prólogo

la chica cuervo
──────────────

¿Has oido hablar de "La Chica Cuervo"?

¿O es que acaso has escuchado la historia que hay detrás?

°°°

CUENTAN ANTIGUOS HISTORIADORES que dentro de aquella leyenda que existe sobre esa singular chica, hay un desafortunado relato que se oculta detrás.

Algunos dicen que el relato, trascurre varios siglos atrás, mucho antes de que la disputa entre los humanos y creaturas mágicas ocurrieran, se cuenta que habia dos poderosos reinos que antes eran aliados, el reino del Paramo, custodiado por la hada oscura, Maléfica, y el Reino Grimhilde, custodiado por la Reina Mills.

Ambas mujeres convivian en armonia, cualquiera que las podia ver juntas diria que eran muy buenas amigas y tenian un buen compañerismo entre si, no habia cosa que faltara que ellas tuvieran o pudiera tener en común, un asunto importante en el cual debian acudir a la ayuda de la otra, o compartieran algunas cosas de vez en cuando, como lo fue en este caso, compatir de un sirviente en común.

Diaval, era el nombre de aquel leal sirviente que acudia a ambas mujeres cuando era necesaria su ayuda, un cuervo, que ahora habia sido convertido en un apuesto humano, era el que hacia de consejero y compañia tanto a la hada oscura como a la reina concurridamente, compartiendo el mismo compañerismo que ambas lideres tenian entre si, brindando la atención y apoyo necesario si se lo requeria en un reino o en el otro, él siempre estaba ahi, en caso de que ellas dos lo necesitaran, él siempre acudía sin problemas, y tanto Maléfica e Regina, no tenia problemas con aquello, la gran confianza entre las dos nunca faltaba.

Claro, hasta que algunos sentimientos comenzaron a interponerse en el medio.

Tanto Maléfica como Mills habian descubierto por si mismas que comenzaban a manifestar cierta afección y afecto hacia el joven hombre, un afecto que pronto fue creciendo y transformandose en algo más, pero claro, tanto la hada oscura y la reina preferian callar u no decir nada, ambas por distintas razones. Maléfica sentia miedo, miedo de volver a abrir su corazón y salir lastimada en el proceso una vez más, no se sentia lista o suficiente para algo asi, en cambio, Regina, habia perdido a su esposo un par de años atrás, la soledad empezaba a agobiarla, y el calor e aquella sensación de calidez faltante en su corazón pronto se volvia una necesidad que llenar otra vez, que a diferencia de su amiga Maléfica, no dudaba conseguirlo con Diaval, y asi fue.

Durante los siguientes meses, tanto Regina como Diaval comenzaron a acercarse cada vez más, ella habia quedado fascinada con la caballerosidad y la sencillez del hombre como él de su belleza y encanto natural, hasta que un dia decidieron volverse amantes, mantuvieron un romance clandestino sin que nadie lo supiera, inclusive Maléfica, quien era ajena y no tenia ni idea de lo que ocurría detrás de aquellas paredes de ese aquel gran castillo de Mills, cada vez que se ocultaba el sol. Parecia que aquello no pasaria a mayores, ambos adultos se habian enamorado y no tenian nada de lo cual preocuparse, hasta ahora.

O eso se mantuvo asi, hasta que después de una simple noche de aventura y desborde de placeres, Regina se diera cuenta que habia sido concebida, y tanto ella como Diaval esperaban un bebé.

Ambos se sentian emocionados con aquello, pero a la vez aterrados, temian por la reacción de Maléfica si llegara a enterarse de esto y de lo que tenian entre si, pero para desgracia de ambos, las noticias viajaban rápido. Dias después fue cuando las "buenas nuevas" llegaron a los oidos de aquella hada, su fiel sirviente, del cuál ella se habia enamorado profundamente...no solo habia tenido un romance a escondidas con Regina, sino que ahora esperaba un hijo con ella.

