𝘿𝙚𝙘𝙚𝙥𝙘𝙞𝙤𝙣
𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀:
Estɑ histoɾiɑ contiene comentɑɾios sugeɾentes,
humoɾ negɾo ocɑsionɑl, spoileɾs γ contenido
no ɑpto pɑɾɑ todo público.
Leeɾ bɑjo su pɾopiɑ ɾesponsɑbilidɑd.
Meses Después
Los meses pasaron con rapidez, y el pequeño David había crecido considerablemente. Con solo dos años, era un niño lleno de vida, risueño y curioso, pero, sobre todo, increíblemente activo, algo que, para desgracia de Elena, parecía haber heredado de su padre. Enji y Elena también habían evolucionado en su relación; ahora, con veintidós y veintinueve años respectivamente, su amor había florecido, fortalecido por los desafíos y alegrías de la crianza.
La dinámica familiar había cambiado con la constante presencia de los abuelos de David, que visitaban a menudo. Estas visitas no solo permitieron que David formara lazos con sus abuelos, sino que también ofrecieron a Enji la oportunidad de reconstruir lentamente su relación con Teka y Yoshino. A pesar de los avances, Enji era consciente de que la confianza se construye con el tiempo, y no estaba dispuesto a perdonarles de inmediato. Observaba cuidadosamente cada acción, cada palabra, buscando señales de que realmente estaban comprometidos a ser mejores abuelos y padres.
Por otro lado, la esposa de Enji, Rei Todoroki, de veinticinco años, había comenzado a distanciarse emocionalmente. A medida que pasaban los días, la relación con Enji se tornaba cada vez más complicada. La sombra de la violencia había comenzado a cernirse sobre ellos. Enji, en su frustración y enojo, había comenzado a ser abusivo, gritando y golpeando a Rei cuando creía que nadie podía escuchar. Se aseguraba de que los niños no estuvieran presentes, pero el ambiente tenso y la tristeza en los ojos de Rei eran imposibles de ocultar.
Touya, ahora con seis años, había despertado recientemente su propio quirk, el cual era idéntico al de su padre. Ambos compartían la ambición de convertirse en héroes, y Enji se había comprometido a entrenar a su hijo. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el quirk de Touya le causaba lesiones, algo que desconcertó a Enji. En su deseo de protegerlo, le pidió que dejara de entrenar. La devastación en el rostro de Touya fue evidente; había pasado de ser alabado por su padre, quien le prometía que podría superar a All Might, a ser un niño que sentía que había decepcionado a su padre, lo cual lo dejó profundamente herido.
Fuyumi, con cinco años, había obtenido recientemente su quirk, el cual era una manifestación del mismo poder que su madre. Rei se sintió aliviada al ver que su hija podía seguir sus pasos, aunque sabía que Enji tenía planes de entrenarla. La dinámica familiar se volvía más compleja, y Fuyumi, la "princesa de papá", se encontraba en medio de tensiones que no comprendía del todo.
Natsuo, el pequeño de apenas tres años, estaba comenzando a explorar el mundo por su cuenta. Ya sabía caminar y hablar, aunque con algunas dificultades. Su risa y curiosidad eran contagiosas, pero incluso él podía sentir que algo no estaba bien en casa.
Lo que los tres pequeños compartían, más allá de sus travesuras, era una conciencia inquietante de que la relación de sus padres era extraña. Aunque su madre insistía en que todo estaba bien, cada uno de ellos, a su manera, sabía que eso no era cierto. Los gritos y el ambiente pesado en la casa eran difíciles de ignorar, incluso para los más pequeños.
Sin embargo, a pesar de sus preocupaciones, los niños habían aprendido a no interferir. Eran asuntos de su padre y de su madre, y, en su inocencia, creían que nada podía salir mal. Después de todo, eran una familia, y las familias, pensaban, siempre encuentran la manera de arreglar las cosas.
Además, nada podía salir mal...
¿Verdad?
Por otro lado, Elena irradiaba felicidad. No solo había logrado que Enji se quedara a su lado, sino que también deseaba que él comenzara a ignorar a su actual esposa y a sus otros hijos. A pesar de lo doloroso que sonaba, era un pensamiento que la consumía; su prioridad era asegurar un futuro para su hijo, el niño que Enji más quería, y para eso debía asegurarse de que su relación con su esposa y sus otros hijos se deteriorara cada vez más.
