034 || i'm in love with you

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Chapter Thirty Four
Estoy enamorado de ti

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A JUNO NO LE GUSTABA LA NAVIDAD, PERO aún así siempre trataba de hacer que aquellas fiestas fueran las mejores para su hija, quien con gran ilusión esperaba los regalos y toda la comida que se preparaba durante el día.

Y no es que a Juno no le emocionaran esas mismas cosas, era solo que la navidad había tenido un cambio bastante grande después de la muerte de su madre. Las lindas cenas en donde todos reían o los momentos nocturnos en donde se sentaba con sus padres a ver películas, todo eso y más había desaparecido.

Después de eso, la festividad se tornó oscura y depresiva. Su padre ya ni siquiera parecía tomarla en cuenta, dando toda su atención a su "nueva familia", dejando a Juno encerrada en su habitación mientras lloraba por la ausencia de su madre.

Sin embargo, pese a toda esa cantidad de recuerdos tristes, Juno deseaba que Charlotte pasara las fiestas siendo la niña mas feliz del mundo.

Cocinaba las recetas mas deliciosas y los postres mas bonitos que se le podían ocurrir. Además de que siempre se esforzaba en darle los regalos mas bonitos para que al día siguiente, pudieran pasar toda la tarde en pijamas jugando con todos esos regalos.

Todo por ver feliz a Charlotte...

Pero esa navidad parecía ser algo completamente nuevo para Juno. Y es que esa noche tendrían casa llena.

Izzy, Luna, Zara, Minerva, Charlotte y todo el equipo de la UAC con sus respectivas familias... todos juntos para pasar la festividad como una nueva familia.

Todo el plan era algo nuevo para la castaña, quien evidentemente no esperaba tener casa llena, sin embargo al enterarse de que todo el equipo consiguió la noche libre y que no todos tenían un plan, optó por agrandar la cena para que todos pudieran compartir la noche.

El reloj en la pared ya marcaba las siete de la noche y Spencer se encontraba leyéndole un cuento a Charlotte, quien se encontraba sentada escuchando atentamente mientras su cabello era trenzado por Zara.

Minerva se encargaba de arreglar el comedor, asegurandose que hubiera todas las sillas necesarias.

Juno se encontraba sentada en el sillón mientras terminaba de realizarse su maquillaje.

Todos ya solo estaban en espera de que los invitados comenzaran a llegar.

Fue cuando el reloj marcó las 7:05 que el timbre se escuchó por primera vez en la noche.

— ¡Emily!— exclamó Juno con felicidad— ¡Feliz navidad! Pasa, pasa

— Feliz navidad Juno. No quería llegar con las manos vacías así que traje esto— dijo Emily extendiendo una botella de vino— Y también traje algunos regalos, ¿Dónde puedo ponerlos?

— No tenías porque, gracias— sonrió Juno haciéndose a un lado para dejarla entrar— Los regalos puedes dejarlos debajo del árbol.

Emily sonrió y entró al hogar de su amiga.

Seguido de eso, Charlotte le sonrió a la pelinegra y la saludó con entusiasmo pero sin moverse de su lugar para evitar que Zara hiciera chueco su peinado.

— Te ves muy bonita— le sonrió la niña— Mira, mi tía Zara me está peinando para parecer una princesa

— Muchas gracias, bonita. Pero te aseguro que tu te ves mucho mas preciosa— le contestó Emily— Y recuerda que tu ya eres una princesa

Juno sonrió a la distancia al ver las interacciones de su hija con Emily. Sabía que Charlotte era una niña bastante sociable y tal vez por eso la sobre-protegió durante sus primeros años, sin embargo confiaba en que las personas a quienes había permitido entrar en su vida, eran completamente honestas y jamás harían nada para dañar a su pequeña.

— Charlotte me acaba de reemplazar por Emily— dijo Spencer llegando con Juno— Al parecer prefiere contarle sobre Venus a seguir escuchando Alicia en el país de las maravillas

A Charlotte le gusta mucho hablar de Venus, pero en un rato mas estoy segura que te buscará para que termines de leer el libro— respondió Juno riendo

Spencer iba a decir algo más, sin embargo el sonido del timbre lo interrumpió.

— Ve a atender, yo iré por algo de tomar— dijo Spencer— ¿Quieres algo?

