O12; bajo la nieve
La nieve caía delicadamente sobre las calles de Seúl, cubriendo toda la ciudad con un manto blanco que reflejaba la luz cálida de los faroles y las coloridas vitrinas de las tiendas.
La calma de la noche de invierno era interrumpida únicamente por el murmullo lejano de los autos y el crujir de las pisadas sobre la nieve fresca. Para Jungkook, la escena era casi mágica, como salida de un sueño. Para Taehyung, sin embargo, era simplemente fría, tardía y... completamente inexplicable.
—Jungkook, ¿me vas a explicar qué estamos haciendo aquí a estas horas? —preguntó Taehyung con una mezcla de fastidio y curiosidad mientras el otro lo arrastraba de la mano por las aceras heladas.
Jungkook ni siquiera giró la cabeza. Su sonrisa permanecía intacta, iluminando más que cualquier farola de la calle.
—Paciencia, cariño. Lo sabrás cuando lleguemos.
—Eso me dijiste hace diez minutos, y seguimos caminando. Además, ¿no podíamos hacer esto mañana? Hace frío, Jungkook, ¡mucho frío! —Taehyung se quejó y se abrazó a sí mismo, intentando protegerse del viento que comenzaba a soplar con más fuerza a esas horas de la noche.
Jungkook miró de reojo a su novio. Las mejillas de Taehyung estaban rojas por el frío, y sus labios temblaban ligeramente. Sintió una punzada de culpa al verlo moverse de un lado a otro para generar algo de calor.
—No falta mucho, lo prometo —Jungkook se detuvo de golpe, provocando que Taehyung casi chocara contra su espalda. Giró para mirarlo con preocupación y abrió su enorme abrigo negro de un solo movimiento—. Ven aquí, Tae.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó el castaño, entre confundido y desconfiado.
—Evitar que te congeles, ¿qué más? Anda, ven aquí —sin darle tiempo a protestar, Jungkook lo jaló con suavidad, envolviendo a Taehyung entre los pliegues del abrigo y pegándolo a su pecho.
Taehyung parpadeó, incrédulo.
—¿Esto es normal para ti? ¿Quieres convertirme en un burrito humano?
—Normal no sé, pero efectivo sí —Jungkook se rio, apretándolo contra su cuerpo. El calor de ambos comenzó a subir entre ellos, alejando el frío poco a poco.
Taehyung dejó escapar un suspiro de alivio y murmuró contra el cuello de Jungkook.
—No sé si agradecerte o reclamarte por no haber hecho esto antes.
—Agradecerme, obviamente —Jungkook se inclinó para besar la coronilla de Taehyung. —. Y ya que estamos cómodos, te diré un poco más sobre lo que estamos haciendo.
—Más te vale —Taehyung levantó la cabeza, frunciendo el ceño.
Jungkook sonrió con aire travieso.
—Es una sorpresa, pero te diré esto: vamos a un lugar hermoso. Quiero que veas algo que nunca olvidarás.
—¿Eso es todo? —el castaño alzó una ceja, dudando.
—Eso es todo... por ahora —Jungkook trató de sonar casual, desinteresado, pero el brillo en sus ojos lo delató.
—Sabes que puedo darme cuenta cuando ocultas algo, ¿verdad? —dijo Taehyung, ajustándose más al cuerpo cálido de su novio.
—¿Ah, sí? ¿Y qué crees que estoy ocultando? —preguntó Jungkook, desafiándolo con una mirada divertida.
—No lo sé aún, pero lo descubriré —Taehyung sonrió levemente, disfrutando de la calidez que ahora sentía.
Jungkook dejó escapar una pequeña risa, pero sus pensamientos estaban lejos de ser ligeros.
Mientras caminaban hacia su destino, pensaba en cómo pedirle a Taehyung que pasara el resto de su vida junto a él. Cada paso sobre la nieve crujiente lo acercaba más a ese momento, y la ansiedad se mezclaba con la emoción.
Finalmente, tras unos minutos más de caminata, Jungkook se detuvo.
—Estamos aquí.
Taehyung alzó la vista desde el abrigo de Jungkook y vio un lugar tranquilo, casi oculto entre los edificios. Era una pequeña colina con vista a la ciudad. Las luces de todo Seúl se extendían ante ellos como un mar brillante y colorido, y la nieve que seguía cayendo hacía que todo se sintiera más que mágico.
—Wow... Es... hermoso —murmuró Taehyung, olvidando su irritación al instante.
Jungkook lo soltó suavemente, pero mantuvo una mano en su cintura.
—Sabía que te gustaría.
Taehyung se giró hacia él, confundido.
—¿Pero por qué aquí? ¿Por qué esta noche?
Jungkook tomó aire, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón.
—Porque algunas cosas solo se sienten bien en momentos especiales.
Taehyung frunció el ceño sin comprender las palabras del pelinegro, pero antes de que pudiera decir algo, Jungkook sonrió ligeramente.
—Aguarda un momento. Hay algo que quiero mostrarte.
Con eso, Jungkook comenzó a buscar algo en el bolsillo de su abrigo, mientras que Taehyung lo miraba expectante, sin sospechar absolutamente nada de lo que estaba por pasar.
Jungkook sacó de su bolsillo una pequeña caja aterciopelada de color rojo vino, sujetándola con ambas manos como si fuera el objeto más preciado del mundo. Taehyung, que ya había estado sospechando algo extraño, no pudo evitar que su expresión cambiara a una mezcla de sorpresa y confusión.
