────── thirty two

˚ˑؘ CHAPTER THIRTY TWO °•*

—¡LARISSA COHEN, VUELVE AQUÍ!

—¡Déjame pensar en eso, NO!

Larissa Cohen gritó mientras corría, descubriendo que su resistencia era mucho mejor ya que pudo huir de su entrenadora Lucy, sin casi morir de agotamiento.

Lucy Appleton agitó la cabeza con una sonrisa mientras perseguía a la chica Cohen, ya que había intentado huir de otra sesión de entrenamiento porque ella quería intensificarlo.

La única razón por la que había querido intensificar el entrenamiento de la brasileña fue para asegurarse de que fuera lo suficientemente rápida y capaz para evitar y defenderse de su abuelo cuando inevitablemente viniera tras ella.

Larissa había hecho a Lucy jurar no contar lo que le había dicho cuando huyó a la habitación del hotel de la mujer, ya que no quería que sus tíos se enteraran de lo que pasó, ya que la obligarían a vender la casa de su padre en São Paulo, y eso era algo que ella no quería hacer.

Lo que ella quería hacer era asegurarse de que su abuelo fuera a prisión por lo que le hizo a su padre, junto con cualquier ayudante que hubiese tenido en el proceso.

Luego, quería renovar la casa de su padre y asegurarse de que cuando ella finalmente se asentara, la casa estuviera llena de todo el amor y la felicidad que alguna vez tuvo.

—¡No puedes huir de mí! ¡Tengo la resistencia de un semental!— Lucy gritó cuando se dio cuenta de que la chica que tanto le agradaba estaba tratando de huir a un garaje.

—¡Frenchie!

Larissa corrió al garaje de Haas, viendo a Romain sonriéndole en confusión, ya que él estaba increíblemente confundido en cuanto a por qué ella estaba corriendo, y por qué había corrido hacia él y usado su apodo que había creado para él.

Miss Brasil, ¿por qué estás corriendo?

Romain Grosjean la agarró por los hombros, con una sonrisa en el rostro mientras miraba a su piloto favorita en la parrilla.

—Estoy siendo perseguida por una asesina, ella está tratando de matarme, lo juro.— Larissa jadeó mientras él le daba su botella de agua para que pudiera calmarse y respirar.

—¡COHEN! ¡NO ERES INVISIBLE!

Lucy estaba de pie en la entrada del garaje de Haas, mirando fijamente a la chica que había estado viendo como una hija, que estaba siendo ayudada por Romain Grosjean.

Romain sonrió, empujando a la chica Cohen detrás de él.

—No la veo en ninguna parte, así que debe serlo.— Larissa intentó contener un resoplido ante las palabras que salían de los labios del francés, encontrándolo estúpido pero gracioso.

Lucy puso los ojos en blanco mientras entraba en el garaje de Haas, acercándose a los dos que todavía estaban exactamente en el mismo lugar.

Cuando estaba a punto de llegar a los dos, Larissa soltó un chillido cuando unas manos de dispararon a su cintura, levantándola al aire.

—¡No puedes llevarla! ¡Ella es nuestra chica!

Kevin Magnussen sonrió con orgullo mientras sostenía a la joven Cohen sobre sus hombros, viendo a Lucy no ocultar una sonrisa mientras la protegían y actuaban como deberían hacerlo los mejores amigos.

—Encontraré a Zahra y haré que te traiga a tu sesión de entrenamiento.— Lucy levantó una ceja a la brasileña, viéndola reír a la ligera.

—Zahra no te ayudará, trabajas para el equipo rival.— Lucy frunció el ceño. —Casi siempre está en Mercedes, prácticamente la han adoptado, así que buena suerte, Luce.

—Mercedes prácticamente te ha adoptado.— Lucy respondió al ver a la chica brasileña. Intentó ignorar la sensación cálida en su pecho que se estaba formando, ya que el padre de la chica siempre la había llamado Luce.

