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NOCHE LARGA

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La ceremonia había terminado siendo así el momento de pasar a la celebración en otra habitación del palacio. 

Aún me costaba creer que me case en un castillo. 

La habitación estaba adornada por todos lados, ahora entendía porque no había visto a Hanji en todo el día, si que estuvo ocupada. 

Nosotros nos sentamos en una mesa a parte, era reservada para los esposos. Lo cual agradecía, no me gustaría compartir mesa y soportar preguntas sobre cómo se siente o si te sientes diferente ahora que estoy casada. 

Habían servido la comida y esa era la razón por la cual todo estaba tranquilo, menos en la mesa de los mocosos, Sasha ya tenía cansado al mesero de tanta comida que pedía. 

──Es increíble como de diez personas ahora se alimenta a cien. ─comenté degustando la comida. 

──A mi ni me mires, agradecele a la cuatro ojos. ─claramente agradecerle para él no significaba lo mismo que pensaba. 

──Pero hizo un buen trabajo, considerando todos los problemas. ─defendí mirando el decorado. ──. No puedes negar que sin duda será inolvidable. 

──Tal vez. ─bebió su té como acostumbra hacerlo. 

El mesero nos había preguntado qué es lo que deseábamos beber. Levi no tardó en pedir su tan amado té negro mientras que a mi solo me pidió agua. A diferencia de él, yo prefiero el agua sobre todo lo demás. 

Además no tolero el alcohol. 

Un leve sonido comenzó a escucharse por el lugar. 

──Parece que tu prima se divierte, ¿eh? ─señaló a lo lejos.

Miré a su dirección encontrando a la azabache observar asesinamente a Historia, pues tal parece que le propuso bailar a Eren y esté acepto. 

──Sí, se nota. ─dije con sarcasmo. 

Las parejas en el centro cada vez eran más, parecía que todos disfrutaban el baile. 

──Liberty. ─Hanji llegó junto a nosotros. ──. Ven, tienes que bailar con Erwin. 

──¿Para qué? ─pregunté, hace años que no bailaba, prácticamente desde que era una niña. 

──Para que luzcas el vestido. No lo mande hacer tan hermoso para que te la pases sentada. ─riño cruzando sus brazos. ──. Además, se supone que es el último baile de padre e hija, pero como él te entrego será de tío y sobrina. 

Ni me dio tiempo a reaccionar cuando tomó mi mano jalando hasta llegar con Erwin. 

──Ya la tengo ahora haz lo tuyo. ─anunció la castaña entregando mi mano al rubio.

──Pude haber ido por ella, ¿sabes? 

──Lo hubieras hecho. ─murmuré caminando hacía el centro. ──. Por cierto, hace años no bailo. No sé si todo va a salir bien.

──Solo es cuestión de tiempo. ─abrazó delicadamente mi cintura.

──Si tú lo dices. ─mis manos se aferraron a sus hombros. ──. No me hago responsable si te piso. ─advertí.

Él soltó una leve sonrisa comenzando a mover su cuerpo al ritmo de la música, preferí no quedarme atrás y seguir el ritmo. No hablaba por miedo de perder mi concentración, temía que mis pies chocarán y terminará en el suelo. 

Al principio nuestro baile fue torpe, pero con el paso del tiempo tomó suavidad. Tampoco había mucho movimiento, solo consistía en moverse de un lado a otro siguiendo la música lenta.

──Tú madre estaría llorando ahora mismo. 

──Sí papá estuviera, creo que la boda jamás se haría. ─escondí mi rostro en su pecho para que no se viera mi sonrisa.  

──No tengo dudas sobre eso. ─rió. 

Dimos unos cuantos pasos más hasta que la canción finalizó. Me separé un poco de él. 

──Bailemos, Liberty. ─Mikasa llegó junto a nosotros. 

──¿Segura? ─alcé una ceja. 

──Sí. 

──Las dejo. ─Erwin retiró su mano de mi cintura caminando a su mesa. 

Mikasa tomó la posición de hombre para bailar la canción que sonaba ligeramente. Esta vez solo una mano se posaba en su hombro. 

El baile comenzó muy bien, Mikasa había leído mis pasos y había imitado los de Erwin. Además de que le enseñé a bailar cuando era pequeña. 

