves como están todos, me intereso por mi bien, es lo que debe de importar. Y para ti debería de ser igual.— Aclaró la chica con obviedad mientras miraba el escudo que había sobre el ataúd.

—Habéis vuelto, por fin.— Comentó Rebekah acercándose a ambos. —Nik ha ido a ver a la bruja. Que deprimente, la carga familiar.— Añadió al ver que Astrid estaba sentada sobre el ataúd de su hermano pequeño.

—¿Por qué no les quitáis la daga?— Preguntó Stefan confundido.

—Están hechizadas para que no lo haga, están hechas de plata.— Respondió Astrid dando a entender que ya había intentando hacerlo.

—Y a mi me buscaría y me mataría.— Respondió Rebekah sentándose al lado de Astrid. —Mi hermano es un desalmado vengativo.— Añadió haciendo que Astrid pusiera una mueca de que tenía razón.

—Pero aún así te importa, ¿por qué?— Inquirió Stefan confundido.

—Ya le odie mucho tiempo, era agotador.— Respondió Rebekah con tranquilidad.

—Cuando os conocí, estabais huyendo.— Comentó Stefan confundido mientras miraba a ambas.

—También era agotador.— Respondió esta vez Astrid, dando a entender a Stefan que ella sabía a que le tenía miedo Klaus, lo que le causaba curiosidad era por qué no lo usaba en su contra.

—¿De qué huiais?— Preguntó Stefan mirando a las dos vampiresas.

—¿A que te refieres?— Preguntó Rebekah haciéndose la tonta, pero los tres sabían que eso no era así.

—La última noche que os vi, había un hombre que os buscaba. Parecíais asustados y bueno, creía que Klaus no le tenía miedo a nadie.— Explicó Stefan queriendo saber cuál era el motivo por el que tres Originales, aquellos que no podían morir, huían.

—No hay nadie en el mundo que no tema a nada, Stefan.— Respondió Rebekah.

—Ni siquiera Klaus.— Añadió Astrid sabiendo que por mucho odio que le tenia, no atraería a Mikael, eso supondría condenar a todos, ella incluida.

—¿Quien era ese hombre?— Insistió Stefan.

—No puedo.— Negó Rebekah levantándose. —Si Nik, descubre que hemos hablado de esto me...— Empezó a decir nerviosa y asustada al saber que existía la posibilidad de regresar al ataúd.

—No, no, lo siento. Olvida que he preguntando, ¿vale?— La intento tranquilizar Stefan.

—Me habló de la chica que amabas, la que murió. Y me dijo que solo estas con él porque salvó a tu hermano.— Comentó Rebekah mirando a Stefan.

—Es cierto.— Afirmó el vampiro.

—Creo que en el fondo te admira, por eso.— Admitió Rebekah. —Él lo sacrificaria todo por su familia.— Garantizó, pero ni Stefan ni Astrid lo creían, de hecho creían que sería capaz de sacrificar todo por sus futuros híbridos, si conseguía crearlos, y por si mismo. —No le digáis que os lo he dicho.— Les pidió mirando a ambos, haciendo que Astrid sonriera.

—Gloria no está, se ha largado. Tenemos que encontrar a otra bruja enseguida.— Dijo Klaus acercándose a los tres vampiros. —¿Qué pasa aquí?— Preguntó al ver la expresión de su hermana.

—Algo va mal, ha preguntado por Mikael. No está con nosotros, puedo sentirlo.— Le informó Rebekah haciendo que la expresión de Stefan cambiará.

—Se equivoca.— Dijo Stefan rápidamente, pero Klaus no lo dudo y le atacó, haciendo que Astrid interviniera y separase a ambos.

—No te metas, o será peor para ti.— La advirtió Klaus mientras se transformaba

—Eso ya lo veremos.— Respondió Astrid justamente cuando Rebekah, por la espalda, la rompia el cuello.

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—Mierda.— Murmuró Astrid mientras empezaba a recordar lo que había pasado.

