048 || the consequences of a loss
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Chapter Fourty Eight
Las consecuencias de una perdida
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JUNO SE MOVÍA ENTRE LAS SABANAS CON FRUSTRACIÓN, incapaz de encontrar el descanso. Cada vez que cerraba los ojos, la misma pesadilla: un hombre, su rostro borroso pero sus intenciones claras, la acechaba en la oscuridad. Sabía que su muerte era inminente, pero lo que más la aterrorizaba no era el acto en sí, sino la fría certeza de que ese asesino no se detendría con ella. Se despertaba jadeando, con el corazón latiendo con fuerza, y las sombras de su habitación se convertían en amenazas invisibles que acechaban desde cada esquina.
La muerte de Haley Hotchner, bajo circunstancias horribles, había dejado en ella el temor en su mente. Conocía el trabajo de Spencer y siempre había aceptado los riesgos que conllevaba. Pero ahora, con la realidad golpeando tan cerca de casa, esa aceptación se desmoronaba, dejando al descubierto una paranoia que se arraigaba más con cada noche de insomnio.
Esta no era la primera vez que la angustia la consumía. Meses atrás, cuando le dispararon a Spencer en la rodilla durante un caso, Juno había sentido ese mismo nudo de pánico apretarse en su pecho. Recordaba la impotencia y el dolor de cuando JJ llegó a darle la noticia. Recordaba como aunque ese día las cosas no escalaron a nada grave, sintió un nudo en la garganta de solo imaginar que esa bala pudo dar en una pate vital.
Desde ese día, siempre hubo una creciente preocupación en su interior por el peligro constante al que él se enfrentaba en su trabajo. Aunque Spencer había asegurado que estaría bien, esa experiencia había dejado una marca en ella.
Amaba a Spencer y confiaba en él, pero la duda, como una sombra persistente, comenzaba a nublar su juicio. ¿Podía realmente protegerla a ella y a Charlotte de una situación así? La imagen de su pequeña hija invadía su mente cada vez que intentaba conciliar el sueño. Charlotte, tan inocente y vulnerable, era ahora la fuente de su mayor angustia.
¿Qué pasaría si alguien intentara hacerles daño? ¿Si algún asesino en serie lograra pasar por encima de las habilidades de Spencer y del resto del equipo?
Cada hora que pasaba, Juno luchaba por mantener la compostura, por no dejar que el miedo la consumiera. Sin embargo, esa noche, al encontrarse sola con sus pensamientos, esos miedos la devoraban. El peso de la preocupación era casi insoportable. La idea de perder a Spencer o, peor aún, de perderse a sí misma o a Charlotte, era un terror que la mantenía despierta, atrapada en una espiral de ansiedad de la que no veía salida.
Cada vez que miraba a su hija, el temor volvía con más fuerza. Charlotte era su mundo entero, su razón de ser, y la sola idea de que algo pudiera separarlas le helaba la sangre. ¿Y si un día Spencer no llegaba a tiempo para salvarlas? ¿Y si el próximo caso de la UAC no era solo una historia más en las noticias, sino el preludio de su propia tragedia?
Había momentos en que Juno sentía que estaba perdiendo la razón. Todo se sentía fuera de control, como si el peligro estuviera en todas partes, esperando el momento oportuno para atacar. La imagen de Haley, asesinada de manera brutal, era un recordatorio constante de cuán vulnerables eran, pese a todos los esfuerzos de Spencer por mantenerlas a salvo. Sabía que él haría cualquier cosa por protegerlas, pero incluso él tenía límites, y la fragilidad de esa seguridad la hacía sentir más expuesta que nunca.
De repente, un suave golpeteo en la puerta la sacó de sus pensamientos. Se incorporó ligeramente, parpadeando en la oscuridad. Escuchó la voz de Charlotte, susurrando al otro lado de la puerta.
—Mami, ¿puedo dormir contigo? Tuve un mal sueño
Juno sintió cómo su corazón se apretaba. Se levantó de la cama y abrió la puerta, encontrando a Charlotte con la muñeca que Emily le había regalado en navidad en brazos, sus ojos grandes y asustados buscando consuelo.
