❝ 01. ONCE UPON A TIME ❞

╰►ÉRASE UNA VEZ; UNO

Me encontraba en mi alcoba, recostada plácidamente en mi sofá mientras leía un libro y Delila mi dama de compañía me trenzaba el cabello.

—¿Se puede? — Llamó mi madre tocando la puerta.

De un salto me levanté y corregí mi postura mientras escondía mi libro debajo de un cojín.

—Claro madre, pasa.

La gran Jasmine entró a la habitación, llevando con ella su habitual aura de superioridad.

— Delila ¿Puedes dejarnos un momento a solas? — La chica sintió haciendo una reverencia y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella— ¿Qué hacías? — Preguntó al verme sin nada en las manos, cosa poco habitual en mí.

—Pensaba —mentí tratando de sonreír lo mejor posible.

—¿Segura? —volvió a cuestionar, esta vez cruzándose de brazos. Asentí —¿Y qué es ese pequeño bulto en aquel cojín? —enarcó una ceja.

—Madre... —suspiré con tono cansino mientras ella sacaba el libro de su escondite.

—Scarlett ¿Qué te he dicho de este tipo de novelas?

—Qué pueden generar un alto impacto para alguien de mi edad y que no debo leerlos sin tu aprobación hasta que tenga 20 años por lo menos —rodé los ojos.

—¿Y por qué sigues haciéndolo?

—Ya tengo 19, eso me lo decías cuando tenía 9 —susurré mientras miraba a otro lado, enojada.

—Sin discusiones Scarlett, este se queda conmigo—puso el libro en su regazo, cubriéndolo con ambas manos.

Bufé sabiendo que no averiguaría el final de aquel libro en un largo tiempo.
Mi madre aún seguía ahí y cuando la descubrí mordiéndose el labio inferior y a entrelazar sus dedos supuse que no sólo estaba ahí para fastidiar mi lectura.

—Dilo ya, madre.

—¿Qué? — Su voz se escuchó sorprendida.

—Lo que tengas que decirme que te ponga tan nerviosa... Te conozco madre y siempre haces esa cosa rara con los dedos después de morderte el labio cuándo estás asustada o nerviosa. Si tienes algo que decir hazlo ya.

—Scarlett...

Hubo un silencio, en dónde mi madre tomó aire y por fin pudo hablar con firmeza.

—Cómo sabes, dentro de tres meses será tu coronación...— Se detuvo— ...y durante ese transcurso tu padre y yo debemos de resolver ciertas "Cláusulas" restantes de nuestro reinado— volvió a morder su labio, tomó aire nuevamente y siguió hablando—. Hace cinco años tuvimos un tratado con el reino de Auradon ¿Lo recuerdas?

—¿Y bien? — La miré a los ojos.

—Bueno, ese tratado no se ha cumplido de acuerdo al pie de la letra. Digamos que el reino de Auradon se le ha olvidado ciertos puntos que pueden...

Se quedó en silencio, intentando buscar palabras que realmente no quería encontrar.

—¿Qué pueden qué, madre? — Mi sonrisa iba desapareciendo poco a poco, hasta que se soltó la bomba.

—Iniciar una guerra, Scarlett.

Mi sonrisa desapareció completamente, dejándome un rostro consternado de preocupación.

—¿Por qué me dices esto ahora?

—Hay una solución, hija... Una que puede arreglar todo conflicto que pueda existir entre Auradon y nosotros, pero necesitamos tu ayuda.

—¿Mi ayuda de qué forma?

—Luego de tu coronación... Debes casarte con el rey Ben.

Sentí un mareo y por un momento creí que me desmayaría.
¿Yo? ¿Casada? ¿Con el rey Ben? No, por supuesto que no. Ni siquiera sabía si estaba preparada para ser sultana de Agrabah y ahora planeaban que además me convierta en reina de Auradon.

—Madre... — Comencé a decir y al instante mi madre me interrumpió.

—Sé que no te convence mucho la idea cariño, pero es lo mejor para el pueblo y para nuestros aliados.

—No madre, yo...

Sentí su mirada encima de mí, casi rogando por qué accediera de una vez.

—¿Ellos están enterados? ¿Qué pasa con la chica de cabello morado que se supone era su novia?

—No, aún no están notificados. Mañana por la mañana saldremos a Auradon por una conferencia con ellos, aún no saben de la propuesta— respondió con tono cansino.

Me quedé un momento esperando la respuesta a la otra pregunta, pero todo se quedó en silencio.

—Madre... — volví a llamar su atención.

—¿Si, cariño?

—La chica de cabello morado, ella... —mi madre soltó una carcajada interrumpiéndome.

—¿La hija de Maléfica? ¿Es una broma, hija? ¿De verdad crees que ella podría gobernar un reino? — Negó con la cabeza— Mi niña, los hijos de los villanos no pertenecen a la realeza ¿De acuerdo? Sólo preocúpate por pensar tu respuesta a la propuesta de la boda — sonrió acariciando mi mejilla con su mano y salió de la alcoba.

Al día emprendimos un viaje en una limosina enviada por el rey Benjamín hacía su reino. No pude evitar sentir nauseas por los nervios durante casi todo el trayecto.

Cuando llegamos las puertas de la limusina se abrieron poco después de que el automóvil se quedara quieto por completo y la mano de un hombre alto y delgado me guío para salir de ella.

Auradon, la tierra de príncipes y princesas hijos de los héroes de los cuentos, hogar del museo que contiene los más preciados objetos de cada historia. Pero, sobre todo, si la propuesta de mis padres salía de acuerdo al plan, también sería mi futuro reino.

—Pasen por aquí, el rey Benjamín y sus padres se encuentran en el castillo, listos para la audiencia— habló el hombre de antes.

Entramos al castillo con dos guardias nuestros a los costados y mientras mis padres miraban la decoración, yo apretaba la tela de mi vestido por puro nerviosismo.

Llegamos a una gran puerta de metal dorado y miré a Delila quien había llegado en otro transporte junto a Raja II.

—Anunciaré su llegada— dijo el hombre y acto seguido abrió la puerta— Los sultanes de Agrabah: ¡Jasmine y Aladdín! — Les cedió el paso y mis padres bajaron por la gran escalera, acompañados por nuestros guardias— La princesa de Agrabah: ¡Scarlett! — Las puertas se abrieron completamente, dándome paso a mí, a Delila y a Rajah II.

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