Sí, típico pensamiento de una amante.
Cada vez que Enji compartía algo sobre Rei, ya fuera una queja o un simple comentario sobre cómo ella manejaba a los niños, Elena no perdía la oportunidad de sembrar pequeñas dudas en su mente. Su enfoque era sutil, pero efectivo, insinuando que Rei no estaba cumpliendo su rol como madre de manera adecuada. Enji, absorto en sus propios problemas y frustraciones, no se daba cuenta de que estaba siendo manipulado. Elena tenía una habilidad innata para disfrazar sus intenciones, presentándose como la amiga comprensiva que siempre estaba dispuesta a escuchar.
Las ideas que Elena introducía eran venenosas, y, poco a poco, comenzaron a hacer mella en la percepción que Enji tenía de Rei. Lo que antes eran opiniones neutras se transformaron en críticas, y pronto, Enji comenzó a ver a Rei como alguien inservible, incapaz de cuidar de sus hijos y de mantener un hogar estable. A medida que la relación entre Enji y Rei se volvía más tensa, el ambiente en casa se tornaba cada vez más hostil.
Elena se regocijaba al escuchar cómo Enji se volvía más abusivo hacia Rei. Cada día, la distancia entre él y sus hijos crecía, y lo que antes eran momentos de entrenamiento con Touya se desvanecieron, dejándolo en un lugar de frustración y desilusión. Fuyumi, que solía ser la "princesa de papá", comenzó a sentir el frío desprecio que Enji dirigía hacia ella, y Natsuo, el pequeño explorador, se encontraba perdido en un mar de confusión y tristeza.
Elena, al escuchar todo esto por parte de Enji, se sentía cada vez más satisfecha. Su plan estaba funcionando. En su mente, cada paso que daba hacia la ruptura de la familia de Enji era un paso más hacia su propio objetivo: asegurarse de que ella y su hijo David fueran lo único que Enji necesitaba en su vida. Para Elena, la idea de que Enji dejara a Rei y se comprometiera por completo con ella era el final deseado de una historia que había comenzado como un simple romance.
La dinámica familiar se había vuelto un tablero de ajedrez donde cada movimiento de Elena estaba calculado para desestabilizar la situación. Sabía que los gritos y la violencia solo servirían para alejar a Enji de su familia, y ella se convirtió en el refugio en el que él podría encontrar consuelo y aprobación. Cada vez que Enji se desahogaba con ella, Elena se aseguraba de recordarle lo que había perdido, lo que podría tener si solo decidía dar la espalda a su matrimonio actual.
Las palabras de Elena se convirtieron en ecos en la mente de Enji, reforzando su percepción distorsionada de la realidad. Enji, cegado por sus propias frustraciones y por la manipulación de Elena, se alejaba más de sus hijos, dejando un vacío que sería difícil de llenar.
Como dicen por ahí, las amantes siempre consiguen lo que quieren...
Elena estaba decidida a conseguirlo, y no se detendría hasta asegurarse de que su lugar en la vida de Enji fuera inamovible. La sombra de la violencia y la manipulación se cernía sobre la familia Todoroki, y a medida que el tiempo pasaba, el futuro se volvía más incierto. Sin embargo, en el corazón de Elena, había una certeza: estaba dispuesta a luchar por lo que creía que le pertenecía.
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Dos Meses Después
📍Mansión Todoroki, Japón.
Enji se encontraba absorto frente a la televisión, los ojos fijos en la pantalla mientras All Might recibía alabanzas desmesuradas. La admiración del público hacia el héroe número uno era palpable, y Enji no podía evitar sentir un amargo deseo de ser reconocido de la misma manera. El número uno. Era un título que siempre había anhelado, pero que parecía inalcanzable.
Detrás de él, Rei se movía con cautela, dejando una bandeja de comida sobre la mesa. Su mirada estaba perdida, y a menudo se preguntaba si aún había un lugar para ella en el mundo de Enji. La atmósfera en la casa había cambiado drásticamente; una pesada nube de tensión se cernía sobre ellos, y ella sentía que cada día se alejaba más de su esposo.
De repente, sintió una mirada intensa sobre ella. Enji la observaba con desesperación, como si estuviera al borde de un abismo emocional. Sin previo aviso, se levantó del futón y se acercó a ella. Rei, instintivamente, trató de escapar, pero Enji la agarró del brazo con una fuerza que la hizo estremecer.
