•←𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖔
La brisa es curiosa, guia a objetos hacia lugares desconocidos, nunca se sabe donde la hoja de un lindo árbol quedara atrapada.
Es lo mismo con las personas, a veces, una simple brisca puede ayudarte a encontrar a una persona que terminara siendo muy especial para ti.
Ese fue el caso de Stefan Salvatore, un joven de diesiciete años que en uno de sus juegos de atrapadas con Katherine, un fuerte viento lo golpea provocando que tropezara y callera al suelo ensuciando su camisa blanca con tierra. Pero antes de intentar levantarse una mano se mostro ante él, ofreciendo su ayuda con amabilidad.
No dudo en tomarla, creyendo que se trataba de Katherine. Pero en cambio sus ojos se toparon con una sonrisa aún más encantadora que la de ella, unas manos más suaves pero que al rozar sus manos pudo sentir pequeños cortes, seguramente por trabajar mucho con algo filoso y ojos color miel que brillaban como si el solo hecho de ayudar lo hiciera feliz.
Stefan quedo embobado tal y como cuando conocio por primera vez a Katherina o incluso más.
—Muchas gracias, disculpe, fui torpe—se disculpa el Salvatore, olvidando su mano que todavia sostenia la contraria.— ¿Usted...?
El desconocido sonrie nuevamente, Stefan no lo entendio, ¿acado hizo algo gracioso?
Katherina aparecio y miro hacia abajo con el ceño fruncido disgustada. Fue ahi cuando Stefan vio sus manos unidas con las del extraño y se solto con brusquedad.
—D-disculpe, yo...
—Stefan, querido, ¿qué sucedio? ¿por qué estas sucio?—lo observa de arriba abajo.
—Me cai y...¡aguarde!—exclama al ver al extraño comenzar a irse, por suerte logra que se detenga.—¿Cómo se llama? ¿acaso mi padre lo contrato?
El chico no voltea pero le responde, soltando una ligera risa antes de irse.
—Patrick Tiveheart.
[ « • »]
—Vamos Steff... se un buen chico—Katherina desliza su mano dentro del pantalón del Salvatore pero este la aparta con la mayor gentileza posible.—Ahg, Stefan.
—Dije que no. Dame tiempo, no estoy listo.
—He sido paciente, mucho de hecho, ¿o acaso no recuerdas que no hemos tenido sexo desde hace una semana?
Stefan suspira, se sentia culpable.
—Katherine, lo siento.
La nombrada lo mira por un momento y luego sonrie.
—No. Lo siento yo, Steff—el menor la observa con tristeza mientras ella lo agarra de las mejillas.— Quedate quieto y no grites. Solo disfruta. Porque después de esto no recordaras nada.
Luego clava sus colmillos en su hombro, los cuales habian aparecido cuando utilizo la cumpulsión en el humano.
[« • »]
Damon notaba decaido a su hermano, parecia pensar demaciado, creyó que se trataba de Katherina pero lo descarto cuando verifico que la mujer estaba semidesnuda en la cama de su hermano.
Algo que le fastidio un poco, pero que al pensar nuevamente en su hermano menor, no le cuadraba.
Se sienta a su lado y revoltea el cabello castaño de Stefan para llamar su atención, cosa que logra.
—Hola, hermanito. Estas muy pensativo.
Stefan no voltea, se limita a asentir.
—¿Sucedio algo con Katherine?
—Me siento culpable.
Damon frunce el ceño, pero ríe ligeramente al pensar que se trataba de algo que no le dio a la Pierce.
—¿Por qué?
—Siento que...
Stefan suspira y oculta su rostro entre sus manos. Damon estaba comenzando a preocuparse, no entendía que había pasado y su hermanito estaba realmente estresado.
Damon coloca su mano en la espalda de su hermano y la acaricia dándole su apoyo.
—Vamos hermanito, no te juzgare, lo prometo.
El menor inhala y exhala un par de veces, nervioso, y finalmente levanta la cabeza y mira a su hermano mayor con culpa, remordimiento y tristeza. Damon lo mira extrañado.
