♡~I catch U‧₊

Tras una larga jornada
de trabajo donde hubo soportado tediosas protestas por parte de su superior, una salidita nocturna sonaba a buen plan, sobre todo si el increíble clima invernal lo acompañan.
Con ello en mente, Taehyung no dudó en tomar su largo abrigo, ese tan parecido a una gabardina, y emprender camino hacia su lugar favorito.

Una vez los imponentes árboles carentes del llamativo verdor de sus hojas lo reciben en el parque, aprecia con simpleza la solitaria vereda. Tan solo nota unas pocas personas esparcidas y apenas visibles gracias a la baja iluminación de los faros, los cuales, si exceden en seis es mucho. Sin dudas el poder respirar con tranquilidad, sintiendo la gélida brisa filtrarse por su nariz es el bálsamo que necesita para brindar a la nada una suave sonrisa genuina, incluso pensaba despedirse de dicho paisaje para calentar su cuerpo en la cafetería frente al parque para coronar su noche con un chocolate caliente y olvidar su vida laboral por cinco minutos, de no ser porque su estancia en el lugar se prolonga gracias a cierto desconocido y sus desubicadas palabras.

— Vaya vaya, dulzura. Esperaba a una delicia, pero tu sin dudas me provocaste diabetes.

Un apuesto alfa pelinegro de contextura fornida se presentó enfrente suyo con una sonrisa coqueta adornando sus labios y por tanto un exquisto aroma a vino tinto no tardó en provocar su nariz.

Taehyung levantó su mirada desconcertado y apenas encontró los ojos del hombre, un potente escalofrío recorrió su espina dorsal. Su lobo interior se removió ansioso anunciando el encuentro de su destinado.

— ¿Disculpa? —Respondió fuera de sí el omega. ¿Realmente ese tipo era si destinado? Se pregunta incrédulo el pelirubio.

— ¿Y bien? ¿Donde lo hacemos, lindo? —Jeon por su parte estaba alucinando, ¿Su omega destinado trabajaba para Boy for rent? ¡Cómo no lo había encontrado antes!

— ¡¿Disculpa?! —repite alterado alargando la última vocal y mirándole con indignación.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué tan tímido? No recuerdo haber-

¿Pero que se creía ese desgraciado? Piensa que por ser su omega automáticamente debe abrirle las piernas ¿O qué? Al parecer ya habían comenzado con el pie izquierdo. Dispuesto a ponerlo en su lugar, el ojiverde le interrumpió con la molestia surcando su ser.

— Mira, pedazo de imbécil, será mejor que desaparezcas de mi-  

— ¿Jeon Jungkook? —intervino un esbelto chico de cabello dorado igual de forrado en una cómoda gabardina como Taehyung. Sólo que a diferencia de este último, el desconocido tenía tres de los primeros botones desabrochados, dejando a la vista parte de su blanco pecho y clavículas. El aroma del omega intruso olía tan fuerte y empalagoso casi como si estuviera en celo, que inmediatamente hizo al menor incomodarse.

— ¿Si? —respondió por acto reflejo el pelinegro hasta llevar su mirada al dueño de la voz que le nombró.

— ¿Pero, qué demonios? —inquirió el ojiverde desconcertado. Sólo le bastó mirar dos segundos al nuevo personaje para darse cuenta que el tal Jungkook, su aparente alfa, lo había confundido con un jodido omega de acompañamiento. Y ni siquiera sabe distinguir si la molestia que brota de su ser es fuente de la bochornosa confusión, o de la pizca de celos que estaba comenzando a descubrir.

— ¿Espera, tú eres Petite Cher? El chico de...—preguntó el pelinegro finalmente, dejando la afirmación al aire.

— ¡Si, alfa. Y estoy aquí para complacerlo! —habló entusiasta el muchacho, regalándole una mirada sugerente al mayor.

— ¡Oh, por la diosa Luna!—Taehyung por su lado solo pudo suspirar entre apenado y ofendido. Esto era el colmo. Jamás en su vida creyó que iría a conocer a su alfa de semejante forma, menuda humillación.— Lo que faltaba.

