Capítulo 2
"Oh, say you'll always be my baby, we can make it shine"
✩°。⋆⸜ ✮
Meetings
15 de octubre de 2021
Hacía ya casi un año de que mi madre me había obligado a dejar mi más grande pasión, el ballet, y es que por mucho que yo fuese mayor de edad y realmente estuviese en mi derecho de hacer lo que me pareciese, al fin de al cabo dependía monetariamente de ella, y de una forma u otra, encontrase el trabajo que encontrase, no era suficiente para poder pagarme las clases de ballet.
De todas formas, encontré una forma de estar cerca del mundo del ballet, de una forma un poco más, entre bastidores, y es que después de un par de meses buscando alternativas, la que antes era mi instructora de ballet, Tamara Rojo, me acabó ofreciendo un trabajo como su asistente, el cual sin dudarlo acepté.
En este mismo momento se estaba celebrando un gran acto benéfico, en el cual la academia para la que trabajaba iba a hacer un recital para ganar fondos para evento.
Las bailarinas corrían de un lugar a otro, y el ambiente era muy agitado, algunas se encontraban más nerviosas que otras, mientras que yo, quien ya había terminado de hacer todo lo que Tamara me había encargado, me encontraba en una esquina, sentada en una silla, mirando como todas ellas se organizaban lo mejor que podían, como amaría ser una de ellas...
—Sophie!— dijo una voz que reconocí al instante— no te he visto en toda la tarde, que tal estás?— preguntó mi amiga, y bailarina, Camille
Al verla, una sonrisa apareció en mi, Camille era amiga mía desde que nos conocimos la primera vez que entré por la puerta de la academia de ballet, y ambas congeniamos enseguida, y a día de hoy seguía siendo una de mis mejores amigas.
—Camille!, que tal estás?, estás nerviosa?— le pregunto sonriente
—Un poco a decir verdad, pero no mucho— contesta ella
—Bueno, sabes que puedes con ello, siempre has sido perfecta en esto— le contesto intentando apoyarla
Ella me regala una sonrisa, y cuando está apunto de decir algo, su mirada se queda en una de las personas que estaba entrando a saludar a Tamara.
—Ven Sophie, te voy a presentar a alguien— dice ella para tomarme de la mano y prácticamente arrastrarme hasta el otro lado del teatro.
A medida que estamos andando, me voy cuenta de que nuestro caminar va dirigido a un apuesto hombre de ojos marrones.
—Carlos!— saluda Camille al hombre, este al girarse le sonríe
—Camille, que tal estás?— pregunta el educadamente
—Bien, preparándome para el recital— contesta ella, ella vuelve a tomar mi mano para acercarme al hombre que se encontraba hablando con ella— esta es mi amiga Sophie— dice ella dándome un pequeño empujón hacía el
El al verme se queda viéndome sin emitir ni una sola palabra, y una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro, cosa que hace por unos segundos más hasta que veo como Camille le da un pequeño codazo.
—Yo soy Carlos, encantado— habla ofreciéndome su mano, la cual con un poco de vergüenza tomo
—Yo Sophie, encantada— contesto cordialmente
Camille se queda viéndonos con una sonrisa, y cuando me voy a dar cuenta, ha desaparecido.
—Tu también eres bailarina?— dice Carlos, quien aún sostenía mi mano
—No, yo lo era, hace poco más de un año, pero tuve que dejarlo— contesto un poco incómoda
—Y eso?— pregunta curioso
—Es algo complicado, ahora soy asistente de Tamara— contesto sin dar muchos detalles
El simplemente asiente, y yo suelto su mano.
—Bueno, ha sido agradable hablar contigo, pero debo irme, tengo trabajo que hacer— digo con una mueca
—Está bien, nos vemos— contesta el mientras ve como me alejo entre la gente.
✩°。⋆⸜ ✮
Mis cuerpo se movía al ritmo de la canción que mi móvil reproducía en una esquina de la sala, con mis punteras puestas daba vueltas y saltos sintiéndome más libre que nunca.
Siempre llevaba mis punteras en el bolso a pesar de ya no ser bailarina, ya que muchas veces seguía practicando por mi cuenta sin que mi madre lo supiese, para no perder la costumbre.
Una vez terminé de hacer todo lo que Tamara me había pedido, empecé a dar vueltas explorando en teatro, y terminé encontrando una sala vacía, así que como tenía unos minutos libres antes de que el recital empezase, decidí colocarme mis punteras y empezar a bailar, y aquí me encontraba ahora haciendo eso mismo.
Me sentía libre cada vez que bailaba, y las ganas de llorar se hacían presentes, ganas de llorar por tener que ocultarle mi pasión al mundo, ganas de llorar por no poder hacer lo que más me gustaba, y sobretodo ganas de llorar porque mi padre ya no podía verme bailar.
Mientras estoy bailando, la canción que estaba sonando en mi teléfono se para de repente dejando entrar una llamada, lo cual hace que de un pequeño salto del susto, y rápidamente corro hacía el aparato para ver de quien se trataba.
—Sophie, por que no te veo entre el público?— pregunta Camille
—Ya va a empezar?— pregunto confundida
—Si, ya son en punto— contesta ella
—Dios, se me ha pasado el tiempo volando, voy enseguida— respondo colgando la llamada.
Me quito las punteras tan rápido como puedo y me coloco mis zapatos, voy con tanta prisa que ni siquiera guardo las punteras en el bolso y corro con ellas en la mano.
Corro con tanta prisa mientras empiezo a escuchar la música sonando en el salon de actos del teatro que siento como mis pulmones duelen.
Una vez llego a la puerta del salón, la abro despacio con intención de hacer el mínimo ruido, y camino a paso rápido buscando una butaca donde poder ver el recital.
