"It was night when you died,
my firefly"

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7 de septiembre de 2020

La suave brisa que chocaba en mi cara y hacia volar mis cabellos, apartaba lentamente las lágrimas que caían por mi cara.

Mi vestido negro empapado de haber estado desde primera hora llorando, y la rosa que sostenía en mi mano con más de la mitad de pétalos ya descansando en el suelo.

El ambiente era lúgubre, y nadie decía ni una sola palabra aparte del parroco quien oraba, palabra detrás de otra, aunque ni una de aquellas palabras había siquiera cruzado mis oídos, ya que estaba perdida en mis pensamientos, y haciendo un gran esfuerzo por no echarme al suelo a llorar.

Me sentía débil, triste, mi vida había perdido parte de sentido cuando se fue, y con el, también se fue un gran pedazo de mi corazón.

Mi padre.

Mi amado padre, quien había fallecido hacía un par de días, y quien ahora descansaba en su ataúd.

No podía ni mirar, no podía creer lo que estaba viendo, mi cuerpo y mente seguían en shock.

Mi mayor apoyo, la persona que más quería en este mundo, el único que me apoyó en todo, ya no estaba, que iba a hacer yo sin mi padre?

—Lo siento mucho preciosa, tu padre era una gran persona—dijo una señora que había asistido al entierro.

—Gracias—digo con un hilo de voz mientras intento no derrumbárme

La señora se aleja, y más gente se acerca a darnos el pésame a mi y a mi ahora viuda madre.

Cada persona que se acercaba me quitaba un poco más la ya poca energía que mi cuerpo emanaba, necesitaba que este infierno terminase ya.

Una vez se va todo el mundo, nos quedamos yo y mi madre enfrente del ataúd de mi difunto padre.

—Siempre va a estar con nosotras— dice mi madre abrazándome

—Lo sé — contesto devolviéndole el abrazo.

Mi madre nunca había sido una persona muy afectiva, ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que me había dado un abrazo, pero este momento se sentía reconfortante, y aunque tan solo durase 3 segundos, el estar en los brazos de mi madre me hizo olvidarme de la dura realidad por un muy corto periodo de tiempo.

Al separarnos, mi madre da una última mirada al ataúd que se encontraba enfrente de nosotras, y se aleja hacia el coche sin decir una palabra, como si supiese que necesitaba unos cuantos segundos a solas para hablarle por última vez a mi padre.

—Que voy a hacer sin ti ahora?, que soy yo si no te tengo a mi lado?—digo abrazándome al ataúd y esta vez soltando todas las lágrimas que llevaba horas reprimiendo—quien va a estar en primera fila en todos mis recitales de ballet?, tu eras mi más grande apoyo, y sin ti me siento sola—digo al borde del llanto

Me tomo unos segundos en silencio mientras sigo abrazando al ataúd donde descansaba mi padre, y poco a poco me separo de este.

—Has sido el mejor padre que podría haber deseado, y jamás voy a olvidar eso—digo dejando la rosa que tenía en la mano encima del ataúd y caminando poco a poco hacía el coche de mi madre donde ella me esperaba.

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5 de diciembre de 2020

Último recital de ballet del año donde fui una de las protagonistas, y como de costumbre, mi madre no había ido a verme.

Era muy duro para mi desde la muerte de mi padre, y a esto tenía que sumarle el hecho de que mi madre no me apoyaba ni un poco en mi pasión, la cual era bailar.

Entro por la puerta de casa con los ánimos decaídos y un enfado que no había sentido nunca, jamás me hubiese atrevido a plantarle cara a mi madre, pero después de la partida de mi padre, pensaba que sería más comprensiva y que haría un esfuerzo en apoyarme y estar a mi lado, cosa en la que obviamente me equivocaba.

Dejo mi bolsa de ballet en la entrada, y camino con paso firme hacía la cocina, donde encuentro a mi madre cocinando.

—Vaya, ya estás aquí?—pregunta sin más

—Si, pero pensé que irías a verme, por que no lo has hecho?— cuestiono dolida

—Ah, que se suponía que tenía que ir—dice desinteresada sin siquiera dirigirme una mirada mientras continua cocinando

—Pues claro que si!, que esperabas?, eres mi madre!—le grito exaltada

—A mi no me grites que soy tu madre—dice callandome— sabes que nunca me ha gustado esa tontería de que hagas ballet, deberías ponerte a estudiar como la mayoría de chicas de tu edad y dejarte de sueños tontos—contesta por fin mirándome

—Mama, es mi sueño!, papá siempre me ha dicho que tengo que luchar por lo que quiero, y es lo que estoy haciendo—contesto en frustración, no entendía por que a mi madre le costaba tanto entender que el ballet me hacía feliz

Mi madre nunca mostró interés en el ballet, ni tampoco en apoyarme con ello, tan solo mi padre me apoyaba y me empujaba a seguir mi sueño, cosa que siempre originó muchas peleas entre mis padres.

—Acaso crees que me importa en lo más mínimo cual sea tu sueño?, los sueños solo son sueños, pero tienes que bajar al suelo, darte cuenta de tu realidad, estudia y dejate de estupideces!—grita dándome la espalda

—Papá siempre me apoyó, por que no puedes tu hacerlo— pregunto al borde de las lágrimas.

—Como se nota que has salido a tu padre—dice más asqueada que feliz— tu padre también tenía sueños estúpidos, siempre quiso ser escritor, y le encantaba pintar, y bueno, mira como ha acabado, ha muerto, y no consiguió ni uno de sus sueños tontos—dice ella sin ni un solo remordimiento

Yo rompo a llorar, no pudiendo creer que esas palabras tan horribles salgan de la boca de mi propia madre.

—Por que dices todas esas cosas de papá?— pregunto dolida

—Por que ya no está y aún sigue metiéndote ideas tontas en la cabeza—dice soltando la cuchara que tenia en la mano con fuerza— vas a dejar la academia de ballet, es algo que he estado tiempo pensando, y no voy a pagarte más las clases— sentencia para darme la espalda de nuevo

Sus palabras caen sobre mi como un balde de agua fría, no puedo creer lo que acaba de decir

—Que?— es lo único que consigo articular, esto tenía que ser una terrrible pesadilla— no puedes hacer eso-—

—Oh, yo creo que sí, este ha sido tu último recital, a partir del año que viene, dejarás de ser una bailarina y retomarás tus estudios—finaliza para servirse un plato de la comida que acababa de preparar y subirse a su habitación dejándome con la palabra en la boca

—Mama!, no puedes hacerme esto, el ballet es lo único que tengo, es mi sueño!— grito desde lo más profundo de mi garganta.

No recibo respuesta alguna, y sin más fuerza para mantenerme en pie, caigo al suelo y me quedo ahí, sola, llorando, y con mis sueños y esperanzas rotos.

En menos de un año había perdido a las dos grandes cosas en mi vida:

Mi padre y el ballet.

Que iba a hacer?, estaba sola.

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NOTA DE LA AUTORA:

Este capítulo tan sólo era algo introductorio para que pudierais conocer el transfondo de la persona que es Sophie, y un poco más sobre ella.

A partir del capítulo 2 ya será narrado en 2021

Espero que os haya gustado

Nos leemos en el próximo capítulo☆