025 || he came back

═════════════════════════
Chapter Twenty Five
él volvió

═════════════════════════

LOS CONOCIMIENTOS DE JUNO EN
ENFERMERÍA fueron justo lo que Spencer necesitó después de salir del hospital. La castaña se había ofrecido a cuidarlo durante los primeros días y aunque Spencer se negó para no ser una molestia, ella insistió y terminó cediendo su habitación para poder mantenerlo vigilado.

Y es que aunque Juno no podía pasar el día entero en el departamento puesto que tenía que ir a trabajar, trataba de darle todo el apoyo necesario a su novio.

Minerva y Zara no habían tenido problemas en dejarlo quedarse, incluso se alegraron cuando Juno habló con ellas para explicarles toda la situación. Podía decirse que hasta saltaron de alegría cuando supieron que ambos ya eran una pareja.

Juno estaba mas que feliz y eso era algo que todos los que la rodeaban lo notaron. Podían ver un brillo en toda ella que antes parecía no estar, veían como incluso sus sonrisas parecían transmitir algo nuevo.

Y es que la única persona en todo el grupo de amigos de Juno que la había visto enamorada en el pasado era Zara, e incluso ella ahora podía decir que la Juno que estaba viendo en esos momentos era una por completo diferente a lo que ella conocía.

Spencer le hacía tanto bien a Juno y viceversa.

Nada parecía poder afectar esa bella historia que apenas comenzaba. Eran ambos completamente encantados el uno por el otro, suspirando de amor cada que sus miradas se encontraban, sintiendo los latidos de sus corazones acelerarse cada que se abrazaban.

Ya habían pasado dos semanas desde el accidente de Spencer y el castaño ya se sentía un tanto aburrido de pasar sus días encerrado en el departamento.

Algunas veces salía en compañía de Juno para ir a su casa y tomar algo de ropa o libros para entretenerse, pero era todo y ya se estaba aburriendo.

Fue por eso que ese día le insistió a Juno que lo dejara acompañarla en su día laboral. Tal vez no podría hornear como ella o Luna, pero podría atender clientes o aprender todo lo que Juno hacía en el lugar.

Incluso podría entretener a Charlotte después de que la recogieran de la escuela.

Lo único que Spencer quería era ya no permanecer encerrado releyendo los mismos libros una y otra vez.

— Ni se te vaya a ocurrir hacer tareas pesadas. Irás solo porque ya te aburriste de estar aquí y porque nos haremos compañía— advirtió Juno antes de arrancar el auto— Y Charlotte, cuando regreses de la escuela no quiero que te pongas a jugar algo que requiera mucho esfuerzo con Spencer. ¿De acuerdo?

— Si mamá— asintió la niña colocando su cinturón de seguridad

— ¿Spencer?— preguntó Juno mirando el asiento del copiloto

— Lo prometo— asintió Spencer

Juno arrancó el auto y condujo en dirección al colegio de su hija. No estaba muy acostumbrada a usar el auto en las mañanas, sin embargo ya que Spencer la acompañaba, el metro no sería la mejor de las ideas.

Spencer veía atraves de la ventana como el día de cientos de personas ya había comenzado. Muchos corrían, otros comían en puestos callejeros, algunos otros solo caminaban con calma.

El sonido de una melodía había hecho que Spencer volteara su mirada. Juno había encendido el radio y comenzó a cantar en tono bajo aquella canción que el castaño aún no reconocía, pero que viniendo de la voz de la mujer por la que sus ojos brillaban, parecía haberse vuelto su tonada favorita.

We were both young when I first saw you, i close my eyes and the flashback starts

I'm standing there, on a balcony in summer air

El ritmo de la canción se deslizaba por el aire, pero lo que realmente cautivaba a Spencer era la manera en que ella entrelazaba su voz con cada nota. La suavidad de su canto se mezclaba con la dulzura de su sonrisa, formando una melodía única y encantadora.