— ¿Entonces tú quien eres? — en esta ocasión Jungkook se dirigió hacia el omega ojiverde, considerablemente interesado.

— Agh, sólo soy un humilde ciudadano en el lugar y momento incorrecto. —suspiró abochornado— Ahora con permiso, disfruten de su noche.

No le iba a dar el jodido gusto a ese idiota. Quería perder a su destinado por un polvo, pues adelante. Anteriormente había pensado en dejarlo pasar, borrón y cuenta nueva, pero si su compañero ya tenía quién le alegrara la noche, él allí no pintaba nada, podía irse muy a la mierda él y su rubio oxigenado. ¡Y no, no eran los celos los que hablaban!

— ¡Hey, espera! —llamó el ojiazul, notando a Taehyung girar hacia él con una de sus perfectas cejas alzada— ¿No quisieras, no sé...Huh, unirte?

— Maldición, ¡De dónde salió este loco! —se quejó el moreno en voz alta.

El recién llegado que hasta ahora no había intervenido se sintió bastante reemplazado al respecto, no podía arriesgar su paga por un malentendido, por ende, hizo su movimiento.

— Alfa —llamó el omega mientras tocaba descaradamente el cinturón plateado del pelinegro— Yo solito puedo hacerlo sentir increíble sin necesidad de invitar a terceros.

Bien, eso si Taehyung lo había escuchado y desde luego que tocó su fibra sensible ver al patético omega pasar sus manos por el pecho del alfa mientras soltaba su horrorosa esencia con el fin de llamar su atención.
Bien, ya se había molestado, si él no iba a tener un polvo decente, pues desde luego que el pelinegro tampoco.

— Oh, lo siento mucho, cariño —comenzó despacio el moreno, mientras se acercaba con sutileza al alfa— Pero dudo mucho de que puedas hacer sentir a mi alfa, como lo haría su omega —remarcó el menor a la vez que empujaba con suavidad al otro omega fuera del cuerpo del pelinegro.— ¿Verdad Alfa~? —concluyó el moreno con un provocador gemido, conectando sus ojos directamente a los dilatados del alfa.

— ¿E-Eh? ¡Ah, si! —balbuceó embelezado el mayor, dejándose envolver por las feromonas del ojiverde—Gracias por tus servicios, chico, pero tengo algo pendiente —habló atropelladamente Jungkook enrredando uno de sus brazos en la cintura del pelirubio.

— ¡¿Qué?! ¡Aish, que te jodan, idiota! —gritó el omega hecho una furia y salio de allí a grandes zancadas.

El corto silencio que arribó con la partida de aquel omega se fue tan rápido como llegó, siendo interrumpido únicamente por un ansioso alfa. 

— Entonces, lindo ¿Nos vamos? —inquiere sonriente.

— ¡Jamás! No me iría con un desconocido. —espeta con burla, quitando la mano que rodeaba su cintura con lentitud.

— Pero ahí dijiste que-

— Era para que acabara de irse. Su presencia me altera. —fundamenta cortante antes de cruzar sus brazos sobre su pecho.

El alfa irrumpe en el espacio personal del ojiverde para seguidamente contestarle.
— Pero esa fue una clara demostración de celos, cielo, así que no te parezco tan indiferente ¿Verdad? —afirma descaradamente, susurrando las palabras sobre su oreja y dejando una pequeña mordida.

El omega se aparta de inmediato con un pequeño gemido saliendo de sus labios, cubriendo su oreja con su mano mientras hace el intento por mirarlo amenazante, no saliendole más que un adorable ceño fruncido en conjunto con una sonrojada carita, haciéndole ver tiernamente apetecible ante el alfa.

— De-Deberías dejar de hacerte ilusiones. —responde apartandole de su radio personal, deseando secretamente que no se aleje tanto como le ha obligado.

— ¿Entonces por qué hiciste que se fuera? Pudiste haberme dejado disfrutar, muñeco.

