── 𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐭𝐰𝐨.
⌗˚𓏲•🌿ʚ 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗑𝗑𝗂𝗂 ; 𝘥𝘪𝘴𝘤𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴.
Después de estar horas buscando al impulsivo de nuestro mejor amigo, decidimos ir a nuestra última opción: la mansión de los Cameron. Estaba completamente oscuro, ya serían las once o doce de la noche, y nosotros allí parados con nuestra lancha en el muelle, aparcados justo al lado del gigante yate en el que John B y Ward habían ido a pescar esa mañana.
-¿Y ahora qué? -rompió el silencio JJ, causando que todos nos giráramos hacia él-. ¿Llamamos a la puerta y decimos "Hola, ¿habéis visto a John B?"?
Observé su perfil desde la parte más alejada de ellos del bote, en donde yo me encontraba tumbada, mirando al cielo y fumándome un buen porro. No le había dirigido la palabra en todo el día y él a mí menos, pero sabía que no nos libraríamos de una buena conversación.
-Ahora está viviendo en Tannyhill, puede colar. Podemos hacernos los tontos -propuso Kiara, parecía realmente preocupada por el paradero del castaño.
-¿Los tontos? -dijo sarcástico JJ.
-Es demasiado tarde -murmuró Pope.
-Yo nunca había visto a John B así. -Kie miró ahora al de piel oscura, esperando que la apoyara-. Creo que deberíamos ir a la poli.
-¿A decirles qué, Kie? -la interrumpió JJ, todavía con su tono de voz sarcástico-. ¿Que estamos preocupados porque nuestro amigo está furioso porque Ward Cameron mató a Big John?
-Va a sonar muy creíble -hablé por primera vez, burlona, aunque no me gustaba nada el tema. Yo era una persona que trataba de bromear se tratara de lo que se tratase, para mí lo más importante era romper la tensión-. Además, ¿creéis que Ward no va a actuar en nuestra contra cuando vea que lo hemos incriminado? Tiene a la pasma comiendo de su mano, como si fueran a ponerse del lado de unos adolescentes fumetas de dieciséis años.
-Eso es cierto -me dio la razón JJ sin dirigirme una sola mirada, solo observando sus pies.
-Veo a Ward -soltó Pope de repente, con los ojos metidos en unos prismáticos y mirando para nada disimuladamente la casa de Sarah.
-Déjame. -La mulata se acercó a él y le arrebató los prismáticos y miró en la misma dirección que Pope.
-Parece que está vivo. Vámonos, venga -dijo éste, tan tranquilo.
-Y se queda tan pancho. -Solté una carcajada y luego expulsé el humo de la última calada por la boca-. Pero vale, me apunto.
-¿Estáis de coña? -se escandalizó la Kook, mirándonos como si nos hubiéramos vuelto locos.
-Es evidente que el señor Cameron está bien -explicó Pope como si fuera lógico-. Y John B ahora mismo no está, ¿vale? Y me espera el momento más importante de mi vida dentro de seis horas.
-¡Ya, pero nuestro amigo está en apuros! -contraatacó Kiara.
-¡Y yo también! Llevo tres días sin pasar por casa. Seguro que ya tengo mis cosas en la calle.
-¿Y ya está? ¿Te vas en un momento así? ¿Te vas a quitar del medio?
-Kie, Pope tiene razón -intervine antes de que se liaran a puñetazos levantándome y acercándome a ellos después de haber tirado el porro terminado al agua-. Nadie ha obligado a John B a irse, pero Pope mañana tiene el día más importante de su vida; esa entrevista puede cambiar su vida.
-¿Tú también, Verónica? ¿No eres tú la que siempre dice que a un Pogue nunca se le abandona? -estalló Kie, furiosa.
-Él nos ha abandonado primero yéndose sin dar explicaciones, y no voy a perder más de mi preciado tiempo en él. Si quiere volver, que lo haga. -Me mantuve calmada todo el tiempo aunque por dentro tuviera ganas de cerrarle la boca de una vez porque yo tenía razón, no quería pelearme.
-¡Acaba de descubrir que Ward mató a su padre! ¡Está en shock! ¡Nos necesita!
-¡Y Pope también, Kie! -exclamé yo, poniéndome frente a ella-. ¡Te estás comportando como una egoísta, igual que John B!
La de rizos me miró incrédula, y me arrepentí al instante de haber alzado la voz, pero me tenía harta, quería que se diese cuenta.
-A ver, ¿podríamos dejar esto ahora? -nos interrumpió JJ, pasándose las manos por la gorra y recolocándola.
