𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍
MIENTRAS QUE KATNISS SE FUE A BUSCAR AGUA Y A CAZAR, Finnick montaba guardia mientras que Narcissa y Peeta se encontraban sentados en las esteras que los dos mayores hicieron.
Y entonces se escucharon los cañones, eso indicaba que el Baño de Sangre había llegado a su fin, la pelirroja empezó a contar los tiros y terminaron siendo ocho.
Ocho tributos habían muerto.
—¿Qué opinas si hacemos una cabaña? —le dijo la pelirroja a su novio, quien se giró a verla al escuchar su voz.
—Es una buena idea —concordó el rubio.
Así que, mientras Peeta observaba lo que ellos dos hacían, Narcissa y Finnick charlaban en voz baja y de vez en cuando soltaban pequeñas risas.
—Iré a recolectar esas bayas que ví hace un momento —espetó la pelirroja.
—¿Estás completamente segura que no son venenosas?
—Claro que lo estoy, he estudiado tanto sobre plantas que me siento ofendida que dudes de mis conocimientos —le respondió.
—Sabes que no dudo sobre lo inteligente que eres, pero me es inevitable no preocuparme —contestó mientras se acercaba más a la pelirroja.
—Estaré bien, lo prometo.
Y con eso empezó a recolectar las bayas, cuando el cuenco que había hecho se llenó Peeta se ofreció en pelar tales frutos.
Un rato más tarde Katniss llegó, pero por la expresión que traía obviamente no encontró agua.
—Nada de agua, aunque está en alguna parte. Él lo sabía —añade la castaña levantando el roedor despellejado para que lo vean—. Había bebido hacía poco cuando lo derribé del árbol, pero no conseguí encontrar la fuente. Os juro que he recorrido cada centímetro de terreno en un radio de unos treinta metros.
—¿Nos lo podemos comer? —pregunta Peeta.
—No estoy segura, la carne no parece muy distinta a la de las ardillas. Tendríamos que cocinarlo...
Peeta pincha un trozo de carne de roedor con un palo afilado y lo mete en el campo de fuerza. Se oye un siseo y el palo rebota. El trozo de carne está achicharrado por fuera, pero bien hecho por dentro. Le dedican unos aplausos que son acallados en cuanto recuerdan donde están.
Mientras comían Finnick preguntaba muchas cosas sobre el roedor, al igual que le dice a Katniss que las bayas no son venenosas y que Narcissa las identificó bien gracias a los libros sobre plantas que leyó.
Y es en la noche que la conversación culmina, Narcissa abraza a Finnick y esté le corresponde con más fuerza, los dos saben lo que se avecina.
El cielo se ilumina con el sello del Capitolio, que aparece flotando en el espacio y el himno empieza a sonar. La pelirroja ni siquiera observa quienes murieron, solo escondió su rostro en el pecho del rubio.
El hombre del Distrito 5, el que Finnick derribó con su tridente, es el primero que aparece, lo que significa que todos los tributos del 1 al 4 están vivos.
Al hombre del Distrito 5 le siguen el adicto a la morflina del 6, Cecelia y Woof del 8, los dos del 9, la mujer del 10, y Seeder, del 11.
El sello del Capitolio vuelve con un poco más de música y el cielo se oscurece de nuevo, salvo por la luna.
Y fue un rato más tarde que un paquete llega, pero ninguno tiene ánimos de acercarse.
—¿Para quién creen que es? —pregunta Katniss después de unos momentos de silencio.
—Cualquiera sabe —dice Finnick—. ¿Por qué no dejamos que se lo quede Peeta, por haber muerto hoy?
Peeta desata el cordón y abre el círculo de seda. En el paracaídas hay un pequeño objeto metálico.
—¿Qué es? —pregunta la adolescente.
Todos lo observan y cuando llega a las manos de Narcissa, quien aún no había despegado su rostro del pecho de Finnick, sus ojos se abren en sorpresa.
—¡Una espita! —exclama la pelirroja tomando el objeto en manos para después taparse la boca, no debía haber gritado.
—¿Una qué? —cuestiona Finnick completamente confundido.
