𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐍𝐈𝐍𝐄

SE VISTIERON CON LA ROPA DE MUJER Y HOMBRE QUE ESTABA EN LA CASA, Narcissa sonreía divertida por la vestimenta de Finnick, quien estaba mirando a su prometida de mala manera. 

—Deja de burlarte ¿quieres? —le reclamó el rubio a la pelirroja, quien soltó una pequeña risita—. Tú tampoco te vez tan bien. 

—A mi no me importa mi apariencia —espetó ella con una sonrisa—. Pero a ti sí. 

Mientras ella sonreía Finnick se dedicó a observarla de mala manera. 

La pelirroja decide llenar sus bolsillos de objetos de primeros auxilios como vendas, y Finnick llenó los suyos de comida. 

—Permaneced juntos —dice Katniss y entonces salen a la calle. Caminan por un buen rato, Finnick y Narcissa tensándose al encontrar a personas que reconocían. 

No les gustaba mucho estar entre los habitantes del Capitolio, les traían malos recuerdos. 

—¿Cressida? —le dice Katniss a la chica, quién antes era una habitante del Capitolio. 

—Hay un sitio. No es ideal, pero podemos probar —responde.

Siguen caminando por un rato más y entonces llegan a una tienda que parece cerrada pero aún así Cressida entra y hace que todos entren. 

—Tigris —dice Cressida—. Necesitamos tu ayuda. 

Narcissa entonces vió a la mujer de aspecto felino y recordó a la mujer que había sido estilista durante antiguos juegos. 

Pero había algo más, Tigris no era solamente una estilista, era la prima del presidente Snow. 

—Plutarch me dijo que eras de confianza —añade Cressida.

La mujer mira al televisor que tiene en el mostrador y después los mira a ellos, Katniss es la primera en quitarse la bufanda y la peluca.  Tigris deja escapar un gruñido grave similar, se baja de su taburete y desaparece detrás de un estante lleno de mallas de piel. 

—¿Te echó Snow de los Juegos? —le pregunta Katniss. 

Ella se limita a mirar a la chica y mover su rabo de tigre, disgustada.

—Porque voy a matarlo, ¿sabes? —añadé y entonces la mujer sonríe. 

Todos siguen a la mujer y los lleva a un sótano secreto, una vez todos adentro Gale se desploma y entonces Katniss y Narcissa corren a ayudarlo. 

—¿Sabes como ayudarlo? —le pregunta Katniss a la pelirroja. 

—He leído libros sobre esto —menciona la pelirroja—. Pero no es lo mismo la teoría que la práctica. 

—¿Puedes hacerle puntos sin temor ? —cuestionó la castaña, Narcissa asintió decidida. 

Entonces la pelirroja le limpió la herida, esterilizó la aguja y el hilo y antes de iniciar le dijo a Katniss que tomara la mano del castaño, la adolescente así lo hizo. 

Costuró la herida y luego le aplicó medicamentos, vendó la herida y le da al chico un analgésico. 

—Eres buena —le dice Katniss observando los puntos perfectos de la chica. 

—Mi padre me enseñó, mi hermana mayor solía ser bastante atrevida y aventurera así que muchas veces resultó lastimada —contó la pelirroja con una pequeña sonrisa—. Mis padres trabajaban mucho así que yo siempre le ayudaba. 

—¿Pero no era ella la mayor? 

—Bella era lo opuesto a mi, era feliz, aventurera, extrovertida y social, sin duda alguna muy parecida a Peeta —dijo lo último en voz baja—. Ella sabía de cocina, de vestidos, de como hacer amigos, esas cosas. 

—Por eso lo cuidas tanto, te recuerda a tu hermana —afirmó la castaña. 

—Al inicio fue así, luego lo conocí e inevitablemente me nació el cuidarlo, él es muy especial —respondió la pelirroja con una pequeña sonrisa. 

