Júbilo

La omega actuó por instinto, tomando la mano de Minji lamió la palma de esta con su lengua, limpiando la sangre y cerrando la herida con más rapidez, causando un extraño pero agradable sentimiento en el estómago de la alfa.

—Lo siento... —susurro Hanni al darse cuenta lo que había hecho, poniendo su mano contra sus labios —Yo...

—No te disculpes —dijo sin quitar su mirada de los ojos de la omega —Es más, si hubiese sabido que lastimándome podía llamar tu atención lo hubiese hecho antes.

Hanni frunció el ceño.

—No digas eso ni en broma —pidió, tomando un poco de gaza.

Se sumergieron en un silencio, en donde se observaron a los ojos sin necesidad de decir palabra alguna, siendo interrumpido por el suave ruido de las aves, el arroyo que estaba a tan solo unos metros de distancia y como no, por el sonido de sus corazones retumbando con fuerzas, llamándose la una a la otra igual que dos imanes.

—Creo que te debo una explicación —hablo Minji mirando el cómo Hanni vendaba con delicadeza su mano —Una muy grande explicación.

—No es necesario que me expliques nada, Minji...

—Sí lo es —interrumpió la alfa —Lo mereces porque nosotras teníamos algo... pero al irme lo arruine todo, ¿verdad?

Hanni no contesto, tratando de ignorar lo dicho por la pelinegra, no queriendo hacerse falsas ilusiones.

—¿Y bien? —Pregunto Hanni tratando de aliviar el ambiente usando un tono falso de reprimenda —¿qué tienes para decir a tu favor, Ha Minji?

La pelicorta sonrió de lado con sarcasmo.

—Momo fue quién me forzó, de un día para otro decidió que dejaríamos la casa —confesó —Dijo que iba a convertirme en una alfa ejemplar para la nación.

No fue difícil para la alfa notar el cómo Hanni se sintió afectada por aquellas palabras, cuando el color desapareció de sus mejillas y observó con la mirada perdida los vidrios que ya habían sido sacados de la piel de la pelinegra.

—¿Y funcionó? —Preguntó con la voz más ronca —¿Te convirtió en la alfa perfecta? —dijo sin poder evitar dejar correr el veneno en su voz.

Minji acarició las muñecas de la omega con los dedos de su mano sana, mirando a Hanni a los ojos.

—Si lo hubiesen logrado no creo que las dos estuviésemos teniendo esta conversación —recordó.

Hanni sonrió con algo de ironía.

—No, yo estaría muerta —afirmó con la voz algo rota —tan muerta como todas las demás omegas en este país.

Minji negó con la cabeza.

—Hanni...

—Jeongyeon me dijo que ustedes se iban a su hogar de caza —la interrumpió la castaña—¿lo hiciste? ¿mataste a una omega cuando estabas ahí?

El corazón de la pelinegra se estrujo con dolor al ver el miedo en los ojos de su omega.

—Claro que no lo hice, bebé —afirmó con total seguridad —Tuve que fingir odiarte pero nunca he asesinado a nadie ni lo haré, lo juro.

Hanni asintió con la cabeza, ocultando su rostro contra sus manos.

Ella sabía que Minji no le mentiría.

—Perdón por preguntar así. —Cerró los ojos con fuerzas —Dios, también lamento hacerte esperar por tantos días.

—No hay nada que tenga que disculpar, yo soy quién lo...

—Ellas me dijeron que cuando volvieras me matarías —la interrumpió alzando un poco la mirada mientras las lágrimas escapaban de sus ojos, como si fuese una pequeña niña el cual estaba acusando con su madre a los compañeros que la habían estado molestando —Dijeron que me odiarías... —los sollozos de la castaña se hicieron cada vez más fuertes —Me dijeron cosas horrorosas, Min...

Sin pensarlo la pelinegra acunó el rostro de Hanni entre sus manos, sentando a la castaña sobre su regazo y tratando de tranquilizarla con pequeñas caricias.