No solo su peor temor se habia hecho realidad una vez más, sino que también eso fue suficiente para quebrantarla por completo, se sentia traicionada, traicionada por ambos, pronto esa tristeza se convirtió en furia, una furia en sus venas que comenzaba a recorrerla en una cruda sensación de un gran sentimiento de odio que la cegó una vez más, su corazón roto, comenzaba a reemplazar aquel dolor para asi volverlo en una inmensa cólera, una en la cuál planeaba hacer pagar a quienes le vieron la cara, a quienes en antes ella confió y ahora se lo agradecian con esta atrocidad.

Tanto como la Reina y Diaval no tenian un buen presentimiento de todo esto, y sus dudas, se reafirmaron cuando observaron de un momento a otro al hada oscura hacer acto de presencia al lugar, alarmando a los presentes que estaban cerca y alertando a los guardias, que no tardaron en ser aturdidos por la misma ser oscura hasta ser reducidos a cero.

Maléfica venia con un atuendo oscuro, su cabello y cuernos estaban cubiertos por una pieza de cuero, sus enormes alas estaban arrastrando el suelo, y en su mano estaba su mítico bastón, algo que preocupó a Diaval e lo puso a la defensiva, poniendose delante de Mills por instinto para asi protegerla a ella y al bebé de lo que su antigua ama y mentora podria hacerles. Algo a lo cuál Maléfica ahora le resultaba gracioso y patético, por lo cuál no dudó encarar a ambos finalmente con palabras:

— Escuché por ahi que ustedes dos se habian enamorado a mis espaldas... que encantador.— hizo una pausa para observar a Regina, en especial la forma en que esta tocaba su vientre, aquello la hizo sentir naúseas.— Y no solo eso, sino que soy la última en enterarse, por lo que veo... que los dos tendrán a un bastardo.—

— No te atrevas a dar un paso más Maléfica, te lo suplico.—  esta vez Diaval trato de razonar con ella, sabia que aquello no seria fácil de asimilar para ella pero aun tenia una pequeña esperanza de poder al menos resolverlo y hablarlo con calma, pero la hada ya tenia en claro que eso ya no seria asi, no tendría compasión y lugar para hallar el perdón nuevamente, el daño ya estaba hecho.

Y si tanto era importante para ellos aquel egendro que esperaban, se aseguraria de que aquello no fuera una bendición para aquello, les haria recordar el pecado que habian cometido de la peor forma posible, y sabia por donde atacar para que ambos jamás estuvieran tranquilos por aquello.

Escuchenme bien ambos...— una intensa aura verde comenzó a rodearla, de pronto la habitación se llenó de murmuros y susurros, tanto como cada puerta y ventana del lugar habian sido cerrados estrepitosamente para evitar que alguno de los dos pudiera escapar de ahi, y fijó su atención en Mills.— El bebé que estará en tu vientre, vivirá... pero, no tendrá una una vida hermosa y feliz.

— ¡No, detente!.— gritó Diaval, y corrió hacia ella para tratar de alejarla, aunque sus intentos fueron en vano, rápidamente fue sacado el camino y derribado aún lado de manera brusca por la mágia de la hada, siendo inmovilizado por esta misma.— ¡Maléfica, no hagas esto!.

La hada lo observó por unos segundos, una diminusca parte dentro de su interior pensó en declinar, pero jamás se echó para atrás, y prosiguió, a la vez que otra parte, aún más fuerte que la otra y que crecia en su interior, disfrutaba de ver el horror y la angustia reflejada en los ojos de su antigua amiga y aliada.

Pues aquella creatura, no solo tendrá el rostro de quienes me lastimaron, sino también tendrá la apariencia real del quien me traicionó.— habló con una voz cada vez más profunda y sus ojos se iluminaron en un fuerte color esmeralda, algo que le causó escalofrios a Mills.— Cualquiera que ose verla, huirá, desfallecerá y la maldecirá, pues la apariencia de un demonio es lo que el o ella obtendrá, un ser sin belleza que no podrá ser amada ni por si misma...—

Por favor detente...— suplicó Regina, pero ni eso, ablandó el ser oscuro de Maléfica, ya era tarde para suplicar.

