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Seok Jin había acariciado ese bonito rostro mientras lo miraba a los ojos —Quiero ser sincero contigo —apenas entre besos—. Me llamo... Kim Tae Hyung —Seok Jin miró sus ojos claros y sonrió.

—Es un placer —murmuró sobre sus labios—, tu nombre es muy hermoso ¿Prefieres que te llame por tu nombre real?

—Sí... realmente siento algo por ti, no quiero que... me quieras con otro nombre.

—Entonces lo haré, te llamaré por Tae —la distancia de sus labios se acortó rápido, compartirán un beso antes de que el menor bajara del auto en tarde que lo regresaría a su casa. Seok Jin estaba satisfecho con ese resultado, significaba que el menor confiaba en él.

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Jung Kook había llegado a casa después de su terrible cita con Ho Seok, se había sentido muy incómodo, daría mil vueltas al tema en su cabeza, pero su realidad era que él sentimiento de sus noches con Seok Jin aún permanecían con él, lo hacía estremecer como nunca antes alguien lo hizo, lo dejaba sediento y tan insaciable, que recibir un beso de Ho Seok, ya no significó nada para él.

—Yo dormiré en el otro dormitorio para no molestarte, sé que tienes que seguir trabajando —le avisó Ho Seok al tomar pie hacia arriba, Jung Kook tuvo que jadear con algo de alivio, tampoco quería seguir compartiendo la cama con él. Seguía trabajando en su dormitorio, necesitaba revisar algunas cosas antes de llevar su informe a la agencia, pero también estaba esperando que Seok Jin lo llamará como le prometió esa tarde, poco sabría lo que estaba haciendo.

El hombre miró las mejillas sonrojadas de Tae Hyung —Creo que no le agrado —jadeó Seok Jin al tomarlo en sus brazos.

—Es muy desconfiado, no ha sido eso, pero fue mucha suerte que dijeras que eres mi pareja... le he dicho que eras mi novio, entonces cuando vio el auto... él solo explotó, es como un papá, cuida de mí desde toda la vida.

—Quiero conocer a tu hermano, que él sepa que no soy una amanezca para ti. En verdad te quiero en mi vida —dijo antes de besar sus manos—. Quiero que le platiques sobre mí, así un día podemos salir a cenar los tres.

—¿Vas en serio conmigo? —vaciló coqueto al sentir la gran mano del mayor tomar su cintura de forma romántica—. ¿Qué hay de tu novio virtual?

—Debo hablarte sobre él, no es tan virtual como crees, no vive muy lejos de mi casa.

—¿Es de por aquí? —preguntó con asombro—. ¿Y qué haremos entonces? No puedo evitar no besarte en público y esas cosas.

—No pasará nada si lo ocultamos bien, además, Luan... él es invidente, tiene un ayudante que está con él algunas veces, pero no conoce a muchos —Tae Hyung bajó su mirada un poco avergonzando ¿Había escuchado bien? Él le había bajado el novio a un chico invidente, ahora se sentía terrible, nunca antes había sentido así—. ¿Qué pasa amor?

—No... es solo... que creo que sería mejor que solo lo dejes.

—¿Sientes arrepentimiento ahora? —dudo, aunque, analizaba a detalle cada gesto y cada oración del azabache—. Veré que puedo hacer, Luan, lo conozco desde hace años y le he prometido a su padre que estaría con él, no lo digo de forma romántica, sino, de amistad, así que buscaré la forma de terminarlo, te lo prometo —mencionó de forma fría al besar sus labios antes de abrir la puerta del auto para que subiera, porque sí, Seok Jin sabía que decir para no arruinar la actuación, pero él jamás terminaría con Luan, eso era imposible.

Ho Seok salió de la ducha un poco más tranquilo, porque estaba lo suficientemente molesto como para tomar un par de maletas y largarse, no era para nada despistado él sabía lo mucho que Jung Kook lo amaba como para negarse a sus atenciones, sabía que en el maldito viaje algo había pasado entre su novio y el jefe. Ambos se conocían, pero para Ho Seok, él no era solo "Lee Min Ho" sabía todo acerca de él. Cogió su para marcarle a la otra persona con la que realmente compartía la cama. Jung Kook por su parte, recibió un mensaje de Seok Jin diciendo que lo sentía, pero que no podría llamarlo esa noche.

Ji Min gemía en plena gloría siendo penetrado de forma fuerte y lo suficientemente dulce como para hacerlo llorar de placer, su espalda sintió un leve ardor al sentir las uñas del más bajo sostenerlo fuerte mientras lo tenía a su merced. Dos cosas había aprendido Nam Joon esa noche. La primera, Ji Min les consiguió una habitación en ese club como si él fuera algo importante de ahí, y la segunda, aquel era la divinidad que lo hacía perder la cordura.

—Adam —gimió con dolor al correrse, siendo besando en sus mejillas y cuello mientras sentía como era rellenado por el mayor, movía sus caderas suavemente mientras que sus labios buscaron a los de Nam Joon besándose desesperados sin poder consumirse lo suficiente—. ¿Hicimos el amor o qué hicimos? —preguntó entre besos.

—Sexo solamente —respondió mordiendo su labio con fuerza.

—Ohh, supongo que me iré a llorar —dijo saciado en un tono de voz demasiado burlesco para que a Nam Joon le doliera—. Fuiste increíble, en verdad te extrañaba.

—No te creo, pareces estar mejor que yo.

—Bueno, soltero no estoy, pero tampoco es alguien que me importe tanto como...

—¿Cómo yo, a quién engañaste?

—Fue un error y te he rogado para que me perdones y no lo has hecho, ya no puedo hacer nada.

