045 || happy birthday charlotte
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Chapter Fourty Five
Feliz cumpleaños, Charlotte
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JUNO NO ESTABA MUY SEGURA DE CUANTO tiempo había pasado después de descubrir la verdad sobre su madre. El tema aún era bastante complicado de llevar. El simple hecho de recordarla aún le pesaba y la hacía llorara.
El solo pensar en todas las cosas tan horribles por las que tuvo que pasar mientras ella continuaba con su vida... de alguna manera la hacía sentirse culpable. Juno siempre había sentido que algo no andaba bien con lo que su padre le había contado con respecto a la ausencia de su madre y aún así jamás hizo algo al respecto.
¿El sufrimiento de Lucina durante tantos años acaso era su culpa? ¿Ella debió asegurarse que Lucina realmente estaba muerta?
Ese era el par de preguntas que atormantaban a Juno.
Intentaba continuar con su vida, y en lapsos breves a veces lo lograba. Sin embargo cuando la emoción disminuía, toda la tristeza volvía y la golpeaba. La culpa, la depresión, el odio. Todo la atacaba.
Esa mañana, Juno dejó a Charlotte encargada con Zara argumentando que debía ir a comprar algo para el cumpleaños de la niña.
No quería dar explicaciones de su verdadero destino y mucho menos que Charlotte las escuchara. Quería estar sola. La situación ya en si era compleja y que su hija lo siguiera escuchando, no ayudaría.
8 de la mañana y Juno ya se encontraba enfrente de la tumba de su madre. El viento frío de la mañana revolvía su cabello mientras las hojas secas crujían bajo sus pies. La lápida, con su inscripción solemne, parecía mirarla con una especie de reproche silencioso. Las flores que había se veían marchitas, como si compartieran su pena y culpa.
Pasaron casi diez minutos para que Juno pudiera decir algo. No sabía como empezar o si tan siquiera tenía algo conciso por decir. Lo único que realmente sabía era que necesitaba estar ahí... junto a su madre.
Deposito el ramo de rosas nuevo que había comprado en los floreros de la tumba y le sonrió al resultado. Tomó las flores secas y las dejó a su lado para llevarlas consigo más tarde.
— Hola mamá— habló Juno tratando de que su voz no se quebrara— Adivina. Hoy es el cumpleaños de Charlotte, tu nieta... está cumpliendo seis años. Casi la misma edad que yo tenía cuando... cuando te perdí
Hubo un gran silencio y Juno eligió sentarse en el pasto frente a la tumba.
Lucina Anne Clarke.
"Amada esposa, madre y amiga"
Juno se negó a que la tumba llevara la fecha de defunción o de nacimiento. Eso le dolería más de lo que la situación ya lo hacía.
— Estoy segura que amarías a Charlotte, tu siempre adoraste a los niños. Decías que eran esa pizca de amor y dulzura todos debíamos tener— sonrió Juno con algo de amargura— Te soy sincera jamás entendí a lo que te referías... al menos no hasta que tuve a Charlotte.
Ella suspiró recordando como su madre llegó a sus pensamientos el día que descubrió que estaba embarazada.
Lucina jamás lo sabría, pero ella le había dado toda la fuerza y el valor que Juno necesitaba en esos momentos para tener a ese bebé.
Gracias a ella es que Juno era la madre que era. Siempre recordando todo el cariño y el amor con el que fue criada.
— La veo a ella y no me imagino todo el dolor que tuviste que experimentar al ser alejada de mi. Pienso en si alguien lo miserable que sería mi vida si alguien me alejara de mi hija, como ocurrió con nosotras... joder, teníamos toda una vida por delante y alguien nos la arrebató de una manera tan atroz— dijo Juno sintiendo las primeras lágrimas rodando por sus mejillas— Te extraño. Te extraño cada día de mi vida y eso quema... lamento tanto no haberte buscado en cuanto sospeché que algo andaba mal...
La culpa y el dolor la consumían por dentro, un peso que le oprimía el pecho. Se odiaba por haber continuado con su vida, por haber intentado ser feliz, aún cuando en el fondo siempre había sentido que algo no estaba bien. Había señales, pequeños detalles que había pasado por alto, y ahora esas omisiones la atormentaban.