¡Este hechizo durará hasta el final de los tiempos! ¡Y no habrá poder en la tierra que lo altere!.— dicho esto, Maléfica finalizó su conjuro, lanzando un fuerte destello verde por toda la habitación para finalmente desaparecer de ahi en una gran neblina negra, hasta que solo quedó una risa málevola haciendo eco hasta que dejo de oirse.

Diaval pudo ponerse de pie otra vez, pero ya no habia nada que se podia hacer, ya no habia podido intervenir, sabia muy bien que aquello era malo, y no queria imaginarse lo que realmente Maléfica habia hecho y lo que les depararia más adelante, tanto Regina como Diaval de pronto supieron que las cosas ya no serian como antes a partir de ahora.

Ahora solo les quedaba esperar un milagro, o lo peor.

Tiempos dificiles se vinieron, los lazos entre ambos reinos se habian roto, y Diaval fue exhiliado para siempre del Paramo, por orden de Maléfica, dando por finalizada su relación de amistad con ella también. No le quedó de otra que vivir ahora con Regina, y dedicarle todo su tiempo a ella, algo que para nada le molestaba, al contrario, con el maléficio ambos estaban más al pendiente del embarazo, las pesadillas no dejaban de atormentar a ambos, y la preocupación y el miedo constante de que el tema del embarazo se complicara por alguna razón u otra, ya era un asunto de diario en sus vidas.

Pero se tenian el uno al otro, y para ellos eso era el consuelo suficiente. Sin importar nada y lo que hubiera dictado Maléfica, ellos se habian prometido amar a esa bebé como si fuera lo más especial en su mundo, sin importarles lo que esta fuera.

Lastima que esa promesa se rompió tan pronto, como el paso de los meses surgió, y el aquel tan esperado pero aterrador dia del parto, llegó.

No fue un trabajo sencillo para Regina dar a luz, habia perdido mucha sangre y las contracciónes era lo más horrible que pudo haber vivido en carne propia, era como si algo literalmente la desgarrara por dentro. En cambio Diaval no dejaba de andar de un lado a otro, afuera de aquella habitación, se encontraba nervioso, no sabia que es lo que resultaria ahi adentro, los gritos y las quejas de dolor de Mills no ayudaban para nada a mantenerse tranquilo.

Siempre cuando se trataba de un maléficio de Maléfica, no se puede esperar a que nada bueno ocurra de este, y eso ya lo aprendió una vez.

De pronto, hubo silencio.

Y después... un llanto.

Era el llanto de un bebé, de su bebé.

Rápido el habia ingresado a la habitación tan pronto como lo escuchó con claridad, pero de un momento a otro, la pequeña sonrisa desapareció de su rostro, para volverse en una expresión de incredúlidad total al ver como Regina se removia de manera érratica en su cama, gritando una maldición tras otra mientras demandaba que alejaran a la bebé de su vista y se la llevarán lejos de ahi, y pronto comprendió, las palabras de aquella hada oscura rápido hicieron estragos en su cabeza otra vez.

"Un ser sin belleza que no podrá ser amada..."

El hechizo de Maléfica se había cumplido.

Y para Regina aquello fue demasiado.

La bebé que habia dado a luz, tenia dos pequeñas protuberancias en la espalda, algunas plumas negras se asomaban de ahi, y casi la mayor parte de su pequeño y frágil cuerpecito estaba lleno de cicatrices, él tampoco podia creer lo que veia.

Con que con esto se referia Málefica a su apariencia real, ella habia condenado a una bebé a tener caracteristicas similares a las suyas y que hacia alución a lo que realmente era y habia el sido en un principio, en un cuervo.

— ¡ALEJENLA DE MI VISTA, SAQUENLA DE AQUI AHORA, NO QUIERO VERLA, ES UNA MALDICIÓN, UNA ABERRACIÓN, QUE ESTE LEJOS DE MI!.—

Tan pronto como aquellas horribles palabras salieron de la boca de Regina, la pequeña bebé rompió en llanto, algo que alarmó de inmediato a Diaval y lo hizó correr rápido hacia donde estaba la bebita para cargarla en sus brazos y luego acercarse a Regina, asombrado de oirla decir y a referirse de su hija de esa forma, le parecia tan irreal y cruel.