—No, ese es Toto, no Mercedes.— Larissa guiñó un ojo a su entrenadora, antes de tocar el hombro de Kevin Magnussen, lo que provocó que este saliera corriendo de su garaje, con la chica Cohen todavía sobre sus hombros. —¡Por favor, no juegues a Temple Run mientras estoy sobre tus hombros esta vez!— Larissa chilló mientras Kevin corría en un movimiento de zig-zag. —¡Merda!

Ella maldijo cuando se vio obligada a agacharse, evitando por poco golpearse la cabeza en un cartel del garaje de Williams.

—¡Lo siento!

Kevin se disculpó mientras corría a un garaje en el que sabía que ambos podrían esconderse, sin ser asesinados por la entrenadora de Larissa.

Sin embargo, Lucy ni siquiera se había molestado en perseguirlos, ya que acababa de regresar al garaje de Toro Rosso para tomar una taza de café, dejándolos en cualquier lío caótico que hicieran.

—Hey, perceval.

Larissa se rió de la cara confusa de Charles Leclerc, que se había dado vuelta ante el sonido de uno de sus muchos segundos nombres, y encontró a Larissa Cohen sentada sobre los hombros de Kevin Magnussen.

—Hola...— Charles se rió mientras sonreía a los dos, sus ojos brillaban mientras miraba fijamente a la chica Cohen

Kevin levantó cuidadosamente a su mejor amiga de sus hombros, colocándola en el suelo frente al piloto monegasco antes de besar su sien.

—Hey, amigo.— Kevin saludó al chico Leclerc con un abrazo de costado, con sonrisas en sus rostros, ya que ambos eran buenos amigos.

A Kevin le agradaba Charles.

Había sido una de las primeras personas en dar la bienvenida al monegasco a la Fórmula Uno, y aunque no lo veían a menudo con él, aún así era cercano al joven piloto.

Sin embargo, Charles nunca pudo compararse con lo mucho que amaba a su mejor amiga, Larissa Cohen.

Kevin a menudo bebía con Larissa, especialmente si a uno de ellos le iba bien durante las carreras o conseguía puntos, y aunque comenzó como una cosa de una sola vez, terminaron bebiendo juntos regularmente.

Incluso si no bebían juntos, se relajaban en las habitaciones de hotel del otro y veían una película, jugaban o simplemente comían comida para llevar.

Cuando uno de ellos estaba deprimido y necesitaba a alguien con quien hablar, incluso si no era para animarlos, solo para hablar y dejar salir lo que los deprimía, hablaban toda la noche sobre sus sentimientos.

Podía decir con confianza que Larissa Kimi Cohen era su mejor amiga.

—Puede que tengamos que escondernos de Lucy, Coração. ¿Puedes ayudarnos, por favor?— Larissa cuestionó al monegasco, sacando al hombre Magnussen de sus pensamientos.

—Puedo ocultar a Kevin.— Marcus Ericsson llegó al garaje de Sauber, palmeando al danés en la espalda.

Kevin sonrió, asintiendo con la cabeza. —Por favor, hombre. Ayudé a Lis a huir de Lucy, puede que ella me mate.

Marcus asintió con la cabeza, alejándose con Kevin mientras permitía que el piloto de Haas se escondiera en su motorhome de piloto.

Charles le tendió la mano a la brasileña, con una suave sonrisa en su rostro que reservaba únicamente para ella.

—Mi tráiler está libre para que te escondas, ma princesse.— Charles le sonrió, sus ojos brillando mientras miraba a la hermosa mujer que estaba frente a él.

Larissa sonrió, tomando su mano en la suya, y le permitió acompañarla a su garaje, para que pudiera esconderse de Lucy.

Charles notó su suspiro de alivio cuando se sentó en el motorhome del piloto, y comenzó a prepararle un espresso doble, asegurándose de agregarle la cantidad perfecta de sirope.

Tan pronto como le entregó la bebida, notó la sonrisa alegre que llenó su rostro cansado, la felicidad llegando a sus ojos mientras sus ojos castaños oscuros brillaban como si el sol los estuviera golpeando.