-Oye, mañana tengo la entrevista para la beca -habló Pope-. No puedo...
-¡¿Y qué pasa con John B?!
-¡¿Por qué todo gira en torno a él?! -gritó el de tez negruzca, y yo asentí a su lado, dándole la razón con una mano.
-¡No todo gira en torno a John B! -salto Kiara-. ¡Menuda mierda! ¡Haría lo mismo por vosotros en esta misma situación! -Nos señaló a todos.
-¡Y una puta mierda!
-Tíos... -advirtió JJ, pero nadie le hizo caso.
-¡Es un caso de amistad!
-Bajad la voz... -pidió el rubio mirando de reojo al chalé, atemorizado de que nos oyeran.
-¡Se trata de ser Pogues de por vida!
-¿Y qué hay de la patología forense? -añadió Pope, alzando ambas cejas.
-¿La patología forense? Esa es...
-¡Sí, es mi vida, por la que tanto me he esforzado!
-¡¿Esa es tu prioridad?!
-¡Claro que sí, Kiara, joder! -rugí, estaba casi segura de que mi cara se encontraba roja de la ira.
-¡Deja ese rollo de la superioridad moral!
-Pope, ya vale -dijo JJ.
-¿Perdona?
-¡No es nadie para decirme nada! -exclamó mirándolo, y luego su vista cambió a la castaña para hablar en un tono más bajo-. ¿Dónde estabas cuando murió Big John? No estabas. No estabas ni para John B ni para nadie más. ¿Recuerdas tu año de Kook?
-Tío -masculló JJ, defendiendo a Kie.
-Sí, te olvidaste de nosotros. Y ahora te culpas.
-¡Pasa de mí! -Kiara lo empujó con los ojos cristalizados-. ¡¿Eso es lo que quieres?!
JJ y yo reaccionamos enseguida, él con palabras y yo con acciones. Me interpuse entre ellos y la empujé a ella, haciendo que cayera sobre el volante.
-¡Ni se te ocurra reprocharle lo que te ha dicho solo porque te haya abierto los ojos de una puñetera vez! -susurré apuntándola con mi dedo índice-. ¡No estuviste, Kie! ¡Y él tampoco ha estado para nosotros muchas veces, así que no merece que perdamos el tiempo! ¡¿Cuándo no ha antepuesto a su novia desde que la conoció?! ¡Que se joda un rato, igual que tú!
Entonces Kiara se incorporó y, sin pensar, me pegó una cachetada. Todo se quedó en silencio. Abrí los ojos y observé a la Kook con la mirada más dura posible. Los ojos de ésta empezaron a cristalizarse más de lo que ya estaban.
-L-lo siento, no quería...
No dije nada, solo la miré unos segundos más y negué levemente con la cabeza. Justo después comencé a caminar y salí del barco, alejándome por el muelle.
-¡Eh, ¿adónde vas?! -escuché que me gritaba JJ.
-Este maldito tesoro solo nos ha causado problemas; tanto con la poli y los Kooks como en nuestro grupo. -Bajé la vista hacia mis pies-. Lo dejo, repartíos mi parte.
-¡¿Qué?! -exclamaron los tres a la vez. Sonreí levemente.
-Suerte con tu entrevista, Pope.
Y sin esperar que me respondieran, me largué. Tendría que saltar algunos setos porque estaba en la zona de la casa de Sarah, pero no me costaría nada. No me creía que lo hubiera dejado, pero era lo mejor para todos. Tenía problemas desde la noche anterior con JJ y ahora con Kiara.
Sin duda este día había sido una completa mierda.
NARRADOR OMNISCIENTE.
Pope se abrochaba con dificultad los botones de su chaqueta negra, visiblemente nervioso. Iba elegante, con camisa azulada, corbata y zapatos; también sudaba y ni se había puesto a correr. No podía creerse que tuviera una entrevista que podría cambiarle la vida, y tampoco que acabara de discutir con sus amigos de toda la vida por querer seguir su sueño.
Verónica se encontraba sentada en la cama del moreno, observando cómo trataba de enganchar un botón en su correspondiente rendija sin éxito. Ella rio y se levantó del colchón negando con la cabeza, divertida.
-Anda, déjame, bobo. -Se acercó y terminó de abrochar completamente la camisa.
Le puso una mano en el hombro en señal de apoyo, mirando hacia arriba para poder observarlo, y esbozó una sonrisa tranquilizadora.
-Lo harás genial, no tienes de qué preocuparte.
-¿Tú crees? -dijo con la voz temblorosa-. A lo mejor no les gusto.
-Les encantarás.