—Lo siento tanto, mamá —susurró, su voz ya quebrada por el llanto contenido—. Siento no haber podido salvarte. Siento no haber sabido la verdad a tiempo
Cerró los ojos y en su mente vio el rostro de su madre, la sonrisa cálida que tanto extrañaba. Aquella imagen la llenaba de una mezcla de consuelo y desolación. Había sido una madre amorosa, siempre atenta, y Juno se aferraba a esos recuerdos mientras su corazón se rompía en mil pedazos
Sus hombros temblaban con cada sollozo, y el peso de la culpa la abrumaba como una marea imparable. Acarició suavemente la lápida, sus dedos trazando las letras del nombre de su madre.
Juno se levantó lentamente, secando sus lágrimas con el dorso de la mano. El sol empezaba a ponerse, tiñendo el cielo de un tono naranja profundo que contrastaba con la frialdad de sus pensamientos. Miró una vez más la tumba, sintiendo que debía despedirse, aunque fuera solo temporalmente
—Espero que puedas perdonarme, mamá —dijo en un último susurro, dejando un beso en la lápida—. Voy a hacer todo lo posible para que descanses en paz.
•••
Al volver a su hogar, Juno se vio forzada a fingir que todo estaba en orden. Se tomó su tiempo para que sus ojos no se vieran hinchados por llorar y arregló su maquillaje para que no hubiera rastro alguno de que este había sido tocado por las lágrimas.
Era el día especial de su hija y no quería estropearlo. Menos cuando había pasado los últimos días planeando la fiesta que a Charlotte tanto le emocionaba.
Además, Juno valoraba demasiado los cumpleaños de las personas que la rodeaban y por supuesto el de su hija no sería la excepción.
Había logrado contratar un salón de fiestas gracias a un contacto de JJ, quien al enterarse que era el cumpleaños de la pequeña, decidió tener ese pequeño detalle, cosa que Juno agradeció de corazón. Y es que ahora gracias a ese espacio extra podía hacer la fiesta un poco más grande.
Gracias a los apoyos de Izzy y Luna habían conseguido un sujeto que haría un show de magia y algunos juegos adicionales a los que el salón les ofrecía.
Eran ya las diez de la mañana y Juno tuvo que comenzar a arreglar los últimos detalles. Para las diez y media, ya corría por toda la casa pegada al teléfono para asegurarse que todo llegara al salón a tiempo. Los juegos, la comida, las bebidas, el mago, etc.
— ¡Juno tu hija no se quiere levantar!— gritó Zara desde el cuarto de la niña— ¡Juno, tu hija le puso un moño a mi gato!
— ¡A Venus le gusta!— gritó Charlotte en su defensa— ¡Mami, es mi cumpleaños, por favor!
— ¡Charlotte, metete a bañar y Zara, déjale el moño a Venus!— respondió Juno cubriendo la bocina de su celular para que el vendedor del otro lado no oyera— Lo siento, lo siento. ¡No, yo no ordené un pastel, ordené pizza y hot dogs!
El sonido de la puerta abriéndose hizo que Juno volteara. Eran Spencer y Derek cargando lo que parecían ser regalos para la niña y unas cuantas bolsas con comestibles.
Ambos saludaron sutilmente al ver a la castaña al teléfono. Spencer se acercó un poco y besó cortamente los labios de su novia, quien aún lucía algo molesta por lo que estaba escuchando del otro lado de la línea.
— ¿¡Por qué ordenaría un pastel si yo soy repostera y ya tengo uno hecho!?— exclamó Juno con molestia— ¿¡Cómo que no tienen mi comida preparada!?
Los dos hombres que se encontraban en la sala, se quedaron en silencio y se miraron entre ellos al notar como la castaña comenzaba a ponerse de un humor peor al que ya se encontraba.
— ¡Juno!— gritó de nuevo Zara— ¡Tu hija me está aplastando!
— ¡Mami, tía Zara le quiere quitar el moño a Venus!— gritó ahora Charlotte
Juno cerró los ojos y suspiró para comenzar a contar mentalmente. Estaba a tan solo dos segundos de estallar por todo lo que estaba escuchando.
Sabía que el planear fiestas usualmente solía ser estresante. Sin embargo este año por todas las cosas que ya habían ocurrido, Juno sentía que su paciencia disminuía... y eso fue algo que Spencer notó.
