027 || everything will be fine
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Chapter Twenty Seven
todo estará bien.
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JUNO NO SABÍA EXACTAMENTE CUANTO TIEMPO HABÍA PASADO DESDE el incidente con su ex pareja, mucho menos supo en que momento alguien le avisó a Zara y a Minerva lo que había pasado. Lo único que supo es que cuando ambas mujeres llegaron, las abrazó con fuerza mientras volvía a llorar.
No había comprendido cuánto las necesitaba hasta que estuvieron a su lado. Minerva acariciando su cabello con un gran cariño maternal y Zara acariciando sus manos mientras le repetía que siempre estaría ahí.
La escena fue un deja vu para Juno, quien al sentir todas esas muestras de afecto, al escuchar algunas palabras que le afirmaban que todo estaría bien... que nunca volvería estar sola, se remontó a las noches en donde su depresión apenas y le permitía abrir los ojos para el comienzo de un nuevo día.
Esas noches en donde Zara dejaba de lado todas sus tareas para ir a consolar a su mejor amiga, para darle palabras de aliento e incluso para hablarle al bebé que crecía en el interior de la castaña.
"— Hola pequeña, porque aunque tu madre se niegue a hacerme caso yo sé que eres una preciosa niña. Soy tu tía Zara y no sabes cuantas ganas tengo de conocerte— le decía la morena al vientre de su amiga— Aún ni naces y ya eres la niña mas querida de este mundo. Jamás te va a faltar nada, muchísimo menos cariño, porque tu mamá, tu abuela Minerva y yo te amamos con todo nuestro corazón"
Spencer había visto toda clase de familias en su trabajo, él incluso había encontrado una en los miembros de la UAC... sin embargo la que Juno había formado después de todo lo que tuvo que pasar, era una de las mas especiales que había visto.
No conocía casi nada de la vida de Zara y Minerva, solo sabía que eran madre e hija bastante unidas, mujeres que habían recibido con los brazos abiertos a Juno, quien había nacido en el seno de una familia que tal vez no sabía apreciarla y que mas adelante trato de encontrarla en alguien que terminó rompiéndola de muchas maneras.
Luna e Izzy eran un par de jóvenes que solo llegaron a la pastelería en busca de un trabajo y que ahora se habían vuelto parte del mundo de la ojiverde y de su hija.
Sabía que Juno había sufrido bastante en su vida, pero se alegraba de saber que había encontrado a las personas correctas para protegerla y apoyarla cuando ella mas lo necesitara.
— Llora todo lo que quieras, aquí vamos a estar para ti— decía Zara sin soltar a Juno— Siempre vamos a estar... recuerda que ya no estás sola
Zara y Juno probablemente no tenían la amistad que solían tener cuando iban en la escuela. Ya no hablaban todos los días y hacían todo juntas, incluso ambas pasaban mas tiempo con otras amistades que entre ellas mismas, sin embargo nada en su manera de quererse había cambiado.
Sus vidas habían cambiado y ahora tenían muchas mas responsabilidades, actividades diferentes que ocupan su tiempo, pero en el fondo seguían siendo las mismas amigas que se adoraban como hermanas.
Juno amaba a Zara y viceversa. Se apoyarían hasta en la situación mas complicada que pudiera presentarse, no existía nada que no pudieran hacer la una por la otra.
Pasaron algunos minutos y Juno parecía que ya se estaba tranquilizando. La lágrimas ya no salían de una manera tan intensa y su respiración ya comenzaba a ser mas pausada...
— Spence... lo siento, no me gusta... no me gusta que me vean así— se disculpaba Juno mientras limpiaba sus mejillas
— No tienes porque pedir ninguna disculpa. Lo único que importa es que ahora estés bien... ¿Necesitas algo?— preguntó Spencer
Juno luchaba por mantener la fachada de que ya estaba mejor y de que solo había sido el impacto del momento lo que la había hecho reaccionar de esa manera. Sin embargo, dentro de ella todo estaba demasiado alterado, como si hubiera alguna clase de tsunami de emociones en su interior.
— Estoy bien. Santo dios, ya es tarde. Charlotte... tengo que ir por ella a la escuela y no puedo dejar que me vea así— exclamó Juno al ver uno de los relojes que había en uno de los muros— Los clientes... que vergüenza con ellos...
— Izzy irá a recoger a Charlotte de la escuela y la llevará por un helado, así que no te preocupes por eso. Por lo clientes tampoco te preocupes, Luna se encargó de todo— habló Zara sin despegarse de la castaña— Ahora deja de fingir que todo está en orden y permítete ser vulnerable, permítete sentir todo lo que llevas años evadiendo... nadie te juzgará por eso
— No pasa... no pasa nada. Gracias por estar, de verdad gracias a todos... pero no voy a venirme abajo, no de nuevo y menos por alguien como él— negaba Juno sin darse cuenta que sus manos temblaban
Spencer notaba que Juno estaba por sufrir otro ataque de ansiedad, temía que este fuera uno mas intenso que había sufrido momentos atrás. Se lo hizo notar a Minerva, quien le susurró algo a su hija para que soltara a la castaña.
