002 || the night we talked

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Chapter Two
la noche donde hablamos

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FALTABAN SOLO DIEZ MINUTOS PARA QUE LA pastelería pudiera cerrar, por lo que Juno le pidió a su hija que comenzara a recoger todas las cosas que tenía en la parte trasera del local, en donde tenía su espacio para jugar y hacer tareas.

Zara estaba próxima a llegar para llevarse a Charlotte a casa, ya que Juno tenía un compromiso del que no había querido hablar con nadie.

Juno comenzó a hacer las cuentas de la venta del día, contaba el dinero para asegurarse que no hubiera un faltante, contaba y anotaba la cantidad de pasteles que permanecerían en refrigeración durante una noche mas. Todo parecía estar en orden por lo que se dirigió a la puerta para cambiar el letrero de la puerta a "cerrado".

Fue cuando una figura de cabellos castaños llegó apresurado a la puerta de cristal. Juno usualmente se enojaría un poco ante la idea de que un cliente llegara de última hora, ya que estos usualmente, solían pedir cosas que necesitaban mucho tiempo para prepararse y eso hacía que su hora de salida se retrasara.

Sin embargo en esta ocasión, Juno solo pudo sonreír al ver que quien estaba llegando era aquel cliente que había visitado la pastelería una semana atrás y que le había generado demasiado interés.

— Lamento llegar tan tarde, había demasiada gente en el metro. ¿Aún tienes servicio?— preguntó el chico tratando de recuperar el aliento, era como si hubiera llegado corriendo

— Estaba por cerrar, pero supongo que puedo atenderte ya que parece que venias corriendo para alcanzar a llegar— dijo Juno abriendo por completo la puerta para darle acceso— ¿En que puedo servirte?

— Un doble espresso mediano y... pues no sé si vendas pastel por rebanadas

— Si, pero no me quedan muchos sabores. Creo quedaba tres leches, flan imposible y durazno— decía Juno mientras caminaba de regreso al mostrador para ver que había sobrado del día— El de chocolate que te vendí la última vez que estuviste aquí, se nos terminó desde la tarde. Es de los que mas suele venderse

— Fue un muy buen pastel. Mi amiga quedó encantada, gracias por la sugerencia— sonrió él— Creo que hoy probaré una rebanada de tres leches

— Me alegra escuchar eso, siempre es grato saber que mis clientes disfrutan lo que hago— sonrió Juno de vuelta mientras preparaba el café— Y no es porque yo haga la mayoría de los pasteles o porque sean mis recetas, pero yo creo que el de tres leches te va a gustar aún más. Es realmente delicioso

— Confío en que así será

El chico se quedó en silencio después de eso, al igual que Juno. Pero aún así no se sintió nada incómodo, era de alguna manera un silencio agradable. Mientras la chica preparaba la orden, él se dedicó a observar los detalles del local.

Las paredes estaban pintadas en un tono violeta, había pequeñas repisas en donde descansaban diferentes tipos de flores, una de las paredes estaba decorada con lianas sintéticas, algunos cuadros con bonitos paisajes de diferentes partes del mundo.

— Mami, mami, mira lo que te hice— exclamó una pequeña de cabellos castaños corriendo hasta la chica detrás del mostrador— Oh, buenas noches señor

— Buenas noches— sonrió el chico con dulzura

— ¡Wow! ¿De verdad lo hiciste tú o es alguna impresión de una obra de arte? Mi pequeña, eres muy muy talentosa— sonrió Juno aceptando el dibujo que su hija le había hecho— Lo pegaré con el resto en cuanto termine de atender a nuestro cliente

— ¿Si te gustó?— preguntaba la niña con emoción— Somos tú, yo, la tía Zara, la tía Luna, el tío Izzy con guitarra, la abuela Minerva con Venus

Con esas palabras, el chico observó que en una de las paredes habían varios dibujos pegados. En casi todos salían una niña, una mujer castaña sosteniendo su mano, una mujer mayor y otra morena que sostenía un gato negro.

Todos los dibujos mostraban lo que a los ojos del chico parecía ser la familia de la bella chica que atendía la pastelería.

— Es perfecto cariño, como todo los bonitos dibujos que sueles hacerme. Muchas gracias— decía diciendo Juno con una gran sonrisa en su rostro— ¿Ya terminaste de guardar tus cosas? ¿No? Bueno, entonces ve atrás en lo que termino de atender al cliente y de pegar tu obra de arte

La niña asintió con una gran sonrisa, se despidió del castaño con un movimiento de mano y se dirigió a la parte trasera del local.