— ¡REGINA BASTA, ES SOLO UNA BEBÉ, ES NUESTRA HIJA!.— trató de hacerle entender Diaval desesperado, tratando de calmar a la pequeña ser en sus brazos.

— ¡NO ES MI HIJA, AQUELLA COSA NO ES MI HIJA, NO QUIERO VERLA, QUIERO QUE LA ALEJES DE MI, ALEJALA DE MI POR FAVOR!.— Gritó una vez más Mills y de pronto se derrumbó, cubriendo su rostro entre un sollozo trás otro. Los médicos que estaban ahi cerca se vieron obligados a sacar al hombre junto con la bebé en lo que cerraban la puerta y trataban de tranquilizar a la reina que estaba fuera de control.

A lo bajo lo último que Diaval pudo alcanzar a escuchar decir lo que dijo de una de las enfermeras fue:

"Pobre mujer, engendró a la hija satán"

Y para Diaval, aquello fue demasiado.

Sin decir nada y sin dar más explicaciones, Diaval se marchó del castillo Grimhilde aquella tarde, con la pequeña bebé, que pronto nombró Evelyn, dormida en sus brazos de manera pacífica. Con lo que habia visto y escuchado ya no se sentia cómodo quedandose allá con Regina, y ahora sabia de antemano que allá tampoco su hija no sería bien recibida en su reino, por lo cuál optó a que esto era lo mejor para todos, si tenia que criar a esta bebé, entonces tendría que hacerlo solo.

Y no estaba dispuesto a romper aquella promesa que se habia hecho, amaria y cuidaria de aquella niña, le daria todo lo que fuera necesario, con tal de que creciera al menos bien, feliz, y a salvo, la criaria y la veria crecer, y una parte de el no podia esperar para presenciar aquello.

Por suerte pudó hallar un lugar donde pudiera resguardarse él y y su pequeña Evelyn, las tres hadas que lo habian visitado todo este tiempo de vez en cuando para ver como iba el proceso del embarazo, Flora, Primavera y Fauna, le indicaron sobre la cabaña en el bosque que ellas tenian, y en la cual tanto Diaval e la recién nacida podia vivir sin ningún problema, lejos de Maléfica y ahora de Regina que seguramente se habia vuelto loca.

Por lo menos aqui estaban a salvo ahora, ahora su pequeño tesoro podria crecer ahi sana y salva, lejos de toda civilización, una civilización cruel que podria lastimarla y no aceptarla.

Pasaron los años, aquella bebé pronto paso a ser una niña curiosa, adorable, tierna y muy lista, Diaval amaba pasar tiempo con ella mientras se disponian a jugar en el campo y explorar lo que habia en el bosque, aunque claro, teniendo la precaución siempre de no pisar tanto los terrenos de Maléfica como adentrarse a de los de los seres humanos, cualquiera de esas dos solo significaba peligro y desgracia para ellos.

Algo más de tiempo pasó, y ahora, aquella niña luego se convirtió en una hermosa adolescente, que a pesar de lo que dijo la hada oscura, conservó algo de gracia y simpatia, ante los ojos de su padre, Evelyn era hermosa a su manera, aunque en el fondo a Diaval le dolía que su hija no pudiera notarlo, tuvo que darse cuenta de aquello cuando que vió que su querida Evelyn no era capaz ni mirar ni su propio reflejo en el agua para contemplar como temblaba de horror y se llamaba asi misma entre susurros "monstruo".

¿Por qué era ella quien tenia que pagar el producto de su pecado?

¿Por qué era Evelyn la que debia de sufrir más y no él?.

Ella no se merecia esto.

Con el paso del tiempo, siguiendo su curso, no solo veia que su hija crecia cada vez más, sino que habia descubierto varias cosas singulares, entre ellas que Evie sabia manipular la mágia al igual que lo hacia su madre Regina, y que eso habia ayudado a ambos a lograr conseguir como transformarse en su forma animal a voluntad propia. Diaval sabia que Regina, además de ser Reina, era una bruja y tenia conocimientos de aquel mundo, por lo cuál no le sorprendió mucho el hecho de que una parte de Evelyn resultara también ser en parte bruja natural.