──¿Me seguirás queriendo? ─preguntó sin mirarme a los ojos. 

──Esa era la verdadera razón por la cual no te agradaba Levi, ¿verdad? ─busqué sus ojos para confirmarlo, pero ella me evadía. ──. Claro que te seguiré queriendo. Eres mi pequeña prima y jamás te dejaré de lado. ─sus ojos conectaron con los míos. ──. Nunca vuelvas a pensar en eso, ¿sí?

Su mirada se suavizó y una diminuta sonrisa se posó en sus labios. Creo que su alegría desbordaba, pues comenzó a girar por toda la pista dejando que mi vestido se moviera libremente. 

Estuvimos así hasta que la música se detuvo, por suerte solo fue menos de un minuto. 

──Liberty-san. ─llamó Jean junto a los demás mocosos. ──. El Heichō nos permitió bailar con usted, ¿aceptaría?

──¿Con todos? ─miré a los chicos, incluso Sasha se encontraba. ──. Eh, supongo que sí. 

Mala idea.

Bailé por casi una hora y aún seguía llegando para que bailara otra vez con ellos. Por suerte, Hanji comunicó que necesitaba descansar unos minutos para lo otro.

Suspiré mientras subía mi vestido para sentarme en mi lugar. 

──¿Cansada? ─preguntó bebiendo de su té, pude ver un toque de burla.

──Una hora más y lo estaría más. ─bebí de mi agua. ──. Por cierto, gracias por dejarme a los mocosos. ─solté con sarcasmo. 

──Deja que se diviertan por un día. ─me miró. ──. Lo merecen después de lo que pasaron. 

──Supongo que estás en lo cierto. 

Observé las parejas bailando y para sorpresa mía los mocosos estaban bailando. 

Mikasa y Eren.

Connie con Sasha.

Armin e Historia.

Jean, él tiene salud. 

Pero una pareja me sorprendió al igual que a Levi.

──Acaso Hanji está bailando con Erwin, ¿o estoy alucinando? ─pregunté.

──Creó que ambos alucinamos. ─contestó.

Preferí enfocar mi atención en otra cosa y fue en Moblit bailando en medio de la pista con una botella de vino, al parecer ya se pasó de copas. 

──Se escucha. Probando. Uno, dos... ─la música se detuvo dejando escuchar a Hanji. ──. Bien, es momento de que la novia lance el ramo. 

Los gritos de las mujeres no se tardaron en escuchar. Las parejas despejaron la zona dejando ver a un montón de mujeres. 

──Aquí vamos. ─susurré tomando mi ramo dirigiéndome al lugar.

Era muy bonito para lanzarlo, pero no quería que Hanji me regañara. 

Quedé frente a todas, me dio mucha ternura ver a Mikasa observando con atención mis movimientos para atrapar el ramo.  

──A la cuenta de tres, lanzas él ramo, ¿sí? ─asentí con la cabeza. ──. Empezamos. Uno... dos... ¡tres!

Hice que lance el ramo, pero no lo hice. Me aguante la risa al escuchar las quejas de todos. 

──Eso no es divertido. ─gritó Hanji, ella también participaba y no se porqué. ──. Ahora sí, Liberty. A la cuenta de tres. ─rodé mis ojos. ──. Uno... do–... 

No la deje terminar cuando lance el ramo. Giré para ver quien fue la desgraciada que lo atrapó. Para sorpresa de todos la reina había atrapado el ramo.

Historia se puso roja. 

──¡Un aplauso! ─los presentes hicieron caso. ──. Pero aún no se termina, ahora el novio tiene que lanzar la liga. ─mi cara fue un poema al recordar eso. ──. Pero debe quitársela a la novia. 

Las personas hicieron un sonido referente a eso.

No sabía si Levi iba hacer eso, la liga claramente la llevó puesta, pero no creí que haríamos esto. 

Hanji dejó una silla donde debería sentarme. Me senté creyendo ingenuamente que él no vendría.

Qué equivocada estaba.

No tardé ni un minuto sentada para ver a Levi acercarse a mí. Mi corazón quería salir de mi pecho al saber lo que se viene. 

Mis ojos no se iban de los suyos hasta que se perdió entre la falda de mi vestido. Al ser una falda muy larga, entro por completo. Me estremecí al sentir su tacto acariciar mi pierna hasta llegar a la liga. 

