Capitulo IV: Partners in crime

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IV: CÓMPLICES EN CRIMEN

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FRANCINE ROMANOVA

La mano me temblaba

Aún escondía la beretta tras mi espalda, se supone que debería sacarla y ponerla en la cabeza del marinero, debería sacarle un poco de información antes de ejecutarlo, pero no podía

Trague en seco agarrando fuerzas y dando un par de pasos hacia donde el marinero estaba esposado, con la poca fuerza que me quedaba en la mano la saque detrás de mi espalda alzándola en su dirección

—¿Para quién trabajas?— repetí la pregunta que seguro ya le habían hecho

Sentía un nudo en la garganta, la cara del chico estaba mallugada con los golpes que le habían propinado seguramente tratando de sacarle información, tanto que ojo casi se cerraba, además de tener una cortada con sangre en la ceja y otros más en el labio

—¡Por milésima vez, trabajo en Scoops ahoy!— respondió el marinero, el mal humor que tenía desde la mañana detonó ese grito, apreté mi agarre en el arma poniéndola contra su mejilla poniéndome de cuclillas a su altura

—Tu cara está muy bonita, no quiero emparejarte el otro ojo— dije sin bajar su arma al mismo tiempo que tomaba el mentón del chico entre sus dedos acariciándolo— tú me gustas, tienes valor.

—¡Dispara de una vez, maldita!— me dijo el marinero entre dientes, Romanov estuvo a punto de desenfundar su arma, pero alce la mano en señal de que se detuviera

Salgan todos. — ordene en mi segundo idioma, los oficiales miraron a Romanov y cuando esté asintió, todos ellos me obedecieron

—Scoops Ahoy, ¿Ah?— me levante mientras que dejaba el arma en una mesa de por ahí

—¿Crees que un espía llevaría un traje tan estúpido como este? — su reclamó me hizo reír levemente

—A mí me gusta—me coloque detrás de él poniendo mi mentón contra su hombro, el marinero soltó un pequeño quejido cuando mis dedos se enredaron en su cabello tirando su cabeza hacia atrás para acercar nuestros rostros— dime ¿cómo estás aquí? ¿que sabes?

—Ya se lo dije a tus jefes— me dijo entre dientes mirándome con el ojo que aun tenia abierto

—Aquí, la jefa soy yo— tiré más de su cabello haciéndolo soltar otro quejido, pero a los segundos lo solté, seguí caminando alrededor de él— dime cómo entraste, te aseguró que no estoy de mejor humor por estos días y no quiero desquitarme contigo

—¿En serio? — casi sonreí al notar su voz de reclamo

—En serio— le aseguré mientras me ponía frente al marinero sentándome en su regazo a horcajadas, sonreí al ver como se quedaba callado ante mi cercanía, quise ponerlo más incómodo, por lo que le pasé los brazos por los hombros— ¿qué? De repente te quedaste callado, y hace un momento parecías muy valiente a pesar de que sabes que soy yo la que tiene el arma

—Si me vas a matar, hazlo de una vez— me dijo tratando de bajar la mirada, pero le detuve el mentón para que me viera a los ojos, ahí me di cuenta que tenía los ojos cafés y que su nariz era bonita

—Si te quisiera matar, no hubiera bajado el arma— mentí— solo que prisioneros como tú sirven más vivos que muertos

Me levante de sus piernas mientras que buscaba el arma que deje en la mesita y la guardaba en mi cinturón, me acomodé un poco los mechones de cabello que salían del moño de mi cabeza lista para irme

—Veamos si una estancia aquí te hace reconsiderar tus palabras— le dije mientras me ponía detrás de él hablándole al oído, para molestar, le deje un beso en la mejilla que no estaba golpeada

Salí de esa habitación dejando al marinero aun esposado, me puse la mano en el pecho porque me regreso el dolor de cabeza, le dije a mis camaradas que cuidaban la puerta que había terminado por el momento

El dolor de cabeza no me había dejado desde ayer, me había tomado muchos analgésicos pero nada me quitaba el dolor, me había olvidado de este mientras estaba con el marinero, pero cuando me fui, el dolor me regreso

Maldita niña

Si antes estaba en mi debate interno en tenerle compasión por todos los años que la cuide en el laboratorio como si fuera una maldita madre adolescente, esa lastima se había esfumado y ahora solo quería azotarla hasta que me dolieran las manos por todo lo que me había hecho ver

