𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬

Ambos agradecieron a la camarera y sin más Seok Jin le dio un gran trago a su bebida, necesitaba relajarse o no podría continuar —Hyung... —el agente levantó su mirada a un Jung Kook preocupado—. Lo que hice... lo que hicimos... solo creí que... que era el momento justo.

—Lo fue, pareció natural, Jung Kook. Sé qué haremos un gran equipo, después de todo allá fuera solo nos tendremos los dos. Frente a los otros seremos una pareja muy enamorada que siempre está junto al otro, cualquier signo fuera de lugar levantará sospechas. Sabíamos que esto pasaría, no te preocupes —el menor sonrió confiado y bastante alegre. Había provocado que el corazón del mayor latiera fuerte, un ángel tan hermoso como él no debería conocer la preocupación—. Voy a protegerte, no permitiré que te hagan daño.

—Por supuesto lo sé —mencionó al tomar la mano del mayor—. También te protegeré, no pienso abandonarte, si te sucediera algo por mi culpa no me lo perdonaría nunca, daré todo de mí para mantenerme a salvo y estar atento a todo. La misión no se verá afectada por mi incompetencia.

—Sé que no, pero si hago un paso en falso, sabrán que eres mi punto débil. Confío en nuestro buen juicio, sé que saldremos ilesos y que este maldito caso se terminará pronto —Jung Kook mantenía su vista fija en los ojos brillosos del mayor—. Tampoco me perdonaría si te lastiman por mi culpa, por eso juro cuidarte y si te sientes en peligro, ya sabes que hacer, la señal me llegará de inmediato a mi reloj.

El sistema de seguridad establecido entre ellos estaba conectado con un reloj inteligente y las gafas que Jung Kook usuaria para el caso, si uno de ellos apretaba su botón de seguridad el otro automáticamente lo sabría. Mostraba la ubicación a tiempo real en donde se encontraba el aparato.

Eran conscientes del riesgo que corrían al ser agentes en área de campo, pero Seok Jin daría hasta su último aliento en batalla para desmantelar esa organización y daría su vida por los que amaba, Jung Kook estaba dentro de esa lista.

Sin darse demasiada cuenta acortaron distancia besándose de forma lenta, sintiendo apenas el dulce licor de sus labios. Cada vez el beso era más duradero y sonoro al paso que Jung Kook se estremecía en brazos del agente quien lo besaba de forma dulce entregando todo de él para que su promesa de amor disfrazada en compañerismo fuera más clara.

Después de la comida y acabarse sus tragos, pasaron la noche bailando. Sabía lo apasionado de sus movimientos, se sentía sonrojado y con el corazón acelerado, pero no iba a detenerse, de solo sentir esas manos grandes acariciar de sus brazos a la cintura lo estremecía.

—Hyung —jadeó despacio ante el sensual baile, era quizá lo más excitante que había vivido en años.

—¿Sucede algo? —había murmurado cerca de sus labios apreciando la mirada nerviosa y las mejillas rojas de su colega que siempre aparentaba ser rudo, pero que no podía serlo frente él, un ángel hermoso que no le quitaba los ojos de encima—. Estás muy tenso.

—Estoy bien, es solo que...

—¿Solo qué? —retó con la mirada alzada y siempre fija a sus ojos—. ¿Te gusta? —había visto cómo su pecho subía y bajaba con la respiración lenta—. Quiero que estés cómodo.

—Necesito ir por un trago —avisó al apartarse rápido. Odiaría el hecho que su jefe sintiera lo duro que estaba, pero su morbosa mente no dejaba de preguntarse, qué pasaría si lo sabe, que está así de duro solo para él.

Seok Jin había tragado fuerte mirando como el sudor recorría su rostro y cuello mientras bebía hasta la última gota del Martini Seco que pidió para bajar la calentura de su cuerpo. Lamió sus labios despacio recordando la última vez que tuvo sexo, estaba tan ocupado con el caso que no había tenido tiempo de relajarse.

—¿Te sientes mejor? —aquel asintió jadeando por beber con prisa.

Él no era soltero y sabía perfecto que no sería capaz de detenerse si Seok Jin le propusiera un polvo en el auto, no podría hacerlo y aunque ya no amaba a Ho Seok como antes, seguía con él, y por respecto a esa relación de cinco años se comportaría.

Pensaba que los besos eran pasables porque solo practicaban, pero el sexo era una barrera mucho más allá, algo innecesario de fingir para la misión, una de la cual si sucedía era porque lo deseaba.