-E-Enji, suéltame, por favor -murmuró, su voz temblando de miedo.
-Tú... Necesitas darme un hijo... Un hijo perfecto... No fuiste capaz de hacerlo... Elena tenía razón... -murmuró, su tono cargado de frustración y desdén.
Rei sintió que un balde de agua fría le caía encima.
-¿Elena? -pensó, confundida y aterrorizada. Recordaba vagamente a una mujer de México, una amiga de Enji, pero no sabía cuán cercana era realmente- ¿No es ella su amiga que hizo en México? E-Enji, y-ya no quiero -sollozó un poco, su voz apenas un susurro. La angustia en su pecho se intensificaba, sintiendo que la situación se tornaba más oscura y opresiva.
-No me importa, necesitas darme ese hijo -repitió Enji, su mirada dura y fría, como si no hubiera espacio para la compasión. Las palabras salieron de su boca como una orden, un mandato que dejaba claro que su deseo era lo único que importaba.
Rei se sintió atrapada entre la obligación de complacer a su esposo y la creciente desesperación de su situación. Sabía que su matrimonio nunca había sido sobre el amor; siempre había sido una unión por conveniencia, una alianza convenida entre familias. Pero ahora, la presión y el dolor se sentían insostenibles, y la sombra de Elena se cernía sobre ellas, aunque Rei no lo sabía.
La distancia emocional entre ellos se hacía más palpable, y la manipulación de Elena se encontraba en el trasfondo de cada palabra de Enji. Sin saberlo, Rei se hallaba atrapada en un juego peligroso, donde las cartas estaban marcadas y la verdad se ocultaba en las sombras. La lucha por un hijo se convertía en un campo de batalla donde el amor y la compasión habían sido reemplazados por el control y la desesperación.
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Un Mes Después
📍Ciudad de México
Después de un mes, Enji se encontraba de regreso en México. Había pasado un tiempo considerable sin visitar a su hijo ni a su amante, no porque no quisiera, sino porque el trabajo lo consumía cada vez más. A pesar de que amaba pasar tiempo con David y Elena, sus responsabilidades como héroe lo mantenían atado a su vida en Japón.
Al aterrizar, caminó rápidamente hacia la sala de recogida de maletas y luego a migración. El proceso se sintió interminable, pero finalmente pudo salir, su corazón latiendo con anticipación.
-¡Pwapa! -una voz infantil resonó en el aire, y Enji la reconoció de inmediato.
-David, campeón -murmuró con una pequeña sonrisa en el rostro, inclinándose para recibir a su pequeño en brazos.
El niño de dos años corrió hacia él, riendo suavemente, y esa risa era una melodía que iluminaba la pesada carga que Enji llevaba en el corazón. Al cargarlo, le dio un beso suave en la frente, sintiendo que el mundo se detenía por un momento.
-Te etañe muto -murmuró David, restregando su mejilla contra la de su padre, un gesto que desarmaba incluso los pensamientos más oscuros de Enji.
-También te extrañé, pequeño -respondió Enji, acariciando su cabeza con ternura. En ese instante, todo parecía correcto.
-Enji... -la voz de Elena interrumpió su momento, y no pudo evitar dirigir su mirada hacia ella.
Como siempre, Elena estaba deslumbrante. Llevaba un vestido azul floral que realzaba su figura, y su cabello caía en una trenza de lado, dándole un aire de frescura y elegancia.
-Elena... Amor mío -sonrió Enji, caminando hacia ella con el corazón acelerado.
Sin decir una palabra, Elena lo abrazó, y Enji pudo sentir las lágrimas en su hombro.
-Lo lamento mucho, amor mío, lamento mucho haberte dejado sola estos meses -murmuró, su voz cargada de sinceridad.
-Mwamá, no llores -dijo David, tratando de consolar a su madre, un pequeño gesto que hizo sonreír a Enji en medio de la situación.
-Lo siento, cariño, ando un poco sentimental -sonrió entre lágrimas, tomando a David en brazos.
-Te extrañé -Enji murmuró, besando la frente de Elena.
-También te extrañé -susurró ella, besándolo suavemente.