Mientras observaba a Juno, Spencer se perdía en la emoción que emanaba de su interior. Sus ojos brillaban con un amor desbordante, su corazón latía al ritmo de su voz. Parecía que el mundo se desvanecía a su alrededor, dejando solo a ellos dos y su conexión especial.

Cada palabra que ella pronunciaba se volvía poesía en los oídos de Spencer. La forma en que su voz fluía con gracia y armonía llenaba su alma de una ternura indescriptible. No había nada que pudiera compararse a la pureza y calidez que transmitía esa voz.

Spencer no podía evitar sentirse afortunado de tenerla a su lado. Juno era como su su musa, su compañera, la mujer que lograba acelerar sus latidos a niveles que no parecían ser reales.

Y es que el estar junto a Juno era como un sueño para él, un maravilloso sueño del que jamás desearía despetar.

Mientras el camino se extendía frente a ellos, Spencer permanecía en silencio, absorto en el espectáculo que ella le brindaba. Sus ojos se paseaban por su rostro, capturando cada gesto y expresión, cada cambio en su voz que eliminaba cualquier duda que pudiera haber en su mente.

En ese momento, Spencer supo que estaba en el lugar correcto, en el tiempo correcto. Apreciaba cada instante que pasaba junto a ella y cómo su voz tenía el poder de elevarlo a un estado de pura felicidad.

Mientras Juno continuaba cantando, Spencer sintió que el mundo exterior desaparecía por completo. Solo existían ellos dos, compartiendo una conexión visceral y profunda que solo se fortalecía con cada nota que ella entonaba. Estaba encantado de su voz y de todo lo que ella hacía sentir en lo más profundo de su ser.

Spencer sonrió, feliz en su silencio y maravillado por la magia que se tejía a su alrededor. No tardó mucho en saber que nunca dejaría de admirar la  voz de la castaña y que siempre estaría allí para escucharla, porque para él, su voz era el sonido más hermoso en el mundo entero.

•••

Esa mañana Juno había sido la encargada de abrir la pastelería, ya que Luna se encontraba en época de exámenes, por lo que había cambiado sus horarios en el local para llegar un poco mas tarde e incluso en ocasiones ser ella quien cerraba.

Spencer y Juno estaban a solas en el lugar. Poca afluencia de clientes, por lo que tenían el tiempo de conversar y seguir en ese proceso de continuar conociéndose.

— ¿Y cómo fue que terminaste trabajando aquí?— le preguntó Spencer

— Cuando Minerva y Zara me abrieron las puertas de su casa después de mi embarazo sabía que necesitaba trabajar, pero también quería terminar mis estudios... Minerva sabía que el trabajo que tenía en esos momentos no me iba a dar los ingresos suficientes para mantenerme y a mi bebé, entonces me ofreció el trabajo— explicaba Juno mientras limpiaba una de las cafeteras— Al principio trabajaba solo medio tiempo, Zara me enseñó todo lo que sabía y poco a poco me fui enamorando de la repostería. Como te lo dije hace un tiempo decidí no ejercer como enfermera para poder pasar todo el tiempo que me fuera posible con Charlotte...

— Y por eso terminaste dedicándote por completo a atender aquí...

— Exactamente. Minerva ya no quería trabajar tanto, quería descansar, viajar y disfrutar el fruto de su trabajo, Zara si quiso ejercer como enfermera. Alguien tenía que hacerse cargo del lugar, me lo ofrecieron y acepté sin dudarlo— decía Juno— La repostería se volvió parte de esas cosas que me hacen muy feliz y el obtener este trabajo realmente me ayudó mas de lo que podrías imaginarte. No solo encontré una manera de pasar mas tiempo con mi hija, también logré encontrar grandes amistades

— ¿Izzy y Luna?

