BRETT TALBOT*

DESPUÉS DEL JUEGO
original: @florchuvila22

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—¡HOLA!—SALUDO BRETT abrazándote por detrás,—¿vas a ir al juego esta noche?—.Te besó en el cuello con una gran sonrisa.

—¡Por supuesto!—Yo me di la vuelta y le devolví el abrazo,—vas a jugar y yo estaré ahí para animarte—tu sonrisa era tan grande como la suya.

—Nos vemos ahí, entonces—

—Nos vemos ahí—te besó y se fue al campo de Lacrosse. Estaba muy emocionado, se notaba que a veces era como un niño.

—Hola, Lori—te sentaste a su lado.

—Hola, _____, ¿cómo estás?—Respondió ella.

—Estoy bien, ¿y tú?—

—Bien. El partido está a punto de empezar—informó ella.

—Ya veo—

Empezó el partido, y como tú decías, nunca dejarías de animar al equipo de Brett. Bueno, quizás sólo a Brett, pero todos pensaban que animabas a todo el equipo.

—¡Vamos Brett! Puedes hacerlo!—

Pero estaban perdiendo. Iban tres contra cuatro. El equipo de Brett estaba perdiendo.

—Vamos Brett— susurraste, sabías que te estaba escuchando porque te miró.—Sé que puedes hacerlo, así que gana—por la mirada en tus ojos se dio cuenta de lo que querías decir. Le guiñaste un ojo, a él le brillaron un poco los ojos y se fue a seguir jugando. Tú sonríes, ya sabías que el equipo de tu escuela iba a ganar.

—Cincuenta dólares a que vamos a ganar—oíste decir a una chica de la otra escuela.

—Setenta y cinco a que pierden—dijiste inclinándote hacia delante para que te oyera mejor.

—Trato hecho—dijo ella con una sonrisa egocéntrica.

—Trato hecho—le respondiste y estrecharon las manos. Te volviste a sentar con una sonrisa de satisfacción.

Uno de los chicos del equipo de tu escuela marcó un punto, así que todos los que les estaban animando se levantaron y empezaron a aplaudir y a gritar.

—¡Ahí tienes!—Gritaste.

—¡Somos las mejores, perras!—Lori gritó.

La chica con la que hiciste el trato, te miró con una mueca de disgusto. Le guiñaste un ojo.

—Vamos Brett, un punto más. Sólo un punto más y mamá tendrá una chamarra nueva—le susurraste.

Y así lo hizo. Brett anotó el punto ganador.

—¡WOOHH!—gritaste poniéndote de pie,—¡ganamos, sabía que ganaríamos!—. Todos los jugadores lo celebraban también,—¡y me das mis putos setenta y cinco dólares!—. Señalaste a la chica.

Ella sacó su dinero del bolsillo y te dio los setenta y cinco dólares.—Toma—

—Gracias por la chamarra nueva—te burlaste contando el dinero.

—Te odio—dijo ella

—Oh, créeme, lo sé—respondiste guardando el dinero y ella se fue,—puedo olerlo en ti—susurraste para ti misma.

Miraste al campo y el equipo se había ido, probablemente estaban en los vestidores. Probablemente apestaban.

Fuiste a los vestidores de hombres y te quedaste fuera.

—¿Brett? Brett ¿puedes oírme?—Preguntaste.

—Sí, puedo, ¿qué pasa?—Escuchaste.

—Cuando todos se vayan, quédate—respondiste.

—¿Por qué?—Preguntó.

—Te voy a premiar por marcar el punto ganador—.

—¿Ah, sí?—

—Sí—

Estuviste esperando unos treinta minutos, pero finalmente, todos se fueron y entraste, cerrando la puerta tras de ti y rompiendo el pomo, para que nadie pudiera entrar.

—¿Qué haces?—Preguntó mirando como te acercabas a él. Estaba sin camiseta, mejor para ti.