—Está perfecto, merci.— Larissa le dio las gracias, presionando suavemente un suave beso en su mejilla en agradecimiento.

—¿Estás durmiendo?— Espetó Charles, sus propios ojos se abrieron como platos ante las palabras que habían escapado de sus labios. —Tú, tú solo pareces muy cansada.— Charles trató de defenderse de su propia incapacidad para quedarse callado a su alrededor.

—No.— Larissa admitió tímidamente, sacudiendo la cabeza mientras miraba al suelo.

—¿Por qué no?— Charles cuestionó, colocando suavemente su mano sobre su rodilla en un intento de ofrecerle consuelo.

—Tengo pesadillas sobre mi padre.— Larissa levantó la mirada para mirar al monegasco, viendo su rostro lleno de una mirada de simpatía, pero también de familiaridad. —No quiero vender la casa, pero cada vez que duermo allí, tengo pesadillas sobre el accidente de mi padre. No se irán.

Charles asintió con la cabeza con tristeza. Sabía lo que era perder a un padre.

—Podría mudarme, para que cuando tengas una pesadilla, pueda ayudarte.— Charles se ofreció, ya que no quería que ella tuviera que estar sola cuando despertara del peor momento de su vida ante sus ojos.

—No, no tienes que hacer eso. No me he estado quedando allí últimamente, porque siento que alguien siempre está en casa conmigo, así que está bien.— Larissa sonrió suavemente al chico, una mirada agradecida pasando por sus ojos.

Charles frunció el ceño en confusión y preocupación. —¿Dónde te has estado quedando entonces?

—En la habitación del hotel de Lucy, pero duermo en el sofá de su habitación.

Charles asintió con la cabeza mientras la escuchaba, sintiendo lástima de que tuviera que pasar por eso.

—Aún tienes pesadillas estando allí, ¿verdad?

Larissa no necesitaba hablar con él, solo asintió con la cabeza mientras sus ojos se volvían llorosos.

—Quédate conmigo.

La boca de Larissa se abrió por la sorpresa, al ver que, por la expresión de su rostro, hablaba completamente en serio.

—Te conozco. Te sentirás culpable si le dices a Zahra que tienes pesadillas todas las noches, y ella se sentirá culpable porque le diste tu apartamento en Mónaco.— Charles suspiró mientras hablaba, viendo que ella estaba dudando. —Puedes quedarte conmigo, en mi casa, todo el tiempo que necesites. Tengo un dormitorio libre para que no duermas en un sofá, y no estarás sola si tienes una pesadilla, estaré allí para ayudarte.

Charles terminó, su mano frotando círculos en la rodilla de la brasileña para tranquilizarla, ya que no quería que entrara en pánico o se sintiera incómoda en absoluto.

—¿Estás seguro?— La voz de Larissa se quebró mientras hablaba, rompiéndose debido a las emociones que sentía acumularse dentro de ella.

—Por supuesto que sí. Me preocupo por ti, ma princesse. Quiero que estés a salvo y que seas feliz. Necesitas dormir para evitar tener otro accidente, y además, me gusta tu compañía.— Charles se sonrojó un poco mientras sonreía.

Los brazos de Larissa se dispararon alrededor del monegasco mientras lo abrazaba, sintiendo que sus brazos se disparaban inmediatamente a su cintura para abrazarla de vuelta.

—¿Es esto un sí a quedarte conmigo?— Charles se rió entre dientes mientras se relajaba en el abrazo, su corazón latía rápidamente mientras inhalaba el aroma de ella, que había descubierto que amaba.

—Es un sí definitivo.— Larissa asintió contra él, su propio corazón latía rápidamente ante la proximidad entre los dos.

Ella prometió pagarle a Charles por su sacrificio y ayuda, ya que estaría eternamente agradecida.

[...]

—Hey, Toto.

Toto Wolff sonrió cuando se dio cuenta de que la brasileña que era Larissa Cohen, entró en su garaje.

—Hey, Z.

Zahra Bailey vitoreó cuando su mejor amiga entró al garaje de Mercedes, usando la merch de Mercedes ya que Toto había hecho que eso fuera una regla para las dos.