— Ve con Zara para que la ayudes con Charlotte, yo me quedo con Juno resolviendo lo de la comida— le dijo Spencer a Morgan— Que si Juno escucha un grito más, se va a poner a llorar del estrés
— Nunca pensé que organizar una fiesta para niños fuera tan estresante— le dijo Morgan a su amigo mientras dejaba las bolsas que cargaba sobre el sillón
— Ya ni me lo menciones. Llevo los últimos días sin hablar más de diez minutos con Juno porque está de un lado a otro consiguiendo todo lo que se necesitaba para hoy— dijo Spencer imitando las acciones de Morgan
— ¡Reservé las cosas con anticipación para evitar esta clase de problemas!— gritó Juno con gran molestia
— Yo arreglo esto, ve a alistarte para la fiesta— le dijo Spencer a la chica tomando el teléfono— Ya pasaste por demasiado estrés en los últimos días, no te preocupes por lo que ocurra hoy, yo lo voy a resolver
— Spencer... no tienen la comida y dudo que la tengan a tiempo...
— Yo lo resuelvo. Ve a alistarte— sonrió él mientras volvía a besar su frente— No quiero que te estreses. Quiero que hoy disfrutes el día, que celebres junto a Charlotte y conserves esta fiesta como uno de tus recuerdos más felices. ¿Puedes hacer eso por mi?
— Si... creo que si— asintió Juno tomando aire
— ¡Papá Spencer!— gritó la niña saliendo del cuarto y abrazando al castaño
— Hey. ¿Cómo que el secreto para hacer que Charlotte se levantara era decirle que Spencer ya había llegado?— preguntó Zara saliendo con Derek del cuarto— Me siento traicionada
Spencer rio y abrazó con fuerza a la pequeña que corrió en su dirección.
— ¿Te encuentras bien?— le preguntó Zara a su amiga
— Solo estoy estresada por lo de la fiesta, pero en cuanto sepa que todo esta en órden, se que estaré mejor— suspiró Juno
— Por el bien del día, voy a fingir que te creo— le contestó la morena— Pero me tendrás que hablar después de lo que tienes. Ya te he dicho que no es bueno que te guardes tus emociones
Juno sonrió de lado y asintió.
Sabía que no podía mentirle a Zara, no cuando podía jurar que ella era la persona que más la conocía en el mundo.
La castaña entró a su habitación y cerró la puerta detrás de ella.
Se sentía algo agotada, pero comprendía que eso se debía a todo lo que había pasado en su vida en las últimas semanas. No podía descansar, o al menos no como antes y eso comenzaba a cobrarle factura.
Fingía estar bien para que nadie se preocupara, pero la realidad es que comenzaba a sentirse muerta por dentro.
Y es que entre la demanda por parte de Austin y el homicidio de su madre, Juno ya no sabía que situación era peor.
“Solo resiste, Juno. Todo mejorará”
Se repetía de manera constante en un intento de convencerse de que en algún momento recuperaría la tranquilidad en su vida.
El sonido de alguien tocando la puerta la hizo salir de manera breve de sus pensamientos.
— ¿Quién es?— preguntó Juno limpiando las pocas lágrimas que habían rodado por sus mejillas
— Soy yo, Emily— se escuchó del otro lado de la puerta— ¿Puedo entrar o te estás vistiendo?
— Dame dos minutos— pidió la castaña
Juno tomó aire y eligió poner la mejor de sus sonrisas. Se levantó y tomó el vestido color azúl marino que había colgado en la puerta del armario.
Con un suspiro, quitó las prendas de ropa que usaba hasta quedar en ropa interior, para después deslizar el vestido por su cuerpo, ajustándolo con cuidado. El tejido suave y fresco sobre su piel era un contraste brutal con el nudo de ansiedad que sentía en el estómago. Se miró una vez más en el espejo, practicando la sonrisa que había perfeccionado para ocasiones como esta. La sonrisa que no alcanzaba sus ojos y estos se veían sin el habitual brillo que la caracterizaba... pero ante eso no podía hacer nada.
Todos la esperaban en la sala, riendo y charlando, ajenos a la tormenta que se gestaba dentro de ella. Juno sabía que no podía permitirse derrumbarse. Tenía que ser fuerte, al menos por un día más.