—Claro, mi amor —respondió Juno, su voz suave y tranquilizadora mientras la dejaba entrar— No lo tienes que preguntar
Charlotte trepó a la cama con una sonrisa, acomodándose bajo las mantas junto a su madre. Juno la abrazó, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo contra el suyo. Mientras Charlotte se acurrucaba más cerca, Juno comenzó a acariciar su cabello castaño, peinándolo con los dedos con una ternura infinita.
—No te preocupes, mamá está aquí —susurró, inclinándose para besar la frente de su hija— Siempre estaré aquí
— ¿Me puedes contar un cuento?— preguntó Charlotte viendo los ojos de su madre— Aunque sea uno pequeño
— Uno y te duermes. Que en unas horas tienes escuela y no puedes faltar— respondió Juno, recibiendo un asentimiento y una sonrisa por parte de la pequeña
Juno se tomó unos momentos en silencio para pensar en un cuento, intentando recordar alguna de las historias que su madre solía contarle cuando era pequeña y tenía pesadillas.
— Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Antoniette que adoraba mirar las estrellas... cada noche, antes de dormir, su mamá la llevaba al jardín para ver el cielo estrellado. Se sentaban juntas en una manta y Antoniette señalaba las estrellas más brillantes, preguntándole a su mamá sobre ellas...
— ¿Antoniette? Mami, tu también te llamas así— exclamó Charlotte
— Es cierto, ese también es mi nombre— sonrió Juno— Esta historia la contaba mi mamá para mi cuando no podía dormir. ¿Quieres seguir escuchándola?
— ¡Si, si quiero!
Juno le dio otro beso en la frente a su hija y prosiguió con el relato.
— Una noche, mientras observaban el cielo, Antoniette le preguntó: "Mamá, ¿por qué brillan tanto las estrellas?" Su mamá sonrió y, abrazándola, le respondió: "Las estrellas brillan porque llevan consigo el amor de todas las mamás del mundo. Cada estrella es un recordatorio de cuánto te quiero, mi pequeña. Incluso cuando no estoy cerca, mi amor por ti siempre estará brillando en el cielo."— contaba Juno aguantando las ganas de llorar— Antoniette miró asombrada las estrellas, sintiendo el cálido abrazo de su mamá. Entonces, su mamá continuó: "Cuando tengas miedo o te sientas sola, solo mira hacia el cielo. Las estrellas estarán ahí para recordarte que siempre estaré contigo, no importa dónde estés. Mi amor es tan grande que puede alcanzar las estrellas y volver a ti..."
Charlotte comenzó a bostezar y se acurrucó en el regazo de su madre mientras se aseguraba de que su muñeca estuviera bien cubierta por las mantas.
— Desde esa noche, cada vez que Antoniette miraba las estrellas, sentía el amor de su mamá y se sabía siempre acompañada, incluso en la oscuridad. Las estrellas se convirtieron en sus amigas, y ella dormía tranquila sabiendo que el amor de su mamá brillaba en el cielo, iluminando su camino.
Juno mordió el interior de su mejilla en otro intento de no derramar más lágrimas y que Charlotte no se diera cuenta de lo que le dolía lo que estaba narrando.
— Y así, Antoniette creció con la certeza de que el amor de su mamá era tan inmenso como el universo, y que, al igual que las estrellas, siempre estaría allí para guiarla y protegerla...
Poco a poco, sintió cómo la respiración de Charlotte se volvía más lenta y regular, señal de que el sueño la había vencido.
Mientras la observaba dormir, la angustia de algún día perder esa clase de momentos a su lado la hizo sentir un hueco horrible en su pecho. Las imágenes de su pesadilla, de perder a su hija, volvieron a su mente, y sintió cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos. No podía evitarlo; la idea de que algún día pudiera perder a Charlotte era un dolor que la atravesaba como una daga.
