CEBO


Palabra: CEBO


— Flexiona más la rodilla.

— Eso hago.

— ¿Por qué echas los brazos tan hacia atrás? ¿Te preparas para lanzar una caña o para batear una pelota de béisbol?— refunfuño y frunzo el ceño.

— Sabes que amo tu ironía pero, por si no te has dado cuenta, ¡intento hacerlo bien!.

Jude se cruza de brazos y marca su cara de amargado. Yo, cansada de su actitud, me giro en su dirección y le tiró la caña de pescar a las piernas.

— Si tanto te molesta enseñarme, pesca tu un maldito pez— cabreada y con las manos en la cadera le reto.

Él ,después de mirarme de la manera despectiva con la que suele mirar a todo el mundo, se levanta, agarra la caña y se acerca al borde del yate para intentar pescar algo. Yo mientras, aprovecho para sacar un refresco de la pequeña nevera portátil y ocupar su sitio al lado de una redonda mesa.

Es pleno agosto y hace un calor abrasador. Los padres de Jude han coincidido en vacaciones y decidieron alquilar un yate para pasar los días en alta mar. Jude sabe cuánto me gusta el agua y me ha invitado a pasar el día con ellos.

 Después de haber estado navegando durante toda la mañana han decidido detener el barco para que la tripulación pueda preparar tranquilamente la comida, yo por mi parte he aprovechado para intentar pescar algo con una caña que me había encontrado en un baúl en la popa. Llevaba un rato recreando lo que suponía que se debe hacer para tener un buen lanzamiento de caña cuando Jude, después de verme fracasar numerables veces, se ha dignado a darme algún que otro consejo suelto, aunque pronto ha terminado regañándome por todo lo que hacía.

Jude se aproxima a la borda, se coloca en una posición equilibrada como la que me ha estado exigiendo hasta hace nada, y se prepara para lanzar. Veo el sedal caer mucho más lejos que dónde yo lo he estado tirando desde hace más de media hora. Después de unos pocos segundos de silencio, empieza a girar el carrete para recoger el sedal. Vemos la bolla del sedar avanzar hacia nosotros muy lentamente, emitiendo tranquilas y casi imperceptibles ondas a su paso. Cuando Jude por fin consigue levantar la caña, se revela lo que provocaba esas pequeñas vibraciones, un puñado de algas enganchas al anzuelo. Las alza a la altura de la cara y hace una mueca, yo no puedo evitar reírme.

— ¿No decidas que eras un buen pescador— apoyo el mentón sobre mi mano y levanto una ceja intentando ponerlo nervioso.

— Y lo soy— contesta preparado nuevamente la caña con rabia muy mal disimulada.

— Pues déjame decirte, que yo solo veo algas— desenreda las algas y las desecha en un cubo cercano, donde yo he estado tirando lo poco que he logrado recoger— ¿Te estabas haciendo el interesante por mi, gafotas?

— Deja que la lance otra vez y te comerás tus propias palabras.

Se mueve a lo largo de la borda tratando de encontrar un mejor lugar y vuelve a tirar. Esta vez lo dejará más tiempo, así que apoya la vara de la caña en el muslo y se acomoda para pasar un rato en la misma posición. Tras unos minutos de silencio ya me he cansado de mirar el movimiento del anzuelo en el agua y me centro en detallar mi novio.

Por fin, después de haber estado insistiendo duramente a lo largo de la mañana he logrado que se quite sus goggles y se ponga unas gafas de sol normales para que le dé un poco más de sol en la cara. Sin esas enormes gafas su perfil se aprecia mucho mejor y dan ganas de comérselo enterito, además de que, añadiendo el peinado que le he hecho hace un rato, no ayuda a controlarme. Mientras él se echaba una pequeña siesta en un sofá de la cubierta, he podido recogerle las rastas en un moño por la coronilla aún a sabiendas cuanto le molesta que le toquen el pelo, pero a presar de eso, desde que se a despertado no se lo ha quitado ni me ha regañado por ello, por lo que le debe de haber gustado. También lleva el bañador rojo que le regalé hace semanas atrás y que me moría por verle puesto, así como unas chanclas que a mi me vendrían enormes.