Pope sonrió y abrazó a su amiga con fuerza, ella correspondiéndole enseguida. Se separaron segundos después, sin saber qué más decir.
-Estás muy guapo -bromeó Verónica picándole el estómago. Él se retorció para luego echarse a reír.
-No creo que eso sea lo que más les importe.
-¡Oye, una buena imagen es esencial! -se defendió cruzándose de brazos y Pope alzó los suyos en señal de rendición, aunque sabía que la pelirroja tenía razón.
Wade se alejó un poco y fue hacia una estantería con muchos libros, adornos, fotos... trastos, en general. Empezó a toquetear todo distraídamente.
-Vero, oye -la llamó el de piel chocolate, y ella lo miró enseguida-. Siento que os hayáis peleado por mi culpa -se disculpó, refiriéndose al dilema con Kiara.
La chica se encogió de hombros volviendo su atención a un pequeño caballo de madera que reposaba encima de unos papeles. Sonrió levemente, recordando que se lo regaló en su cumpleaños número catorce. Había estado toda una semana tallando cada detalle para que fuese perfecto, y por suerte, a Pope le encantó.
-No te preocupes, no fue tu culpa. Fui yo la que discutió con ella, fue mi decisión dejar todo esto.
-Bueno, pero aun así no quiero que rompáis vuestra amistad ni que nos dejes; sin ti, el grupo se desmoronaría -admitió el muchacho seriamente, estaba preocupado de que por una simple polémica perdiera a sus amigos.
La voz de Heyward gritándole a su hijo que llegaría tarde a su entrevista resonó por toda la casa.
-Suerte, Pope. Y no te pongas tenso, cuando lo haces te comienza a sudar todo el cuerpo y eso destruiría tu buena imagen -le recordó Verónica, burlona.
Ambos salieron de la casa y se dieron un corto abrazo antes de despedirse.
-¿Adónde irás ahora? -le preguntó Pope, pero Vero no respondió, solo le guiñó el ojo y se alejó.
Kiara, JJ y John B estaban en el muelle de la casa del último, al cual habían encontrado esa misma mañana ahí. Kie y el rubio, sentados, y John B, tumbado boca arriba en la madera.
-¿Se lo ha llevado todo? -preguntó la chica, desanimada. Al parecer, Ward había descubierto su investigación y había cogido el oro antes de que los adolescentes pudieran.
-Tooodo el oro. No ha dejado nada -respondió el castaño con pesadez, tratando de quitarse la escayola del brazo. Soltó un quejido cuando lo consiguió y la tiró lejos-. La verdad es que yo tampoco esperaba un final feliz.
-John B -habló Kiara al ver lo que había hecho, preocupada.
-¿Qué, Kie? Es una fractura capilar, da igual -explicó como si ya lo hubiera hecho miles de veces.
-¡No da igual! Te joderás el brazo de por vida.
-Está bien, ¿ves? -Movió los dedos sin ninguna dificultad.
La mulata rodó los ojos, pero se giró para mirar detrás suyo en cuanto escuchó una voz.
-¡Tíos! -Por ahí venía Pope, corriendo como si la vida le fuera en ello por el muelle-. ¡Tíos!
Nada más llegar, se apoyó en sus piernas, exhausto y tratando de respirar normal de nuevo. Parecía Filípides cuando corrió cuarenta y dos kilómetros desde Maratón a Atenas para anunciar la victoria de ésta, lo único que esperaban era que no se fuera a morir como hizo el atleta griego.
-He venido corriendo -comentó todavía recuperando el aliento.
-¿Estás bien? -dijo John B con un tono aburrido.
-¿Qué tal la entrevista? -cuestionó ahora JJ.
-No preguntes -fue lo único que contestó Pope-. John B... Oye... Lo siento... por todo.
-Tranquilo. -Realmente parecía que nada le importaba al pecoso en esos momentos, hablaba de lo más calmado; la suave brisa movía su pelo ligeramente.
-¡Pero no tengo mucho tiempo! Y-y tengo información relevante desde el punto de vista táctico. -Cómo no, Pope utilizando un lenguaje que todos desconocían, aunque hicieron como que entendieron cada palabra-. Oíd, mi padre me ha dicho que iba al aeropuerto privado a cortar unas palmeras para el súper avión de Cameron. "Pesa mucho y necesita una pista más larga para despegar". Así que ahí estaba yo, en la entrevista, pensando... Hmmm, ¿por qué necesitará una pista más larga para el avión? -John B se incorporó lentamente, pillando lo que intentaba decirle todo este tiempo-. ¿Qué puede llevar para que pese tanto?
