CAPÍTULO 17
La aldea de Konoha bullía con la actividad habitual de un día soleado. Los vendedores ambulantes ofrecían sus productos con entusiasmo, los niños corrían entre las calles empedradas, y los ninjas se movían con propósito entre las multitudes. En medio de este animado escenario, Tn caminaba con una seguridad innata que parecía abrirle paso entre la gente. A su lado, Shizuka, la versión femenina de Shikamaru, avanzaba con un paso tranquilo y reflexivo, sus ojos observando todo con una inteligencia aguda y penetrante.
La conversación entre ellos fluía con naturalidad, un intercambio que reflejaba la profundidad de su conexión y su entendimiento mutuo. Aunque eran aún niños, había una madurez en Tn que desafiaba su edad, una cualidad que lo hacía destacar entre sus pares.
Shizuka: Sabes, Tn, siempre me he preguntado cómo logras mantener esa actitud tan despreocupada -comentó Shizuka, su tono era tranquilo pero curioso, lleno de una sabiduría que la hacía parecer mayor de lo que era.- La aldea siempre está llena de problemas, pero tú caminas como si nada pudiera tocarte.
Tn sonrió, una sonrisa que era un reflejo de su carácter: sarcástico, cínico, pero también encantador y lleno de una quieta confianza en sí mismo.
Tn: Bueno, Shizuka, alguien tiene que hacer que todo esto parezca un paseo, ¿no? -respondió Tn con un aire divertido.- La vida es demasiado aburrida si te preocupas por cada pequeño problema. Además, el estrés es malo para la piel.
Shizuka dejó escapar una risa suave, una respuesta que mostraba tanto su aprecio por el humor de Tn como su admiración por su actitud.
Shizuka: Supongo que tienes razón. Pero, ¿qué hay de nuestro compromiso? -preguntó, su voz adoptando un tono más serio pero aún ligero.- Es una gran responsabilidad para alguien que a veces parece no tomarse nada en serio.
Tn se detuvo por un momento, mirando a Shizuka con una expresión que mezclaba diversión y seriedad.
Tn: El compromiso es sólo un juego más, Shizuka. Uno que podemos jugar juntos. Además, ¿quién más podría manejar a una jodida genio como tú? -respondió, su tono coqueto y lleno de esa peculiar mezcla de vanidad y admiración que tenía por ella.
Shizuka sonrió, satisfecha con la respuesta. Había algo en la confianza de Tn que la atraía, una fuerza que parecía prometer que, sin importar lo que pasara, él siempre encontraría una manera de salir adelante.
Mientras caminaban, Tn de repente sintió una presencia en la distancia, una sensación aguda de que estaban siendo observados. Su mirada se desvió hacia el origen de esa sensación, pero lo que vio fue apenas un destello antes de que el sujeto desapareciera entre las sombras.
Shizuka, notando el cambio en su expresión, le preguntó con una ligera preocupación.
Shizuka: ¿Pasó algo, Tn?
Tn volvió su atención hacia ella, su expresión relajándose una vez más en esa máscara de despreocupación que era tan natural para él.
Tn: Nada de qué preocuparse, Shizuka -respondió con una tranquilidad que no dejaba lugar a dudas.- Sólo el viento susurrando secretos que nadie debería conocer.
La absoluta confianza en sus palabras, esa seguridad en sí mismo que parecía inquebrantable, era algo que siempre fascinaba y tranquilizaba a Shizuka. A su lado, Tn parecía invencible, y eso era algo que, aunque nunca lo admitiría en voz alta, la hacía sentir más segura y atraída por él.
Juntos, continuaron su camino por la aldea, dos mentes brillantes unidas por un destino compartido y una comprensión tácita de que su futuro, aunque incierto, estaba lleno de posibilidades que sólo ellos podían explorar.