— Si, realmente se volvieron parte de mi pequeña familia— sonrió Juno al recordar a sus amigos— A Luna la contratamos hace unos años. Ella iba comenzando sus estudios y necesitaba ingresos extras. Actualmente ya terminó la universidad, pero está en busca de su maestría y todas esas cosas. Izzy es un músico que llegó hace un tiempo a pedir permiso para tocar algo de música para los clientes, sus visitas solían ser esporádicas, pero al final decidimos contratarlo para que pusiera un poco de ambiente en el lugar durante las tardes

— Me gusta escucharte tan feliz. Ya sea por lo feliz que te hace tu trabajo, tus amigos, tu hija... es verdadera gratificante el poder ver todo lo que has logrado pese a los tropiezos del camino

— También para mi es increíble ver todo lo que logrado. Tengo a mi pequeña familia, un trabajo que amo, un lugar digno para vivir... y ahora te tengo a ti

Juno se acercó al lugar donde Spencer se encontraba sentado y tomó sus mejillas con delicadeza. Ahora ella se veía mas alta que él, por lo que Spencer aprovechó eso para abrazarla por la cintura y colocar su cabeza sobre su pecho para poder escuchar sus latidos.

La castaña acariciaba los cabellos color chocolate del hombre que la volvía loca. Disfrutaba esa cercanía y eso era un poco diferente para ella, ya que no era una persona que estuviera normalmente cómoda con el contacto físico.

Sin embargo con Spencer eso era diferente. Disfrutaba cada roce de manos, cada beso, cada abrazo, cada respiración mezclada debido a la cercanía...

— El afortunado de tenerte soy yo. Bueno, de tenerlas en realidad— dijo Spencer levantando la mirada— Charlotte y tú son mas de lo que en algún momento pude llegar a imaginar... Son maravillosas

El corazón de Juno dio un vuelco.

Sin duda Spencer era todo lo que tanto había querido en la vida. Amoroso, respetuoso, inteligente, divertido, valiente... pero sobre todo, quería a Charlotte y ella lo quería a él.

— Los tres somos afortunados de tenernos— sonrió Juno perdiéndose en los ojos cafés del hombre frente a ella

Juno se acercó hasta su rostro y terminó toda la distancia que había entre ambos. Tenía esa necesidad de demostrar todo lo que sentía con la mayor cantidad de besos que fuera posible, con todos los abrazos o roces de manos que pudieran permitirse.

Y aunque esto era un tanto nuevo para Juno, no le molestaba...

Porque tal vez así era realmente como debía de sentirse el amor y el querer a alguien con la intensidad con la que Juno comenzaba a querer a Spencer.

— ¡Por las chanclitas del niñito Jesús!— exclamó una voz cargada de sorpresa que hizo que ambos se separaran— ¡No puedo creerlo!

— ¿Luna?— preguntó Juno confundida— Creí que hoy tenías exámenes

— Me cancelaron el de hoy porque mi profesora está en el hospital... pero eso no importa ahora— dijo la pelirroja acercándose hasta el mostrador— ¡Yo sabía que había algo entre ustedes!

— Luna por dios...

— ¡Y se lo dije a Izzy!— siguió diciendo la chica con emoción— Ese brillo en tu mirada y la manera en la que sonreías cada que llegaba... eso lo decía todo. ¿Ya son novios? Díganme que si. ¿¡Y si me adoptan!? ¡Es que son preciosos juntos!

— Luna, cálmate— rio Juno acercándose a su amiga— ¿Cuánta cafeína bebiste antes de ir a la escuela?

— Mas de la que quieres saber. Pero deja de cambiarme el tema y contéstame lo que te pregunté— dijo Luna sonriendo— ¿Ya son pareja?

— Si, si lo somos— asintió Juno estirando su mano para que Spencer pudiera acariciarla

— ¡Por fin, mi querida Juno encontró a alguien que realmente la merece y que la hace feliz!— celebró Luna abrazando efusivamente a la castaña— No sabes lo feliz que estoy por ti, mereces las cosas mas bonitas del mundo y me emociona que comenzaras a encontrarlas

Juno sonreía durante la celebración de la pelirroja. Le gustaba saber que sus amistades mas importantes celebraban esas cosas que para muchos eran algo pequeño, pero que al parecer para quienes la querían era todo.

