: : :*ೃ࿔୭ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐎𝟏 ミ
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⇉ [ 🔪 ; ❛ 𝐋𝐀 𝐂𝐎𝐑𝐑𝐔𝐏𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐀́𝐍𝐆𝐄𝐋 ❜ ↷
↷◌⁺˖ ► 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏: Suicidio ଽ
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Narrador Omnisciente:
—Otra vez fallaron —murmuró una joven mujer de cabellos anaranjados, mirando desde su posición a aquel hombre líder de la Port Mafia—. Nakajima Atsushi... Incluso se atrevió a intentar mostrarle otro mundo a mi Kyoka.
La mirada de Kouyou se oscureció un poco, ese chico tigre le estaba causando varios problemas.
Mori se encontraba mirando aquella bella ciudad desde lo más alto de su ventana, volviendo a pensar en el siguiente movimiento que haría.
Akutagawa y otros más habían fallado en la captura del nuevo integrante de la Agencia Armada de Detectives, su cabeza valía mucho en el mercado negro y, si bien no era su prioridad por el momento capturarlo, de todas formas no le haría mal poner en práctica su otro movimiento.
Fue por eso que entre tantos pensamientos, se acordó de ella, aquella chica pelirroja que conoció hace unos años.
—Es imposible que falle. Además... —pensó en voz alta, dejando ver una sonrisa asomarse poco a poco por su rostro— Sí, eso estará bien.
Era hora de devolverle aquel favor.
Ese día era uno bastante oscuro, las nubes estaban en lo alto de la noche y algunas pocas luces adornaban las calles de Yokohama, siendo hora de que poco a poco la gente dejara de transitar por ese lugar.
Una joven se encontraba caminando por esas calles con la mirada en el suelo, tratando de evitar soltar las lágrimas que había estado reteniendo desde hace un largo rato, incapaz de olvidar lo que había sucedido hace no mucho tiempo.
—¿De qué sirvió hacerlo...? —Detuvo sus pasos en un puente un poco más alejado de las calles transitadas.
Posó ambas manos blanquesinas en el frío barandal de metal y fue ahí cuando ya no pudo más, soltando aquellas gotas cristalinas por sus ojos.
Todo le salía mal. Todo.
Había perdido a una de las personas más importantes de su vida, solo por un... ¿Capricho? No debió hacerle caso, no debió dejar que lo hiciera, pero no hizo más que seguir con la voluntad de aquel joven que decía que la amaba, deseando aquella libertad que ella nunca tuvo.
Pero... ¿de qué había servido eso? Ella seguía ahí y él no, él había muerto y ella seguía ahí, viva.
Aunque el simple hecho de que siguiera respirando no significaba que estuviese viva.
Intentó limpiarse sus lágrimas con sus manos y de pronto su mirada se pasó en su muñeca izquierda, la cual se encontraba limpia y sin rastro alguno de algo que fuera inusual, pero eso solo la hacía sentirse peor.
«Tal vez... Si hago esto, puedas conseguir esa libertad que buscas», recordó aquellas dulces palabras de parte de ese chico de ojos achocolatados, el cual la miraba con ternura a la vez que le acariciaba su mejilla izquierda.
Una lágrima salvaje y llena de frustración rodó por la misma, limpiándola bruscamente con el dorso de su mano.
Su respiración comenzó a hacerse más acelerada y fue en ese momento en el que sus piernas se movieron rápidamente para dar un salto a aquella baranda que la separaba de aquel río, el cual parecía ser un poco profundo.
Sus brazos afianzaron su agarre en el barandal y su mirada triste pasó hacia aquel montón de agua que se mecía tranquilamente debajo de sus pies, llamándola en un oscuro silencio.
Ella estaba cien por ciento segura de que iba a tirarse, nada ni nadie impediría su intento de suicidio. Quería acabar con ese martirio al que algunos le solían llamar vida. Simplemente quería dejar de existir e irse para siempre del mundo terrenal, ¿acaso era mucho pedir?
Al parecer, sí...
______ mantenía su vista hacia la izquierda en todo momento y estuvo a punto de soltar su agarre de aquel metal que era su única salvación y estuvo tan sumida en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de que había alguien más en ese lugar.