Enji le devolvió el beso con amor y desesperación; había extrañado esos labios, esos deliciosos y exquisitos labios que siempre lo hacían sentir completo.
Se separaron del beso cuando escucharon pequeños quejidos. Dirigieron su mirada a David, quien tenía un puchero en sus labios.
-Mía -dijo, abrazando a Elena por el cuello.
-Oye, ella fue mía primero antes que tuya -Enji sonrió con burla, un destello de alegría irradiando de su ser a pesar de la situación.
El pequeño, sin entender del todo la broma, frunció el ceño y luego sonrió, como si decidiera que tenía que compartir a su madre, aunque eso no le gustara del todo.
El ambiente se llenó de risas y abrazos mientras Enji, Elena y David compartían ese momento, ajenos a las complejidades que acechaban en el fondo de su relación. Era una burbuja de felicidad en medio de un mundo caótico, y Enji se aferró a ella, decidido a disfrutar cada segundo con su hijo y su amante.
En ese instante, todo parecía perfecto, pero Enji sabía que la realidad siempre estaba al acecho.
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📍En Casa
Una vez llegaron a la casa, David no dudó en salir corriendo hacia su habitación, emocionado por retomar su juego que había dejado a medias. Enji observó a su hijo alejarse, sintiendo una mezcla de alegría y nostalgia. Era un momento familiar que atesoraba profundamente, pero sabía que venía con una carga emocional que debía compartir con Elena.
-Tengo que contarte algo -murmuró, mirando a Elena con seriedad.
Elena, que había comenzado a despojarse del abrigo y a acomodar algunas cosas en la sala, volvió su atención hacia él, notando la gravedad en su expresión.
-¿Acerca de qué? -preguntó, con un leve temblor en la voz.
-Verás... -dudó un poco, buscando las palabras adecuadas- Quiero disculparme de antemano por lo que hice -sus ojos se encontraron con los de Elena, y en ellos, vio una chispa de preocupación.
-¿Q-Qué hiciste? Enji, me estás asustando -murmuró, la ansiedad comenzando a apoderarse de ella.
-Verás... -tomó un profundo suspiro, sintiendo el peso de la verdad que llevaba dentro- Hace un par de semanas, perdí el control con mi esposa... Lamentablemente, la terminé obligando a hacer algo que ella no quería... Y ahora ella está embarazada... Ella está esperando un bebé mío... Un hijo mío
La revelación cayó como un balde de agua fría. Elena sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor; las palabras de Enji resonaban en su mente, cada sílaba golpeando su corazón con una fuerza abrumadora.
-¿D-De qué hablas? -murmuró, sintiendo un nudo formarse en su garganta. La incredulidad y el dolor comenzaban a inundar su ser.
-L-Lo lamento mucho -replicó Enji, su voz cargada de remordimiento.
Elena retrocedió un paso, la angustia palpable en su rostro.
-T-Tú lo prometiste -sollozó- M-Me prometiste que ya no intentarías nada con esa mujer -su voz se quebró, y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
-Amor, lo lamento mucho -Enji intentó acercarse, pero ella dio otro paso atrás, como si su cercanía pudiera quemarla.
-N-No te acerques -sollozó- E-Eres un mentiroso -las palabras salieron de su boca como un eco doloroso.
La distancia entre ellos se volvió insalvable, cada uno atrapado en su propia tormenta emocional. Enji sintió cómo su corazón se hundía con cada palabra que dejaba escapar la mujer que amaba. Intentó encontrar la manera de reconectar, de calmar la tormenta que había desatado con su confesión.
-Cariño, por favor, no me alejes de ti... Lo lamento demasiado -su voz temblaba, y la desesperación comenzó a filtrarse en sus palabras.
Elena, con el rostro bañado en lágrimas, se sintió abrumada por una mezcla de traición y tristeza. Cada promesa incumplida de Enji resonaba en su mente, y la realidad de la situación la hacía sentir atrapada en un laberinto sin salida. La idea de que Enji, quien había sido su refugio, ahora se convertía en el causante de su dolor, era insoportable.
-¿Cómo pudiste? -preguntó, su voz apenas un susurro. La decepción era evidente en sus ojos, y Enji sintió como si su mundo se desmoronara a su alrededor.