Y entonces se alejó de los dos chicos del distrito doce y se acercó a su novio quien la abrazó mientras ocultaba su rostro en el cuello de la pelirroja. 

—Sabes hacer de todo —espetó él orgulloso de su chica. 

—No sé cocinar, sabes que soy terrible en eso —respondió la pelirroja—. Y no soy tan buena pescando como tú. Ni tampoco soy muy buena haciendo amigos. 

—Bueno, nos complementamos entonces porque yo se hacer todas esas cosas, ahora duerme que se nota el cansancio que te cargas. 

—Está bien. Pero tu también duerme, debes descansar. 

—Lo haré princesa. 































































































































Narcissa en un inicio había querido irse con Peeta pero Finnick no se lo permitió y él terminó yéndose con el adolescente, y a ella no le quedó otra opción más que irse con Pollux y Cressida. 

El trío iba a irse primero, ellos eran los guías, luego irían Gale y Katniss y por último Peeta y Finnick quienes harían una distracción por si sospechaban sobre los que estaba al frente. 

Pero entonces terminaron separándose por una de las trampas, y entonces la pelirroja se quedó sola y sin saber a donde ir, al final terminó en una zona donde se encontraban puros menores de edad, de eso no cabía duda, y sin pensarlo se acercó cuando reconoció a Primrose Everdeen. 

—¡Primrose! —chilló la pelirroja, la pequeña nina la observó de inmediato, Narcissa se acercó a la pequeña y habló—. Soy Narcissa, Narcissa Pollux ¿Me recuerdas? 

Entonces la pequeña abrió sus ojos sorprendidas y asintió muchas veces. 

—Katniss está viva Prim, Peeta y Gale también —continuó la pelirroja—. Yo se como luce Katniss ¿La buscamos juntas? 

Primrose quien había empezado a llorar asintió, deseaba ver con sus propios ojos lo que Narcissa le estaba diciendo. 

Entonces la pelirroja tomó a la niña de la mano y cuando las bombas empezaron a caer no dudó en correr con ella, por suerte estás no las tocaron, fue un alivio para ambas. 

—Vamos a esperar a que paren de estallar las bombas, y luego buscaremos a Katniss ¿Está bien? 

—¿Cómo conseguiste esa ropa? —preguntó la pequeña.

—Una mujer del Capitolio nos ayudó, fue muy amable —respondió la pelirroja con una sonrisa—. ¿Me veo rídicula?

—Puede que un poco —admitió la rubia. 

—Katniss debe estar en algún lado, a veces pienso que esa mujer es inmortal —bromeó consiguiendo una risa de la menor. 

Estuvieron un rato ahí, y cuando los estallidos fallaron, la dos se dirigieron al grupo de rebeldes. Los cuales ganaron. 

Habían ganado. 

La pelirroja se quitó su peluca y toda esa ropa rídicula, se quedó con su uniforme y sus armas, luego ella y Primrose fueron dirigidas al hospital pues Katniss, Peeta y Finnick resultaron heridos en los estallidos. 

—Todo estará bien —le dijo la pelirroja a la pequeña rubia quien estaba esperando a que su madre llegara. 

Se quedaron juntas un buen rato, la pelirroja intentando distraer a la niña con historias, lo bueno es que también se distraía ella, no quería pensar en su prometido sufriendo por las quemaduras. 

Cuando llegó la madre de las hermanas Everdeen, Primrose de inmediato corrió hacia su madre mientras que la mujer abrazó con fuerza a su hija. 

—Pensé que... pensé que habías muerto —escuchó que la mujer le dijo a su hija mientras lloraba. 

—Narcissa me salvó —respondió la pequeña rubia mientras abrazaba con fuerza a su madre—. De no haber sido por ella hubiera terminado como los demás sanadores. 

La madre de las hermanas entonces se giró a la mujer y la abrazó con fuerza mientras le agradecía múltiples veces, Narcissa se sintió bien. 




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