ㅡHaein le hubiese gustado estar aquí. ㅡla mujer susurra para si misma al llegar a la plaza.

La verdad es que Haein no quisiera estar en otro lugar en el mundo que no fuera junto a Jisoo, pero otra vez, no todos los sueños se hacen realidad.

Se suponía que vendrían a París para celebrar su luna de miel pero la boda ni siquiera llegó a suceder.

Haein y Jisoo fueron considerados como una pareja hecha a la perfección, el epítome de que el amor verdadero existe y solo bastaba una mirada a ellos para confírmalo; de hecho lo fueron, o al menos por un tiempo.

Con cinco años de un perfecto noviazgo el compromiso llegó, Jisoo no podía estar más feliz de finalmente unir su vida por completo con la única persona que había amado y Haein le aseguró que él trabajaría duro cada día para demostrarle lo infinito de su amor. Pero no fue mucho después que la morena comenzó a ver las grietas que su felicidad ocultaba. Las costumbres se volvieron monótonas pero ninguno de los dos decía algo por la comodidad, sabían las preferencias del otro de memoria pero se sorprendían cuando algo cambiaba en sus gustos; habían estado juntos tanto tiempo que pensaron que se conocían a la perfección, pero lo único que conocían eran a las versiones jóvenes de ellos.

Jisoo estaba enamorada de la versión de Haein que había conocido siete años atrás, no del hombre con el cual iba a casarse. Haein arriesgaría hasta su vida por la Jisoo que conocía, dudaría en hacerlo con la versión actual de ella.

Crecieron juntos pero su amor no lo hizo con ellos.