— Estoy bien, gracias

Juno le dio una última sonrisa a su novio y se dispuso a abrir. Ni siquiera se asomó por la mirilla de la puerta, esto por creer que quien se encontraba del otro lado sería alguno de sus invitados, por lo que justo como con la llegada de Emily, abrió con una gran sonrisa.

Sonrisa que desapareció al ver quien estaba frente a ella.

— Declan— exclamó Juno con sorpresa al ver al moreno sosteniendo un ramo de rosas rojas y una bolsa de regalo

La sola mención del nombre de aquel hombre provocó que Spencer se pusiera en alerta. Volteó de manera inmediata y miró con seriedad al moreno.

— ¿Qué... qué haces aquí?— preguntó Juno aún sin poder procesar nada

— Se que no hemos hablado en varias semanas y que las cosas entre nosotros no están nada bien... pero no quería dejar todo así— respondió Declan extendiendo el ramo e ignorando por completo la presencia de Spencer— Y se que no te gusta la navidad, pero quería darte esto para intentar alegrar tu día... son tus flores favoritas

— Ehhh, Declan yo...

— Error, las flores favoritas de Juno son los lirios acuáticos, no las rosas y si las rosas fueran sus favoritas, ella preferiría las de color azúl antes que las rojas— mencionó Spencer con seriedad colocándose detras de su novia

— ¿Qué hace él aquí?— preguntó Declan confundido

Juno se quedó sin palabras por un momento. En definitiva no esperaba encontrarse en una situación como esa y ahora su mente se encontraba en blanco para dar respuestas.

— ¡Mami, mira, tía Zara ya me acabó de peinar!— se escuchó la voz de Charlotte sacándola de sus pensamientos— ¡Dice Emily que quedé muy bonita!

— Si, no. No muchas gracias, no pretendo hacer esto cerca de mi hija así que hablaremos afuera— dijo Juno saliendo de su hogar— Zara, Emily, les encargo a Charlotte por un momento. Cariño, en un momento iré a ver tu peinado

— ¿Todo bien, Juno?— preguntó Zara extrañada levantando la mirada pero sin alcanzar a ver qué ocurría puesto que Spencer tapaba su campo de visión

— Solo hagan eso por mi. No tardo nada— respondió la castaña

Spencer no iba a dejar que Juno saliera a solas con Declan, por lo que antes de salir se hizo a un lado para que Emily pudiera ver lo qur estaba sucediendo. La pelinegra se puso seria, pero asintió entendiendo lo que su amigo le estaba pidiendo. Que Charlotte no viera nada de esto.

El pasillo estaba en silencio y uno bastante incómodo. Declan y Spencer Se miraban con hostilidad mientras que Juno pensaba en maneras de evitar que esto resultara en un conflicto mas grande.

— Juno, ¿Por qué un cliente de la pastelería está en tu casa?— preguntó Declan sin dejar de mirar a Spencer

— Para empezar, Spencer no es solo un cliente de la pastelería y a ti no te tiene porque importar que hace el aquí— respondió ella— Ahora dime que haces tú aquí. Te he dicho muchas veces que no me gusta que vengas a mi casa y según recuerdo nuestra última conversación, tú ya no tienes porque buscarme

— Creo que Juno fue muy clara contigo todas las veces que han hablado y deberías respetar su elección de no tenerte cerca— intervino Spencer

— ¿Y tú que te metes? Esto no es tu problema, mejor lárgate

— Claro que es mi problema. Todo lo que involucre a Juno es mi problema— le respondió el castaño— Ahora por favor te voy a pedir que te retires si no quieres que te arreste por hostigamiento

— Juno...

— Ya lo escuchaste— dijo Juno aún con una postura firme— Vete Declan. De verdad lamento que vinieras hasta aquí en vano, pero ya te dije demasiadas veces que yo no estoy interesada en ti como tú lo quieres. No pierdas tu tiempo con algo que jamás va a ocurrir

— Pero si me das la oportunidad...

— Declan, basta. No existe nada entre nosotros y jamás existirá— lo interrumpió ella— Mucho menos ahora que estoy con Spencer

Silencio.

Eso era todo lo que hubo alrededor en cuanto Juno hizo aquella confesión.

