: : :*ೃ࿔୭ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐎𝟏 ミ

Capítulo 1: La chica del bosque.

Narrador Omnisciente:

—¿Qué mierda? —preguntó cierto rubio ceniza con su característico ceño fruncido, observando meticulosamente un extraño bulto en medio de unos arbustos— ¡Has silencio, perro!

El pastor alemán calló los ladridos que estaba lanzando al aire y miró a su dueño por unos momentos, para luego olfatear el suelo de tierra.

Katsuki tomó su rifle y le sacó el seguro a dicha arma mientras apuntaba hacia el arbusto, dispuesto a disparar si era necesario.

Pero no fue así.

—Auch —un quejido algo adolorido se escuchó en voz alta, seguido de unos cuantos ruidos que dieron paso a una joven de cabellos rubios.

—¿Una mujer? —Katsuki enarcó una ceja incrédulo, pues nunca nadie había sido capaz de entrar a sus territorios, y mucho menos una chica.

______ se sujetó la cabeza algo mareada y podría jurar que todo le daba vueltas a su alrededor. Sus párpados se volvieron pesados y observó hacia el frente con un poco más de claridad, captando la presencia de un muchacho frente a ella.

Sus ojos se abrieron hasta más no poder e intentó retroceder para alejarse, sin embargo, la fémina tropezó con su vestido de seda y cayó de bruces al suelo, lastimándose el trasero.

—Rayos... —se levantó un poco adolorida de forma lenta, siendo observada en todo momento por el rubio ceniza.

—¿Quién mierda eres y qué haces aquí? —exigió saber, analizando su extraño atuendo.

Eveenear se acercó a paso lento hacia la joven y olió sus prendas con su gran nariz, logrando sobresaltarla un poco.

—Me llamo ______... —respondió un poco dudosa, viendo con curiosidad a dicho perro cerca suyo para luego posar su vista hacia el humano— Tú eres Katsuki, ¿no es así?

La cara del chico fue una de sorpresa pero rápidamente frunció el ceño, poniéndose en alerta ante esa chica.

—¿¡Y tú cómo sabes eso, ah!?

Bakugo se dirigió hacia la joven con pasos decididos y la tomó del brazo con brusquedad, obligándola a contestar.

El cuerpo de la chica comenzó a flaquear ante su tacto y sintió una extraña corriente recorrer su cuerpo, por lo que se apartó un poco asustada ante esa nueva sensación.

La respiración de la joven comenzó a acelerarse y algo en su pecho comenzó a arderle con intensidad, siendo incapaz de poder soportarlo por mucho más tiempo.

Se mordió la mejilla interior para intentar no pensar en aquel dolor pero era completamente inútil, pues algo le estaba quemando el pecho y eso solo podía significar una cosa.

Ella estaba cerca.

—¡Oe, chica! —exclamó Bakugo alarmado, siendo testigo de cómo la rubia caía poco a poco rendida al suelo, junto a una expresión de dolor en el rostro— Demonios —gruñó por lo bajo y la atrapó justo antes de que tocase el suelo, tomando a aquella chica inconsciente entre sus brazos.

«Menuda mierda», pensó para sus adentros, escuchando a todo volumen los ladridos del canino que tenía como compañero.

¿Qué haría con ella?

En la cabaña de Katsuki.

Una chica de ojos azules dormía plácidamente en la única cama de aquella cabaña, siendo observada con detalle por el dueño de dicho lugar.

Katsuki la estudió de arriba hacia abajo por quinta vez en el día y se preguntó qué carajos hacía ella por esos lados del bosque, sabiendo que era algo peligroso y esas cosas. Chasqueó la lengua algo aburrido y se cruzó de brazos, pues ese ya era su puto problema. Cuando la joven se despertase y pudiese caminar sola, la echaría de su hogar, pues no necesitaba a un estorbo en su vida.

La miró de nuevo por el rabillo del ojo y observó las finas facciones de su rostro, las cuales no tenían ninguna imperfección. Su piel era bastante pálida y parecía suave como la de un bebé, sus pestañas eran pequeñas pero combinaba perfectamente con el tamaño de sus ojos.