—¿Vas a decirme lo que quiero saber o vas a seguir incubriendo a tu amigo del alma?— Preguntó Klaus haciendo que Astrid se quedarán en silencio sabiendo que no podía decirle la verdad. —¿Te quedas en silencio? Muy bien, a ver si con este incentivo decides contarme que estáis tramando.— Sonrió mientras mostraba como una grúa cargaba el ataúd de su hermana, el cual estaba sobre el agua.

—¿Q-qué estás haciendo?— Preguntó Astrid mostrando el miedo que tenía a que Klaus fuera capaz de dar la orden de que le dejara caer.

—O me dices la verdad o tu hermana se irá al fondo del mar, y está vez no voy de farol.— Garantizó Klaus sabiendo que ese incentivo sería más que suficiente para que Astrid le dijera la verdad.

—No es verdad, es demasiado rastrero incluso para ti.— Afirmó la rubia teniendo la esperanza de que no fuera verdad, en alguna parte de si misma existía la esperanza de que no fuera capaz de hacerla aquella clase de daño.

—Dime lo que quiero saber, Astrid. O nunca más volverás a ver a Eliana.— Insistió Klaus mientras hacía un gesto para que la grúa bajará un poco, haciendo que la chica viera que no era mentira.

—No, no lo hagas por favor.— Le pidió Astrid mientras sus ojos se llenaban de lágrimas asustada por lo que terminaría pasando.

—¿Entonces? ¿Me dirás lo que quiero escuchar?— Preguntó Klaus, pero una vez Astrid se quedó en silencio, incapaz de poder traicionar así a Stefan, incapaz de condenar una vida inocente. —Vamos, Astrid, no creo que quieras esto, ¿verdad?— Insistió de nuevo mientras la grúa volvía a moverse.

—La réplica no está muerta.— Dijo finalmente Astrid sabiendo que si debía de elegir entre dejar con vida a Elena o evitar que su hermana terminara en el fondo del puerto, elegiría, una y siempre, a su hermana. Siempre a su familia.

—Gracias por la información, amor.— Sonrió Klaus justamente cuando hacía un gesto, para que el hombre que estaba en la grúa soltara el ataúd.

—¡No!— Gritó Astrid corriendo hacia el borde, para ser detenida por Klaus.

—Tu hermana esta en el ataúd de Rebekah, no te preocupes.— La tranquilizó mientras ambos observaba como el ataúd de hacia añicos mostrando que estaba vacío, que todo había sido un engaño. Al ver aquello, Astrid se soltó del agarre del híbrido y le miró con desprecio, sin creerse que hubiera sido capaz de hacer algo así.

—Te odio.— Dijo mientras su expresión ya no reflejaba la angustia de la posibilidad de perder a su hermana, sino el dolor y la decepción de que él hubiera sido capaz de hacerla algo así. Y aquel hecho, aquellas palabras fueron como cuchillos en el pecho del híbrido, porque aquellas dos palabras, ella, jamás las decía a la ligera y en aquel momento lo decía con completa sinceridad, los únicos que sentimientos que tenía por él, eran todo lo opuesto a los que llegó a tener en algún momento de su vida.

★★★

Que final de capitulo.

Como como ya advertí no iba a ser de color de rosa, y es que no niego que he disfrutado haciéndolo con toda mi alma.

Que le voy a hacer adoro ver el mundo arder.

Vale, al margen de la escena que da para mucho, sino todo lo que pasa en todo el capítulo.

Sin duda, todo lo que pasa con Rebekah es algo que me encanta, es un personaje que ha tenido una increíble evolución, pero también creo que seguía muy asustada por todo lo que Klaus podría llegar a hacerla. Y da algo de pena.

Pero, ¿sabéis lo que eso significa?

Que vuelven a Mystic Falls, y por ende la reaparición de Lexi, sin duda hay escenas con ella que adoro y que me muero por qué veías, aunque si hay una que... madre mía me hace llorar a mi siempre que la leo, y eso sí es difícil.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤

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