Alisó el vestido, asegurándose de que todo estuviera en su lugar, y tomó una última bocanada de aire. Se dirigió a abrirle la puerta a Emily, quien al verla le dirigió una sonrisa cálida.
— Te ves muy bien— decía Emily con una sonrisa— ¿Puedo pasar o ya terminaste de arreglarte? Tengo algo que hablar contigo y preferiría que fuera en privado
— Claro, pasa. Me hace falta el maquillaje y unos zapatos— contestó Juno haciéndose a un lado para dar acceso
En cuanto Emily entró, pudo ver brevemente a Spencer sonreírle y mandarle un beso a la distancia. Acto que la hizo sonreír de manera más sincera.
Cerró la puerta y se dirigió al tocador en donde tenía su maquillaje.
— ¿Qué ocurre, Emily?— preguntó Juno mientras se colocaba algo de corrector en las ojeras
— Me he debatido durante la última hora sobre si debería contarte esto ahora. Por un lado está el hecho de que hoy es el cumpleaños de Charlotte y deseas que todo salga bien, entonces probablemente no sea el mejor momento para hablarlo... pero por otro lado se que esto es algo que te gustaría saber... por doloroso y complicado que sea
— Emily, ¿Qué está pasando?— preguntó Juno confundida
— Es sobre el homicidio de tu madre...
Juno se quedó helada y el nudo que sentía desde horas atrás en el estómago se volvió más grande.
Dejó el maquillaje de lado y volteó a ver a su amiga en busca de respuestas.
— Dime— pidió Juno
— Pese a que el caso no se concluyera en su momento y se nos pidiera atender otros casos... creo que está de más decir que nadie abandonó el caso por completo y continuamos investigando— explicaba la pelinegra sentándose frente a Juno— Cobré algunos favores y gracias a García logramos obtener las grabaciones de seguridad de tu calle en las fechas en donde tu madre y tu vecina desaparecieron...
— ¿Eso cómo puede ayudar? Ni siquiera estamos seguros de si ambas desaparecieron cerca del lugar.... todo por culpa de mi padre que no reportó nada...
— Eso lo sabemos, pero pensamos que tal vez revisando las cámaras, podría ser posible encontrar a alguien que no encaje en el vecindario... alguien que no reconozcas— siguió explicando la pelinegra— Creemos que la persona que se llevó a tu mamá y a tu vecina, estuvo observandolas por días... o tal vez solo a una de ellas, pero lo importante es que esa persona debía conocer su rutina, debía saber en que momentos del día ellas se encontraban a solas...
— Si te soy honesta, no recuerdo mucho de esos años— suspiró Juno— Pero tal vez Zack pueda recordar algo... de lo poco que recuerdo es que ese hombre era bastante atento. Tal vez vio algo que yo no, o lo podría recordar
— Si, podemos hacer eso, no te preocupes— sonrió Emily de lado— Le diré a García que se comunique con él en cuanto tenga los vídeos con la mejor calidad
Juno asintió agradecida.
Tenía tanta ilusión de que el caso pudiera resolverse. Necesitaba comprender porque su madre había sido arrebatada de su lado de esa manera.
— ¿Te sientes bien?— preguntó Emily
— Supongo que si...— asintió Juno volviendo su mirada al espejo— Hablar de mi madre siempre causa algo en mi... en especial ahora que se como realmente pasaron las cosas...
— Lo vamos a encontrar y esto pronto terminará, te lo prometo— dijo Emily colocando su mano sobre el hombro de la castaña— Tu madre y todas esas mujeres obtendrán justicia
— Confío en que así será. Se que ustedes son los mejores en lo que hacen y que lograrán encontrar al culpable— sonrió Juno de manera honesta
•••
Juno observaba a su hija, jugando con sus amigos en el salón de fiestas, donde las risas y los gritos de alegría llenaban el aire. Globos de colores y serpentinas adornaban el lugar, creando un ambiente de fiesta que contrastaba con los pensamientos oscuros que Juno había llevado consigo en los últimos meses.
Mientras Charlotte corría detrás de una pelota, con su cabello alborotado por todo el ejercicio que estaba haciendo y una sonrisa radiante iluminando su rostro, Juno sintió una calidez en su corazón. Ver a su hija tan feliz, rodeada de amigos y envuelta en la inocente alegría de su cumpleaños, hacía que todas las preocupaciones y tristezas de Juno se desvanecieran, aunque fuera solo por un momento.