—Hace un mes... conocí a un hombre, Patrick—aprieta sus labios, dudando si continuar pero Damon lo alienta con palmadas en su espalda.—Lo busque y... Descubrí que él es un artista, hace origami, él me dio esto—agarra algo que esta a su lado y se lo enseña, un cisne.
—Es... increíble. Pero sigo sin entender porque te sientes culpable.
—Porque hice algo muy malo, Damon.
Flashback:
—¿Hola?
Parecía ser un hombre solitario, una casa rodeada de árboles que parecían gritar; ¡cuidado! Pero Stefan siempre fue alguien que llevaba la contraria en cuanto a la apariencia de las personas o lugares. Él prefería arriesgarse.
Cuando iba a tocar la puerta siente una mano sobre su hombro, se sobresalta, lo que provoca que al retroceder, tropieze y caiga al suelo golpeando su cabeza en el procesó dejándolo inconsiente.
Luego de unas horas sus ojos comienzan a pestañar sintiendo la molesta luz sobre ellos.
Se sienta abruptamente cuando no reconoce su alrededor.
—Tranquilo, señor Salvatore, se acaba de golpear—comenta mientras deja el libro a un lado.—¿Todavia le duele?
—Es usted...
—Seria un fracaso seguir a alguien y que termine siendo otra persona ¿no cree?—suelta una sonrisa divertido por las expresiones del contrario.
—No lo estaba siguiendo.
—Es raro. Pero no es el primero.
Eso no le gustó al Salvatore.
—Bueno. Podría ser diferente esta vez.
Patrick agranda su sonrisa.
—Ni siquiera sabe por qué me seguían—se inclina teniendo sus brazos cruzados.
—Entonces cuenteme—pide sorprendiendo al chico.— ¿Deberia tenerle miedo? ¿por qué?
—¿En serio?
—Si, lo digo en serio.
Se miraron por un momento en completo silencio, no era incómodo, Stefan lo miraba a Patrick con intriga, quería saber más, quería saber todo.
Pero Patrick tenía miedo. Era muy peligroso revelar información de sobre él, pero el Salvatore le resultaba tan... Especial. Que a pesar de haber más contras que pros, sentía la necesidad de contarle.
—Es complicado.
—Puedo con ello. Lo prometo.
—Si te dijera que la magia existe ¿me creerias, Stefan?
Stefan lo observó en busca de algún signo de broma, pero no encontró ninguno.
—Patrick...
—Mientras no me creas, es imposible que te diga quien soy—sentencia, después se levanta mientras acomoda sus lentes. Agarra el plato y taza que había sobre la mesa y camina hacia el fregadero dispuesto a lavar.—Si te sientes bien, lo mejor será que te vayas, Stefan. La señorita Pierce debe estar esperándol-
Sin previo avisó un par de manos agarran la cintura de Patrick y lo voltean para quedar frente a frente con el joven Salvatore, quien apenas lo tiene de frente aprovecha para chocar sus labios con los del mayor.
Stefan jamás había besado a un hombre ya que nunca se había sentido atraído por uno, la época en la que vivían nunca lo vería con buenos ojos mucho menos su padre.
Este chico le había abierto los ojos, pero aunque se sentía bien tener sus manos en las mejillas de Patrick, y las manos de este subiendo por su espalda; la culpa lo invadía. Pensó en como esto significaba una traición para Katherine y como se sentiría ella al saberlo.
Esos pensamientos terminaron por alejarlo de Patrick, quien abrió los ojos al ya no sentir la cercanía del menor.
—L-lo lamento, yo n-no debi...
Patrick sonríe con comprensión y se acerca nuevamente a Stefan.
—Eres alguien bueno, Stefan Salvatore, no cambies—deja un beso sobre la frente del moreno y se aleja.
—Patrick...yo...
—Guarda esto—vuelve y le entrega en sus manos un hermoso origami en forma de cisne, el cual Stefan acepta con ojos curiosos.—De alguna forma, tú me inspiraste a hacerlo.