Se mantuvieron en la barra bebiendo un poco y platicando. Tratando ambos de parecer los amigos de siempre, pero por dentro deseándose hasta el cansancio. Seok Jin revisó la hora en su reloj dándose cuenta de lo tarde que era —Deberíamos irnos —asintió bajándose del banquillo y dejando que el mayor pagara por las últimas bebidas.

Tomados sutilmente de la mano llegaron hasta al auto, donde en pleno silencio de la noche se acercaron despacio hasta encontrar los labios del otro. Jung Kook lo había atraído más a su cuerpo tomándolo por el cuello cuando las manos del mayor aterrizaron en su espalda baja, acariciándose muy romántica e íntimamente fuera del estacionamiento del club.

Comenzaría a adorar esos dulces labios y aquellos ojos castaños que lo miraban con ternura. Tantos años sin que alguien lo mirara con ese brillo de cariño, sentía la necesidad de recordarle a cada segundo que lo quería, y Jung Kook creía en ese cariño, porque lo que provocaba en él no lo hacía su novio.

—Nunca olvides lo que prometí —murmuró rozando su nariz con la contraria de forma delicada,

—No lo haré —jadeó despacio buscando una vez más un beso, pero había sido fugaz y último de la noche. Seok Jin había estacionado afuera del lujoso apartamento donde vivía el menor. Tomó de sus manos deseándole dulces sueños antes de abandonar el vehículo.

Ho Seok los miraba por la ventana del segundo piso. Estaba quitándose la camisa para sustituirla por su pijama. Jung Kook subió a su dormitorio observando la espalda desnuda de su novio quien se hallaba aún frente a la ventana cubierta por las cortinas —Ya regresé, lamento la demora —murmuró ante el silencio de la habitación.

—No importa —respondió dándose la vuelta y tomando la camisa sobre la cama—. He estado pensando en nosotros, ¿sabes?, en que este noviazgo ha estado muerto, nosotros parecemos más compañeros de habitación que pareja. Te extraño Kook, extraño besarte, sentirte, hemos estado haciendo todo mal —quería llorar al escuchar a su novio decir palabras que deseó hace tiempo, quizá sería un buen momento para recuperar el amor que aún podría existir, Jung Kook quería rescartar algo de ello.

—También te extraño —mencionó acercándose al mayor.

Sus ojos no dejaron de mirarse, Jung Kook había tomando el rostro de su novio con sus temblorosas manos, él se había acercado tomando su cintura hasta unirlo a su pecho, jadeó sorprendido, pero no había tiempo para arrepentirse.

Ho Seok lo había besado fuerte, húmedo y desesperado, Jung Kook había perdido la batalla con sus instintos. Él jadeó áspero soltando los botones de su camisa con un poco de fuerza, estaba ansioso por hacerlo suyo, porque estaba malditamente celoso que saliera a divertirse con otro hombre. Jung Kook era solo suyo.

Era más su orgullo que el amor quien gobernaba a Jung Ho Seok, pero no lo admitiría jamás ante nadie. El menor había gemido mientras intentaba soltar la hebilla del pantalón, también ansioso de ser suyo en sus fantasías, pero no hablaba de su novio y no hallaba así de duro por él. Que engañado estaba.

Era muy consciente con quien hacía el amor, pero tan solo imaginarse con su colega lo ahogaba en el placer de imaginar al agente follandolo fuerte —Ohh... —cerró los ojos abrazandolo mientras se corría por primera vez en la noche.

Tenían muchos años de no tener sexo, Ho Seok era consciente del por qué, pero en años no había sentido esa necesidad de apoderarse del menor. Nunca vio la posibilidad de que lo dejara por otro hombre y ahora que se sentía amenazado no lo iba a descuidar, no porque lo amara, era solo porque el menor le pertenecía. Él tenía a otra persona, pero el capricho que lo ataba a Jung Kook era demasiado difícil de romper.

—¿Te gusta? —gruñó despacio mientras empujaba más y más volviendo loco a Jung Kook quien recordaría la voz de su colega decir aquella pregunta. Se había estremecido gimiendo entre brazos más ajenos que cercanos.

—¡Sí, sí! —gimió sin descaro al sentir los besos por su cuello y lo fuerte de sus empujes. Con los ojos cerrados fantaseaba y en el fondo no sentía arrepentimiento porque después de dos años de no tener intimidad, aquello con sus fantasías de por medio había sido el mejor sexo que pudo tener en mucho tiempo.

Muchas gracias por leer❤

-: ✧ :-゜・.FairyWinB

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