-No quería que esto pasara... -Enji se sintió impotente, como si todas sus decisiones lo hubieran llevado a este preciso momento- Me dejé llevar por mis emociones, por la presión... Y ahora, no sé qué hacer
Elena, sintiendo que el aire se le escapaba, se dio la vuelta, buscando un espacio que le permitiera respirar. Las lágrimas caían libremente, y cada una de ellas era un recordatorio del dolor que sentía.
-No sé si puedo seguir así... -murmuró, su voz temblando con la carga de sus emociones.
-Por favor, dame una oportunidad para corregir esto -imploró Enji, sintiendo que cada palabra era un intento en vano- Te necesito en mi vida, más que nunca
Pero la distancia que se había creado entre ellos parecía insalvable. Elena se sentía desgarrada, atrapada entre el amor que aún sentía por Enji y el abismo de traición que lo acompañaba. En ese momento, la idea de un futuro juntos se sentía como un sueño lejano, y el peso de la realidad se hacía cada vez más pesado.
-No sé si puedo perdonarte, Enji -dijo finalmente, su voz llena de dolor- No sé si puedo seguir con esto
Las palabras la golpearon a él con la fuerza de un huracán, y en ese instante, Enji comprendió que la lucha por recuperar a Elena sería más difícil de lo que jamás había imaginado. La sombra de su pasado y las decisiones que había tomado ahora amenazaban con consumir todo lo que una vez había amado.
-No, amor, sabes que ella no significa nada -Enji tomó las manos de Elena entre las suyas, buscando en su mirada una conexión que pareciera disipar la tormenta que había desatado.
-¿Acaso yo no significo nada para ti? ¿Acaso soy tu simple juguete sexual, Enji? -preguntó, su voz temblando entre lágrimas y rabia.
-No, no, estás poniendo palabras en mi boca, sabes perfectamente que no es así -la tomó de las mejillas, sus ojos profundos reflejando una mezcla de desesperación y amor- Tú eres el amor de mi vida, eres mi motor para poder seguir, tú eres la que hace que mi corazón lata con fuerza... Eres mi todo...
-No te creo -murmuró Elena, el dolor en su voz resonando en el aire como un eco sombrío.
Enji sintió que sus palabras caían en un vacío, que cada esfuerzo por demostrar su amor se desvanecía en la desconfianza que había crecido entre ellos. La angustia de perderla lo consumía, y se dio cuenta de que debía hacer algo drástico para recuperar su atención y su cariño.
De repente, una idea llegó a su mente como un rayo de luz en medio de la tormenta.
-Si me divorcio de mi esposa después del nacimiento de mi hijo... ¿Me creerías? -murmuró, su voz cargada de determinación.
-¿Qué? -Elena se sorprendió, sus ojos abriéndose con incredulidad.
La noticia la tomó desprevenida. ¿Acaso su plan estaba teniendo éxito? Mantuvo su actuación de amante desconsolada, mientras Enji seguía demasiado ciego para percibir su verdadera intención.
-Si me divorcio de mi esposa, ¿me creerías? -repitió, esta vez con un tono más seguro, como si hubiera encontrado la respuesta que buscaba.
-Yo... -mordió su labio inferior, sintiendo una mezcla de emociones- Está bien -respondió, sonriendo con lágrimas en los ojos- Lo logré -pensó, con una satisfacción que la llenaba- Por fin Enji es mío
El momento en que Enji la abrazó con fuerza fue un instante que pareció detener el tiempo. Ella se dejó llevar por la emoción de tenerlo cerca, sintiendo que, al menos por un instante, todo lo que había deseado estaba al alcance de su mano.
Gané...
La sensación de triunfo era abrumadora. La promesa de un futuro juntos, sin las sombras del pasado, parecía posible. Sin embargo, en el fondo de su corazón, una pequeña duda comenzaba a aflorar. ¿Qué significaría realmente este divorcio para Enji? ¿Estaría dispuesto a dejar atrás a su familia y a sus hijos por ella?
Mientras se sumergía en los cálidos brazos de Enji, olvidó momentáneamente esas preguntas. En ese instante, la posibilidad de ser la única mujer en su vida parecía tan dulce y tentadora que decidió no permitir que la incertidumbre arruinara su felicidad.
-Prométeme que lo harás -dijo, aferrándose a su pecho, buscando la seguridad que tanto anhelaba.