Declan parecía confundido y triste ante aquella declaración. Incluso dejó caer al suelo el ramo de flores junto con la bolsa de regalo. Estaba en una especie de shock y Juno pese a que se sentía un poco mal de verlo en ese estado, no cedió en su postura.

— ¡Juno, aquí estás!— exclamó la voz de García rompiendo el silencio— Le dije a Rossi que tu departamento estaba... ¿Qué está pasando? ¿Y él quién es?

Penélope y Rossi se pararon junto a Declan, quien ni siquiera parecía reaccionar a que había alguien mas junto a él.

Ambos sentían que estaban interrumpiendo un momento bastante tenso.

— Él fue mi amigo, pero ahora tiene que irse— respondió Juno

— ¿Por qué?— preguntó Declan mirando directamente los ojos de la castaña— ¿Por qué él y yo no? Di todo por...

— Deja de hacerte esto. He sido muy clara contigo todo el tiempo que llevamos de conocernos— interrumpió Juno— Ya deja de ponerme en esta clase de posiciones. Es obvio que tú jamás vas a aceptar el hecho de que no puedo verte como algo mas y no pretendo cambiar de opinión. Mucho menos ahora que estoy con alguien mas, así que por favor vete antes de que llame a la policía

— Creo que llegamos en mal momento— le susurró Penélope a Rossi— Sabía que debíamos detenernos a comprar los refrescos

— Si, parece que si— asintió su acompañante analizando toda la situación

— Declan, por favor vete— volvió a pedir la castaña— No hagamos esto más complicado y dramático de lo qur ya está siendo

— ¡No hasta que me digas que tiene él que no tuve yo!— reclamó Declan alzando la voz

— Hijo, creo que ella ya fue muy clara, así que te recomiendo le hagas caso— intervino ahora Rossi— No hagamos de esto una escena mas grande

— Por favor deja de buscarme. Lo nuestro jamás hubiera funcionado, cada quien tenía cosas diferentes en mente... tú buscabas algo que yo no y no era justo para ti estar detrás de mi cuando yo no pensaba ceder— habló Juno

— Y aún así aceptaste tener todas esas cosas con él— dijo Declan señalando a Spencer

— No fue algo que estuviera en mis planes. Simplemente se dio y ya— le contestó Juno— Yo no controlo lo que siento o con quien. Me enamoré de Spencer y no me pienso disculpar por eso

Me enamoré de Spencer.

Esas habían sido las palabras exactas de Juno, las cuales dejaron a quienes escuchaban con la boca abierta, incluso a la propia Juno, quien no podía creer lo que había admitido.

— ¿Estás enamorada de mi?— preguntó Spencer

Juno se quedó en silencio, como si quisiera intentar procesar lo que acababa de decir.

Por supuesto que por su cabeza ya había pasado la idea de estar enamorada del castaño, sin embargo le atemorizaba la idea de que aquel sentimiento no fuera correspondido, después de todo llevaban muy poco tiempo juntos y un enamoramiento ya era algo mucho mas intenso que una simple atracción.

— ¿Te enamoraste de él?— preguntó Declan al no escuchar respuesta por parte de Juno

— Si, lo estoy— asintió Juno con seguridad— Se que no es la manera correcta de decirlo por primera vez... pero es la verdad. Estoy enamorada de él y no me voy a disculpar por sentir lo que siento

La sonrisa en el rostro de Spencer era más que evidente y no podía ocultarlo. Su corazón latía a gran velocidad mientras sus ojos se iluminaban ante la afirmación que acababa de escuchar.

— En serio hijo, lo mejor es que te vayas— volvió a hablar Rossi— No sé que clase de relación tuvieras con Juno, pero es claro que ya quedó en el pasado y lo mejor que puedes hacer es respetar sus decisiones

En la mirada de Declan se podía notar la derrota y como su corazón parecía romperse lentamente. La mujer que tanto había amado durante los últimos años, estaba enamorada de alguien más.

Juno podía ver lo mucho que todo esto le estaba afectando a Declan y lamentaba que las cosas fueran así. Llevaba años conociendo al moreno y lo consideraba un excelente hombre, el tipo de cualquiera, sin embargo no era el hombre para ella.

