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EL GRAN DÍA

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Auch.

Me quejé para mis adentros sintiendo como jaloneaban mis cabellos mientras, según ellas, me hacían un peinado. Tenía que ser recogido para poder colocar el velo con firmeza.

Pero no creí que las mocosas fueran tan bruscas para hacerlo.

──Mikasa, tiene que estar más arriba para que el velo no esté tan abajo. ─explico Historia quitando a la azabache.

Cerré mis ojos en cuanto me deshizo el recogido de la azabache y comenzó hacer el suyo.

──Hanji-san dijo que deberías dejar algunos mechones sueltos. ─les recordó Sasha mientras tomaba el maquillaje.

──¿Qué harás con eso? ─pregunté comenzando a alarmarme.

──Hanji-san me pidió maquillarla.

──Eso sí que no. ─me hice a un lado.

──Liberty-san. ─se quejó la rubia. ──. No se mueva.

──Solo será algo ligero. ─comento la castaña.

──¿Por qué a mí? ─susurré cerrando mis ojos al sentir como comenzaba a usar el maquillaje.

Pasaron alrededor de dos horas para que las mocosas por fin terminaran de jugar conmigo. Me había hecho más de tres peinados al no gustarles mientras que el maquillaje fue lo más rápido, ya que gracias al cielo Sasha no uso mucho y prefirió dejarme al natural.

Unos toques a la puerta alertó a las mocosas.

──Adelante.

La puerta se abrió dejando ver a la costurera junto a su hija trayendo el vestido.

──¡¿Es el vestido?! ─Sasha parecía más emocionada que yo. ──. ¡Quiero verlo!

──Nosotras debemos de cambiarnos. ─Mikasa logró tomarla antes de que se lanzara contra ellas.

──Mikasa tiene razón. ─la rubia habló. ──. Tenemos que irnos. ─me miraron. ──. La veremos después, Liberty-san.

No dije nada, solo las miré arrastrando a la castaña.

──Señorita, es hora de vestirse. ─anunció la hija de la mujer.

Suspiré levantándome de la silla frente al peinador. Me deshice de mi bata quedando en ropa interior de color blanco con encaje, no pregunté de donde lo saque, ni siquiera yo lo sé.

Esta vez tuve que agacharme con las manos extendidas hacia arriba para que pudieran colocarme el vestido por arriba. Cuando la tela llegó a mi pecho, me deshice de mi sujetador subiendo el cierre que había a un costado.

Levanté mi vestido para colocar mis zapatillas. Mientras la señora me ayudaba a colocar los guantes, su hija se encargaba de poner el velo junto a unas rosas alrededor de mi cabello.

──Terminamos. ─anunció con entusiasmo la mujer.

Giré levemente para verme en el espejo. El vestido parecía ser el mismo, solo que esta vez en la parte de atrás había una gran cauda -cola de vestido- y el velo era más largo.

──Me encanta. ─murmuré observándome en el espejo, por un segundo me olvidé de todo a mi alrededor.

Y recordé que hoy sería mi boda.

Mala idea.

Ahora me estoy empezando a poner nerviosa. Desde la mañana que me levanté, fingí no darle importancia y actuar como si fuera un día normal para que no pasará precisamente esto.

──Se ve muy hermosa, Liberty-san. ─halagó la señora con una sonrisa. ──. Nos da gusto que aceptara un diseño nuevo, nadie más lo había hecho.

──Preferían quedarse con los antiguos o los más sencillos por miedo a no lucir bien.

──Es muy bonito. ─dije mirando con detalle mi vestido. ──. Gracias por hacerlo.

──No tiene que agradecer. ─la mujer negó. ──. Nosotros ya debemos irnos, pero estaremos aquí por si hay algún problema con el vestido.

Asentí sin dejar de ver mi reflejo.

──Y espero que sea muy feliz. ─la escuché antes de que salieran.

La habitación se quedó en completo silencio. Faltaba menos de dos horas para que la ceremonia comenzará. Iba a llevarse a cabo en el palacio real, Hanji me había dicho que Historia no se opuso a la petición, sólo pidió que la comida que sobraba fuera directo a niños que lo necesitaran.

Levi aún no tenía ni idea de que la miope organizó una boda para más de cien invitados. Hasta que Erwin le dijo que invitó a personas de las otras divisiones incluido al jefe de divisiones Zackly.

Digamos que Hanji no la pasó bien ese día.

Unos leves toques a la puerta me trajeron a la realidad.

──¿Se puede? ─escuche la voz de Erwin.

──Sí. ─hablé mirando la puerta abrirse, él se quedó en completo silencio al verme vestida. ──. ¿Tan mal me veo?

Él negó con la cabeza acercándose a mi.

──Te miras preciosa. ─sonrió. ──. Por un segundo pensé ver a la pequeña Liberty jugando y me quedé sin palabras al verte vestida así.

──Me siento rara, ¿sabes? ─confesé. ──. Siento sensaciones extrañas corriendo dentro mío. Mis manos no dejan de temblar y... ─me quedé en silencio cuando él tomó una de mis manos. ──. No sé si pueda hacerlo.