Mordí mi labio por dentro cuando beso mi piel mientras su otra pierna subía por donde no había liga. El muy cabrón lo disfrutaba. Después de unos segundos de recorrer mis piernas, sentí que tomó la liga con los dientes y sin dificultad la deslizó hasta quitármela. 

Alcé mi falda para que saliera mejor con la liga ahora en su mano. 

──A la cuenta de tres lanzas. ─anunció Hanji una vez que los hombres se juntaran. ──. Uno... dos... ¡tres!

Él a diferencia mía, sí lo hizo. La liga fue atrapada por otro de mis mocosos, pero esta vez era Jean. 

Supongo que serán los primeros en casarse o algo por el estilo. Aunque ni siquiera se porque se metieron, si ni pareja tienen. 

Me acerqué al azabache observando a todos hablar, la música había vuelto, pero esta vez era para bailar individualmente. 

──Lindo encaje. ─fue lo primero que dijo. 

──Si, creo que note que estuviste entretenido. ─lo miré de reojo.

──¡Ustedes dos! ─gritó Hanji llegando al frente nuestro junto a Erwin. ──. Es hora de que conozcan nuestro regalo de bodas. 

──¿Dónde está? ─pregunté.

──Sígannos. 

Nos miramos unos segundos antes de caminar detrás suyo. Caminamos hasta llegar fuera del palacio justo frente de un carruaje. 

──¿Un carruaje? ─alcé una ceja viendo a ambos. 

──No seas tonta. ─soltó Hanji. ──. El carruaje es para llevarlos al regalo. 

──¿Vendrán con nosotros? ─preguntó esta vez Levi.

──No, tenemos que despedir a los invitados y ocuparnos de recoger mañana. ─aclaró Erwin. ──. Les recordamos que a partir de hoy comienza su luna de miel. 

──Cuando lleguen a su destino, busca la llave en la maceta. ─me susurró Hanji cuando se acercó para abrazarme. ──. Pásenla bien, ¿quieren?

Suspiré en cuanto me quedé atorada en la puerta del carruaje. El vestido no me permitía entrar. Por suerte, Levi se apiadó de mí y me dio una patada como impulso cayendo en la tela de mi falda.

──Sostener el vestido era una opción más, ¿sabes? ─dije, aceptando su ayuda. 

──Lo sé. ─nos sentamos. ──. Pero la mía era más efectiva. 

──Y pensar que eres mi esposo. ─recargue mi cabeza en la suya. 

El carruaje quedó en completo silencio en todo el camino, a decir verdad pasaron alrededor de casi una hora para que llegara a su destino.

Cuando bajamos nos quedamos sin palabras al observar una hermosa casa frente a nosotros. Su regalo había sido una casa.

──Que escondido lo tenían. ─dije mirando con detalle, aunque no se podía apreciar mucho porque era de noche. 

──Sí. Nunca imaginé que fuera esto. 

Me acerqué a una maceta a un lado de la entrada, y como Hanji me dijo, encontré una llave. Miré al azabache antes de abrir la puerta encendiendo la luz. 

No pude ver mucho, unos brazos me cargaron por sorpresa entrando en la casa. Solté una pequeña risa y con mi mano cerré la puerta. Levi camino por un pasillo entrando en la primera habitación dejando ver una cama matrimonial. 

La habitación era alumbrada por los leves rayos de luz de la luna que entraba por la ventana. Cerré mis ojos sintiendo su nariz rozar con la mía hasta que nuestros labios se juntaron en un beso suave. 

Me deshice de mis guantes y junto al velo terminaron en alguna parte de la habitación. Mis manos se deslizaron hasta el cuello de su camisa quitando la tela que acostumbra a usar. 

Mis pies tocaron el suelo, bajé el cierre del vestido sintiendo como se deslizaba la tela por mi cuerpo. Mis pies caminaron hasta él y cuando estuve cerca sus brazos me jalaron para acostarme lentamente en la cama besando mis labios. Sus besos eran suaves, lentos y por primera vez sentía toques de amor. 

Nuestros cuerpos se unían más y más mientras que mis manos se hundían en su cabello, tantos años estando con él que un momento recordé nuestra primera vez. 