— Estoy bien... estoy bien, mi vida mejoró después de todo. Encontré una familia en todos ustedes, Charlotte es una niña preciosa... incluso volví a estar con alguien, no tengo motivos para estar mal... Austin es parte de mi pasado— repetía Juno sin poder mirar a nadie a los ojos— Solo fue la impresión de volver a verlo...
En el momento en que Spencer notó que Juno comenzaba a temblar y sus ojos se comenzaron a cristalizar, supo que algo estaba mal. Su mirada se encontró con la de ella, y en ese instante, captó el miedo y la angustia que la consumían. Sin dudarlo, se acercó rápidamente y la abrazó con firmeza.
— Juno, estoy aquí contigo— murmuró Spencer en su oído, con su voz suave y reconfortante.— Todo estará bien
La tomó en sus brazos, sosteniéndola con ternura mientras sentía el latido frenético de su corazón.
— Necesito que hagas algo por mi, ¿De acuerdo?— seguía diciendo Spencer— Respira conmigo. Vamos a superar esto juntos, estoy aquí, estoy aquí...
Los recuerdos del pasado de Juno se habían convertido en un torbellino emocional que desencadenó un nuevo ataque de ansiedad.
— El no puede lastimarte más. Estoy aquí para protegerte— decía Spencer acariciando la espalda de Juno con delicadeza mientras ella se aferraba a su pecho— Saca toda la frustración y el dolor que sientas, nosotros estaremos aquí...
Juno se aferraba a Spencer como si él fuera su soporte... sintiendo que si lo soltaba terminaría por completo derrumbada, todo con su cabeza apoyada en su pecho mientras las lágrimas seguían fluyendo. El castaño se mantuvo allí, sosteniéndola y dejando que se desahogara.
Sabía que no había palabras mágicas que pudieran borrar el dolor, pero esperaba que su presencia constante fuera un bálsamo para su alma herida.
— Mira a tu alrededor— sugirió Spencer con gentileza mientras seguía abrazándola— No estás sola. Estamos en un lugar seguro. Ese pasado doloroso no puede alcanzarte aquí... ya no estás en ese horrible lugar
Juno finalmente empezó a controlar su respiración, siguiendo el ritmo que Spencer le había marcado. Se esforzó por concentrarse en sus palabras y en el calor reconfortante de su abrazo. Poco a poco, el latido frenético de su corazón comenzó a disminuir y las lágrimas se fueron desvaneciendo.
Spencer esperó pacientemente hasta que sintió que Juno había recuperado cierta tranquilidad. A medida que su ansiedad disminuía, él se separó suavemente y le sostuvo el rostro entre sus manos, sus ojos encontrándose con los suyos.
— Lo sé, Juno. Sé lo difícil que es, pero también sé lo fuerte que eres. No existe mujer mas fuerte que tu. No tienes que enfrentarlo sola— decía Spencer mirando los ojos llenos de lágrimas de su novia— Ya no
Juno asintió con gratitud, sus ojos húmedos mirando profundamente a los de Spencer. Se dio cuenta de que estaba rodeada por su amor y apoyo incondicional. Aunque el pasado seguía acechando en las sombras, sabía que tenía a alguien a su lado dispuesto a caminar con ella en cada paso del camino.
Spencer le dedicó una sonrisa cálida y la abrazó de nuevo.
— Siempre estaré aquí para ti, Juno. No importa cuán oscuro parezca el camino, lo atravesaremos juntos, y juntos encontraremos la luz— sonrió Spencer besando su cabeza
Juno apretó su agarre en el abrazo y dejó escapar un suspiro tembloroso, sintiéndose agradecida por el hombre amoroso y comprensivo que tenía a su lado.
— Ahora quiero llorar yo por ver el amor tan bonito que existe entre ambos— habló Zara siendo abrazada por su madre— Cuando mi intención era presentarlos sabía que se iban a complementar, pero no esperaba esto... son perfectos el uno para el otro
— Ella es perfecta para mi. Yo me esfuerzo cada día en ser lo que ella merece— sonrió nuevamente el castaño, pero ahora besando la frente de su novia— ¿Te sientes mejor?
— Todo lo que necesito lo tengo aquí— decía Juno mirando a quienes la acompañaban
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El resto del día había sido algo complicado para Juno. Había intentado que el encuentro con Austin no le afectara, pero eso era algo inevitable y todos los que la rodeaban lo sabían, por lo que ese día Minerva dio la orden de que la pastelería cerrara antes para que todos estuvieran apoyando a Juno.
Zara por su parte pidió el día en el hospital para quedarse acompañando a su mejor amiga, quien aún parecía insistir en que todo estaría bien y que los demás no debían de frenar sus actividades por ella.