──Hey, mírame. ─hice caso. ──. Es normal sentirse así el día de tu boda. Estás nerviosa y no eres la única, vengo de tranquilizar a Levi que estaba por venir por ti para irse de este lugar. ─comentó con un poco de gracia. ──. Nunca lo había visto tan alterado.

──¿Y si no soy buena esposa? ─relamí mis labios. ──. Mamá siempre me preparó, pero esto es diferente. Porqué lo estoy viviendo. ─apreté su mano.

──Porqué es tu presente. ─aclaró. ──. No es el pasado y menos tu futuro, es lo que hoy en día estás viviendo. Y lo que hagas decidirá tu futuro. ─respondió el apretón de manos delicadamente. ──. Solo tienes que caminar y dejarte llevar.

Cerré mis ojos sintiendo mi pecho tranquilizarse cuando depositó un beso en mi frente.

──Gracias por estar conmigo. ─recargue mi cabeza en su hombro. ──. Eres lo último que me queda de una figura paterna. ─confesé.

──Y lo seré hasta el final de mis días. ─abrace su torso cerrando con fuerza mis ojos. ──. Liberty, no quiero arruinar tu peinado.

Me aleje lentamente sintiendo como acomodaba mis mechones con su mano.

──Nunca le he dicho esto a nadie, pero me siento muy afortunada de haber encontrado el amor en estos tiempos de guerra. ─confesé mirando un punto muerto de la habitación. ──. Nunca creí en eso, pero al conocerlo pensé que él fue hecho especialmente para mí. Me acepto tal y como soy, no me pidió cambiar. Soy consciente de que algún día él va a morir, al igual que yo. Pero estaré feliz por qué recordaré todos nuestros momentos juntos y orgullosamente les diré a las personas: "él fue mi esposo"

Mis ojos se conectaron con los suyos. Él parecía ligeramente asombrado ante mis palabras, se sentía bien expresarle mis pensamientos a alguien.

Erwin enmarcó una sonrisa.

──Eres más fuerte de lo pensé. ─me miró a los ojos. ──. Eso lo heredaste de tu padre. Los Smith somos muy tímidos para el amor.

Sabía que se refería a Marie.

La puerta se abrió dejando ver a Jean.

──Disculpen la intromisión, Hanji-san dijo que ya es hora. ─anunció y mis manos comenzaron a temblar. ──. Y con todo respeto que se merece, Liberty-san. Usted se mira hermosa. ─dijo antes de salir dando una leve reverencia dejando la puerta abierta.

Me calme cuando Erwin entrelazo su brazo con el mío.

──¿Lista? ─preguntó mirándome.

──Nací lista. ─sonreí tomando el ramo entre mis manos.

Salimos de aquella habitación para caminar entre los pasillos solo para llegar a las escaleras, donde arriba se encontraban todos.

Donde se encontraba él.

──Creo que aún podemos escapar. ─murmuró al comenzar a escuchar música dando a entender que la novia estaba llegando.

──Sólo no me empujes. ─pedí comenzando a subir las escaleras.

──Ya no hago eso.

Mis labios se entreabrieron. Mi aliento dejó de salir en cuanto llegamos al final de las escaleras. Todas las personas se pusieron de pie al verme. Me quedé paralizada cuando las miradas recaen en mí.

Quise dar media vuelta.

Pero mis ojos se conectaron con los de él.

Un hermoso brillo desprendía sus ojos al verme. Mis ganas de irme se desvanecieron y con la frente en alto di un paso al frente.

Quería estar con él.

Las personas a nuestro alrededor comenzaban a murmurar, no presté atención y seguí mi camino. Había muchas personas y creo que ni siquiera conozco a la mitad.

──¿Por qué hay tantas personas? ─murmuré para que Erwin me escuchara. ──. Ni siquiera sé quién es él. ─miré de reojo a un castaño con quien parecía su esposa.

──Ese es Nile y si lo conoces. ─contestó con gracia. ──. Hanji creyó que tú boda debía de ser la más hermosa e inolvidable de todos los tiempos.

Mi vista cayó en la castaña de pie en los asientos de adelante, al verme levantó sus pulgares sonriendo en grande. Me limité a mirarle negando un poco con mi cabeza.

Enfoqué mi vista al frente notando que ya estábamos a centímetros de Levi.

Mi respiración se pausó cuando estuvimos frente a frente.

──Te la deja, Levi. ─Erwin colocó mi mano en la de él. ──. Es lo más preciado que me queda en esta vida.

──También lo es de la mía. ─apretó mi mano con un poco de fuerza mirando mis ojos, aprovechó que Erwin impedía a los demás ver, depositó un beso en mi mano.

Erwin tomó asiento junto a Hanji. Me acomode en el lugar a unos escalones menos que los de él, en vestido ocultaba aquello. Levi me tendió el brazo y sin pensarlo lo tomé volviendo a sostener el ramo con ambas manos.