Y tampoco podía negar que tenía un poco de miedo a todo lo que me había mostrado

Nunca había visto nada como eso, si antes trataba de reprimirme lo mayor posible para no tener visiones del futuro, ahora era peor. Me aterraba pensar que esa visión que puso en mi cabeza sea mi futuro

—Aquí está lo que me pediste— un hombre alto de cabello negro entro a mi oficina dejando un frasco de píldoras en la mesa

—Gracias

—Deberías ir con el doctor

—No voy a dejar en evidencia que una mocosa de 14 años me ganó, Henrik— le dije al hombre que estaba sentado en una silla junto a mi lugar en la mesa de análisis

Henrik Antonov era el único hombre en quién confiaba plenamente. Prácticamente me vio crecer, a pesar de la diferencia de 10 años que teníamos, fue la primera persona en portarse bien conmigo cuando termine en Rusia, él era hijo de uno de los oficiales de la prisión de Kamtchaka, toda su familia le había servido a la unión soviética, incluso su hermano, Dmitri, seguía en Rusia siguiendo la tradición de su familia, pero él marcó la diferencia, ambos habíamos estudiado Ingeniería electromecánica, y pronto iremos por el doctorado en astrofísica termonuclear

Pero la principal razón por la que confiara en él es porque me escuchaba y nunca me juzga, eran contadas las personas a las que les entregaba mi confianza. Pero él era especial para mí, habíamos sido amantes cuando yo tenía 15 y él 24, fue mi primer beso real y el primer hombre con el que tuve sexo ya que no le quise que Nikolay fuera mi primera vez, pero ahora éramos cómplices en crimen, y si Romanov se enteraba lo que había pasado entre nosotros, era capaz de matarlo, lo mismo hacia cada vez que descubría qué tenía un amante

—Es más que sólo una mocosa. — declaró Henrik, él había aprendido mi lengua materna para hacerme sentir cómoda, pero su acento delataba su verdadero origen— Y Romanov cree que puede tener controlada al último experimento de Hawkins— soltó una pequeña risita irónica

—¿Me estás subestimando? — me incliné para darle una mirada severa

—Estoy diciendo la verdad— en el fondo sabia que tenia razón, Elideth Mortenson no iba a ser tan fácil de controlar, y menos si eran ciertas mis sospechas— Twelve, es más letal de lo que crees, un dispositivo de toques en el cuello no la va a detener

—Henrik...

—Lo mejor será que descanses, mi niña— Henrik me tomo de la mandíbula para dejarme un par de besos en la coronilla qué me hicieron sentir mejor

Si las cosas fueran distintas y si fuera una mujer libre, hubiera sido muy fácil haberme enamorado de Henrik

Pero nunca sería libre para decidir enamorarme de nadie... Mi destino siempre estuvo en manos de terceros, y prefería mantener así a Henrik en mi vida, como mi confidente, así no corría en peligro

—Vete— Nikolay entro a mi oficina, Henrik me soltó y se levantó para irse por la puerta

No pude evitar tensarme al ver la expresión de Romanov, estaba enojado y casi sabía porque

—Sabes, Francine— cuando me habló en mi lengua materna, supe que no estaba enojado, sino furioso, siempre me hablaba en inglés en esas situaciones— a veces creo que soy demasiado bueno contigo, te doy a los ratones pasa que hagas fiesta y en lugar de eso te pones con sentimentalismos estúpidos

—Niko...— el ruso se me fue encima, mi espalda se estrelló contra la pared, hice una mueca de dolor

—¿Te gustó el marinero? ¿Es eso?

—A mi no me gustan los críos.

—¿Entonces por qué no le disparaste? — ni siquiera podía responder eso

—Quiero sacarle más información— mentí— dices que tienes a otra, Jessie se está encargando, luego sabremos que hacer

—Muy bien, Моя королева— el ruso me dejó un beso en los labios que medio respondí antes de que me soltará 

Él se fue, por lo que pude tallar mi frente con nervios, no sabía en que me acabo de meter

Solo sabía que no podía dispararle al marinero de cabello bonito, algo me decía que sabía algo importante, pero no para la operación, sino para mí

No, no podía dejar que lo matarán así como así

Tengo que salvarlo.

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Quiénes han leído EUE saben quién es Henrik II, pero ahora les presento a Henrik I, que es un solecito<3

—Ellis

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