-Lo haré -respondió Enji, aunque en su interior sabía que la decisión no sería tan simple. La complejidad de su vida, los vínculos que había formado y las consecuencias de sus acciones estaban a punto de desatar una tormenta que podría cambiarlo todo.
El tiempo diría si esta nueva promesa podría convertirse en realidad, pero por ahora, ambos se aferraban a la ilusión de que su amor podría superar cualquier obstáculo.
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Nueve Meses Después
📍 Mansión Todoroki, Japón.
Nueve meses habían pasado desde que Enji tomó la decisión de mantenerse al lado de Elena, y en todo ese tiempo, había hecho lo posible para compensar el daño emocional que le había causado. Sin embargo, en ese momento, se encontraba en su hogar, en un ambiente tenso y expectante. Su esposa, Rei, había decidido tener un parto en casa, y sus hijos Touya, Fuyumi y Natsuo aguardaban pacientemente afuera de la habitación, nerviosos por el nacimiento de su nuevo hermano.
El silencio del pasillo se interrumpió de repente por el llanto de un bebé. Enji sintió cómo su corazón se aceleraba. Minutos después, el doctor que había asistido a Rei les dio el permiso de pasar.
Sin dudarlo, Enji caminó hacia la habitación, donde encontró a Rei recostada, con el recién nacido a su lado. El pequeño era un hermoso niño, con una mezcla de cabello rojo y blanco. Sus ojos, uno gris y el otro azul, brillaban con una intensidad que dejó a Enji sin palabras.
-Heterocromía -pensó Enji, una sonrisa se dibujó en su rostro- Es perfecto
Detrás de él, Touya Todoroki observaba con una expresión de sorpresa y devastación. Para él, la llegada de este bebé significaba que Enji finalmente había tenido a su "hijo perfecto", un hijo del que podría estar orgulloso. La sombra de la inseguridad se cernía sobre Touya, alimentando sus propios sentimientos de insuficiencia.
Un hijo que no era defectuoso como él...
El hijo perfecto.
Fuyumi y Natsuo, por su parte, miraban la escena con tristeza, conscientes de las dinámicas familiares que se estaban desarrollando ante sus ojos.
-Shoto -murmuró Enji, tomando al pequeño en brazos con una mezcla de amor y orgullo- Tu nombre es Shoto... Todoroki Shoto
Rei, a su lado, se veía devastada. Su mirada estaba perdida en un mar de emociones; aunque había traído al mundo al hijo que Enji siempre había deseado, el alivio que sentía se mezclaba con la angustia. Ella sabía que este niño, Shoto, sería una extensión de las expectativas de Enji y que su vida estaría marcada por la presión de ser el hijo perfecto.
A pesar de la felicidad que debería acompañar el nacimiento de un hijo, Rei se sentía atrapada en una contradicción. Había dado a Enji lo que él siempre había querido, pero eso también significaba que su hijo tendría que sufrir bajo la sombra de las ambiciones de su padre.
Shoto no tendría voz ni voto; sería una marioneta en las manos de Enji, obligado a cumplir con las expectativas que su padre había creado. Rei se sintió impotente ante la realidad.
Mientras Enji sostenía al pequeño con ternura, una sensación de triunfo lo envolvía. Para él, Shoto era la culminación de sus esfuerzos, la validación de su legado.
Touya, observando la escena, se sintió como un extraño en su propia casa. La llegada de Shoto no solo lo hacía sentir menospreciado, sino que también reforzaba su propia lucha interna por alcanzar la aprobación de su padre. La sonrisa de Enji hacia el pequeño era un recordatorio doloroso de lo que él nunca había podido ser.
Mientras todos en la habitación compartían la alegría del nacimiento, el ambiente se cargaba de una tensión subyacente, un presagio de lo que estaba por venir.
El ciclo continuaría, y aunque Shoto era un nuevo comienzo, también era el reflejo de una historia familiar que anhelaba cambiar, pero que parecía estar atrapada en un ciclo interminable.
Enji sacó su celular y le tomó una foto al pequeño Shoto, sin dudar en enviársela a Elena, su amante. La imagen capturó el momento con perfecta claridad: el niño, con su cabello rojo y blanco y sus ojos heterocromáticos, era un reflejo del futuro que Enji anhelaba construir.
-¿P-Para qué le tomas foto? -murmuró Rei, su voz temblando entre la confusión y el miedo.