Su cabello era uno de color rubio y estaba suelto hasta un poco más debajo de sus hombros, demostrando lo fino y sedoso que era.

Una de las cosas que más le llamó la atención de ella fue ese vestido blanco que llevaba puesto, que junto a su corona de flores en la cabeza, la hacían ver alguien sumamente bonita.

«Parece... un ángel», pensó Bakugo para sus adentros.

Negó con la cabeza reiteradas veces e intentó quitarse esos pensamientos absurdos de su mente, ya estaba comportándose como un pendejo otra vez.

Sin poder evitarlo por mucho más tiempo, el chico de ojos color rubíes acercó una de sus manos hacia las mejillas de la joven. Estiró su pulgar un poco más y comprobó que su piel era igual de suave a como lo había imaginado, es más, incluso hasta había superado sus expectativas.

—¿Mmm...? —la chica comenzó a moverse un poco entre las sábanas y sus ojos se fueron abriendo poco a poco, acostumbrándose a la poca luz de las velas en la habitación.

—Hasta que al fin despiertas, estúpida —dijo Bakugo sin ser capaz de ocultar su mal hablar.

______ frunció el ceño ante cómo la había llamado y, cuando estuvo a punto de contestarle, las ganas de vomitar se hicieron presentes en su interior.

—¡Oye, no! ¡Espera! —se alteró el cenizo al reconocer sus arcadas pero ya era demasiado tarde, pues la chica había vomitado en el suelo— ¡Agh, ahora voy a tener que limpiar eso! —gritó mirándola mal.

—Lo siento... —susurró entrecortadamente, volviendo a recostarse en aquella cama para intentar calmar el dolor que había vuelto a su pecho.

Pues al parecer estar en el mundo de los humanos era más difícil de lo que había pensado.

—Entonces... ¿Dices que no tienes a dónde ir, ah? —preguntó el rubio por enésima vez en su dirección.

—Sí... y no —respondió dubitativa, sacando de sus casillas al chico explosivo.

—¡Quiero respuestas certeras, joder! —soltó un bufido y se cruzó de brazos a la defensiva— Debes tener un lugar a dónde volver, ya que aquí no puedes estar.

—¿Por qué no? —ella ladeó la cabeza un poco confundida, pero eso solo alteró más al chico— Bueno yo tengo un lugar para poder ir, pero ahora no puedo dirigirme a ese lugar, tengo una misión —sonrió un poco, intentado calmar a Bakugo y a sí misma.

El chico de cabellos rubios resopló y se pasó la mano por la cara en señal de frustración, incapaz de poder pensar como era debido.

—¡Escúchame bien, cara bonita! —su nula paciencia ya se había acabado, por lo que tomó la mano de la rubia y la arrastró hacia afuera de su hogar— ¡Que te quede claro que esta es mi cabaña y no pienso compartirla contigo!

La fulminó con la mirada y le cerró la puerta en la cara, echándola de su casa.

______ abrió levemente la boca pero luego solo soltó un suspiro, pues al parecer las cosas serían mucho más difíciles de las que pensaba.

—Este chico es tan... ¡Agh! —se quejó mirando con recelo aquella puerta cerrada, pensando en seriamente abandonar dicha misión.

Aunque bueno, eso era algo casi imposible de lograr.

______ era una joven ángel proveniente del más allá, su trabajo consistía en guiar a las almas puras hacia sus respectivos familiares en el cielo, así mismo, también era una de las guardianes encargadas de proteger la llave en el Reino, todo para que no cayese en las manos equivocadas.

Hace varias décadas atrás, hubo un día en el cual una de las doce guardianes traicionó a los altos mandos y decidió tomar dicha llave por la fuerza, intentando llevárselo consigo para poder poner el orden que ella creía que el mundo se merecía.

Le comentó sus planes a algunos ángeles seleccionados que creyó que podían ayudarle en su misión, los cuales accedieron a ayudarla a tomar el poder por la fuerza.

Sus intentos para robar dicho objeto valioso habían sido casi exitosos, sin embargo... Hubo un acontecimiento que no lo contó entre sus planes, por lo que las deidades se unieron para detener a los traidores y los expulsaron del reino de los cielos.