El sol pica y da fuerte, incluso para mi que estoy en la sombra, él que ya lleva varios minutos ahí ha empezado a sudar. Veo tranquilamente como es que van cayendo las gotas a lo largo de su espalda y es entonces, cuando se me ocurre una maldad para vengarme de el como me ha hablado durante sus clases de pesca.

Rodeo la mesa en donde me estaba tomando el refresco y me aproximo por atrás. Agarro el cubo a rebosar de algas y sigo acercándome con cuidado de no resbalar con el agua acumulada de la cubierta. Jude me mira de reojo pero cuando se da cuanta de mis intenciones y va a reaccionar ya es demasiado tarde como para pararme.

Me pongo de puntillas y dejo caer las algas del cubo por encima de su cabeza, él se desestabiliza por la sorpresa y, mientras suelta la caña e intenta quitarse algunas de la cara, yo aprovecho para empujarle y que caiga por la borda. Jude cae al agua y yo agarro la caña con rapidez para que no caiga junto con él al mar. Una vez asegurada en una esquina cercana puedo apreciar mi travesura. 

Fijándome en el lugar donde cayó, solo logro distinguir un puñado de algas flotando. Empiezo a acercarme cuando un golpe sordo hace que tiemple un pelín el suelo y
a los segundos, un brazo se agarra con violencia al borde del yate, me detengo viendo salir a Jude sobándose la cabeza.  Aún lleva unas cuantas algas enredadas en el pelo y gracias a que lleva las gafas en la mano puedo verle bien a los ojos. Tose y expulsa fuertemente aire por la nariz tratando de sacar el agua que a tragado y eso eso es lo que me hace estallar a carcajadas.

Él se seca las gotas que le caen por la frente mientras yo me siento poco a poco en el suelo para no caer de la risa. Aguanto el aire he intento serenarme mínimamente para poder verle y apreciar nuevamente el resultado de mi obra maestra pero no puedo dejar de reír.

Jude con el ceño fruncido y echando a la espalda unas rastas que se le escaparon del moño al caer al mar, sube al yate y aprieta el bañador para quitar el exceso de agua. Se coloca las gafas nuevamente con un gesto hastío y se acerca a mi, que estoy hecha bola en el suelo.

— Tienes...tienes una cosita ahí— le señalo la mandíbula con el dedo y me tapo la boca para ocultar mi sonrisa. El coge con asco la ultima alga que tenia pegada a la cara y se acuclilla delante de mi.- Ooh venga, no pongas esa cara, si un paparazzi te pilla así capaz y pones los accesorios marinos de moda.

— Jum...— él asiente dándome la razón irónicamente y sonriendo, pícaro, antes de  coger un puñado de algas que se habían quedo cerca de la borda y restregármelas por pelo.

Yo abro los ojos y se me quita la tontería. Intento levantarme con rapidez para tratar de sacarlas antes de que se me peguen a la cabeza pero, nada más estar de pie, Jude me levanta del suelo y balancea para coger impulso. Yo intento asirme a sus brazos desesperadamente pero no tengo el tiempo suficiente como para agarrarle bien y arrastrarlo conmigo al mar. Él termina lanzándome al agua sin ningún tipo de remordimiento y me mira esperando a que me hunda.

Bajo el agua salada, sacudo la cabeza tratando de quitar las algas que me quedan y, una vez ya la mayoría sueltas, salgo a recuperar aire, tratando de acercarme al barco. Cojo impulso y consigo sacar medio cuerpo a la borda. Jude se acerca con andar divertido y vuelve a acuclillarse ante mi.

— ...Qué, ¿aún te sigue pareciendo divertido?

Le miro con rabia fingida y me paso la lengua por los labios para quitar el exceso de sal.

— Lo que me parece es que eres un copión— él niega con la cabeza y contesta.

— Solo aprovecho las oportunidades que me ofreces— hace un gesto con la mano y me mira desafiante.

 — ¿Ah, sí?— Él asiente confiado desde su "salva" posición — ...Pues yo también.

Y entonces, le agarré del tobillo, dejándome caer hacia atrás y arrastrandolo conmigo a la tranquila marea.

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Aquí ya empezó el otoño y yo subiendo cositas de la playa :(

¿Qué tal todo? Yo ya empecé el Instituto, ¿y ustedes? Espero que todos estéis bien sanitos y felices.

Buenooo, siento las faltas de ortografía y haber tardado tanto, pero aquí está.

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