Silencio. Ahora todo comenzaba a encajar.
-Oro -respondió JJ, Pope asintió tan rápido que parecía la niña del exorcista.
-Eso es... -murmuró John B.
-¡Exacto! -exclamó el moreno después de terminar su ritual satánico basado en mover los brazos desesperadamente sin ton ni son-. Chicos, es nuestra oportunidad; pero sale hoy y tenemos que ir.
-Sí, no podemos rendirnos -lo apoyó Kiara con la mirada iluminada y la esperanza regresada al grupo.
-¿Y cuál es el plan? -JJ se rascó la cabeza y la levantó para esbozar una sonrisa de lado.
-Robar lo que nos han robado -sentenció el de ojos verdes. Hubo un silencio en el que todos compartieron unas grandes sonrisas.
-Vamos allá -susurró Kie.
Ella, Pope y JJ iban a empezar a correr para ir hacia el lugar cuando John B los frenó.
-Esperad. ¿Y Vero?
Todos pararon en ese instante y se dieron la vuelta. Se observaron entre ellos, sin saber cómo explicarle lo que había pasado.
-No me asustéis.
JJ suspiró.
-Verónica lo...
-Lo ha dejado -terminó su frase Kiara.
John B se quedó pasmado, con la mirada fija en el suelo.
-Perdona, ¿qué?
-Que no quiere seguir metida en esto.
La mandíbula de Routledge tocaba el suelo en esos momentos, tratando de analizar correctamente lo que acababa de decirle.
-Anoche tuvimos una discusión... Y dijo que lo dejaba, que esta búsqueda nos había estado destruyendo sin darnos cuenta.
John B se pasó las manos por sus ondulados mechones y bufó, maldiciendo por lo bajo y pensando en qué hacer.
-¿Dónde está?
-Ni idea, no la hemos visto desde la pelea -admitió JJ, algo arrepentido por no haber evitado que se marchara. Y simplemente porque todavía seguía confundido por lo que ocurrió el otro día en el jacuzzi.
-Joder... -mascullaba John B, frustrado.
-Yo la he visto hace un par de horas... -Tres pares de ojos se posaron en Pope nada más oír aquellas palabras salir de su boca-. Me estuvo ayudando con la entrevista y dándome suerte.
-¿Y sabes adónde se fue?
El moreno intentó hacer memoria, pero negó cuando recordó que solo le había guiñado el ojo.
-Yo sé donde está -dijo JJ viendo fijamente el agua de la marisma. Sabía que siempre iba a ese lugar cuando tenía problemas, se sentía mal... En resumen, cuando la vida le iba horrible-. Vamos, no tenemos mucho tiempo.
Y sin esperar un segundo más, siguieron al rubio.
La furgoneta Pogue aparcó justo delante del local, los adolescentes metidos en ella salieron rápidamente. Entraron a la cafetería los cuatro a la vez y adelantaron toda la cola que había, siendo víctimas de varias miradas confusas y algunas molestas. Llegaron al mostrador, en donde una muchacha de cabellos negros atendía a la clientela.
-Si desean algo, por favor, esperen su turno al final de cola -dijo ella sin siquiera dirigirles una mirada.
-¿Y Verónica? -Entonces fue cuando Beatrice se volteó y los vio. Suspiró y les dedicó una sonrisa leve sin dejar de hacer su trabajo.
-Eh... hoy no se ha pasado por aquí, así que no tengo ni idea -explicó mientras le daba una bolsa llena de galletas a una mujer castaña y gruñona-. No tengo tiempo, chicos, lo siento -se disculpó. Los Pogues se miraron decepcionados-. Ya me diréis si la encontráis...
-¡Hola, chicos! -La tía Eva salió de la cocina con la radiante sonrisa que siempre llevaba puesta-. ¿Qué os trae por aquí?
-Hola, tía Eva -saludó John B. Aunque no fuera su tía, todos la llamaban así, se había vuelto costumbre-. Estábamos buscando a Verónica, pero ya nos ha dicho Bea que no está, así que no se preocupe.
La mujer miró a su empleada con una ceja alzada y ella se encogió de hombros, diciendo con lo labios "Me pidió que no lo dijera", e hizo un puchero triste. Eva pareció aun más extrañada.
-¿Qué habrá pasado ahora...? -susurró para sí misma. Luego, como si se acabara de dar cuenta de que los jóvenes seguían ahí, los miró con una sonrisa-. Verónica está atendiendo a una familia en la mesa ocho, por si queréis hablar con ella. -El sarcasmo era notable en su voz; ya se sabía de quién lo había heredado la pelirroja.