—Es un objeto que sirve para sacar savia de los árboles —responde la chica—. Según tengo entendido se usa para hacer járabe ¿Es cierto? —ella observa a Katniss y a Peeta quienes asienten—. Pero los árboles pueden tener algo que no sea savia.
Entonces los cuatro se dispusieron a abrir un agujero en algún árbol, Peeta y Finnick con un punzón que Katniss había tomado en la Cornucopia abrieron tal agujero y luego colocaron la espita.
Tuvieron que esperar unos momentos, todos pensaron que no iba a funcionar, pero entonces una gota salió y luego un pequeño chorro.
Katniss y Narcissa bebieron primero, luego Peeta y Finnick por último. La pelirroja con una de las cestas que tejió empezó a llenarla y por suerte el agua no se salió, así cada quien pudo beber bien y hasta se limpiaron el rostro.
Una vez ya hidratados se disponen a dormir, Finnick propuso hacer la primera guardia y contrario a lo que Narcissa pensó, Katniss no se opuso.
—Me despiertas para hacer la siguiente guardia —le dijo la pelirroja al rubio mientras se acostaba a su lado—. No se te ocurra dejarme dormir más tiempo, Finnick Odair.
—Está bien, está bien, te voy a despertar.
Y claramente Finnick hizo lo que su novia no quería que hiciera. Dejó que Narcissa durmiera por un buen par de horas.
Sin embargo unas campanas empezaron a sonar y gracias a eso Narcissa se despertó por el ruido, lo mismo ocurrió con Katniss.
Sonaron doce veces, y aunque se acabara de despertar la mente de la pelirroja empezó a pensar en todas las razones por las cuales esas campanas sonaron.
—Doce ¿no? —le dice la pelirroja al rubio quien asiente a su lado.
—¿Crees que significa algo? —cuestionó la castaña.
—Ni idea —responde Finnick, pero Narcissa tenía tantas teorías que no dijo nada.
Pero no ocurre nada luego salvo por un rayo.
—Duerme por favor, lo necesitas —le murmuró la pelirroja al rubio, quien se giró a verla.
—¿Acabas de decir que me veo horrible?
—Eso lo asumiste tu —replicó ella divertida—. Duerme, hablo enserio.
El rubio asintió finalmente y recostó su cabeza en el regazo de su novia.
Katniss también se mantuvo despierta.
—Lo amas ¿cierto? —finalmente dijo la castaña.
—Claro que lo hago, es gracias a él que estoy viva, Katniss —respondió la chica.
—El fue tu mentor ¿No es así?
—Yo tenía dieciséis, el dieciocho —empezó a contar la pelirroja—. Yo me encontraba aterrada, temía morir como mi hermana lo hizo.
—¿Tú hermana, ella participó en los juegos?
—Ella era la tributo femenina de los juegos de Finnick —contestó sorprendiendo a la castaña—. Era el último año de Bella, pero entonces fue cosechada.... ella aguantó hasta el final pero se sacrificó para salvar a Finnick cuando se encontraron con los demás profesionales.
—Oh....
—Mi madre cayó en una horrible depresión luego de su muerte, y terminó quitándose la vida, yo tenía quince años en ese entonces. Mi padre había muerto en un accidente años atrás así que me quedé sola, hasta que Finnick apareció.
—Durante tus juegos yo siempre pensé que fingías, no tenía idea que-
—Luego de haber ganado mis juegos todos pensaron que me había vuelto más loca de lo que ya estaba—le interrumpió la pelirroja—. Todo por no ser sociable o platicadora, él único que siempre estuvo ahí fue....
—Finnick —terminó la castaña mientras observaba al rubio profundamente dormido en el regazo de la pelirroja, quien estaba acariciando levemente el cabello de su novio.
—Haría cualquier cosa por él, Katniss —dijo la pelirroja mirando con una pequeña sonrisa—. Y se que tu harías lo mismo por él —entonces las dos observaron al otro rubio, Peeta se encontraba profundamente dormido.
Las dos compartían el mismo gusto por los rubios que parecían ser unas mariposas sociales, en ese momento las dos supieron que la otra haría lo que fuera para que su respectivo rubio saliera con vida de la arena.
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