—No las escuches —pidió —ellas no nos conocen así que no las escuches —afirmó sintiendo sus propios ojos cristalizados, juntando su frente con la de la omega para calmarse —Happle yo te amo y nunca, nunca te dañaría. Eso ni mil años separadas va a poder cambiarlo.

Hanni asintió entre lágrimas.

—Yo también te amo, Min —aseguró acariciando el mentón de la alfa —te amo tanto...

Te amo tanto que duele.

—Pero nosotras no tenemos un futuro —siguió hablando —Solo mírame... lo único que haría alguien como yo es meterte en problemas, yo soy una carga...

—No digas eso —lo interrumpió Minji con un gruñido que salió del fondo de su garganta —No vuelvas a decir algo como eso de nuevo —ordenó pasando su mano por la espalda y muslos de la castaña —Hanni, tú no eres ninguna carga para mí.

—¡Soy una omega, Minji! —grito tratando de hacerle comprender a la menor la situación —soy una carga para todo aquel que quiera protegerme, tú debes encontrar a una linda beta y casarte con ella, no perder el tiempo conmigo.

Minji negó con la cabeza con insistencia, sin dejar de mirar los ojos de la castaña.

—¿Te das cuenta de lo que me estas pidiendo?

Hanni asintió y aunque le doliera cada palabra lo dijo:

—Estarías mucho mejor con otra mujer, eso ni tú puedes negarlo —susurro —Minji si te descubren te llevaran a un centro psiquiátrico.

La pelinegra al contrario de lo que espero Hanni asintió, con la mirada pensativa.

—¿Sabes? en el lugar donde estaba conocí a muchas betas y alfas, mujeres de todas las edades y portes...

Ni siquiera había acabado la frase y Hanni ya intentaba apartarse de la alfa.

—¡Ni siquiera he terminado de hablar! —se quejó Minji, sintiéndose algo más relajada al ver los celos de la omega —Lo que sucedió es que más de alguna trato de salir conmigo —continuó diciendo —Momo y Momo estaban tan felices de eso pero yo nunca les preste atención a ninguna de ellas... de hecho en estos cinco años no he besado ni estado con nadie —confesó algo avergonzada de tal hecho —Y eso es por ti —afirmo —porque me enamore de ti de una manera tan profunda que siquiera pensar en salir con alguien más me repugna.

—Pero Minji —susurro Hanni con confusión —Nosotras no podemos...

—No me importa —cortó la pelinegra —¿No lo entiendes, bebé? Estoy enamorada de ti y no renunciare a tu amor por algo como esto...

Hanni dudo.

—¿Que pasara cuando Momo y Jeongyeon se enteren? ¿que sera de mi? —susurro —Ella me quiere matar, esto es muy arriesgado.

—¿Sería tan egoísta de mi parte pedirte que confíes en mí? —preguntó de manera insegura y algo triste, soltando un pequeño suspiro al saber lo que estaba poniendo en juego al dejarse guiar por su corazón —Hace tiempo te prometí protegerte y eso mismo haré ahora... tan solo confía en mí.

Esta vez fue Hanni quién inició el beso, agridulce por culpa del sabor de las lágrimas y las caricias, rozando entre lo romántico y lo trágico que solo un amor como aquel podía tener.

Con cuidado Minji tomó entre sus manos la cintura de la omega, apretandola de una manera agradable a la par que la castaña enredaba sus dedos entre los cortos cabellos azabaches de la alfa, tirándola solo un poco mientras profundizaban el beso.

—¿Qué vamos a hacer? —Susurro Hanni entre besos robados con la desesperación expuesta en cada palabra —¿cómo saldremos de esto, Min?

Minji no tenía ni idea pero tampoco le importaba porque con tal de tener a Hanni de esta forma, sobre su regazo mientras la besaba, con tal de aquello ella estaba dispuesta a lo que sea.

Enfrentar a quién sea.

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