— Spencer. Yo se que eres un policía y que el que maneja un arma eres tú, pero quiero informarte que eso no me va a importar si le haces daño a Juno o a Charlotte— sentenció Luna mirando al hombre frente a ella— Te juro que si eso llega a pasar, acabaré contigo...

— Jamás podría hacer algo que pudiera herir a ninguna de las dos— le sonrió Spencer a Juno— Te doy mi palabra

— ¡Ay, que emoción que por fin estén juntos!— volvió a celebrar Luna— ¿Pero saben que me da mas felicidad? Que ahora Izzy me debe cinco dólares

— ¿Por?— preguntó Juno aún riendo

— Aposté con Izzy que Spencer y tú se hacían pareja antes de las fiestas navideñas— sonrió Luna victoriosa— Él creía que ocurriría ese día o en año nuevo. Gané, gracias por eso.

— ¿Se pusieron a hacer apuestas sobre mi vida amorosa?— reía Juno

— Tuvimos algunas horas muertas. Teníamos que encontrar una manera de no aburrirnos— dijo Luna alzando los hombros— Pero ya en serio, me alegro mucho por los dos y... ¿Por qué tenemos unas muletas detrás del mostrador?

Juno adoraba a Luna y sabía que tenía muchas cualidades como persona. Era alguien bastante entregada, leal, inteligente y fuerte. Sin embargo también tenía sus defectos y uno de ellos era lo distraída que podía llegar a ser.

— Juno, ¿Volviste a caerte mientras salías a tirar la basura?— cuestionó Luna— Ya habíamos comprobado que las caricaturas no mentían y que realmente te puedes resbalar con una cáscara de plátano

— ¿Te resbalaste con una cáscara de plátano?— preguntó Spencer con una sonrisa

— Iba un poco adormilada ese día, no me juzgues— negó Juno entre risas— Pero no, no me volví a caer. Ni siquiera son mías, son de Spencer

— Oh, vaya. ¿Está todo bien?— preguntó Luna con un poco de preocupación— ¿Te caíste?

— Un balazo en la rodilla. Pero ya estoy mejor— respondió Spencer un tanto indiferente, pero dejando a Luna un poco impresionada— Nada de que preocuparse. Tuve a una buena enfermera que me cuidó

Spencer miró a Juno con una gran sonrisa para después recargar su cabeza de nueva cuenta en el torso de la castaña, quien de inmediato comenzó a acariciar su cabello.

— Ayy, son verdaderamente adorables. Yo quiero que me adopten, seré una buena hermana mayor para Charlotte, se los prometo— decía Luna enternecida

— Lo pensaré— dijo Juno— Pero en lo que sucede, comencemos a trabajar. Vi en la libreta de ordenes que tienes un pedido personalizado. Tres cajas con 50 galletas

— Si mi capitana— respondió Luna saludando como si fuera del ejército— En efecto. El señor Matthews viene hoy a las 12:30 por su pedido

Matthews...

Juno sabía lo común que era aquel apellido, pero no podía evitar sentir algo (aunque no precisamente algo bueno) cada que lo escuchaba y sus memorias la hacían pensar en aquel hombre que rompió su corazón años atrás.

— ¿Necesitas apoyo en algo?— le preguntó Spencer a la pelirroja— Juno no me va a dejar hacer grandes actividades, pero podría ayudarte a empacar o algo

— Puedes ayudarme haciendo el conteo de las galletas, aunque eso suena un poco aburrido— pensaba Luna— ¿Te parecería aprender a decorar galletas? Me faltan algunas para ya acabar de empacar

— Me encantaría— sonrió Spencer extendiendo sus brazos para tomar sus muletas— Te sigo

— Ven es de este lado. Te prestaré una red para tu cabello y un delantal— dijo Luna

•••

El local ya se encontraba con mucha mas de afluencia de gente. Incluso Izzy ya había llegado a trabajar y se encontraba tocando su guitarra para amenizar la espera.

Luna y Juno atendían a todos los clientes que llegaban mientras Spencer se encargaba de terminar de empacar las galletas.