—¡No me lo puedo creer! ¿Acaso va a saltar, bella dama~? —inquirió una voz desconocida para sus oídos.
Sus orbes rojizos se abrieron por la sorpresa de una nueva presencia a su lado. Levantó la cabeza hacia la derecha y del otro lado del barandal pudo ver a un joven, bastante guapo para ser verdad.
Ella no hizo más que entrecerrar los ojos, desconfiada:— No, solo pasaba a buscar un poco de aire.
El sarcasmo en su voz fue bastante notorio como para que Dazai se diera cuenta de ello, por lo que soltó una leve risa.
Sus ojos marrones adquirieron un brillo en ellos al ver que la chica estaba a punto de cometer un suicidio, por lo que rápidamente agilizó sus movimientos para pasar al otro lado del barandal, estando junto a ella.
—¿Pero qué...?
—¡Estuve esperando este momento durante toda mi vida! —exclamó Dazai como si fuera un niño pequeño, emocionado de tan solo expresar esas palabras— Dígame, bella flor de loto. Usted que ha decidido dejar este mundo lleno de imperfecciones para pasar al siguiente en una completa paz y armonía, ¿podría dejarme tener la dicha de dejarlo junto a usted? —recitó con tranquilidad como si de un poema se tratase, queriendo suicidarse junto con ella.
Pensó que aquellas lindas palabras la harían aceptar, pero lo único que obtuvo por respuesta fue una mirada de odio hacia su persona.
—¡Esto no es juego! —le gritó con cierto enojo y dolor en su voz, pensando que se trataba de una broma.
Aquel tono lleno de diversión la hizo pensar que se estaba burlando de ella y de su intento de dejar esa vida, después de todo, nunca faltaba esa clase de gente idiota que intentaría juzgarla por sus acciones.
Sus ojos rojizos llenos de lágrimas se le hicieron curiosos a Dazai quien la veía fijamente. Se la notaba bastante triste y angustiada, a lo mejor y le había pasado algo que la había dejado así.
Por el lado contrario, ______ vio de reojo a ese chico y notó que sus pies bailaban en lo alto de ese puente, por lo que le hizo ver que el único agarre que tenía, era el de sus brazos en el barandal.
Así que al ver que él no iba a decir nada, decidió preguntar.
—¿No eres demasiado joven para querer matarte...? —Su voz sonó un poco rasposa, pero él la escuchó.
Los ojos castaños de Osamu se oscurecieron un poco y eso ella lo notó, más aun así, su sonrisa no desapareció por su rostro en ningún momento.
—No pareces ser mucho mayor que yo.
La pelirroja se rio sin ganas y sus orbes esta vez pasaron al frente de ese puente, sintiendo de nuevo esa sensación inquietante en lo profundo de lo que quedaba de su corazón.
Ese corazón, que había sido golpeado tantas y tantas veces...
—Pero he pasado por peores cosas que tú —soltó sin pensar en un susurro, estando segura de que, ese chico no podía entenderla en lo absoluto.
Sin embargo, se abofeteo mentalmente a sí misma ni bien dijo eso. ¿Quién demonios era ella para juzgarlo? Tal vez no habrían pasado por lo mismo, pero eso no significaba el hecho de que él no tendría el derecho a quitarse la vida.
—Perdón...
Su mirada se volvió a perder en el frío de aquella noche pero eso solo hizo que Dazai se interesara por ella, queriendo preguntar qué es lo que le había pasado para que quisiera matarse. No es que le preocupara o algo, claro que no, ni siquiera conocía a esa mujer. Pero no podía negar que le intrigaba un poco.
Después de todo, él sabía muy bien que era muy difícil encontrar a una chica que quisiera dejar ese camino que se llamaba vida.
Así que antes de que se arrepintiera, continuó.
—Así que... ¿Le gustaría cometer suicidio doble conmigo, señorita...? —dejó la pregunta en el aire, al no saber su nombre.
—______.
—Hermoso nombre —le sonrió con coquetería, siendo algo raro cuando estaban a punto de matarse.
El cabello castaño de aquel joven se movía con el viento y le daba la sensación de que era bastante suave y sedoso, tal y como lo tenía su compañero anterior. Sus ojos eran del mismo color marrón que él y por un segundo dudó en escuchar su misma voz desde sus labios, poniéndola incómoda.