•••
—Lo se. No la merezco, soy una horrible persona, un suci-
Damon calla a su hermano abrazandolo con fuerza, Stefan permanece en silencio mientras siente como su hermano mayor frita su espalda. Aunque su primer pensamiento fue que Damon lo juzgaria fue todo lo opuesto, su hermano mayor lo estaba consolando y apoyando.
—No digas esas cosas de ti, hermano. Porque aunque estuviste mal, quiero que sepas que eres una de las mejores personas que conozco y que te sientas atraído por un hombre no está mal ¿escuchas?—lo aleja y lo agarra de los hombros para verlo a la cara.—Eres mi hermanito Stefan. Nunca olvides eso.
[« • »]
Cuando Stefan despertó se sintió abrumado, apenas recordaba lo que había sucedido fue hasta que vio su camisa manchada con sangre que lo recordó. Él había muerto junto a Damon y en sus últimos segundo pudo ver como se llevaban a Katherine.
Se abre la camisa en busca de la herida que lo mató, pero no había nada, solo un pequeño bulto que parecía ser la bala.
Se da cuenta del anillo en su dedo, no lo tenía antes de morir.
—Yo lo hice.
Stefan reconoce la voz y se gira rápidamente para ver al chico, este tenía en sus manos un libro y sus lentes cafés que lo ayudaban con la lectura. Completamente tranquilo. Eso desconcertó a Stefan.
—Estamos en las minas, al norte del pueblo—explica mientras se arrodilla a su lado.— Estas en transición, lo que significa que todavía no eres un vampiro.
—Pero... ¿cómo? Yo nunca...
—Fue Katherina. Ella te hipnotizaba para que bebí eras su sangre, y Damon... bueno, con él eso no fue necesario.
—¿Cómo sabes todo esto, Patrick?—Stefan se acerca y lo mira con desesperación, asustado y confundido.—Explicame. Te creere, esta vez no dudare de ti. Lo juro.
Patrick lo mira indeciso, voltea hacia la Bennett que lo miraba con repulsión y vuelve a Stefan.
—Para eso primero necesito... que me prometas que no me dejaras.
—Claro que no. Jamás, jamás, yo no...
Patrick sonríe y asiente.
—Esta bien.
Patrick se relaja y permite por primera vez
en mucho tiempo, ser él mismo, las venas bajo sus ojos sobresalen y sus ojos cambian a un color negro aterrador, al igual que sus colmillos que se muestran amenazantes. Aunque para Stefan no era la primera vez que veía algo como esto, tal vez por eso no se asustó, pero algo le decía que faltaba algo màs.
Y así fue, Patrick agarra su mano y se acercan a una flor que todavía no a florecido.
—Phasmatos Tribum, Melan Veras. Phasmatos Tribum, Veras Melan—recita con sus manos alrededor de la flor, Stefan observa a la flor y al cabo de unos segundos esta comienza a florecer; una viola odorata.
—¿Eres un brujo y vampiro al mismo tiempo?
—Somos especiales. Extraemos magia, ya que no nacemos con una propia, pero al ser vampiro y brujo, extraemos esa magia de nosotros mismos—explica Patrick recibiendo una mirada de confusión een parte del contrario.—¿Qué?
—¿Somos? ¿Hay más cómo tú?
—Ah, eso. No estoy seguro de si hay más que yo y Evan pero si, no soy él único.
—¿Evan?
—Si, él nunca se separó de tu hermano—dice señalando atrás suyo.
Stefan voltea y ve a Damon junto con un joven de cabello castaño y un poco largo.
—Es como un hijo para mi.
Stefan mira nuevamente a su compañero.
—No parece tan joven.
Patrick ríe mostrando su dentadura.
—Stefan, yo soy mucho más viejo que tú. Y Evan es menor que Damon por séis años.
—Okey, y Evan... ¿es cómo tú?
—No exactamente. Él no se convirtió en vampiro, yo sí, así que él es solo un sifón. Es decir, extrae magia de seres sobrenaturales y de objetos mágicos.