Por más que ella le preguntara de donde ella habia obtenido sus poderes o quien era su madre en realidad, Diaval descubrió que no era nisiquiera capaz de aclararle eso o se sentia listo para darle algún minimo detalle, por lo cual siempre acababa omitiendo el tema, recordandose asi mismo cada dia que debia resguardar a Evelyn de la dolorosa verdad, lo cuál eso incluia el origen de su "condición".

Era lo mejor, o eso creia él.

Pasaron veranos, otoños, inviernos y primaveras, y poco a poco aquella singular joven fue transformandose en una inteligente, amable y gentil mujer, de un bello y fuerte corazón, Evie habia dejado de ser una niña finalmente para asi convertirse en una adulta, aunque sensible y soñadora. Aquella curiosidad por lo desconocido jamás se habia ido por completo, sino que todo al contrario, crecia más y más cada vez que las ansias de recorrer y explorar nuevos lugares casi la terminaban consumiendo por completo.

¿Qué era lo que habia allá afuera?

¿Por qué razón su padre y sus tias no la dejaba explorar lo que habia más allá?.

Y entonces, la curiosidad venció al razonamiento de Evie una vez más, y aprovechando la distracción de sus tias e que su padre estaba descanzando en la cabaña, pronto emprendió vuelo al pueblo más cercano, tratando de no sobrepensar mucho en las advertencias que le habia dado Diaval con respecto a los humanos, Evelyn se escondió detrás de los arbustos que habian para ver más de cerca lo que estos hacian, habia quedado maravillada con todo lo que observaba, que solo podia su mente podia pensar en ese momento:

"¿podrá haber alguna posibilidad de que ella pudiera conjeniar con ellos y llevarse  bien con las demás personas que habian ahi?"

Aunque de pronto aquel pensamiento optimista se vió opacado por un par de gritos, uno de su padre que venia rápidamente volando hacia ella y otro de alguién de la pequeña villa que alertaba a los demás de su presencia, muy tarde se habia dado cuenta se su propia emoción fue la que la habia delatado.

— ¡Es un demonio! ¡Auxilio, Socorro, alejen a este málevolo ser de aqui!.—

— ¡Largo de aqui creatura del averno, vuelve al infierno de donde perteneces!.—

Evelyn no podia comprenderlo, ¿por qué la gente empezaba a actuar asi? No queria hacer daño, trataba de ser amable.

— No los lastimare, soy buena, lo juro, por favor les suplico que no se alarmen...— respondió ante la turba inquieta que empezaba a rodearla, como si fueran a darle caza, era bastante claro que no la escuchaban, y aquello comenzaba a asustarla.

— ¡Largo de aqui horrendo monstruo! ¡Y dile a esa horrible hada malvada que no cederemos a sus ordenes! ¡Demonio!.— gritó uno de los granjeros, dispuesto a atacarla con su trinche, pero Diaval intervino a tiempo, rápidamente transformandose en un gran lobo negro que habia dado un gran salto hasta quedar en frente de Evelyn, protegiendola, mientras que entre gruñidos hacia retroceder a los demás asustados.

— ¿M-Monstruo?.— Evie parecia no entender nada, y a la vez se empezaba a mostrar realmente afectada por esa palabra otra vez, algo que no pasó desapercibido por Diaval, quien de pronto tomó con su oscico a la castaña subiendola rapidamente a su lomo para salir corriendo de ahi antes de que otro más les siguiera el rastro.

Ninguno de los dos dijo una palabra al regresar al bosque, y no fue cuando estuvieron cerca de la cabaña, que tanto Flora, Primavera y Fauna los recibieron preocupadas inculpandose entre si de su distracción y Diaval pudo volver a su forma humana, pidiendoles a las tres hadas algo de privacidad, vio el momento adecuado para finalmente recriminar a su hija de su arriesgada acción.