-Le envié la foto a Elena -contestó Enji, guardando rápidamente su celular y volviendo a colocar a Shoto en su cunero.
-¿E-Elena? ¿Tu amiga? ¿Por qué? -preguntó Rei, el nerviosismo en su tono evidente.
-Porque quiero -gruñó un poco, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente tensión en la habitación.
La atmósfera se volvió aún más pesada, y el silencio se hizo presente. Sin embargo, el doctor, que había estado organizando su equipo, decidió intervenir.
-Bien, el pequeño se encuentra de maravilla, no hubo ninguna complicación durante el parto -mencionó, revisando a Shoto con atención- Solo asegúrense de llevarlo al hospital si algo le sucede. Con su permiso -dijo, tomando sus cosas y saliendo de la habitación.
Una vez que el doctor se marchó, Rei se volvió hacia Enji, ansiosa por entender la situación.
-¿Por qué es tan importante para ti que Elena sepa del nacimiento de Shoto? -preguntó, su voz llena de curiosidad y un toque de desconfianza.
Enji, sintiendo la presión de su mirada, contestó casi instantáneamente.
-Porque ella es mi amiga, y ha estado ahí en mis momentos más difíciles -gruñó de nuevo, evitando el contacto visual.
Rei sintió un escalofrío recorrer su espalda. La respuesta de Enji solo aumentaba su confusión. Aunque sabía que su matrimonio era una alianza convenida entre familias, el hecho de que su esposo compartiera este momento con otra persona la hacía sentir insignificante. Sin embargo, nunca sospechó que Elena era más que una amiga; nunca supo que era la amante de Enji.
-No entiendo por qué necesitas compartir esto con ella -dijo Rei, su voz apenas un susurro. Una mezcla de tristeza y frustración se apoderaba de ella mientras se esforzaba por mantener la compostura.
Enji, sintiéndose acorralado, no sabía cómo explicarle su relación con Elena sin revelar la verdad. La complejidad de su vida lo envolvía como una tormenta, y cada palabra que decía parecía empeorar las cosas.
-Es solo que... -comenzó, pero se detuvo, buscando las palabras adecuadas. Sabía que cualquier cosa que dijera podría llevar a más preguntas, y la última cosa que quería era profundizar la herida que ya existía entre ellos.
Rei lo miró, intentando descifrar sus pensamientos. La mirada perdida en su rostro mostraba el dolor de un amor que nunca había existido entre ellos, un matrimonio que se había construido sobre la conveniencia y no sobre el verdadero afecto.
-Está bien, si eso es lo que quieres -finalmente dijo, su voz temblando con una mezcla de resignación y tristeza. En su corazón, sabía que su papel en la vida de Enji era limitado, pero la realidad de que su esposo compartía un vínculo más fuerte con otra mujer la llenaba de una angustia que no podía ignorar.
Mientras tanto, Enji se sintió aliviado de que no hubiera más preguntas por el momento, pero en el fondo, sabía que la verdad no podía permanecer oculta para siempre. La presión de mantener su vida en equilibrio se hacía cada vez más pesada, y el futuro de su familia se veía más complicado con cada decisión que tomaba.
Ambos, atrapados en sus propias emociones, quedaron en silencio, cada uno lidiando con el peso de sus respectivas realidades. La llegada de Shoto había traído una nueva vida, pero también un nuevo conjunto de desafíos que tendrían que enfrentar, y la sombra de la traición seguía acechando en el aire, esperando el momento adecuado para salir a la luz.
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Unas Horas Después
Unas horas después, Enji se encontraba en su oficina de la agencia, sumido en la tarea de hacer una transferencia de dinero a Elena. Aunque hoy era el nacimiento de su hijo Shoto, también era el cumpleaños de David, y la culpa lo invadía por no poder pasar ese día especial con su pequeño. Para compensarlo, había decidido enviarle dinero a Elena para que ella le comprara algo que David realmente quisiera.
Una vez que completó la transferencia, tomó un momento para respirar profundamente y decidió marcarle a Elena. Esperó pacientemente, deseando que ella contestara pronto.
-¡Pwapa! -escuchó la voz alegre de David del otro lado una vez que la llamada fue atendida.
-Campeón, hola -respondió Enji, sintiendo una calidez en su corazón al escuchar la voz de su hijo- ¿Cómo estás, campeón?