Una lágrima rodó por su mejilla mientras continuaba acariciando el cabello de su hija, que ahora dormía tranquila y ajena a los temores que atormentaban a su madre. Juno deseaba poder protegerla de todo, de cada peligro, de cada pesadilla, de cada amenaza que pudiera acechar en la oscuridad. Pero sabía que el mundo era impredecible y cruel, y eso la aterrorizaba.
Finalmente, cuando ya no pudo contener más las lágrimas, las dejó fluir en silencio, sin soltar a Charlotte. Era su manera de desahogar el miedo que la consumía, un miedo que solo se intensificaba con el amor inmenso que sentía por su pequeña. Mientras la oscuridad envolvía la habitación, Juno prometió, una vez más, que haría todo lo que estuviera en su poder para proteger a su hija, sin importar lo que tuviera que llegar a hacer...
Y aunque el insomnio seguía acechando, en ese momento, con Charlotte en sus brazos, encontró un pequeño respiro de paz.
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El reloj de la pastelería marcaba las nueve de la mañana. Juno se encontraba sola mientras hacía el conteo de la mercancía en el estante principal. A esas horas de la mañana, el lugar estaba en silencio, y por un momento, se permitió cerrar los ojos y respirar profundamente, tratando de calmar el cansancio que se aferraba a su cuerpo. La noche anterior había sido larga, llena de pesadillas y pensamientos que la mantuvieron despierta. Ahora, con el sol iluminando el cielo, el sueño amenazaba con reclamarla.
Deseaba, más que nada, poder cerrar la tienda por un momento, acostarse en el pequeño sofá que tenía en la parte trasera, y descansar al menos un par de horas. Sin embargo, sabía que no podía darse ese lujo. En unas pocas horas, Declan, llegaría para revisar los últimos detalles del caso que estaba desgarrando su vida.
El simple pensamiento de ese hombre hacía que la tensión se acumulara en sus hombros. Juno sabía que tenía que estar alerta, que no podía permitirse ni un solo error. Austin había sido siempre manipulador y despiadado, y ella no tenía duda de que usaría cualquier resquicio para tratar de ganar la custodia de Charlotte. Necesitaba tener su mente despejada, sin permitir que el cansancio la hiciera tropezar.
Con un suspiro, Juno se dirigió al pequeño refrigerador que tenía en la parte de atrás del mostrador, esperando que una botella de refresco fría pudiera ayudarla a mantenerse despierta y enfocada. Abrió la botella y su mirada vagó por la pequeña pastelería que tanto amaba.
Entre las vitrinas llenas de dulces y los estantes con pasteles recién horneados, había encontrado un sentido de paz y propósito. Pero ahora, esa paz parecía estarse derrumbando bajo la sombra de la batalla legal que se avecinaba.
Declan le había advertido que sería un proceso difícil, que Austin no se detendría ante nada para ganar. Juno lo sabía, y aunque el miedo se aferraba a su pecho, también sentía que tenía todo para ganar. No permitiría que Austin le arrebatara a Charlotte.
El sonido de la campanita de la puerta la hizo reaccionar. Era Luna.
— ¡Buenos días estre...! Princesa, ¿Pues que te pasó?— preguntó Luna al ver las grandes ojeras debajo de los ojos de su amiga— ¿Mala noche?
— Mala vida— respondió ella levantando los hombros
Juno dio un sorbo a la botella de refresco, sintiendo el frío del líquido entre sus manos y en su garganta. Daba sorbos pequeños, dejando que el azúcar de la bebida comenzara a hacer efecto, tratando de enfocar su mente en lo que debía hacer. Declan llegaría pronto, y ella necesitaba estar preparada. No podía permitirse dudar ni un segundo.
— ¿Qué haces bebiendo refresco tan temprano?— preguntó Luna dejando su chaqueta en un perchero
— Me estoy muriendo de sueño y sabes que la cafeína solo me da sueño. Necesito mantenerme despierta...
— ¿Por qué no duermes un rato? Sabes que me puedo hacer cargo de la pastelería sin problemas
— Declan llegará en un rato más, tenemos que terminar de cubrir lo que nos falte para el juicio por la custodia de Charlotte— respondió Juno mientras bebía de nuevo de la botella— Ya es la última reunión que tendremos antes del juicio...