— Porque ese espectáculo en un parque al aire libre era repugnante. —expone, alzando sus brazos para señalar el lugar.

— Pudiste haberte ido entonces —contraataca divertido.

— Él me insultó.

— La ignorancia es la clave de la felicidad.

— Te tocó... —respondió bajito esperando no ser escuchado realmente.

Pero el ojiazul si lo hace, incluso inquiere.— ¿Y?

— ¡Agh! No pararás hasta que te diga lo que deseas escuchar ¿Cierto?

— Ya vas entendiendo, cielo —continúa burlándose el alfa.

— P-Pues, eres... m-mi alfa y él te coqueteaba. ¿Acaso...Acaso tú no lo sientes? —pregunta con algo de miedo filtrandose por su voz.

— Por supuesto que lo siento, amor —afirma el ojiazul para alivio del pelirubio— Solo pensé que me irías a ignorar por... ya sabes, como se dieron los hechos. Perdón por haber sido tan idiota.

— Cierto, lo fuiste, pero eso ya no importa.

— Creo que deberíamos presentarnos apropiadamente y comenzar de nuevo ¿Te parece? —propone atento, recibiendo un asentimiento por parte del contrario.

— Bien. Soy Kim Taehyung.

— Jeon Jungkook, prontamente conocido como el amor de tú vida.

— Ya quisieras, alfa pervertido.

— Tan lindo —responde detallándolo para seguido añadir— ¿Y si te invito a una cita mañana en la noche?

— Suena mucho mejor.


˖ ࣪ ☾ ࣪.ִֶָ

Sus miradas se cruzaron, admirándose. El terso labio inferior del pelirubio se mantenía apresado de forma atrevida bajo sus dientes. Sus profundos y avivados ojos cual esmeraldas, hicieron lo posible por no apartarse de aquella representación del vasto mar en calma de los orbes contrarios. Pronto, ya no era necesaria la corta lejanía impuesta, anhelaban irremediablemente sentirse, ser uno solo.

Sus labios se encontraron por primera vez en un corto y tierno beso, solo un simple roce, pero había sido bienaventurado. Segundos después de compartir otra pequeña mirada, juntaron sus labios con desespero comenzando un desordenado beso. El alfa dirigió su mano izquierda hacia la nuca del ojiverde en un intento por profundizar el intercambio, mientras su diestra no dudó en adueñarse de la estrecha cintura a su disposición, apretando a su antojo. Sus lenguas exploraban con fiereza las cavidades ajenas.

Una suave mordida fue otorgada en los carnosos labios del más bajo a la vez que las venosas manos del alfa abandonaban sus puestos en busca de acariciar ahora la exquisita piel bajo la molesta camisa que portaba el omega. El ojiverde por su parte, poso sus manos en el cinturón del mayor, buscando desabrocharlo, mas todas sus acciones fueron detenidas abruptamente por el pelinegro.

— ¿Ansioso? —preguntó con un toque burlón en su voz, mirándolo fijamente.

— Jungkook —exclamó exasperado el menor, alargando la "o" mientras sujetaba con fuerza la chaqueta de cuero del ojiazul.— Si no me jodes ahora-

— Anja, ¿Pero que sucedió con la cita? —cuestionó— Debo ser respetuoso, es la primera que tenemos.

— Por supuesto, porque esa mano apretando mi trasero es muy educada ¿No? —susurró Taehyung con sensualidad encima de los abultados labios del pelinegro, instándole a seguirle el juego.

— ¿Se... resbaló? —comentó risueño.

Alfa, por favor.

Y oh, ahí estaba ese llamado otra vez. Ese lloriqueo tan parecido a un provocador gemido que desesperaba al mayor. Sus manos solo pudieron apretarse alrededor de los glúteos contrarios, sintiendo a su lobo reaccionar al momento.

— Por la diosa Luna, bebé, no sabes cuanto quiero hacerte sentir bien —respondió inquieto, intentando que las feromonas del omega no nublaran su juicio por completo.— Pero, ¿No es demasiado exhibicionista hacerlo en un parque?