-Gracias, tía Eva -se despidió Kiara sonriendo, y se fue en su dirección, los demás siguiéndola enseguida.
La figura de Verónica se distinguía entre la multitud, destacaba, o al menos eso sentía JJ, porque solamente la veía a ella en aquel momento. Se sentía culpable por no haber correspondido el beso, pero necesitaba pensar, ya hablaría con ella.
La pelirroja hablaba con un hombre que rondaba los cincuenta, calvo, quien iba con su mujer y un hijo de unos catorce.
Vieron a Wade asentir con la cabeza y darse la vuelta para ir a preparar lo que deseaban. Frenó cuando se chocó contra el pecho de JJ.
Alzó la cabeza y los vio. Los vio, los analizó de arriba abajo sin expresión alguna y soltó mirando a John B:
-Me alegro de que estés vivo.
Y se fue.
-¡Verónica! -la llamó John B, ella lo ignoraba, así que todos sus amigos comenzaron a decir su nombre.
Fue al otro lado del mostrador y colocó en la caja registradora unos billetes que había cogido de una mesa que acababa de desocupar una joven pareja.
-Verónica, para un segundo.
La adolescente le dio a Beatrice un papel en el que había apuntado el pedido de la familia a la que acababa de atender y le dijo que se ocupara ella.
-Hola, bienvenido a Eva's Coffee Shop, ¿qué desea? -dio su habitual entrada mirando al siguiente de la cola-. Oh, tiene un pedido, deje que lo busque. -Miró debajo del mostrador y encontró una bolsa con el nombre de la persona-. Aquí está. Tenga un buen día, señor Williamson -se despidió basándose en el apellido que había escrito en el envoltorio.
Atendió a otros tres clientes y, cuando fue a tomar nota de una persona que acababa de sentarse, JJ la sujetó del hombro.
-Necesitamos contarte algo.
-No me importa -admitió. Miró detrás de él y se fijó en Pope-. ¿Qué tal tu entrevista?
-Fatal, no me van la van a dar -respondió éste algo avergonzado. Verónica paró en seco lo que estaba haciendo y lo miró escandalizada-. Lo he hecho porque tenemos novedades de... eso.
-Ya os dije que me retiro, ¿por qué insistís? Encima tendréis más dinero para repartir, os he hecho un favor. -Caminó de un lado a otro del local. Esa escena se veía algo graciosa, Vero moviéndose por toda la cafetería y ellos siguiéndola fuera a donde fuese.
-¿Vas a dejar millones por un enfado? -dijo John B, irónico, queriendo provocarla para que les prestara atención.
-Sí.
-Venga, Verónica... -Ella apartó su brazo cuando JJ trató de agarrárselo.
-¿Ahora me hablas? ¿Cuando te interesa?
-Verónica, te necesitamos.
-¡Oh, me necesitáis! -Rio amargamente mientras servía café en una taza.
-¿De verdad lo vas a dejar así, sin más? Piénsalo, ¿no era tu sueño irte a Nueva York?, ¿estudiar una carrera?, ¿comprarte tres perros y dos gatos?
La de cabellos anaranjados lo observó fijamente unos segundos. ¿Se acordaba de todo? Sí, porque había dicho hasta el número exacto de perros y gatos que quería.
-Al menos escúchanos, por favor -pidió suplicante Kiara.
Verónica alzó las cejas, pero después, luego de un largo suspiro y una negada de cabeza, dijo:
-Está bien, hablad.
...
¡buenos días, tardes o noches! acá en españa son ahora mismo las 11.06 pm JAJAJJA. ¿cómo están?
hoy tenía inspiración y escribí todo este capítulo, me está gustando mucho<3 últimamente la historia recibe apoyo con votos, pero las que actualizo quedan en un flop tremendo, es una pena. de todos modos, voy a terminar esta historia, porque ya falta poquito y porque me gusta mucho escribir sobre verónica y jj<3.
¿qué piensan? ¿verónica se puso del lado correcto al defender a pope? ¿los ayudará? ¿se arreglará con jj? ¿leíste esto con voz de agente publicitario? se sabrá muuuuy pronto:).
gracias por los 25K de lecturas y los 2.8K de votos, ¡es increíble!
feliz san valentín, de paso, aunque yo lo pasaré sola jeje, no me quieren ni las moscas. ¿con quién lo pasarán ustedes? la única cita que tengo es con mi cama, mi tele y helado JAJAJAJ.
¡voten y comenten!
los leooo :)
•.*❀ ʟᴜᴜ ❀*.•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top