—¿Qué… qué es eso? —preguntó Taehyung en un tono casi inaudible, su aliento formando nubes de vapor en el aire frío.
Jungkook alzó la mirada, encontrándose con los ojos amplios de su novio. Había algo en ellos: una chispa de emoción y vulnerabilidad que lo hizo sentirse aún más seguro de lo que iba a hacer.
—Es algo que he querido darte desde hace un tiempo —respondió con suavidad, dando un paso hacia él.
Taehyung parpadeó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza mientras intentaba procesar lo que estaba ocurriendo.
El pelinegro tomó aire y dejó que sus pensamientos fluyeran desde el fondo de su corazón. Sus palabras salieron acompañadas de pequeñas nubes de vapor, cada una cargada de sinceridad.
—¿Recuerdas cuando nos conocimos? —empezó, su voz tan cálida que parecía derretir el frío a su alrededor—. Fue en la escuela, aquel día en que te caíste en las escaleras porque estabas cargando más libros de los que podías con tus brazos.
Taehyung dejó escapar una pequeña risa, cubriendo su rostro con una mano mientras asentía.
—Nunca voy a olvidar la vergüenza que pasé…
—Yo tampoco, pero no porque te hayas caído. Sino porque ese fue el día en que conocí al chico más increíble que jamás habría imaginado —Jungkook volví a dar otro paso, acercándose más a él—. Luego de la escuela, pasaron años sin que nos viéramos. Y, por pura casualidad, nos encontramos de nuevo en la universidad.
Taehyung sonrió con nostalgia, recordando ese día como si hubiera sido ayer. Tan vívido y presente en su memoria.
—Y desde entonces, todo cambió. Nos hicimos amigos… y luego algo más. Algo mucho mejor —Jungkook hizo una ligera pausa, su mirada intensificándose mientras contemplaba cada detalle del rostro de su hermoso novio—. Han pasado casi tres años desde que empezamos a salir, y no hay un solo día en que no agradezca haberte encontrado de nuevo.
Taehyung se mordió el labio, sintiendo que su garganta comenzaba a cerrarse por la emoción.
—Tae, te amo —las palabras de Jungkook eran firmes, pero dulces, llenas de un amor puro y desbordante—. Amo tu sonrisa, esos lunares que siempre intento contar aunque me pierda cada vez, la forma en que tus ojos brillan cuando hablas de algo que te apasiona.
Taehyung dejó escapar un leve sollozo, una lágrima escapando de la comisura de su ojo mientras cubría su boca con una mano.
—Te amo más de lo que unas simples palabras podrían explicar. Y no quiero pasar otro día sin saber que estarás conmigo siempre, como lo hemos hecho hasta ahora. —Jungkook se arrodilló lentamente frente a él, y Taehyung soltó un jadeo ahogado al ver el movimiento.
Jungkook abrió la cajita, revelando un anillo delicadamente hermoso. Era una banda de oro blanco con un pequeño diamante en el centro, rodeado por detalles intrincados que parecían reflejar la luz de la luna.
—Taehyung, lo eres todo para mí. Eres mi mejor amigo, consejero, mi compañero de aventuras y lucuras. Eres mi hogar, mi completa felicidad, y mi razón para seguir adelante —con su mano libre, tomó delicadamente la de Taehyung, alzando la vista para encontrarse con sus ojos llenos de lágrimas—. ¿Te casarías conmigo?
Taehyung sintió que su mundo entero se detenía en ese preciso momento.
Las palabras resonaron en su mente, pero antes de que pudiera responder, sus emociones tomaron el control. Soltó un sollozo ligero y se inclinó hacia adelante, tomando el rostro de Jungkook entre sus manos temblorosas, cubiertas por sus guantes de lana.
Sin decir una sola palabra, sus labios encontraron los de Jungkook en un beso ligero pero lleno de amor. Fue un beso que decía todo lo que las palabras no podían expresar.
Jungkook se levantó lentamente sin romper el beso, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Taehyung con delicadeza. Una mano todavía sostenía la pequeña caja mientras la otra se apoyaba en la espalda de su novio, manteniéndolo cerca.
Después de unos segundos que parecieron eternos, Taehyung se separó ligeramente, con las manos aún en las mejillas de Jungkook.
Sus ojos brillaban con lágrimas mientras trataba de encontrar su propia voz.
—Sí… Sí, sí, mil veces sí —respondió con efusividad.
Jungkook sonrió, sus ojos llenos de alivio y felicidad plena.
—¿En serio? ¿No lo estás diciendo solo porque soy muy guapo?
Taehyung rió entre lágrimas, golpeando suavemente el pecho de Jungkook.
—Eres insoportable… pero sí, es en serio, tonto.
Jungkook tomó la mano izquierda de Taehyung, deslizando el anillo en su dedo anular con una delicadeza infinita. Luego, alzando la vista, susurró:
—Te prometo que haré todo lo posible para que seas la persona más feliz del mundo.
Antes de que Taehyung pudiera responder, Jungkook lo tomó por la nuca y lo atrajo para un nuevo beso. La nieve seguía cayendo suavemente sobre ellos, y la ciudad, con sus luces y su calma invernal, parecía ser testigo de su momento más feliz.
Esa noche, bajo la luna y con el frío como único testigo, los dos decidieron demostrarle al mundo lo inmenso que era su amor.
están todos oficialmente invitados
a la boda jsjsjsks
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