Cayendo en cuenta de la realidad que los rodeaba y del sinfín de miradas que les lanzaban, el omega protestó en voz baja antes de su proposición.

— Casa

— ¿Huh?

— Tu casa. Llevame, por favor.

— Hecho.

Una vez llegaron al auto parqueado a una pequeña distancia del parque temático y Jungkook arrancó tan rápido como alcanzó a hacerlo, la situación no mejoró en lo absoluto.

El pelinegro trataba por todos los medios de llegar a casa, pero se encontraba dividido en un peligroso dilema desde hace unos cinco minutos atrás: o aceleraba para no desperdiciar tiempo y llegar con rapidez o conducía despacio y seguro para evitar provocar accidentes a causa de la traviesa mano que masajeaba con lentitud su extensión. No lo culpen, era imposible decidir en tan acalorada posición.

— Taehyung —reclamó otra vez regañándole, sintiendo su voz mezclarse con la música que sonaba a petición del mismo indisciplinado omega.

Sin embargo, el pelirubio lo ignoró olímpicamente y decidió que ya estaba aburrido de solo admirar, quería probar, degustar abiertamente. Sus propios labios se relamieron con antelación antes de llevar su cabeza un poco más arriba del miembro del alfa, sus inocentes ojitos volvieron a conectar con los del pelinegro, y este último negó consternado mientras Taehyung le regalaba una coqueta sonrisa, completando la distancia restante hasta tocar con sus labios entreabiertos la rosada punta que lo esperaba. Las saladas gotas de presemen brotaban con libertad en la boca del omega, quién degustaba con avidez el sabor que explotaba en sus papilas entre pequeñas lamidas.

Los ahogados gemidos que se escapaban de los labios del alfa, solo incentivaban al pelirubio a lamer con esmero las sensuales venas que adornaban todo el miembro del contrario. Una de sus manos brindó activa un suave apretón en la base, a la vez que acariciaba sus escrotos. El omega se dio el exquisito lujo de jugar con la cordura del ojiazul, intercambiando lamidas y chupando con esmero.
Resultaba un poco incómoda la posición en la que asistía al mayor, si, pero escucharlo gruñir y jadear bajo su toque valía totalmente la pena.

Jungkook se mantenía rígido en su asiento haciendo lo posible por mantener la mirada en la carretera y el volante en su lugar. Parecía haber corrido alguna extenuante maratón por lo agotado que se encontraba, suspiraba entrecortado mientras hacía plegarias a cualquier dios disponible en busca de serenidad, cosa totalmente imposible cuando sintió la caliente cavidad en su máximo esplendor, engullendolo hasta el fondo. Su mano viajó hasta los rubios cabellos que apenas se movían por el sudor que los cubría y dejó salir un gutural gruñido.

El ojiazul se vio en la desconocida tarea de practicar malabares y atender el volante con una sola mano, al mismo tiempo que la otra guiaba los movimientos en su extensión y la potente y placentera electricidad lo recorría.

Inevitablemente su cabeza se echó hacia atrás chocando con el reposador del asiento.

— Agh, si. —gimió agitado— Lo tomas tan bien, maldita sea.

Por un momento, solo se concentró en la caliente y habilidosa lengua que lo envolvía mientras exploraba más profundo, olvidando donde debía estar su cabeza realmente.

Abrió sus ojos asustado al caer en cuenta de que aún estaba conduciendo, no obstante, al enfocar su vista y notar que es cegada por unas brillantes luces blancas,  a penas y pudo maniobrar para esquivar al jodido auto que se había equivocado de carril ¿O había sido su auto? De igual forma, por cuestión de segundos y destreza casi terminan teniendo el polvo en el más allá, debían ser más cuidadosos.

Tras la indeseable sorpresa, estacionó el coche sin prestar real atención al lugar y si podía o no parquearse allí. Sus azabaches cabellos se movieron al compás de su cabeza cuando cayó con fuerza contra el asiento, y acto seguido, una mirada cómplice se posó sobre él, haciéndolo corresponder y mirarle de vuelta.