──Te ves más hermosa que siempre, mocosa. ─me sorprendí al escucharlo, él jamás me había dicho que me veía hermosa con algo.

──Tú no te quedas atrás, escoria. ─lo miré de reojo, llevaba un traje de un color celeste bajo.

Sentí unas ligeras miradas a mi costado, de reojo pude observar a las mocosas con un vestido de color rosado y me sorprendí al ver una leve sonrisa de Mikasa.

Le devolví la sonrisa.

Del lado de Levi estaban los mocosos vistiendo un traje negro con corbata color celeste. Alcé una ceja al ver como Eren y Jean parecían pelear con sus hombros. Dejaron de hacerlo cuando sintieron mi mirada.

──Queridos amigos aquí presentes, nos hemos reunido hoy para unir a Levi Ackerman y Liberty Smith en sagrado matrimonio.

A pesar de que todos me conocen como Ackerman, mi registro dictaba lo contrario. Mis padres me registraron como Smith y aunque se le hubiera pedido al pastor cambiar el apellido, este lo negaría.

La ceremonia se llevó a cabo lentamente, no tenía ni idea que fuera muy tardado. Gracias al cielo, el pastor parecía que ya iba terminar, solo faltaban los anillos y decir más cosas.

──¿Levi recibe usted a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

──Sí. ─soltó por lo bajo mirando mis ojos.

──¿Liberty recibe usted a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas?

──Sí quiero. ─contesté sin despegar mi mirada de la suya.

──Repita después de mí. ─se dirigió a Levi diciendo aquellas palabras.

──Yo Levi Ackerman, te recibo a ti Liberty Smith para ser mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y
en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe.

Repitió y aún podía ver su brillo en sus ojos.

──Yo Liberty Smith, te recibo a ti Levi Ackerman para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y
en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe. ─repetí las misma palabras. ──. Y joderte la vida. ─agregue lo que siempre piensa de mí.

Según él, siempre termino jodiendo su vida, pero le encanta que sea yo y no otra.

──Es hora de los anillos, por favor. ─pidió el pastor.

Por poco había olvidado los anillos, no sabia quien iba a entregarlos. Hanji se encargó de preparar todo casi sin decirnos para que fuera sorpresa.

Unos leves pasos resonaron por el lugar. De reojo miré a Hanji al ver que Mikasa junto a Eren se acercaban. Sasha llegó a mi lado para tomar el ramo.

La azabache dejó el anillo en la mano de Levi. Yo extendí mi mano para tomar el mío, Eren me lo dio torpemente, pues este estaba por caer entre sus manos hasta que logró atraparlo dejándolo en mi mano. Algunos soltaron una risita ante su nerviosismo.

El pastor prosiguió con la ceremonia como si nada hubiera pasado.

──Ahora coloca el anillo y repite después de mí.

──Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor constante y fidelidad duradera. ─repitió colocando el anillo en mi dedo anular izquierdo.

Tomé el anillo siendo ahora mi turno.

──Yo te coloco esta alianza como señal y promesa de nuestro amor constante y fidelidad duradera. ─dije lo mismo colocando el anillo en el mismo dedo, pero de la mano derecha.

Entrelazamos nuestros dedos provocando que los anillos chocarán.

──Sí hay alguien que se oponga a esta unión qué hable ahora o calle para siempre.

Las miradas se movieron por todo el salón por si alguien levantaba la mano, pero parecía que nada impediría esta unión así que el pastor continuó.

──Levi Ackerman, ¿aceptas a Liberty Smith como tu esposa, amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? ─el pastor hizo la pregunta que todos esperaban.

──Acepto. ─dijo sin dudar.

──Liberty Smith, ¿aceptas a Levi Ackerman como tu esposo, amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

──Acepto. ─sonreí un poco, realmente me estaba casando.

──Tomensé de las manos y mirensé a los ojos. ─hicimos lo que pidió. ──. En virtud de la autoridad que me conceden las leyes de las murallas, los declaro marido y mujer.

Mi corazón pronto saldría de mi pecho.

──Puede besar a la novia.

Todo quedó en silencio esperando que Levi lo hiciera, por esté día estaba a su altura podía hacerlo. Ambos sabíamos que todos estarían esperando este momento, pues nadie jamás nos ha visto besándonos. Ni siquiera Erwin o Hanji, ellos eran los más ansiosos en ver que me besara.

Pero algo llamó la atención de todos.

Unos fuertes relinchos se oyeron entrando al salón, al parecer un caballo se soltó y entró al palacio haciendo escándalo.

Era la distracción perfecta.

Me sobresalte al sentir un golpe en mis rodillas provocando que cayera. Antes de caer, Levi me tomó entre sus brazos.

La escoria me había pateado.

Sin siquiera poder decir algo, me beso.

Ahora eramos marido y mujer.

Cerré mis ojos juntando nuestras frentes al separarnos del beso. El escándalo cesó y escuchamos las quejas cuando notaron que se perdieron el beso.

──¡Vivan los nobios! ─gritó Hanji y a los segundos todos aplaudieron soltando gritos. Novios*

Menos Erwin, él no podía.

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