Juno sonrió una última vez viendo el dibujo que su hija le había entregado, lo dejó a un lado para evitar que se manchara y continuó preparando el cafe del chico frente a ella.

— Aquí tiene su café y...

Un fuerte golpe, seguido por el llanto de la niña y un grito, se escuchó en la parte trasera de la pastelería, cosa que hizo que Juno se espantara y saliera corriendo para averiguar que había ocurrido. El chico también se había preocupado por lo que se apresuró para sacar su arma y poner a Juno detrás de él para protegerla en caso de que alguien se hubiera metido para robar.

— ¿¡Pero que...!?— intentó preguntar Juno alarmada por el arma

— Tranquila, no te preocupes. Soy agente del FBI— exclamó él mostrando su placa— Y mi nombre es Spencer Reid, no voy a hacerte daño, solo quiero asegurarme que todo esté en orden y que nadie se intentara meter a robar o a hacerles daño

— Mi hija...

— Lo sé, vamos en silencio y protegeré a tu hija si es que se encuentra en peligro— dijo Spencer tratando de calmar a la chica

Ambos entraron en silencio, las luces ya se encontraban apagadas, cosa que preocupó aún más a Juno, ya que claramente debían estar encendidas.

Spencer le hizo una seña a la chica para que tratara de encender las luces, sin embargo estas no parecían funcionar por mucho que lo intentase. Juno asumía que los focos de la lampara se habían fundido ya que el resto de la pastelería aún se encontraba con luz

— ¡FBI!— habló Spencer levantando su arma

— ¡Mami, ayúdame!— gritó la niña— ¡Unas cajas me cayeron en el pie y ahora me duelen!

Juno soltó todo el aire que había mantenido en sus pulmones, todo había sido un accidente por lo que sacó su celular de su bolsillo para encender la linterna que venía incluida. Fue cuando pudo ver a su pequeña en el suelo junto con unas cuantas cajas a su alrededor.

La niña de cabellos castaños extendió sus brazos en dirección a su madre en busca de consuelo.

Spencer guardó su arma mientras veía enternecido la imagen frente a él.

— ¿Qué le pasó a la luz?— le preguntó Juno a su hija

— Creo... creo que ya no sirven. Venía caminando para terminar de guardar mis cosas y...la luz se apagó, me tropecé con las cajas— lloraba la niña mientras abrazaba fuertemente a su mamá— Mami, me duele mucho mi pie

— Cariño, te voy a levantar para revisarte. ¿Está bien?— preguntó Juno, sin embargo la niña no respondía y aún seguía llorando

Spencer al ver la situación de agachó para quedar a la altura de ambas castañas. De su bolsillo sacó una moneda, logró captar la atención de la mas pequeña en cuanto le explicó que le haría un pequeño truco de magia, cosa a la que ella asintió emocionada. Fue que con un movimiento rápido de manos logró que la moneda desapareciera de la vista de la niña, quien llena de emoción pedía que el truco se repitiera.

— Lo volveré a hacer, pero tienes que dejar que tu mamá te revise para descartar cualquier daño en tu pie. ¿De acuerdo?— preguntó Spencer, recibiendo un asentimiento por parte de la niña

Juno le agradeció con una sonrisa, levantó a la pequeña y la colocó sobre una de las sillas. Spencer por su lado levantó el celular del suelo para mantener alumbrado el camino de Juno y evitar que ella también llegara a tropezar. La castaña decidió sacar dos de los focos que había en uno de los cajones del mueble junto a su hija, debía cambiar aquellos que se encontraban fundidos, pero sería algo que haría en cuanto se asegurara que su hija no había sufrido daño alguno.

Después de un par de minutos en donde Juno revisó el pie y tobillo de su hija, llegó a la conclusión de que solo había sido el dolor del golpe contra la caja o de la caída, pero que fuera de eso, todo estaba bien, por lo que después de darle un beso en la frente a su pequeña, tomó un banco para subirse y poder cambiar los focos.

Para cuando la luz volvió, Spencer ayudó a Juno a volver a acomodar todo en su sitio, cosa que ella agradeció.