—Hey, Lis. ¿Recibiste el mensaje que Lewis te envió?— Zahra cuestionó a su mejor amiga, mientras se levantaba de su lugar en la mesa donde Toto le había estado enseñando a jugar ajedrez.

—Sí, lo hice, y el mensaje extra que enviaste muy claramente con él.— Larissa se rió mientras abrazaba a su mejor amiga.

Cuando Zahra se sentó, Larissa se apoyó en ella mientras miraba el tablero de ajedrez con atención.

Larissa pensó por un momento, antes de alcanzar a su mejor amiga para agarrar una pieza, moviéndola a una posición que sabía significaría que Zahra ganaría.

—Jaque mate.

Toto juntó sus manos en una ronda de aplausos cuando descubrió que había perdido, sus orgullosos ojos miraban a sus dos chicas.

—¿Escuchaste el segundo mensaje?— Zahra le hizo un puchero a su mejor amiga, feliz de que finalmente había vencido al director de equipo de Mercedes en un juego de ajedrez.

—Lo hice, de hecho.

Larissa metió la mano en la bolsa que había estado cargando antes de sacar una bolsa de plástico y colocarla frente a la mujer Bailey que sonrió emocionada.

—¡Mi favorito! Te quiero, Lis.— Zahra se rió mientras abría la bolsa, cubriéndola ligeramente al hombre de Wolff.

Sin saberlo, había comenzado su período mientras estaba en el garaje de Mercedes, y con la ayuda de Lewis Hamilton y su fisioterapeuta, Angela Cullen, había logrado cambiar el par de pantalones que tenían sangre.

Le había pedido a Lewis que le enviara un mensaje de texto a la chica Cohen para que llevara productos menstruales al garaje de Mercedes, porque los necesitaba y no quería arriesgarse a ir a la tienda cercana y correr el riesgo de sangrar a través de sus pantalones nuevamente.

Y con Larissa siendo Larissa, había dejado todo para hacerlo, incluso añadió almohadillas térmicas, pantalones de repuesto y chocolate en la bolsa para ella, ya que ella sabía cómo era.

Ella atribuía la culpa de su período temprano al estrés de no poder pagar el alquiler y luego mudarse al apartamento de Larissa en Mónaco, por lo que estaba increíblemente agradecida.

—Ve.— Larissa le susurró a su mejor amiga, permitiéndole a la mujer Bailey correr y cambiarse, lo que ella hizo.

—¿Cómo estás, Larissa?— Toto Wolff se puso de pie, antes de abrazar a la chica, presionando un suave beso en la parte superior de su cabeza.

—Estoy bien. En realidad, necesitaba hablar contigo sobre algo.— Larissa saludó al hombre Wolff con una suave sonrisa.

—¿Se trata de mi oferta?— Toto levantó una ceja a la brasileña, con la esperanza de verla asentir con la cabeza, ya que esperaba que ella hubiera aceptado su oferta.

—Mhm.— Larissa asintió con la cabeza, mientras levantaba una mano para quitarse un mechón de cabello de la cara, ya que se le había caído frente a los ojos. —Ambas de tus ofertas, en realidad.

Toto no pudo evitar sonreír, la felicidad llenando su cuerpo.

—Quiero que te anoten como mi contacto de emergencia y acepto tu oferta. Quiero conducir para Mercedes.




























































































perdón la demora, ayer el capítulo no había llegado a los votos, y hoy estuve fuera todo el día.
¡LARISSA CORRERÁ PARA MERCEDES!
estoy muy emocionada por todo lo que se viene a partir de ahora, déjenme decirles que será mucho drama, caos, llantos y emoción!!
el capítulo debe llegar a 100 votos y 35 comentarios para que publique el siguiente inmediatamente.  (subí un poquito)
y recuerden que no se vale comentar solo letras y palabras sueltas solamente para llegar a los 35 comentarios, deben ser comentarios relacionados con la trama/historia.
no olviden votar, comentar y compartir.

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