— Eres demasiado travieso y descarado, bebé. Vaya regalito. —comentó con una risita, negando al mismo tiempo, incapaz de creer la escena hace minutos atrás.

— Hago lo que puedo, pero gracias —contestó divertido.

— Creo que la cama tendrá que esperar, no aguantó más.

— Pensé que nunca lo dirías, alfa.

— Ven aquí, muñeco.

Con algo de dificultad, pero con todo la disposición del mundo, se trasladaron hasta los asientos traseros, donde ubicó al omega sobre su regazo.
Las grandes manos del alfa ya se encontraban amasando con intensidad las voluptuosas mejillas traseras del pelirubio. Sus dígitos se aventuraron a tantear la humedad que manchaba tanto boxer como pantalones del menor a su paso para acto seguido, mandar volando todas las prendas que dificultaban su vista hacia el sensual cuerpo que se presentaba en frente suyo. Estaba desnudo y entregadamente a su merced.

— Kook, te necesito. —se removió inquieto Taehyung, causando una estimulante fricción entre sus cuerpos.

— Paciencia, bebé. —respondió en un susurro, soplando el aire atrapado en sus palabras lentamente sobre el cuello del menor— Voy a prepararte.

— Noo —negó rápidamente con su cabeza, agitando su mojado cabello por el perlado sudor que lo cubría.— Solo hazlo, quiero sentirte ya.

— Te aseguro que cuento los segundos para enterrarme en ti y joderte tan bien, pero no voy a correr el riesgo de lastimarte ¿Si, cielo? —cuestiona robandole un pequeño besito en su cuello y otro más largo en sus labios.

— Bien —acepta a regañadientes— Espero una grata recompensa por la espera entonces.

— No dudes que lo sea. —contestó con una sonrisa igual de ladeada y coqueta a la que el ojiverde le brindó.

La dilatación había sido tanto rápida como fácil gracias al conveniente lubricante natural que desbordaba del omega, por ende, cinco minutos más tarde, los gemidos dulcemente descontrolados del pelirubio llenaban todo el auto, entrejuntándose y casi sobrepasando a la música que aún sonaba animada en el auto, la cual no se prestaba para la ocasión, pero no podía importarles menos.

Joder escuchando As it was de fondo tampoco estaba tan mal.

La embriagante combinación de vino tinto y el almendrando aroma que exudaba el omega resultaba exquisita, extasiaba sus sentidos. Sus feromonas se fusionaban con gracia, formando uno aún mejor y especialmente adictivo. Era inaudito decir que tenían suficiente del otro, era sencillamente imposible y sus lobos parecieron concordar con aquello tras el rápido y corto cambio en sus coloridos orbes. Una hipnótica visión entre el rojo y el dorado chocando eufóricamente se apreciaba, reconociéndose finalmente como pareja destinada por la diosa Luna.

Fue pequeño el trance, pero no por eso frenaron sus movimientos. Jungkook sonrió complacido al notar al omega hacerse con el control, guiando los embistes a su propio ritmo. Aumentó el ritmo, marcando uno constante, pero también veloz, autopenetrandose con desespero. Su piel ardía con una imponente necesidad por adueñarse de todo el contacto que el alfa le brindaba, por sentirlo más adentro y fundirse en la piel contraria que verdaderamente asustaba la magnitud de sus deseos.

Taehyung sostuvo con fuerza los hombros del pelinegro, mientras sentía a Jungkook hacer todo un delicioso desastre el su cuello. Percibía sus colmillos clavarse en él una y otra vez, mordiendo a su antojo, chupando con fervor, devorándolo.