— Aún no puedo creer que el idiota de tu ex tuviera el cinismo de presentar esa demanda— decía Luna con molestia— De verdad que tremendas ganas de reventarle el palo de la escoba en la cabeza. No lo soporto...
— Idea bastante tentadora, no te lo voy a negar— rio Juno ligeramente
Luna imitó la acción de Juno, sin embargo al hacerlo, se tomó unos momentos para observarla y analizar un poco sobre su comportamiento. Notaba que había algo además de la falta de sueño, algo que parecía estarla consumiendo lentamente...
Sus ojos parecían perdidos en pensamientos que iban más allá del agotamiento físico. Había algo en la manera en que apretaba los labios cada vez que creía que nadie la veía, en la forma en que suspiraba, como si llevara una carga que no podía soltar. Luna sabía que algo la estaba molestando, algo que iba más allá de la falta de sueño.
— Juno... ¿Estás bien?— preguntó Luna— Se que tienes sueño.. pero noto algo diferente en ti... no sé en tu conducta...
— ¿Desde cuando comienzas a analizar conductas?— preguntó Juno intentando evadir el tema
— Emily me explicó un poco de como funciona el perfilar a alguien. No digo que te esté perfilando, pero algunas de las cosas que me dijo se me quedaron grabadas y... no sé, siento que algo además de tu falta de sueño te está molestando
Por un momento, Juno maldijo al hecho de estar rodeada de perfiladores.
— No es nada de lo que tengas que preocuparte— negó Juno tratando de sonar tranquila— Mejor ayúdame atendiendo la caja mientras comienzo a hornear unas galletas...
— Sabes que puedes contarme lo que sea... yo siempre voy a estar para ti y no quiero que cargues con tus problemas tu sola...
— Luna, por favor...
— Lo digo en serio. Eres lo mas cercano que tengo a una hermana mayor y... no me gusta que estés mal— suspiró la chica con tristeza— Se que tu vida en las ultimas semanas es como una pesadilla por todo lo que está ocurriendo, pero quiero que siempre recuerdes que me tienes a mi y que yo haría todo porque estés bien
Juno sonrió un poco más y abrazó a su amiga.
Las palabras de Luna eran de alguna manera un recordatorio para ella de que ya no estaba sola. De que ya no tenía porque cargar ella sola con sus problemas.
— No me cuentes ahora, pero ten siempre presente que yo voy a estar para ti— dijo Luna entre los brazos de la castaña— ¿Quieres ir a dormir un rato?
— Gracias Luna... creo que prefiero hornear un rato para que se me despeje la cabeza. Tal vez mas tarde duerma un poco
— Está bien. Entonces déjame poner algo de música y te cuento mis tragedias amorosas
— ¿Ahora que te pasó?
— Pues... después de que Emily me dijera que no está emocionalmente preparada para una relación y me mandara a la friendzone... no tanto— dijo Luna mientras colocaba un cd en el reproductor de música— Bueno si, un sujeto en la universidad intento pedirme salir con él
— ¿Y luego?
— No es Emily, no me interesa— contestó ella levantando los hombros— Además es acuario, ¿Por qué saldría con un hombre acuario? Eso sería suicidio para mi estabilidad mental
— Deja de decir que los enemigos son los hombres acuario— rio Juno— Todos sabemos que el enemigo en general son los hombres
— Juno... tu tienes novio
— ¡Spencer es la excepción, okay!
•••
El suave aroma de la mantequilla derretida y la vainilla llenaba el ambiente, proporcionando un breve alivio a la nube de pensamientos oscuros que la habían estado persiguiendo durante los últimos días. Se concentraba en el ritmo de sus movimientos: agregar la harina, batir los huevos, mezclar el azúcar. Todo seguía un patrón que la ayudaba a despejar su mente, a mantener a raya las imágenes inquietantes de las pesadillas y las preocupaciones que la asfixiaban.