Juno muchas veces se sorprendía por la cantidad de personas que llegaban a aparecer en el local y ese día en particular toda la gente que esperaba ser atendida la sorprendió a grandes niveles.

La fila de espera salía del local y las chicas trataban de trabajar lo más rápido que podían. Corrían de un lado a otro preparando cafés, cortando rebanas de pastel, revisando los pasteles que había en el horno, cobrando, verdaderamente se encontraban con un día pesado.

— ¡Juno, nos quedamos sin parques de moras y chocolate!— exclamó Luna mientras cobraba un pedido

— Yo saqué unos del horno hace unos cinco minutos, iré por ellos. Solo dame un momento— dijo Juno entregando el pedido al cliente frente a ella— Muchas gracias por su compra y vuelva pronto

El hombre frente a ella le sonrió, deposito unos cuantos billetes en la caja de propinas y se alejo.

Juno aprovechó eso para tomar la canasta transportadora de los panques e ir a la parte trasera del local para volver a colocar los postres en exhibición.

— Wow, de verdad que hoy tienes demasiado trabajo— le dijo Spencer a Juno— ¿No quieres que salga a ayudarte en algo? Soy bueno con los números y puedo cobrar mientras Luna y tú hacen los pedidos

— Eso sería increíble y nos ayudaría bastante— sonrió Juno mientras colocaba los panques en la canasta— Necesitamos ir mas rápido porque no tardo en salir por Charlotte y no quiero dejar a Luna sola

— Solo necesito ver la tabla con todos sus precios y productos para que pueda memorizarlos— pidió Spencer cerrando la última de las cajas de galletas

— Son demasiados, no creo que... espera, memoria eidetica y 20,000 palabras por minuto, cierto— recordó Juno mirando a su alrededor en busca de un menú— Ten, es esta. Ve con Luna y dile que te harás cargo de la caja. Toma el banquito alto para que puedas permanecer sentado y no te lastimes mas

— Bien, dame solo unos segundos...— decía Spencer mientras leía con velocidad— Listo. Si necesitas algo mas, me avisas

— Gracias Spence— sonrió Juno— Me salvaste la vida, otra vez

— Y lo haría todas las veces que sea necesario— sonrió Spencer antes de comenzar a alejarse

Juno adoró el apoyo por parte de Spencer. El llevarlo ese día a la pastelería había salido bastante bien y agradecía el apoyo que su novio estaba brindando para atender a los clientes que afuera esperaban ansiosamente sus pedidos.

— ¡Juno, trae por favor las cajas de galletas con el pedido!— gritó Luna desde la parte de enfrente de la pastelería— ¡El señor Matthews está aquí!

Juno volteó y vio las cajas que Spencer había estado empacando momentos atrás, las colocó una encima de la otra como si de una torre se tratara y se dispuso a llevarlas.

Caminó con cuidado para evitar tropezar o que un accidente ocurriera, mirando siempre para abajo...

Si tan solo hubiera volteado al frente tal vez la impresión no hubiera tan grande.

La castaña colocó las galletas sobre la barra de entregas, lo que la hizo levantar la mirada y toparse con una de las sorpresas mas grandes y desagradables de su vida.

— ¿Juno?— preguntó el hombre con una sonrisa

Juno sintió como la sangre de su cuerpo se heló. Tuvo que recargarse en la barra para no desvanecerse en ese mismo instante. Su corazón le saltó en el pecho al darse cuenta de quién era el destinatario del pedido.

No podía creerlo.. era él.

Austin Matthews, el padre de su hija, el hombre que las había abandonado y corrido del hogar que alguna vez compartieron.

— Esto tiene que ser una jodida broma— maldijo Juno entre dientes— Esto no puede estar pasando... no por favor

para mi amada luna:
feliz vida a mi inspiración para la creación de una de las amistades mas bonitas de mis historias.

te amo con cada parte de mi corazón y aunque tu cumpleaños fue hace dos días, sabes lo mucho que disfruto celebrar tu vida.

eres un ser humano maravilloso y siempre serás mi sol favorito.

chaoticwitchee_ nunca me faltes.

K. 🦋

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top