—No voy a volver contigo, así que no te voy a perdonar —mencionó al levantarse de la cama tomando sus ropas y dejando al castaño desnudo en la cama—. Esto es solo de una vez, una despedida, así que ni te conozco, ni me conoces. Ji Min jadeó perplejo, mirando el cuerpo desnudo de Adam que apenas se vestía.

—¿No quieres una última vez?

—Esto fue la última vez, ya no sé ni quién eres —Nam Joon lo escuchó reírse al paso que terminó de vestirse. Salió de ahí casi que huyendo. Subió al auto y fue ahí que perdió los estribos.

Seok Jin se había enterado con la plática que Tae Hyung apenas tenía veintidós años, eso le sorprendía, más aquel no se veía tan joven, ahora se sentía algo mayor saliendo con alguien tan joven, además que conversaron más de sus vidas para conocerse mejor.

Pensaba cerrar la noche con un beso sutil fuera del auto antes de regresarlo a su casa, pero estaba muy equivocado cuando lo vio abrir sus piernas con suavidad, desabrochando los botones de su camisa, más la parte de arriba del traje tan caro que andaba ya se lo había quitado.

—Cuánto calor —jadeó acariciando su cuerpo despacio, jugando con sus encantos hasta más no poder, Seok Jin también había jadeado mientras esperaba que el semáforo pasase a verde para seguir avanzando—. Estoy insinuando algo —vaciló al soltarse la corbata—. ¿Sabes a qué me refiero?

—No te preocupes amor, sé cómo satisfacer tus deseos —Tae Hyung jadeó con una amplia sonrisa, más cuando vio que Seok Jin apagó el GPS de su móvil que lo guiaba para la casa del azabache.

Las luces eran pocas, pero las necesarias para verse perfectamente —Deseaba este momento —murmuró excitado dejándose consentir por el mayor que lo había desnudado ya por completo, quién rozaba su dulces labios de algodón por la suave bien de su pecho—. Tanto que no sabes lo feliz que estoy ahora.

—Deseo tu felicidad —respondió sincero ante la mirada del menor—. No te limites quiero escucharte gemir mi nombre —Tae Hyung jadeó con un fuerte sonrojo ante lo caliente que se veía el mayor entre sus piernas, mientras lo miraba besar zonas hasta prohibidas en un burdel—. Ohh sí... —jadeó con deleite al acariciar su cabello y sentir como la ágil boca humedece su miembro de forma caliente y veloz.

Su voz salía apenas grave, calentándolo más para él, no era nada nuevo intimar con un hombre, pero desde que Seok Jin llegó a su vida, no había estado realmente con alguien. Había entrado al burdel con agallas, pero no eran del todo verdaderas, no le gustaba acostarse con desconocidos, pero era por necesidad, al menos por un tiempo hasta conseguir algo mejor.

Seok Jin se hallaba deslumbrado, le gustaba la esencia que Tae Hyung desprendía y se encontraba tan confundido ahora mismo, cayéndose entre los deseos y el amor, porque por un lado estaba Jung Kook, un hombre por el cual tenía sentimientos de los cuales sabía que quizá no sean correspondidos porque no pensaba en terminar con Ho Seok, pero adoraba de todas maneras convertirse en el amante de su colega y por el otro, Kim Tae Hyung, un chico aparentemente criminal, que se hallaba lloriqueando de placer, y si, no era capaz de elegir a uno de ellos, lo consideraba hasta ilegal.

Tae Hyung gimió tan alto que se avergonzó, pero cielos, Seok Jin estaba siendo muy posesivo con él, no le había dado permiso de detenerlo, y mierda que le encantaban esos juegos, le regó que lo amarra tal como aquel le dijo en su llamada, Seok Jin solo se detuvo para eso, pero ahora lo probaba con desespero, dándole cada vez más placer, tanto que su boca se hallaba seca y hasta por fin pudo eyacular todo lo que estaba reprimiendo. Pudo ver esa mirada posesiva, se le notaban las ganas que tenía por penetrarlo, porque sí, Tae Hyung había dicho que era su fantasía y él como el mejor de los amantes lo cumpliría.

—Se suave —pidió jadeando mientras sentía como estaba siendo preparado con sus largos dedos—. No es mi primera vez, pero... realmente no soy siempre el pasivo... ya sabes —entonces lo abrazó antes de seguir.

—Seré muy suave, no tengas miedo, no te haría daño, Tae Hyugnie.

—Sé que no Minnie Ho —murmuró antes de besarlo.

Estaba en un punto de perdición, esa noche ¿Qué era exactamente? Había comenzado siendo una noche feroz de placer y terminó siendo todo lo contrario, Tae Hyung lograba confundirlo demasiado, porque quien se hallaba bajo él con las mejillas como frambuesas, la piel erizada y ojos llorosos, no parecía ser el mismo hombre que le hizo disfrutar como nunca antes, era como si fueran dos personas distintas.

—Me gustas mucho —mencionó Seok Jin al tomarlo de la mano—. No es prudente... pero siento que te quiero.

—¿Me quieres?

—Lo hago... soy muy sincero con esto —más era Seok Jin quién lo decía. Tae Hyung sonrió diciéndole lo mismo mientras sentía el miembro del mayor introducirse despacio en su intimidad. Tuvo que quejarse un poco, estaba demasiado estrecho—. Tranquilo —murmuró entrelazando sus dedos antes de comenzar un sutil vaivén que con el paso de unos minutos, retomó la fuerza a petición de Tae Hyung, quien lloraba excitado sin saber si por primera vez en su vida estaba haciendo el amor.

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