Y es que con solo mirar a Charlotte, todo lo malo de los últimos meses parecía irrelevante. La felicidad de su hija era un recordatorio constante de que, a pesar de todo, había razones para seguir adelante y encontrar fuerza en los pequeños momentos de alegría.
Juno respiró hondo, dejando que la risa contagiosa de Charlotte y sus amigos llenara su espíritu. En ese instante, supo que el verdadero propósito de su vida era ver a su hija crecer y ser feliz. Todo lo demás podía esperar.
— Ya están acomodando la comida— habló Spencer sacando a Juno de sus pensamientos y sentándose junto a ella— Rossi me ayudó a encontrar otro proveedor que pudiera tener la comida para hoy
— Me salvaste la vida. De verdad muchísimas gracias— sonrió Juno besando cortamente a su novio— Dile a Rossi que le daré el dinero en cuanto me hagan el reembolso del anterior servicio
— Dijo que no hacía falta, que era parte de su regalo para Charlotte— le contestó Spencer tomando su mano
— ¿Cómo que parte?
— ¿Tú quien crees que le regaló la bicicleta que está junto a la mesa de regalos?— preguntó Spencer riendo
— No podría aceptarlo... esto es demasiado
— Rossi lo hizo de corazón. Le agradas y Charlotte también. Me contó que cuando estuvieron en las oficinas, Charlotte le ofreció de sus nuggets cuando lo vio sentado pensando algunas cosas, creyó que estaba triste...
— Mi pequeña— sonrió Juno
— Charlotte es una niña encantadora que sabe ganarse el corazón de cualquiera, igual que su madre— dijo Spencer perdiéndose en la vista de su amada novia— Y ambas merecen las mejores cosas del mundo.
— Te tenemos a ti. Eso ya es lo mejor del mundo— dijo Juno volviendo a unir sus labios a los del castaño
Sin embargo, el momento de intimidad se vio bruscamente interrumpido por una voz pequeña pero llena de entusiasmo.
— ¡Se los dije, se los dije!— gritó Charlotte mientras corría hacia ellos con sus amigos pisándole los talones. Juno y Spencer se separaron rápidamente— Él es mi papá. Ya tengo uno, así como ustedes. Uno que me quiere mucho
Juno sonrió enternecida por las palabras de la niña, quien abrazó con fuerza a Spencer.
— Es mi papá Spencer y se dedica a cuidar de las personas— exclamaba Charlotte con emoción
Los amigos de Charlotte los miraban con curiosidad y emoción. Juno sintió una oleada de emociones. Miró a Spencer, quien sonreía con calidez, y luego volvió su mirada a Charlotte.
Las lágrimas amenazaron con asomar en sus ojos, pero eran lágrimas de felicidad y gratitud. En ese instante, Juno supo que, a pesar de las dificultades, tenía una familia que la amaba y eso lo hacía todo valioso.
— Es un honor ser tu papá, Charlotte — dijo con una sonrisa, abrazando a la pequeña.
La pequeña castaña rió y le dio un beso en la mejilla, mientras los otros niños aplaudían y saltaban alrededor de ellos.
— Mi papá también cuida a las personas. Es doctor— dijo una de las niñas— ¿Él también es uno?
— En teoría soy uno, pero no del mismo tipo que tu papá— dijo Spencer haciendo que la niña lo mirara con confusión— Soy doctor por mis niveles de estudio. Tengo tres doctorados...
— Cariño, no creo que ellos entiendan mucho de eso— susurró Juno con una ligera risa
— Mi papá Spencer es policía y el mejor de todos, también es muy muy listo— decía la niña con felicidad— Pero además, nos cuida mucho a mi mamá y a mi. ¡Y además es el mejor mago del mundo!
— ¿Usted sabe hacer magia?— preguntó otro de los niños viendo a Spencer— ¿Puede hacer un truco para nosotros?
Juno observó la escena con el corazón lleno. Pensó en como la vida tenía algunas veces una rara manera de mostrarte que, a pesar de los obstáculos, siempre había momentos que hacían que todo valiera la pena.
Y vaya que los momentos con Spencer y Charlotte la hacían sentir que todo valía la pena.
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¿me extrañan? jeje
¿listxs para lo que viene?
K. 🦋
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