La sala de reuniones estaba impregnada de una atmósfera densa y cargada de tensión. Un lugar donde las decisiones que moldeaban el destino de las aldeas ninjas se tomaban con palabras afiladas como kunais y estrategias tan meticulosas como una danza de sombras. En el centro de esta reunión se encontraban Hiruzen Sarutobi, el Tercer Hokage, y Raza, el Kazekage de la Aldea de la Arena, junto a sus respectivos consejeros y los señores feudales. Danzo Shimura también estaba presente, su mirada calculadora observando cada movimiento y palabra con una precisión inquietante.
El Hokage Hiruzen, con su rostro marcado por los años y la sabiduría, escuchaba atentamente mientras se discutía la reciente situación con la Aldea de la Roca. Aunque su semblante era impasible, había una ligera sombra de disgusto en sus ojos, un reflejo de su descontento por la dirección que las cosas habían tomado.
Danzo, con su habitual tono frío y autoritario, fue el primero en hablar, su voz resonando en la sala con una seguridad que demandaba atención.
Danzo: La Aldea de la Roca finalmente ha cedido -anunció, su tono llenando el espacio con una mezcla de triunfo y desafío.- Su moral se ha desplomado considerablemente tras la demostración del poder de Tn en el campo de batalla. Han comenzado a retirar a sus shinobis para evitar una 'guerra' que se convertiría en una masacre para ellos.
Las palabras de Danzo cayeron como un martillo sobre la mesa, y en la sala, los murmullos de los consejeros y señores feudales comenzaron a elevarse, mezclando satisfacción con inquietud. Raza, el Kazekage, mostraba una expresión más tranquila, consciente de que su aldea había ganado un valioso aliado en Konoha gracias a esta reciente victoria. Sin embargo, no pasó desapercibido el disgusto en el rostro de Hiruzen, una emoción que contrastaba con la satisfacción apenas velada de Danzo.
Danzo continuó, su tono adquiriendo una calidad más incisiva.
Danzo: También han acordado firmar cualquier tratado mientras Tn Gojo se mantenga fuera de las tierras de la Roca.
Esta declaración provocó un cambio en la dinámica de la sala. Los consejeros comenzaron a intercambiar miradas, susurrando entre ellos mientras evaluaban las implicaciones de este desarrollo. Para muchos, la figura de Tn era tanto un símbolo de esperanza como de temor, un joven cuyo poder había alterado el equilibrio tradicional de las aldeas.
Raza, tomando la palabra, expresó su alivio con una formalidad calculada, aunque su tono no podía ocultar un leve toque de admiración.
Raza: Es un alivio saber que la guerra con la Roca ha llegado a su fin. Konoha ha demostrado ser un aliado formidable.
Hiruzen, sin embargo, se mantenía en silencio, su mente trabajando en el trasfondo de la situación, consciente de las repercusiones de usar a Tn como una herramienta de poder. Su mirada se cruzó brevemente con la de Danzo, una batalla silenciosa de voluntades y filosofías sobre cómo debía manejarse el poder.
Los consejeros comenzaron a expresar sus opiniones, la mayoría apoyando el éxito de la estrategia implementada y reconociendo el papel de Danzo en el logro de este resultado. Para muchos, la victoria sobre la Roca era un testimonio del poder de Konoha y una reafirmación de su posición como una de las grandes aldeas shinobi.
Consejero 1: Es indudable que la decisión de dejar que Tn muestre su habilidad en el campo ha sido vital para este resultado.
Consejero 2: Danzo ha demostrado una comprensión aguda de las necesidades estratégicas de Konoha.
La sala parecía inclinarse favorablemente hacia Danzo, sus logros eclipsando temporalmente las reservas que algunos aún mantenían sobre sus métodos. Hiruzen, sin embargo, permanecía en su silencio reflexivo, consciente de que cada decisión tenía un costo, y el uso de Tn como arma era un camino que podría traer consecuencias imprevisibles.
A medida que la reunión continuaba, dejando entrever las complejidades de la política ninja, la figura de Tn se alzaba como un tema central, un joven cuyo poder y potencial seguían siendo tanto una bendición como una maldición para aquellos que buscaban moldear el futuro de sus aldeas.