Pero eso no le importó en lo absoluto a Zara, quien incluso se encargó de entretener y distraer a Juno antes del cierre del local.
— ¿Estás mejor?— le preguntó Zara mientras limpiaban las mesas del exterior del local
— Si... bueno, mejor dentro de lo que podría ser mi reacción al reencuentro con mi ex pareja... pero quiero suponer que todo mejorará— decía Juno tratando de formar una sonrisa— Me ayudó tenerlos cerca... gracias por siempre estar
— En las buenas, en las malas y en las peores. Eres mas que mi mejor amiga y siempre iré a ti cuando lo necesites, sin importar absolutamente nada— le sonrió Zara— Y también me dio gusto ver que ya no solo nos tienes a nosotros para apoyarte... estás en buenas manos
— ¿Lo dices por Spencer?
— Sabes que si. La manera en la que pudo calmarte y la manera en la que tú reaccionabas a sus palabras... jamás te había visto así con nadie— decía la morena— Encontraste a alguien perfecto para ti
— Si, eso creo— sonrió Juno volteando al interior de la pastelería en donde vio a Spencer realizar un truco de magia para Charlotte— Se que llevo muy poco tiempo con él y no quiero verme intensa o algo por el estilo... pero con él estoy sintiendo cosas que antes parecían por completo irreales
Zara sonrió al ver a su amiga mirar a Spencer. Ella la conocía mejor que cualquier otra persona, la había visto en sus mejores y peores momentos, crecieron juntas... claro que sabía la cantidad de cosas tan terribles por las que su amiga había pasado y solo deseaba que la vida comenzara a sonreírle.
Cosa que tal parecía se había cumplido en el momento en el cual Spencer Reid apareció en la vida de su amiga.
— Bueno, esto ya quedó listo. Le diré a Izzy que puede comenzar a meter las mesas— exclamó Zara— Vaya que fue buena idea el instalar esto aquí afuera, atrae mas clientes
— Hace mas tardado el cierre, pero funcionaron bastante bien— asintió Juno— En fin, si necesitas algo mas me avisas. Iré a ver si Charlotte ya guardó todas sus cosas
Juno entró de nueva cuenta al local y se encontró con su hija jugando con un par de sus mulecas en compañía de Spencer.
No pudo evitar sonreír ante tal escena. Jamás esperó que Spencer se volviera una persona tan cercana y mucho menos que su hija se sintiera tan cómoda con su compañía.
Ambos jugaban y reían como si se conocieran de toda la vida. Él la miraba con demasiado cariño... justo como el padre de Juno solía mirarla antes de que su madre falleciera.
Charlotte alzó una de las muñecas y le habló con una voz dulce y juguetona. Spencer respondió con una voz más grave, imitando el tono de la muñeca y haciéndola reír a carcajadas. El corazón de Juno se llenó de calidez al ver la complicidad entre ambos. Era evidente que Spencer no solo adoraba a Charlotte, sino que también parecía que él se estaba tomando muy en serio eso de ser una figura paterna para la niña.
Algunas pocas lágrimas rodaron por las mejillas de Juno mientras seguía observando. Era una mezcla de emociones: la alegría de ver a su hija tan feliz, la gratitud por haber encontrado a alguien como Spencer, y también una pizca de nostalgia por los momentos especiales que había compartido con su propio padre muchos años atrás.
En ese momento, Charlotte miró hacia la puerta y notó la presencia de su madre. Su rostro se iluminó con una bella sonrisa resplandeciente y levantó los brazos en señal de que la quería cerca. Juno entró por completo al local, con pasos suaves y se sentó junto a su hija y Spencer. Charlotte se acomodó en su regazo, y Spencer se inclinó para darle un beso en la frente.
—¿Qué estaban haciendo aquí?— preguntó Juno, sintiendo que su corazón estaba a punto de desbordarse de amor.
—¡Estábamos jugando a que éramos princesas, mamá!— exclamó Charlotte emocionada, abrazando una de las muñecas en sus brazos— Yo era la princesa pastelera, justo como tú mami
Spencer asintió con una sonrisa y agregó.
—Sí, y esta señorita aquí ha sido la mejor compañera de juego. Además sus pasteles son los mas deliciosos que he probado en mi vida
— ¿Mejores que los míos?— preguntó Juno juguetonamente
— Lo siento, pero Charlotte es una increíble repostera— volvió a sonreír Spencer
Juno asintió con una sonrisa, mirando alternativamente a su hija y a Spencer. Zara tenía razón, Spencer era el indicado para ella.
Y es que en él había encontrado una nueva oportunidad para sanar viejas heridas y construir un futuro lleno de amor y felicidad para su familia.
Charlotte y Spencer eran un recordatorio constante de que el amor podía crecer y florecer de formas inesperadas, y que los lazos que unían a las personas podían ser tan fuertes como los lazos de sangre.
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