— Lo que viene aquí es para Charlotte... me hubiera encantado poder conocerla— dijo Declan haciendo que Juno tomara la bolsa de regalo— No tienes que decirle que yo se lo mandé, dile que es un obsequio por parte de Santa...

— Adios Declan

•••

La cena de Navidad había sido todo un éxito. Todos habían quedado maravillados con las habilidades culinarias de Juno y Minerva, quienes sonreían cada que recibían un cumplido alargando la comida.

La noche estaba saliendo de maravilla, aún con todo el drama que fue la visita de Declan, Juno logró poner la mejor de sus sonrisas y fingir que nada había ocurrido.

Spencer aún se sentía maravillado por la confesión de Juno momentos atrás y aunque durante la cena estuvo demostrando su cariño de diferentes maneras, aún no había respondido completamente a la confesión de su novia, después todo era algo que quería hacer de manera un poco mas especial, así que esperaría al momento indicado.

El reloj ya marcaba las diez de la noche, por lo que Minerva llamó a todos para comenzar a entregar los obsequios que había debajo del árbol.

La primera en llegar corriendo fue Charlotte, quién con suma emoción jalaba a Emily y Spencer de las manos para hacer que se sentaran junto a ella.

— ¡Yo quiero empezar!— exclamó Charlotte emocionada— ¡Por favor!

— Está bien, hija. Pasa a entregar tus obsequios— asintió Juno sentándose junto a Spencer

— Yo quiero darle un regalo a la mejor mamá del mundo— sonreía Charlotte tomando una caja color rojo que había bajo el árbol— Y otro al papá que siempre quise tener. Mi papá Spencer

Todos aplaudieron y sonrieron ante la escena. La pareja se acercó hasta la niña y se sentaron en el suelo para aceptar sus obsequios y llenar de besos a la pequeña de cabellos castaños.

— Feliz navidad, mamá— dijo la niña besando la mejilla de Juno— Feliz navidad, papá

— Feliz navidad, Lottie— sonrió Spencer correspondiendo el abrazo que la niña le estaba dando

Zara se enternecio al ver como los tres se abrazaban con gran cariño. Aquella escena lo era todo para ella, después de todo era lo que siempre había querido para su mejor amiga.

Alguien que la amara y amara a Charlotte, que las hiciera felices, que les hiciera sentir toda esa alegría que se perdieron durante años por culpa de Austin.

— ¡Sonrían para la cámara!— exclamó Zara haciendo a los tres voltear

Los tres hicieron lo que Zara les pidió y posaron para la cámara instantánea de la morena, quien tomó dos fotos que mas adelante les entregaría a la pareja, siendo esa foto el objeto el ahora objeto mas preciado para Spencer.

— Juno— le dijo Spencer— Yo también estoy enamorado de ti

Juno sonrió.

Y es que gracias a esas palabras, un torrente de emociones inundó el cuerpo de Juno. La primera fue sin duda la alegría pura que se estaba apoderando de ella, haciéndola sentir como si flotara en una nube de felicidad. Su rostro se iluminó con una sonrisa radiante y sus ojos brillaron con una indescriptible felicidad.

La emoción recorrió cada fibra de su ser, provocando un cosquilleo eléctrico en su piel. Cada nervio de su cuerpo quedó atrapado en la ola de euforia y su corazón latía al ritmo de una melodía celestial.

La sorpresa y la alegría se entrelazaron mientras Juno asimilaba las palabras de Spencer. No podía creer que el hombre al que amaba con todo su ser estuviera correspondiendo sus sentimientos más profundos. Era un momento mágico, uno del que nunca se olvidaría.

Algunas lágrimas de gozo rodaron por las mejillas de Juno, mientras sentía su corazón llenarse de alegría. Se sentía como si un universo entero se hubiera abierto ante ella, lleno de posibilidades infinitas y promesas de un futuro juntos.

La castaña no quiso perder más tiempo y abrazó a Spencer con fuerza, dejando que todas las emociones positivas la envolvieran. En su abrazo, podía sentir la seguridad y el cariño, y la certeza de que estaban juntos en este viaje llamado vida.

— Te amo, Spencer— dijo antes de besar sus labios

— ¡Un aplauso para esta pareja que está enamorada!— exclamó Luna con emoción

•••

Ver a Charlotte emocionada por sus obsequios había sido el mejor regalo para Juno, quien no paraba de agradecerle a todos los invitados por ser tan buenas personas con su hija.