En el campo de entrenamiento de Konoha, el cielo azul se extendía sin nubes, bañando el terreno con un sol cálido que hacía brillar el rocío matutino sobre la hierba. Tn, recostado en el césped, disfrutaba de la tranquilidad que ofrecía el día, sus ojos entrecerrados mientras el sol acariciaba su rostro. A su lado, Suzune y Haruko estaban inmersas en un entrenamiento intenso. Suzune, la versión femenina de Sasuke, se movía con una gracia y precisión que dejaban en evidencia su habilidad superior, dominando a Haruko con una facilidad que era casi humillante.
Haruko, con un brillo de determinación en sus ojos, intentaba seguir el ritmo de Suzune, pero cada ataque que lanzaba era contrarrestado con una elegancia que sólo una Uchiha podría manejar. Finalmente, Suzune, con un movimiento rápido y decisivo, dejó a Haruko agotada y jadeante en el suelo, su cara enrojecida por el esfuerzo y la vergüenza.
Suzune, sin mostrar signos de fatiga, se giró hacia Tn, su mirada intensa y evaluadora.
Suzune: He oído que ahora eres Jounin, Tn -dijo Suzune, su tono era casual, pero había una curiosidad genuina en sus palabras.
Tn abrió un ojo, mirando a Suzune con una sonrisa perezosa y despreocupada.
Tn: Sí, algo así, pero ya sabes cómo es esto... -respondió con facilidad, su tono lleno de un desprecio juguetón por los títulos y las formalidades.
Suzune, con una ceja levantada, continuó con su línea de pensamiento.
Suzune: Sólo he conocido a alguien que ascendió tan rápido, y es mi hermana Ichika.
Tn dejó escapar una risa suave, una chispa de picardía en sus ojos.
Tn: Bueno, Suzune, tal vez me estoy entrenando para ser el próximo gran amor de tu familia -respondió con un guiño, su tono lleno de sarcasmo y coquetería.
Suzune rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante la audacia de Tn. Haruko, mientras tanto, recuperaba el aliento en el suelo, observando la interacción con un ligero resplandor de envidia y admiración.
Cuando Haruko finalmente cayó al suelo, agotada y resollando, Suzune se acercó a Tn, dejando claro que el entrenamiento apenas había sido un ejercicio menor para ella. Tn, con su habitual confianza, la atrajo hacia él, sentándola en su regazo sin esfuerzo, como si fuera lo más natural del mundo.
Suzune: ¿Cuál es tu plan, Tn? -preguntó Suzune, su voz ahora más suave, más curiosa.- Para alguien que es, sin duda, el ninja más poderoso de esta nueva generación, ¿qué es lo que buscas realmente?
Tn miró hacia el cielo, su expresión pasando de la despreocupación a algo más introspectivo. Había un matiz de vulnerabilidad en su mirada, una rareza que no solía mostrar.
Tn: Sabes, Suzune, a veces me pregunto lo mismo -dijo, su voz aún cargada de su característico tono perspicaz.- Todos parecen tener un plan para mí, un camino que debería seguir. "Haz esto", "haz lo otro". Pero, sinceramente... ni siquiera estoy seguro de lo que realmente quiero.
Sus palabras flotaron en el aire, un eco de una verdad que raramente admitía. Su vida, llena de expectativas y demandas externas, había sido una constante batalla entre lo que él deseaba y lo que los demás esperaban de él. Suzune lo miró con una comprensión silenciosa, reconociendo en él una lucha que ella misma conocía bien.
Mientras el sol continuaba su ascenso, bañando el campo de entrenamiento con su luz dorada, Tn y Suzune compartieron un momento de conexión genuina, un entendimiento tácito de que, a pesar de su poder y habilidades, ambos aún estaban buscando su propio camino en un mundo que constantemente intentaba definirlos.
CONTINUARÁ.
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