— ¿En que estabas pensando Evelyn? ¿No te das cuenta acaso de lo que te pudo haber pasado? ¡Te dije varias veces que no cruzáras los limites más allá del bosque, ya lo hemos hablado por Dios! ¡Te adverti de los peligros que hay allá afue...!— y antes de que pudiera seguir, pudo escuchar como un sollozo venia tras otro, y cuando se giró, observó una escena que le destrozó el corazón, ahi estaba, Evie de rodillas frente a él en el pasto, con la cabeza baja y sus alas negras enroscandose alrededor de ella.

Alcanzó a ver pequeñas lágrimas se desbordaban de aquellos torturados ojos avellanas y se deslizaban por sus mejillas, antes de que sus manos cubrieran su propio rostro.

— No soy un monstruo papá, ¿por qué dijeron todas esas cosas? ¿Es que acaso lo soy realmente? ¿y si soy realmente un monstruo como dicen?.— susurró con dolor Evelyn, Diaval la observo por un momento, sin responder a sus preguntas, solo se limitó a exhalar profundamente con pesadez, acercandose a ella hasta quedar agachado a su altura, y tomaba el rostro de Evie entre sus pálidas manos, haciendo que esta lo observara, mientras que algunas lágrimas seguian recorriendo por sus mejillas.

— No eres un monstruo, ellos si lo son, aquellos son los verdaderos monstruos que quieren lastimarnos sin razón alguna.— respondió Diaval tratando de tranquilizarla y darle consuelo.— Por desgracia personas como nosotros, como tú y yo, jamás podremos ser aceptadas en su mundo, y es mejor asi.—

La chica se quedó en silencio por un momento, sin saber que decir ante todo aquello, se quedó asi unos segundos, refugiandose en sus propias alas, hasta que habló nuevamente.

— ¿Acaso hemos hecho algún mal? ¿Yo lo he hecho?.— murmuró la pelinegra con incertidumbre, una vez más no lo comprendia, y aquello le frustraba e la atormentaba tanto.

Diaval se quedó callado una vez más, solo se limitó a acercarse hacia ella y abrazarla, sentia que aquello era lo que necesitaban ambos ahora, y nuevamente Evelyn se derrumbó entre sus brazos, incapaz una vez más de lidiar con sus propias inseguridades y resolver las dudas que habian en su cabeza, Diaval la mantuvo entre sus brazos el tiempo que fuera necesario hasta que ella volviera a tranquilizarse, no se movió de ahi ni siquiera un milimetro, sus manos acariciaban con cuidado el cabello de esta, recostando su cabeza en su hombro y reposandola ahi, hasta que la respiración de Evie volvia a ser calmada y los ojos de esta se cerraron y cayó dormida por toda la fátiga mental. Se quedó ahi un rato, no queria despertarla, sentia que esa era la unica forma en que podia verla realmente tan serena y en paz.

Una vez más, se sentia mal, se sentia mal por no se capaz de brindarle esa paz que le faltaba, la razón por la cuál ella no era feliz, se debia a su culpa.

Pero incluso si aquello era un insoportable peso que debia cargar en sus hombros, también seria la motivación que lo acompañaria cada dia, hasta lo que le restara de vida, si el interior de Evelyn no tenia paz, el trataria de hallarla por ella, si ella era infeliz, entonces intentaria alegrarla, o por lo menos secar sus lágrimas y acompañarla en su agobio. Tampoco permitiría que algo como lo anterior volviera a pasar, y el se aseguraria de eso esta vez, con tal de mantenerla a salvo, del mundo y de todo que pudiera alguna vez lastimarla, más de lo que ella ya estaba.

— Descuida mi pequeña, mientras yo siga aqui, me aseguraré de que nadie pueda herirte.—

Aquella era la historia que se ocultaba detrás de la leyenda de la Chica Cuervo, como algunos la habian apodado en base a ese primer encuentro. Pero todavia habia mucho que contar, mucho por explorar.

Tanto algo tan bello y único como lo es el amor, y cosas oscuras como lo son los secretos, tragedias, y odio, serán piezas fundamentales que estarán acompañandonos más adelante en este relato.

Todo aquellos elementos son los que nos guiarán durante toda la historia, hasta que al final, solo podamos hacernos aquella incógnita pregunta:

¿Habrá siempre un final feliz después
de todo?.

°°°

Fecha De Inicio:
17/09/2023

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top