-Muy bien -se escuchó la risita del niño- ¿Po' qué no viniste a mi pumpleaños? -preguntó, llenando la pregunta de curiosidad e inocencia- Yo quería que tú 'tuvieras aquí -añadió, y Enji sintió una punzada de culpa.
-Lo lamento, león. Tuve demasiadas cosas que hacer y no tuve tiempo para poder ir, pero te aseguro que estoy haciendo todo lo posible para terminarlo todo y poder ir a verlos la siguiente semana -prometió, tratando de infundir confianza en su voz.
-¿Estás seguro? -David repitió, su voz sonando un poco dudosa.
-Claro que sí -aseguró Enji, con una sonrisa que no podía evitar- Te llevaré un regalo, aunque sea un poco tarde, ¿de acuerdo?
-¡Chi! -rió David, y Enji sintió que su corazón se derretía- Te quiero, pwapa.
-También te quiero, cachorro -respondió Enji, sintiendo una mezcla de amor y tristeza- Nos vemos dentro de unos días
-¡Adiós!
-Adiós -dijo Enji, colgando la llamada y dejando escapar un suspiro profundo. Sin embargo, el amargo sabor de la culpa persistía en su boca. A pesar de que era el cumpleaños de su hijo, sentía que había fallado al no estar con él.
Decidió dejar esos sentimientos de lado y enfocarse en su deber. Salió de su oficina y se preparó para patrullar un poco.
Después de todo, sus prioridades eran su trabajo como héroe, Elena, David, y derrotar a All Might.
Decepcion
¡Hola, hola, mis queridos lectores!
¿Cómo están? Espero que se encuentren muy bien y disfrutando de un maravilloso día, lleno de alegría y buenas vibras.
Primero que nada, ¿ya tomaron agua? Recuerden que es fundamental mantenerse hidratados. ¡El agua es vida! Así que asegúrense de tener siempre a mano un vaso lleno. La hidratación no solo es crucial para nuestra salud física, sino que también ayuda a mantener nuestra mente clara y enfocada. Así que, ¡a beber agua!
¿Les gustó el capítulo del día de hoy? Espero que sí, porque lo he escrito con mucho cariño y dedicación. Cada palabra y cada línea están pensadas para ustedes, mis fieles lectores. Siempre trato de poner un pedacito de mi corazón en cada historia que comparto. La escritura es una forma de conexión, y me encanta saber que ustedes están ahí, disfrutando de cada aventura.
¡Y qué emocionante ha sido este capítulo! Como pueden ver, hoy celebramos la llegada de Shoto, el hijo menor de Rei y Enji Todoroki. Para Enji, Shoto es el hijo perfecto, un nuevo rayo de esperanza que representa su legado y su anhelo de vencer a All Might. Sin embargo, la llegada de Shoto también trae consigo una sombra de tristeza, ya que Enji no pudo estar presente en el segundo cumpleaños de David, quien nació el mismo día.
La decisión de Enji de estar en el nacimiento de su hijo menor ha dejado a Elena sintiéndose un poco abandonada, mientras que David, con solo tres años, empieza a notar la ausencia de su padre en un día tan especial. ¿Cómo manejarán esta situación familiar? ¿Logrará Enji equilibrar su deseo de ser un padre presente con las altas expectativas que tiene sobre sus hijos?
No olviden que pueden seguirme en mis redes sociales. Encontrarán los enlaces disponibles en mi página web, en mi perfil. Ahí estaré subiendo algunos spoilers del próximo capítulo, claro, si es que logro recordar que tengo redes sociales, ¡ja ja! A veces me distraigo con tantas cosas y se me olvida, pero prometo intentar ser más constante. Siempre me encanta interactuar con ustedes y conocer sus opiniones, así que no duden en dejarme sus comentarios.
Quiero saber qué piensan sobre la relación entre Enji y sus hijos. ¿Creen que su obsesión con la perfección afectará su vínculo familiar? Sus pensamientos son siempre bienvenidos y enriquecen nuestra comunidad.
En fin, eso sería todo por hoy. Agradezco de corazón su apoyo y su tiempo. Cada lectura, cada comentario y cada mensaje significan el mundo para mí. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo! No puedo esperar para compartir más aventuras y emociones con todos ustedes.
Los quiere mucho,
DekuHistories.
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