—Te estoy recompensando—.Empezaste a desabrocharte la camisa, dejándole ver el sexi sujetador negro que llevabas. Se lamió el labio inferior.

—Maldita sea—gimió y te agarró por la cintura, acercándote a él y besándote salvajemente.—Dios, eres preciosa, cariño—, te elogió. Caminó hacia atrás hasta sentarse en un banco y tiró de ti para sentarte en su regazo, luego siguió besándote.

Sus manos te agarraron el culo y lo apretaron, provocándote escalofríos y haciéndote mover las caderas, él gimió en tus labios por la fricción.

—Mueve las caderas, cariño—te dijo acariciándote el culo y los muslos. Hiciste lo que te pedía, moviendo las caderas lentamente,—Sí, así, lo estás haciendo muy bien—gemías al sentir su creciente miembro contra tu núcleo.

Echaste la cabeza hacia atrás, él aprovechó para dejarte besos húmedos y chuparte el cuello, poniendo una mano en tu espalda para mantenerte cerca de él.

—Sé una buena chica y quítate los pantalones—te susurró roncamente al oído. Asentiste y te levantaste para quitártelos junto con el sujetador, mientras él hacía lo mismo con sus propios pantalones.—Vamos, cariño—, te sentó sobre su muslo y empezó a mover tus caderas, haciéndote cabalgar sobre su muslo.

—Brett—, gemiste. Tus manos se apoyaron en sus hombros.

—Shh, cállate o alguien nos va a encontrar—dijo moviéndote más rápido. Gemiste de nuevo, pero esta vez más bajo.—Eso es—

Tomaste su miembro con los dedos y empezaste a bombear a la misma velocidad que él frotaba tu clítoris contra su muslo. Él gimió y apretó el agarre.

—¿Lo estoy haciendo bien?—le preguntaste de forma inocente.

—Oh, sí—gimió, haciéndote cabalgar su pierna más rápido y lo mismo hacías con su entrepierna.—Sigue, nena—gemías. Los dos aumentando la velocidad de sus movimientos,—tan buena—gimió y sentiste como su miembro se crispaba.

—Brett, voy a...—gemiste.

—Lo sé, yo también estoy cerca—te interrumpió.

—¡Brett!—Gemiste fuerte corriéndote en todo su muslo, y él gimió corriéndose en toda tu mano.—Oh Dios, eso fue...—suspiraste,—eso fue bueno, realmente, realmente bueno—

—¿Fue?—Él sonrió satisfecho,—aún no hemos terminado—ronroneó poniéndote un mechón de pelo detrás de la oreja.

Te sentó de nuevo en su regazo. Esparció su semen por toda su miembro, bombeándola unas cuantas veces, para poder usar el líquido pegajoso como lubricante. Te levantaste un poco y él se alineó a tu entrada y te dejaste caer sobre su ya duro miembro. Los dos gimieron al sentirla.

Empezaste a saltar con su ayuda yendo cada vez más rápido. Tus tetas se movían al ritmo de los saltos. Brett agarró una en su boca haciéndote jadear, empezó a chupar y lamer el pezón. Su otra mano te ayudaba con los movimientos de las caderas.

—Sigue nena. Sigue—gimió tomando la otra teta. Los empujones se volvieron descuidados.

—Brett, estoy a punto de correrme—, gemiste.

—Vamos, nena, quiero que te corras en mi—, ronroneó contra tus labios y te besó con fuerza. Gemiste en su boca y te corriste sobre su miembro. Empujó un par de veces más y se corrió dentro de ti. Los dos respiraban agitadamente.—Buen trabajo, cariño. Lo has hecho muy bien—, te elogió una vez más.

—¿Sí?—

—Sí— sus frentes se juntaron.—Deberíamos vestirnos e irnos antes de que venga alguien—

—Sí, deberíamos—suspiraste.

—Me ha gustado esta recompensa—ambos rieron.

Dios. Realmente amabas a este tipo.

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