—¿Y tú...?
—Puedes llamarme Dazai —le guiñó un ojo—. Al menos por estos últimos minutos juntos.
_______ solo lo miró de reojo sin gracia alguna, no sabiendo qué decirle ahora. La idea era tirarse de aquel puente sola, sin involucrar a nadie, pero ahí estaba este chico, el cual estaba dispuesto a morir ahí con ella sin siquiera conocerla.
Pero bueno... Qué importaba, ese ya no era su problema.
—Entonces... ¿No me detendrás? —inquirió dudosa.
—Nop.
—Qué raro eres.
—Simplemente no tengo porqué interponerme en tus decisiones —habló tranquilamente—. Pero sí me gustaría acompañarte, bella flor~
En un rápido movimiento, Dazai tomó la mano derecha de aquella chica entre la izquierda suya y la miró fijamente, meneando su cabeza en dirección de aquella gran cantidad de agua debajo de sus cuerpos. Los orbes rojizos de ella lo miraron con duda debido a su extrañeza pero al ver la determinación en los ojos de aquel suicida, supo que iba en serio con esto.
La joven sintió algo extraño dentro suyo pero de todas maneras se soltó de aquel barandal de metal, preparada para dejarse caer en esa noche estrellada junto a aquel chico que acababa de conocer. Por instinto, sus pulmones tomaron un poco de aire antes de que un gran chapoteo en el agua se escuchara por los alrededores, el cual la lastimó un poco al caer tan bruscamente.
Sus ojos rojizos se abrieron un poco debajo de aquella capa de agua y sintió un leve apretón en su mano derecha, en señal de que, Dazai aún seguía con ella tomándole de la mano.
A medida de que pasaban algunos segundos, el aire que había agarrado a último momento antes de ingresar al río estaba comenzando a mezclarse con el agua de ese lugar. Poco a poco se estaba comenzando a ahogar y sus ojos comenzaban a cerrarse debido a la lucha de su sistema en busca de un poco de aire para poder salvarse, yendo en contra de sus deseos.
Sin embargo, ella sabía que iba a salvarse.
Desgraciadamente, siempre lograba hacerlo.
Había perdido la cuenta de cuántas veces se había tirado de un puente y la sensación agonizante de sus pulmones luchando contra el agua que comenzaba a entrar en ellos. Conocía esa sensación tan de memoria que estaba harta de sentirla, pero aun así, lo había hecho de nuevo, con la esperanza de que su vida acabara de una buena vez por todas.
Más aun así, algo extraño estaba pasando en aquella ocasión. Sus ojos se estaban debilitando cada vez más y sus movimientos desesperados en el agua estaban comenzando a ser menos, dejando de luchar e intentando quedarse lo más quieta que pudo para poder irse una buena vez.
Abrió por última vez sus orbes rojizos y solo pudo ver cómo una cabellera castaña estaba no muy lejos de ella, aún tomándola de la mano en ese momento.
Y fue ahí cuando ella perdió la consciencia de sí misma, soltándose del agarre de aquel suicida.
Aiuda no sé qué acabo de escribir xDDD. Estaba aburrida, ¿OK? No sabía cómo empezar esto, de hecho, tengo otro borrador como inicio del capítulo uno pero ganó este xd
No tiene mucha emoción pero al menos se encontró con Dazai bebecito en el primer capítulo y se intentaron matar, que hERMOSO /jojos
Vuelvo a decir, no sé cómo seguir con esto LKJASLKJSAD o sea sí pero me da miedo de hacer algo Ooc
Tengo que intentar ponerles más diálogos, chale LAKSDJAL, bueno espero que al menos haya gustado un poco uu luego sigo con el siguiente capítulo de Noche de Reinas de Dazai, que me falta poquito para terminar el siguiente capítulo, aunque tampoco es lo mejor del mundo /nOoOoOo
Ahora iré a almorzar, pollo frito que rico LAKSJDLJad nos vemos <3
N/A: La rayita en este fanfic tiene el cabello y ojos rojizos, bastante bomnita porque así lo dictó el fanart, ahre.
Nada que ver pero estoy lloranding por el manga de SNK, NOOOOOOO
Bч: ᥒoᥣxᥒgᥱrhᥙmᥲᥒ 🌺
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