El ojiazul dirigió sus manos con paciencia hasta los firmes, pero a la vez tan suaves al tacto glúteos del omega, mientras tanto él último continuaba liderando al compás. Jungkook se vio a sí mismo admirando el tierno rubor que se esparcia por el rostro del pelirubio. El como apretujaba sus ojitos esmeralda al mismo tiempo que apresaba su labio inferior entre sus dientes. Siguió el rumbo de las pocas gotas que exudaban de su acanalada dermis, antes de decidir relevar a su omega. Era su turno de hacerlo sentirse bien.
Con su brazo izquierdo rodeó la perfilada cintura del pelirubio y acto seguido levantó su cuerpo en un accionar algo brusco, sin embargo, la queja que se deslizó de los labios del omega le afirmaba que no lo desgarrada con  sus garras de un tirón por no arruinar el buen sexo.

— No fue intencional, cielo —argumentó con rapidez el alfa.

— Tonto. Seguro no tarda en salirme el buen golpe que me diste, ¡Vas a arruinar mi imagen, alfa! —reprochó enseguida Taehyung, llevando su mano a la zona afectada, sobando con delicadeza.

— Eso es imposible, amor. Dime qué puede sabotear a tal obra de arte.

— Pero me duele —lloriquea con tristeza fingida el omega, mirándole con un pequeño puchero adornando sus labios.

— Entonces vamos a hacer que se te olvide ese dolor, cielo.

Al terminar la oración, el omega ya ni recordaba de que se quejaba realmente tras sentir el retomar de las estocadas. Su respiración se había entrecortado gracias a la inesperada reacción.

Jungkook apretó su agarre en la cintura del pelirubio, dándole un recorrido a su diestra por su espalda, acariciando cada lugar a su paso hasta yacer en la nuca del mismo, ejerciendo presión allí también.
La dureza, vitalidad y precisión de los embistes lanzaban al omega cada vez más al límite, la excitación los consumía gemido tras gemido, empujandolos hacia el ansiado orgasmo.

Los dedos que con anterioridad se mantenían firmes tras el cuello de Taehyung, ahora de cerraban en sus rubios y desordenados cabellos, tirando de ellos con moderación, pero no con menos firmeza que antiguamente, descubriendo su cuello para el alfa.

— ¿Se te pasó el dolor, cielo? —murmuró Jungkook con burla, peligrosamente cerca de sus botones.

— ¿Dolor...? Mgh —se interrumpió a sí mismo al sentir la lengua caliente y húmeda del pelinegro torturar abiertamente su pezón, e intento responder centrado— ¿Q-Qué dolor? Ahh, n-no

— Me alegro.

— J-Jungkook, estoy cerca.

— Sabes, me encanta demasiado como luce esto de aquí. —comentó haciendo referencia al piercing incrustado en su pezón contrario, apretandolo en el proceso, antes de llevarlo a su boca y torturarlo como se debe.— Es tan caliente.

— N-Noo, ahg, voy a...

— Hazlo. —ordenó acelerando los movimientos, tornandolos erráticos y brindándole atención al desatendido miembro del pelirubio. 

Ambas pelvis se movían con fiereza, totalmente sincronizadas. El omega deliraba debido al exquisito abuso en su próstata, los castigadores dientes todavía en su botón y las inesperadas nalgadas. Sintió los chupetes del pelinegro subir por sus clavículas, rumbo a su ladeado cuello y no pudo evitar la emoción que nació en su pecho. ¿Sería?

Sin poder aplazarlo más, ambos se corrieron en un arrasador gemido, las pulidas uñas del omega se incrustaron en la espalda del alfa al sentir el nudo del mismo llenandole, era grande, dolorosamente grande. Terminó de vaciarse sobre la mano del ojiazul y entre ambos abdomenes aún ido por la presión que abordaba todo su interior y entonces lo notó.

No tenía una marca.

Su marca

Unos estúpidos e incontenibles deseos de llorar lo atravesaron sin saber el porque exacto. Solo sabía que su omega ya sollozaba tanto como él al no percibir la anhelada marca de unión en su cuello, esa que lo remarcaría haciéndolo el omega de Jungkook, como también el último sería suyo.

— ¿Bebé? ¿Qué sucede? —cuestionó el alfa al verle tan callado y oler el cambio drástico en su aroma, tan amargo que picada en su nariz.— Se que duele un poco, pero no tardará en bajar. —continuó refiriéndose al nudo que los unía.