Despojaron a Azael y a los demás de sus alas y fueron mandados directamente hacia el mundo de las tinieblas, en el cual, pasarían una larga eternidad. Aquel acto solo hizo que la ira y odio creciese aún más en su interior, prometiéndose a sí misma vengarse de todas aquellas personas que le dieron la espalda alguna vez.

Sobre todo, de aquella traidora.

Los años fueron pasando para todos pero aquel ángel caído se las ingenió para llegar al mundo de los vivos. Su nuevo propósito era adueñarse de él por completo, creando un nuevo caos entre todos los mortales.

Azael necesitaba varios huéspedes en los cuales pudiese llevar nuevamente a su ejército, es por eso que seleccionó a diversos humanos para que cumpliesen con esa tarea en un determinado tiempo, llevando caos y destrucción a donde quiera que fuesen.

Los altos mandos del reino se dieron cuenta de las intenciones de Azael y fue por eso que tomaron la decisión de mandar a cierta cantidad de ángeles al mundo de los vivos, para que no sean mal influenciados por aquel ángel caído.

Y ahí es donde entra la joven de cabellos claros, pues la fémina había sido asignada para cuidar a Katsuki Bakugo de las garras de aquel terrible ser, el cual, lo acechaba desde las sombras sin que el rubio ceniza se diese cuenta.

Es por esa razón que ______ no podía abandonar ese lugar, mucho menos dejar a aquel chico problemático, pues su misión era permanecer a su lado sin importar lo que pase.

La joven soltó un suspiro y observó el cielo detenidamente, extrañando su hogar como a nada en el mundo.

Extrañaba estar en el paraíso junto a los demás ángeles de los cuales se había hecho amiga, así mismo, extrañaba volar entre las nubes y tener sus blancas y resplandecientes alas.

¡Oh, sus alas!

Tocó inconscientemente el lugar en donde deberían estar aquellas hermosas alas blanquecinas pero no había nada en ese lugar, lo cual la hacía sentir una extraña.

—¿Qué...? —sintió algo húmedo caer sobre su pequeña nariz, por lo que entrecerró los ojos por el impacto.

Varias gotas húmedas comenzaron a caer del cielo de forma repentina y la chica no hizo menos que intentar cubrirse la cabeza con sus brazos, mojándose cada vez más y más al estar tan expuesta.

—¿Esto... es la lluvia? —se preguntó a sí misma en voz baja, contemplando por primera vez aquel tacto del agua contra su piel.

Soltó una pequeña risa al sentir varios cosquilleos en sus hombros descubiertos y comenzó a chapotear un poco con el agua acumulada bajo sus pies, sintiéndose una niña que nunca antes había visto la lluvia.

Mientras aquel ángel inexperto jugaba un poco bajo la lluvia como si fuese lo más glorioso del mundo, cierto chico de cabellos rubios la observaba detenidamente desde la ventana de su cabaña, bastante inexpresivo.

—¿Qué mierda está haciendo? —la descubrió intentando tomar el agua de la lluvia— Esa tonta va a enfermarse.

Bakugo siguió observando a la joven de hebras rubias mojarse ahí afuera y luego soltó una mueca, bastante molesto consigo mismo.

—Tsk, me arrepentiré de esto —se dirigió con pasos decididos hacia la puerta y tomó la perilla de esta, todo con un solo propósito— ¡HEY, TONTA!

Aquel grito detuvo todas las acciones de la chica, quien lo miró confundida.

—¿¡SE PUEDE SABER QUÉ HACES AHÍ PARADA!? ¡LUEGO NO ME CULPES DE QUE PESCARÁS UN RESFRIADO, CHICA DEL BOSQUE! —alzó la voz y se adentró en su cabaña, dejándole la puerta abierta.

La chica sonrió un poco y corrió a paso apresurado hacia la cabaña, sintiendo un extraño revoltijo de emociones en su interior.

«Vaya... Al parecer no es tan malo», pensó con una sonrisa.

Capítulo bien basura :"( no pasó ni un cap y ya la cagué ahahhaha 😂😂😂😂😂😂

En fin, espero que les guste(¿ esta historia será corta :$

Bч: ᥒoᥣxᥒgᥱrhᥙmᥲᥒ 🌺

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