— Mamá, ¿Qué es el FBI?— preguntó la niña— Él lo gritó cuando entraron, pero no sé lo que significa

— El FBI es un grupo de personas que nos encargamos de proteger a las personas y que capturan a la gente que le hace daño a otros— explicó Spencer con delicadeza

— ¡Entonces yo quiero ser del FBI para protegerte siempre!— sonrió la niña mirando a su mamá

— Eso ya lo veremos. Lo decidirás cuando seas mayor— rio Juno— Charlotte, despídete de Spencer y termina de guardar tus cosas en cuanto te deje de doler el tobillo, tu tía Zara no tarda en venir por ti

— Pero él prometió hacer de nuevo el truco de magia para desaparecer la moneda—  exclamó la niña con tristeza

— Charlotte, ya es tarde y es probable que él tenga cosas que hacer o esté cansado y quiera dormir. Además, como te dije, tu tía Zara no tarda en venir por ti— habló Juno acariciando el cabello de la niña— Así que dale las buenas noches

— Está bien, buenas noches señor Spencer— dijo la niña dulcemente— Gracias por mostrarme el truco, espero que pronto pueda volver para volver a verlo

— Buenas noches Charlotte— se despidió el castaño— Y cuenta con que volveré a venir para volver a enseñarte el truco, por supuesto, solo si tu mamá está de acuerdo

Juno le sonrió a ambos mientras asentía ligeramente para luego regresar al frente de la tienda, Spencer la siguió, no sin antes mover la mano ligeramente para despedirse de la niña que ya se había vuelto a poner de pie para comenzar a guardar sus cosas en una mochila en forma de catarina.

En cuanto volvió detrás del mostrador, Juno volvió a tomar el vaso de café para escribirle un bonito mensaje de agradecimiento por su ayuda. Para cuando terminó, sacó la rebanada de pastel del exhibidor para colocarla en un desechable de color hueso, tomó un par de servilletas y una cuchara de plástico.

— Muchas gracias por tu ayuda—sonrió Juno entregándole el pedido al castaño— Aunque no fuera algo del todo grave, me hizo sentir aliviada el saber que protegerías a mi pequeña

— No fue nada, me alegro que tu hija está bien y que solo fuera el susto— respondió Spencer tratando de pagar

— Oh no, no. Ni te preocupes, es cortesía de la casa por ayudar a que Charlotte dejara de llorar— negó Juno— De no ser por ti, no sé cuantas bolas de helado de fresa me hubiera costado el que se tranquilizara. ¿Cómo supiste que eso funcionaría?

— El punto era centrar la atención de tu hija en otra cosa que no fuera el dolor de su pie y a la mayoría de los niños les gusta la magia. Llamémoslo intuición— respondió Spencer intentando pagar nuevamente, siendo detenido por Juno— ¿Sabes? No te ayudé para que me dejaras el pastel y el café gratis

— Y por eso es que te digo que es cortesía. Lo hiciste desinteresadamente y no cualquiera lo hace— contestó ella rechazando nuevamente el pago— Y no insistas en quererme pagar, soy demasiado terca como para dejarte hacerlo

Spencer estaba por decir algo mas, pero el sonido de la campana de la puerta que anunciaba que alguien había entrado lo interrumpió. Ambos voltearon al mismo tiempo para encontrarse con un hombre de tez morena, era alto y vestía un traje de color negro, una corbata color vino y unos zapatos del mismo tono que el traje, estos perfectamente boleados.

— Hola preciosa— le sonrió el hombre a Juno— ¿Nos vamos?

— Declan... hola— sonrió Juno un poco incómoda— Ehhh, te dije que cuando llegaras me esperaras en el auto. Zara aún no llega y Charlotte sigue aquí, además, estoy terminando de atender a alguien. En cuanto termine, saldré contigo

— Sabes que no tengo inconveniente en llevar a Charlotte hasta tu casa. Sería una buena oportunidad para pasar tiempo con ella— habló el hombre a quien ahora Spencer conocía como Declan— No hacía falta que le llamaras a Zara

Spencer comenzó a sentirse un tanto incómodo al encontrarse en medio de aquella conversación por lo que tomó el dinero con el que iba a pagar y lo colocó en la caja de propinas antes de que Juno pudiera decir algo al respecto.

— Gracias y ten buena noche— dijo Spencer forzando una sonrisa para dar la media vuelta e irse del local

— Buenas... noches, gracias por su compra— se despidió Juno con un poco de tristeza— Regrese pronto

Juno no supo explicarse el porque su tono de voz sonó tan apagado al momento de despedirse de quien ahora sabía se llamaba Spencer, pero en el fondo, realmente deseaba cumpliera lo que le había dicho a su hija momentos atrás sobre volver al lugar.

Esa noche, Juno y Spencer tuvieron el que sería el primero de muchos lindos momentos para recordar con el paso del tiempo.

Aunque sin saberlo, uno de ellos partió del lugar un tanto triste por la presencia de alguien mas en la pastelería.

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