Finalmente, comenzó a formar las galletas, colocándolas con cuidado sobre la bandeja. Cada círculo de masa era una manera en la que ella dejaba los malos pensamientos detrás y de llenarse de alegría, una manera de imponer orden en medio del caos que sentía. Al terminar, deslizó la bandeja en el horno y cerró la puerta con un suspiro, esperando que el proceso de horneado no solo transformara la masa en deliciosas galletas, sino que también ayudara a dejar un poco de lado la ansiedad que la atormentaba.
Justo en ese momento, su teléfono vibró en la encimera, sacándola de su breve tregua mental. Juno lo tomó y vio el nombre de Spencer en la pantalla. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios al ver su nombre.
— Hola cariño, ¿Cómo estás?— contestó Juno
—Estoy bien —respondió él— Solo quería escuchar tu voz. Aproveché que tuve un pequeño momento libre, ¿Cómo te va en el trabajo?
Juno miró hacia el horno, viendo las galletas comenzar a dorarse a través del cristal. Deseó poder darle una respuesta sencilla y honesta, pero en su interior seguía el torbellino de preocupaciones.
— Pues, estoy horneando algunas galletas para el estrés —respondió, intentando sonar despreocupada— Declan no tarda en llegar...
— De verdad perdóname por no poder estar contigo. Se que esto es un tema demasiado importante y no quería dejarte sola...
— No tienes nada de que disculparte. Entiendo que el trabajo es impredecible— lo interrumpió con calma— Has hecho mucho por mi estas semanas y ya dejaste en pausa tu trabajo por mi demasiadas veces, puedo hacer esto sola
— Se que puedes hacerlo, pero no quiero que lo hagas... ya no estás sola, me tienes a mi
El corazón de Juno se aceleró al escuchar esas palabras. Definitivamente no era la primera vez que se las decía, sin embargo cada que las escuchaba, no podía evitar sentir sus latidos acelerarse y su rostro sonrojarse.
— Te mantendré avisado de cualquier cosa que ocurra— dijo Juno mirando el reloj de la pared— Declan dijo que llegaría a las 10... seguramente conversaremos afuera del local. No quiero dejar sola a Luna con la carga de trabajo
— Todo va a salir bien. Te lo he dicho muchas veces, eres una gran madre y tienes todo para ganar el caso
Juno le agradeció, deseando que sus palabras se volvieran una realidad.
— ¿Qué me dices tú? ¿Cómo va el caso?— preguntó Juno tratando de despejar su mente del asunto del juicio— ¿Qué resuelven ahora?
— No quisiera entrar en detalles sobre el caso, no me gusta que tengas esa clase de imágenes en la cabeza— le dijo él— Así que lo único que te diré es que aún estamos algo atascados...
— ¿Tan complicado es?
— No creo que sea complicado, creo que existe algo que aún no logramos ver y en cuanto lo encontremos, espero que sea la clave que necesitamos para resolver esto— contestó
La castaña estaba por decir algo más, sin embargo fue interrumpida por la voz de Luna anunciándole que alguien la buscaba.
— Creo que ya llegó Declan, te llamo mas tarde— dijo Juno mientras se quitaba el delantal— Suerte en el caso
— Gracias, cariño. Te amo
— Y yo a ti
Juno se apresuró para quitarse los restos de harina de las manos y brazos, caminó hasta el mostrador, en donde vio a Declan esperando. Él estaba allí, como siempre, impecablemente vestido, con una expresión que no dejaba entrever mucho de sus pensamientos. Al verla, le dedicó una breve sonrisa profesional, aunque Juno podía sentir la tensión en el ambiente.
—¿Puedes revisar las galletas? Las dejé en el horno hace unos minutos — le pidió Juno a Luna
—Claro, no te preocupes —respondió Luna, ya girándose hacia la parte trasera de la pastelería con una sonrisa tranquilizadora.
—Declan —lo saludó, intentando parecer más tranquila de lo que se sentía—. Gracias por venir.
—Es un placer, Juno. Sé que estos días han sido difíciles —respondió él con voz baja, mostrando un atisbo de empatía que ella agradeció— Lamento mucho lo de tu amiga...