— Marca —respondió en un susurro inaudible para el alfa.

— No escuché, amor. ¿Podrías-

— Tu marca —habló un poco más alto esta vez, enfrentando al pelinegro.

Sus ojos se veían dolidos, pero aquello de cierta forma tranquilizó al alfa, al menos aquel era un problema con solución.

— Bebé, ¿Sabes que entraste en celo inesperadamente, verdad? —le pregunta con suavidad el mayor, buscando la mirada de verdor cual jade del pelirubio.

— Si ¿Y? —cuestiona enseguida a la defensiva.

— Que quiero hacerlo cuando estés verdaderamente consciente.

— Pero yo quiero —respondió tan demandante como caprichoso, arrancandole una mirada de ternura al alfa.

— Lo sé, y eso no quiere decir que te la esté negando, ni que me gustes menos. Pero creo que no es el momento, apenas nos conocemos y aunque seamos destinados, quiero que eso tú lo decidas en el momento que estimes. Aún hay muchas cosas que debemos indagar ¿no crees?

La célebre paciencia con la que el alfa lo trataba lo hacía sentirse un pequeño y mimado cachorro, aunque quizá con su omega en celo no estaba muy lejos de parecer uno. Ante aquel pensamiento y con mejor humor tras la respuesta, le regaló una genuina sonrisa al alfa.

— Tu ya has indagado bastante profundo en mi, alfa —respondió en un provocador gemido.

— Pequeño descarado.

Veinte minutos después de mimos y besos para tranquilizar al omega, el nudo por fin había bajado. No obstante, dos cortos toques en la ventanilla los hicieron separarse algo asustados antes de dirigir su mirada hacia la misma. Con rapidez, el ojiverde tomó asiento alejado de la ventanilla opuesta a la que ahora el alfa abría tras cerrar como pudo sus pantalones, y tomó los suyos propios que descansaban tirados en el asiento delantero, colocándoselos encima como pudo.

— Vaya, si es el capitán Jeon.

— Namjoon —saludo escueto y rojo de la vergüenza, incluso desconcertado ante el por qué de la presencia del alfa allí.

— Sabía usted que tener sexo en la vía es peligrosísimo —preguntó burlón al enfocar su vista dentro del auto, dando por fin con la mirada nerviosa del omega.— Además, frente a la comisaría. ¡Quién lo diría, capitán, es todo un pervertido!

— Namjoon —llamó esta vez entre avergonzado y molesto.

— Es cierto, jefe, no deben.

— Vete ya —murmuró entre dientes, haciendo muecas extrañas y movimientos de cabeza que el alfa contrario parecía no querer captar, o quizá era demasiado divertido molestar a su jefe y cobrarselas de paso.

— A sus órdenes, señor. Ah, por cierto, tiene una multa.

— Hijo de-

Argumentó risueño antes de salir corriendo de allí hasta su auto de patrulla y desaparecer de su vista antes de arrepentirse verdaderamente.

Jungkook respiró profundo, soltanto una fuerte exhalación posteriormente. Iba a matar a su subordinado. Giró su cuerpo enfrentando a Taehyung y esté contrario a todo lo que pensó, portaba una preciosa sonrisa que llegaba hasta sus ojitos e inconscientemente sonrió él también con la imagen.

— ¿Que es tan divertido, omega?

— Así que, capitán Jeon. —comentó socarron— Suena tan sexy —exclamó mientras retomaba su posición encima del alfa, comenzando a mover su abultado trasero contra el miembro aún dormido del pelinegro.

— Estás atentando contra la cordura de un oficial, cariño. Puede ser penado —habló Jungkook, dirigiendo sus manos de inmediato hacia la cintura de Taehyung, guiando los movimientos.

— Entonces le cedo el derecho a hacerme guardar silencio, alfa.






ㅤ࿆
˖⬪ ݁❟ D̸𝔯𝐞𝕒ᴍᴍi̶𝐞 ·₊˚.

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