Sus manos se aferraron a mi cadera mientras que las mías bajaban quitando sus prendas a un ritmo considerado disfrutando del momento. A los minutos, nuestras ropas terminaron por lo largo de la habitación. 

Se separó de mí admirando mi desnudez marcando mi figura con sus dedos. Yo no me quede atrás, gracias a la luz de la luna que brillaba sobre él, podía apreciar su pecho descubierto, su pequeños mechones de cabello cayendo sobre su frente. Lentamente mis manos acariciaron su torso desnudo bajando hasta el inicio de su boxer. No tardó ni un minuto en quedar en el suelo.

──Me encanta esto. ─murmuró al pasar sus dedos por sobre mis muslos mientras que sus labios se encontraban a centímetros de mi cuello, sentía como mi cuerpo se revolvía, era mi punto débil y él lo sabía. ──. Ser él único que te pueda poner de esta forma.

──Levi... ─jadeé al sentir como sus manos separaban mis piernas para que se acomodara en medio de ellas, amaba sentirlo de está manera.

Sentí como su miembro se abría paso dentro de mí, amaba como sus labios besaban mi cuello creando un camino hasta mis labios.

Amaba todo de él. 

Cuando entro en mí lentamente no pude reprimir un gemido sonoro, mientras que mis manos se aferraban a su espalda. Sus labios entreabiertos por su respiración agitada hacían que me volviera loca, sus vaivenes eran suaves y lentos, pero profundos, sus manos viajaban a mis pechos acariciándolos y eso hacía que mis gemidos aumentarán cada vez más.

Enserió, se sentía tan bien tenerlo dentro mío. 

Quería más de él. 

Necesitaba sentirlo aún más. 

Mis caderas empezaron a moverse a su ritmo, mis labios se abrían solo para pedir en el oído que sus embestidas fueran más rápidas. El choque obsceno de nuestras pieles hacía eco por toda la habitación. Mis gemidos eran más evidentes al pasar el tiempo, mi interior se sentía tan bien recibiendo todo lo que mi esposo me daba, lo amaba, lo amaba joder y no lo podía negar.

──Liberty. ─jadeo al sentir mis uñas enterrarse en su espalda dejando marcas mientras me embestía con más rapidez.  
  
Sus vaivenes eran rápidos, mis gemidos eran callados por besos feroces. Sentía que pronto llegaría a mi límite y a los pocos segundo así fue, aferre mis piernas en su cadera al sentir clímax viniéndome junto a él. 

Está vez no quería que se saliera de mí. 

Nuestra respiración era agitada, pero eso no impedía que nuestros ojos se conectarán. Los cerré al sentir su frente juntarse con la mía. 

Ahora estábamos juntos hasta el final de nuestros días. 

Abrí levemente mis ojos sintiendo la luz obstruir mi visión. Me repuse en la cama observando la habitación con detalle. Mi vestido seguía donde mismo junto a mi velo y guantes. 

Suspiré al no tener idea de donde guardarlo. 

Miré el otro lado de mi cama notando que estaba vacío. No me preocupe, era normal que Levi solo durmiera tres o cuatro horas. A diferencia mía, él no podía dormir más, yo actualmente me quedo dormida hasta medio día. 

Justo como ahora. 

Bostecé estirando mis manos para pararme de la cama y dirigirme al cuarto de baño, el cual estaba al lado de la habitación lo descubrí abriendo todas las puertas. Me dí una ducha de unos quince minutos saliendo envuelta en una toalla en mi cuerpo y cabello.

Esperaba firmemente encontrar ropa en el ropero que teníamos en la habitación. Gracias al cielo lo había. 

Fruncí mi ceño al ver solo vestidos de todo tipo, pero no encontraba ningún pantalón.

──Maldita miope. ─susurré al no tener éxito y saber que ella fue la culpable.

Después de maldecir internamente a Hanji, tomé él primer vestido que encontré colocándolo sobre mi ropa interior. Había notado que en el ropero había una caja, así que dentro de ella guardé mi vestido junto a sus accesorios.

Tal vez en un futuro lo herede.

Aseé la cama para salir de la habitación en busca del azabache, recorrí la casa por completo sin rastro de él. Supuse que estaba afuera.

Y no me equivocaba.

Él estaba sentado debajo de un árbol leyendo un libro. Me senté casi a un lado suyo para poder recargar mi cabeza en su pecho. No tardé en sentir su mano abrazar mi hombros, subí mi mano entrelazando nuestros dedos. 