Stefan asiente, desvía su mirada hacia su hermano mayor quien parecía estar conversando con el joven. A los pocos minutos Stefan decide ir con su hermano para hablar, Evan se despide y va con Patrick para darles privacidad.
Damon estaba triste y confundido, Stefan tenía miedo, miedo de perderlo y de morir.
De cambiar.
—Katherine murió, Stefan.
La voz de Damon sonaba inestable, dolorosa de escuchar, y Stefan solo hizo lo primero que se le vino a la cabeza; abrazar a su hermano. Porque aunque él ya había renunciado a Katherine, la quería, y había intentado rescatarla pero ambos murieron y ahora ella era la única que estaba muerta.
Ellos tenían otra oportunidad, o tal vez, una maldición que arruinaría sus vidas.
Aún no lo entendía.
[« • »]
—Te alimentaste.
—Si, y es increíble. ¡Mi poder... explota con poder!
—No, Stefan...
Damon agarra la mano de Evan y comienza a caminar, si iba a morir al menos no lo haría dejando a el chico que lo ayudó a solas con su hermano aparentemente inestable.
—¡Damon!
Stefan se detiene frente a ellos obligándolos a detenerse.
—Hermano, yo ya decidí, detente.
Stefan hace caso omiso a su petición y muerde el cuello de la chica que por su expresión seguramente estaba hipnotizada.
Damon sintió la necesidad de beber pero se distrajo en cuanto sintió como la mano de Evan lo soltaba.
Evan alza la mano delante de Stefan y derrepente este cae al suelo a causa de un dolor aturdidor. Damon no entiende que esta haciendo pero antes de que pueda intervenir su hermano se desmaya.
—Evan ¿qué has hecho?
—Tranquilo, despertara en unas horas—saca una daga de su bolsillo y se para adelante del humano.—Porque quiero ofrecerte algo que tu hermano no.
—¿A qué te refieres?
—Podras elegir.
—Yo quiero morir, Evan. Ya lo sabes.
—¿Por una una mujer que ya no está viva?
La expresión de Damon se entristece, aún recordaba como metían a Katherine dentro de la iglesia.
—Ella lo fue todo para mi.
—Y tú eres todo para mi, Damon.
El Salvatore frunce el ceño.
—No lo entiendo.
—Cuando Patrick y Stefan se veían, yo te veía a ti; tu sonrisa, tu personalidad tan extrovertida y divertida—sonríe mientras se acerca a Damon, quien lo miraba perdido.—Katherine ya no esta, Damon, no dejes a tu hermano solo. No me dejes solo.
—Tú... tú tienes a Patrick... yo...
—Quédate por quienes aún están aquí, por quienes te aman y no te dejarán solo.
Evan hace un corte en su mano, brotando de esta un líquido carmesí.
—no tu también...
—Yo te doy opciones.
—Evan...
—Por favor, Damon—ruega mientras da otro paso. —Por favor, no nos dejes.
El castaño siente como los labios del Salvatore atrapan la sangre como si fuera la última persona en la tierra, desesperado por su sangre lo enjaula entre sus brazos ahora clavando sus colmillos en su yugular.
Las manos de Evan se aferran a los brazos de Damon disfrutando ese dolor que para cualquiera sería insoportable.
—¡Dejalo!
Patrick no entendía nada, pero el cuerpo de la chica y Stefan en el suelo, además de Damon bebiendo de Evan podía suponer que los hermanos Salvatore ya eran vampiros. Patrick los separa y toma la mano de Evan.
—¿Tú lo alimentaste a propósito?
—Si.
—¿Es lo único que dirás? ¡Mira lo que le hiciste!
—¡Yo no lo obligue!
—Manipular... es lo mismo, Evan—Damon estaba bebiendo ahora de la mujer que se encontraba sentada en el suelo dejándola poco a poco, completamente seca.—¿Cúal es tu plan con todo esto, Evan?
—Cumplir mi promesa.
“quedarme a su lado”
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