Finalmente logro encontrar una butaca en segunda fila, y camino hacía allí.
Una vez sentada, por fin puedo respirar tranquilamente y dejo las punteras en el mismo asiento.
—Vaya, parece que acabas de correr una maratón — dice el hombre a mi lado, y al mirarlo me doy cuenta de que es Carlos, el mismo hombre que rato antes Camille me había presentado.
—Hola— digo riendo por lo bajo— si, algo así — contesto siguiéndole el rollo.
El simplemente ríe y ambos fijamos nuestra mirada al escenario, donde las bailarinas ya habían empezado el baile.
Verlas bailar enfrente de todos me traía recuerdos tanto bonitos como tristes.
Cada vez que asistía a un recital de la academia, la imagen de mi padre aplaudiendome en el publico venía a mi cabeza, sentía que el estaría decepcionado de lo que soy ahora, y eso no dejaba de estrujarme el corazón.
Mi mayor anhelo siempre fue enorgullecer a mi padre, y ahora era una simple asistente mientras que otras chicas ocupaban mi lugar y cumplían sus sueños.
Esos pensamientos hacen que más de una lágrima salga de mis ojos, y empiezo a ver un poco borroso debido a ello.
—Estás bien?— pregunta Carlos
Yo lo miro, no sin antes secarme las lágrimas, y como puedo intento sacar una pequeña sonrisa
—Si, es solo que me llega mucho al corazón el recital— hablo soltando una excusa barata, que por su cara era obvio que no se había creído
—Sabes?, no tengo ni idea de ballet, así que si prefieres hablar lo que te pasa en lugar de ver el recital, estaría encantado de escucharte— dice mientras acaricia mi brazo
Yo me siento un poco incómoda ya que no lo conozco casi, y el al notar esto aparta su mano
—Lo siento— dice el, a lo que yo simplemente niego restándole importancia
—No creo que te interese mucho mi historia— digo riéndo por lo bajo
—Si, si que me interesa— contesta sin pensárselo dos veces, y por su cara totalmente seria me doy cuenta de que lo dice sinceramente, así que por alguna razón que no entiendo, decido contarle mi drama familiar a este total desconocido.
—Mi padre murió hace un año, y era el único que me apoyaba con mi pasión de ser bailarina, así que cuando el murió, mi madre aprovechó para hacer que dejara de bailar básicamente no apoyándome económicamente con ello, así que decidí seguir en el mundo del ballet aunque no fuese como bailarina, y así es como conseguí el trabajo de asistente de Tamara— le confieso resumiendo lo más posible la historia
Me mira sorprendido mientras intenta asimilar toda la información, y prácticamente se queda sin habla.
—No tienes por que decir nada, no espero pena ni compasión— le digo restándole importancia a la situación
—No no, es simplemente que me ha sorprendido mucho— confiesa— y sabes por que tu madre no quiere que sigas bailando?— pregunta curioso
—Ella es muy de tener los pies en la tierra, es muy dura y seria en todo lo que hace, además de que es dueña de unas empresas y siempre ha querido que estudie empresariales y finanzas para poder heredarmela, pero yo nunca he querido eso, y supongo que lo ha hecho como algún tipo de venganza— digo hablando más de lo que creo yo que es la cuenta.
No tenía ni idea de porque le estaba contando tanto a este hombre, y sentía que estaba hablando mucho más de la cuenta.
—Vaya, que mal— contesta el
Yo simplemente asiento y sigo viendo el recital, y el al ver que no quiero seguir hablando del tema vuelve a fijar su vista en el recital.
Supongo que nota mi incomodidad ya que en lo que resta del recital no vuelve a intentar hablarme, cosa que en el fondo agradezco, ya que cuando siento que hablo de más me siento insoportable, y seguramente habría terminado contándole incluso mi carta astral.
Pocos minutos después el recital termina, y toda la sala aplaude, y mientras aplaudimos puedo sentir la mirada de Carlos sobre mi, cosa que le eriza un poco la piel.
En el momento en que veo gente levantándose, camino hacía la salida sin mirar atrás como si mi vida dependiera de ello, no era buena manejando la incomodidad.
Y una vez fuera del teatro puedo respirar tranquila.
✩°。⋆⸜ ✮
CARLOS
El recital termina y la gente aplaude sin parar, pero mi mirada está en la chica de pelo negro a mi lado, Sophie tenía algo que hacía imposible quitar la mirada de ella.
Aparto un segundo la mirada y cuando vuelvo a mirarla para pedirle su número telefónico, veo que está saliendo por la puerta, y me quedo simplemente allí sentado intentando procesar esto.
La había hecho sentir incómoda de alguna manera?, había preguntado demasiado?
Me levanto de mi butaca un poco decepcionado, y cuando estoy apunto de irme mis ojos se posan en un objeto que se encontraba en la butaca donde minutos antes se encontraba Sophie.
Unas punteras de ballet, las cuales obviamente eran de ella por la pequeña "S" con un corazón que se encontraba dibujada en la cinta de estas.
Rápidamente las tomo entre mis manos y tan rápido como puedo me dirijo hacía la salida con la esperanza de encontrarla y devolverle sus punteras, además de aprovechar y pedirle su número.
Pero para mi mala suerte, al salir ella ya no está allí.
Así que me las llevo conmigo, para guardarlas hasta que sepa como reencontrarme con ella
✩°。⋆⸜ ✮
NOTA DE LA AUTORA:
Holaaa, espero que os haya gustado este capítulo.
Tenía muchas ganas de que mis bebes se conocieran🫶🏻
Como creéis que encontrará Carlos a Sophie?🤭
Nos leemos en el próximo capítulo ☆
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top