──¿Leyendo algún libro de amor trágico? ─pregunté conociendo sus gustos. 

──Es entretenido. A cualquiera le puede pasar. 

──Por eso aprovecho nuestro tiempo. ─miré las hojas caer por la brisa del viento. ──. Ninguno sabe cuándo dejaremos este mundo. 

──¿Tienes miedo? ─dejo de leer para mirarme. 

──De morir no. ─lo miré. ──. De perderte sí. Por suerte, en todos estos años me he preparado mentalmente, cada vez que salimos de expedición, de que en cualquier momento puedo perderte. Tengo que ser más fuerte y no agachar la frente, porque en este mundo no hay tiempo para llorar, lamentablemente. 

Él permaneció en silencio procesando mis palabras. Puede que hayan sonado duras, pero era la cruel verdad que uno tiene que pasar en esta horrible realidad.

──Y si por azares de la vida, yo muero primero tendrás que seguir adelante. ─dije, él evadió mi mirada.

──Tal vez... haya un final feliz. ─susurró mirando a la nada. ──. Tal vez seamos uno en un millón. 

──Tal vez. ─susurre acariciando con mi otra mano su pecho. 

Levi había perdido a todas las personas que una vez llegó a tomarle cariño. Es una de las tantas pesadillas que tiene, recordar como los perdió sin poder ayudarlos. 

Cerré mis ojos sintiendo mis cabellos moverse al compás del viento. 

──¿Nunca has pensado en tener hijos? ─abrí mis ojos ante su repentina pregunta.

──De pequeña, siempre. ─contesté. ──. Si se lo hubieran preguntado a mi "yo" de 15 años, diría que uno no estaría mal. Si mi "yo" de 20 te escuchara, diría que eso era una mierda. ─recordé mis etapas de mi vida. 

En cuanto más crecía, más comprendía que traer una vida al mundo no era lo más razonable.

──¿Y qué diría tú "yo" de 30 años? ─se refiere a mi edad actualmente. 

Cerré mis ojos dejando que el viento revoloteara mi cabello. 

Deje salir mis palabras contestando su pregunta.

──Si te soy honesta, no quiero tener hijos. ─dije con simpleza mirando sus ojos. ──. O por lo menos no creo que sea el momento. ─él no dijo nada. ──. Se que tú quieres tener hijos, Levi. Y lo siento por no estar de tu lado.

Todo quedó en silencio.

Mismo que fue interrumpido por una risa irónica. Mi cuerpo se congelo al escuchar a Levi reír irónicamente, fue por unos segundos, pero aún no creía aquello.

──"No es momento", ¿dices? ─cuestionó con un tono de voz cínico. ──. Y entonces, ¿cuando vas hacer el momento? ¿Dentro de cinco años cuando tengamos cuarenta años? O tal vez tampoco te apetece tener porque ya no estamos para tener hijos a esa edad.

Pasé saliva abriendo ligeramente mis labios para contestar, pero los cerré al no tener nada que decir. Levi nunca me había hablado con ese tono tan mordaz y esa mirada tan gélida que me daba.

Él quería ser padre y yo no le quitaba esa libertad.

──Miraté, Libertad y mírame a mí. ─sus ojos azules grisáceos penetrantes como el acero se clavaron en los míos. ──. Ya no somos uno adolescentes que tienen una vida por delante. Somos adultos que dentro de poco dejaremos de ser lo mismo.

Tomó entre sus manos mis mejillas quedando absorta al ver sus ojos cristalizarse.

──No te pido que des tu vida entera por mi, solo te pido que me hagas el hombre más feliz del mundo antes de que llegue mi hora. ─susurró, al estar cerca podía escucharlo perfectamente. ──. Solo te pido que seas la madre de mi hijo, como hoy en día eres la mujer que amo y amaré por siempre. ─juntó su frente con la mía. ──. Si realmente me amas como dices, concédeme mi felicidad... por favor.

Cerró sus ojos dejando que la lagrima se deslizará por su mejilla. Posé mi mano en ella limpiando la pequeña gota salada. En los años que llevamos juntos jamás lo había visto tan afligido y me dolía verlo así.

Ese no era el Levi Ackerman de quien me enamore.

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