Durante varios años Juno se había cerrado no solo en un aspecto amoroso, si no también amistoso. No creaba grandes vínculos con nadie por el temor de que alguien pudiera herir a su pequeña. Incluso con Izzy y Luna, la amistad no se creo de manera inmediata, pasaron varios meses para que pudiera permitirse confiar en ellos.

Sin embargo ahora las cosas eran por completo diferentes. Se dio la oportunidad de abrir su corazón y no solo encontró el amor de Spencer, si no también la amistad de grandes personas a quienes jamás esperó conocer.

— Todo esto es lo que siempre quise para ti— le dijo Zara a Juno sentándose junto a él— Y se que en el fondo tu también lo deseabas

— ¿De que hablas?— preguntó Juno confundida

— Una gran familia

— Tú, Luna, Izzy y Minerva son mi familia...

— No digo que no sea así. Pero se que siempre deseaste que la familia fuera más grande— contestó Zara bebiendo de su copa— Siempre temiste que alguien pudiera herir a Charlotte y por eso te encargaste de darle todo el cariño que podría darle una madre, padre, incluso tíos o abuelos...

— Quiero que ella tenga la infancia que yo no pude tener... que en todo momento se sienta amada— sonrió Juno al ver a su hija jugar a las muñecas con JJ— Quiero que sea feliz

— Teniendote a ti como madre, estoy segura que siempre lo será— dijo Zara tomando la mano de su mejor amiga— No solo eres la mujer mas fuerte y la mejor amiga del mundo. Eres la mejor madre que existe en el universo

— No sería nada de esto si no fuera por el apoyo de tu madre y el tuyo... les debo todo lo que soy

— Eres mi hermana. Eso significa permanecer juntas en las buenas, en las malas y en las peores— decía Zara recargando su cabeza en el hombro de la castaña— Siempre fuiste una de mis mas grandes prioridades. Han pasado los años y eso no cambia

— Gracias por tanto— dijo Juno abrazando a su amiga

Y es que a lo largo de los años, Zara había demostrado ser mucho más que una simple amiga; había sido su refugio en los momentos más difíciles de su vida.

Y el claro ejemplo fue aquella noche en que Zara abrió las puertas de su hogar ante su desesperada situación. Juno no tenía un lugar a donde ir ya que Austin básicamente la había corrido del departamento por estar embarazada.

Aquella noche en donde Juno sintió tanto miedo y desesperación por bo saber que hacer o como sobrevivir a esa terrible noche de lluvia.

Para su buena fortuna, encontró consuelo al golpear a la puerta de la casa de Zara, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón agobiado por la incertidumbre.

Zara se preocupó tanto por Juno al verla en ese estado. Tan asustada, tan destruida... su corazón se rompió por la escena.

La morena era ese hombro en el que podía llorar, esa voz que siempre encontraba un mensaje motivador en cada situación, esa amiga que la impulsaba a creer en sí misma cuando las dudas amenazaban con arrastrarla y es que Zara estaba siempre ahí, irradiando orgullo y alegría genuina por Juno.

Con el tiempo, la castaña comprendió que el vínculo que tenía con Zara era lo mas fuerte y verdadero que había tenido en la vida. Todo había surgido desde aquellos primeros días en la escuela, cuando ambas compartían risas, secretos y aventuras. Pero ahora, esa amistad se había fortalecido aún más. Había sido puesta a prueba y se había mantenido firme, sobreviviendo a los desafíos de la vida y emergiendo aún más sólida.

Juno estaba segura de que Zara siempre sería una parte esencial de su vida. El amor y la gratitud que sentía hacia ella eran profundos e inquebrantables. Sabía que nunca podría compensar todo lo que Zara había hecho por ella, pero se comprometió a ser una amiga leal y siempre estar allí para apoyarla en sus propios momentos de necesidad.

En el corazón de Juno, Zara ocupaba un lugar especial. Era alguien a quien consideraba más que una amiga, una confidente y una hermana elegida. Sin importar lo que el futuro les deparara, Juno sabía que su amistad perduraría. Zara había dejado una huella imborrable en su vida y Juno siempre estaría agradecida por esa maravillosa amistad. 

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