— Gracias— sonrió Juno de lado con tristeza— ¿Te preparo algo? Izzy aún no llega y no quiero dejar sola a Luna...
— Un americano grande, gracias— accedió Declan centrando su atención a los dibujos pegados detrás de Juno— ¿Puedo preguntar quiénes son las personas de los dibujos?
— Oh si, somos todos a los que Charlotte considera su familia. Sus tíos Izzy, Zara y Luna, su abuela Minerva, Spencer y yo— sonrió Juno haciéndose a un lado para que Declan pudiera observarlos mejor— La gatita negra con moño rosa es Venus. En realidad es de Zara, pero Charlotte la adora como si fuera suya
— Vaya... entonces realmente Charlotte adora a Spencer como si fuera su padre— dijo Declan sin despegar la mirada de un dibujo de la niña en donde salía en compañía de un hombre alto con cabellos castaños y medianamente rizados
— Si... lo hace— dijo Juno un poco incomoda ante el comentario
— Me da gusto... Charlotte merece ser feliz, igual que tu— dijo Declan despegando la mirada del muro y sacando un billete para pagar— Hablando de él... ¿No vendrá?
— No te preocupes, es cortesía. Ya haces demasiado por mi aceptando llevar el caso sin cobrarme... lo menos que puedo hacer es regalarte café cada que vengas— dijo Juno negándose a recibir el dinero— Y no... Spencer salió del estado por un caso, espero que vuelva en un par de días
— ¿Y está bien con que tengamos esta reunión a solas?
— No tiene porque tener ningún problema. Él sabe que respeto nuestra relación, que lo amo y que no haría nada para traicionar su confianza— decía Juno mientras preparaba el café— Además, dijiste que nos ayudarías con el caso y que no intentarías nada conmigo en caso de que aún tengas sentimientos por mi
— Si... eso hice...
— Declan. Si esto es incómodo para ti, no te voy a obligar a representarme. Se lo que sentías o sientes por mi, tampoco quiero lastimarte mas de lo que ya lo hice...— dijo ella con seriedad— Te lo vuelvo a preguntar, ¿Estás seguro de querer hacer esto? Te prometo que no me voy a enojar si decides no hacerlo. Lo voy a entender. La intención tampoco es que te incomodes y te sientas mal
— No... no te preocupes. Puedo hacerlo, lo voy a hacer— asintió Declan volviendo a ponerse serio— Tu fuiste honesta con tus sentimientos, ya debo de aceptarlo, además, respeto tu relación. Quiero ayudarte porque pese a todo lo que pasó entre ambos... lo bueno y lo malo, eres importante para mi y se lo mucho que significa tu hija para ti. Ganaremos este caso... y después de eso no volveré a tu vida...
Juno se sintió mal ante ese último comentario, sin embargo sabía que sería lo mejor. No podía continuar hiriendo a Declan de esa manera. Lo quería y lo extrañaría, pero no podía mantenerlo en su vida si continuaba con sentimientos tan intensos por ella. No era justo, ni para él, ni para Spencer.
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hola hola, capitulo largo para compensar mi ausencia, así que espero que les gustara.
dos cosas, la primera y mas importante, quería compartirles también por aquí... ¡He terminado la universidad! Ya pueden decir que la licenciada escribe fanfics de Spencer Reid, jsjs
lo quería compartir con ustedes porque han sido parte de mi vida mas o menos desde marzo del 2023 (que fue cuando publiqué esta historia), se que algunxs me leen desde antes o apenas son nuevxs, sin embargo quería agradecerles porque todxs ustedes han sido parte de mi lugar seguro en este tiempo, gracias, gracias, gracias<333
lo segundo, andamos bajando con comentarios en la historia, por eso les quería pedir que no sean timidxs, les prometo que yo leo todo y me alegra la existencia el verlxs comentar, ni se preocupen por las notificaciones, jsjs
y ya, eso es todo, de nuevo mil gracias por leer y seguir aquí.
K.🦋
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