𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐔𝐧𝐨

➪Palabras: 1122.

Frío, hace mucho frío. Gompachiro, ¿qué hago?

Desde ya hace algunas semanas que el pequeño hogar del grupo de amigos se mantenía en completo silencio; el habitual ruido causado por las poderosas risas y gritos que estos cuatro soltaban por bromas o alguna actividad en conjunto que realizaban, también podía ser los golpes que Inosuke soltaba a la pared cuando Tanjiro lo molestaba, los comunes llantos de Zenitsu por el pánico hacía algo normal o los gruñidos de Nezuko cuando trataban de hacerle algo.

Todo aquello que los caracterizaba desapareció sin más, dejando un espacio sin cubrir. La situación que sobrellevaban no era fácil, cada uno había tomado un drástico cambio a su habitual yo normal. Si hablabas de los anteriores a un desconocido, podrían jurar que eran otras personas suplantándolos; pero la verdad era esa, ninguno tenía fecha de regreso.

Nezuko Kamado, hermana menor del afectado y única sobreviviente del incendio de las montañas, se encerró en su habitación para salir solamente si era necesario, ya sea por más comida o simplemente para tomar algo de aire antes de volver a entrar y dejar de ser vista. Cada vez que Zenitsu entraba a comprobar que siga viva y sin intentos de suicidios, la hallaba con un bote de helado y dulces a su alrededor, la vista fija a una película o serie y una falsa sonrisa, mientras que entre murmureos dejaba salir la ya típica frase de "estoy bien, ya lo superé", eso ni él se lo creía, y había que saber que era bastante despistado.

Zenitsu Agatsuma, mejor amigo del difunto, era el fuerte del ahora trío de amigos, quien era el considerado más capaz y apto para salir a hacer las compras del alimento, siendo solamente comida para calentar y preparar al instante, porque ánimos para hacer algo más elaborado faltaban. No quería admitirlo, pero el Kamado había conseguido su aprecio y amistad en poco tiempo, se habían vuelto muy cercanos y fue justamente él quien le consiguió su primera cita al lado de la más bella chica que nunca vio. Decir que no estaba dolido era mentir, mas daba todo de sí para salir de ese estado y seguir su vida, teniendo siempre en mente las maravillas que hicieron unidos.

Inosuke Hashibara, pareja sentimental del universitario, era el que no tenía pinta de dejar su estado emocional en bastante tiempo. Su salud empeoraba con cada segundo, no comía nada a menos que el rubio le obligara, no se negaba, pues no tenía fuerzas ni para hablar. Su antes musculoso cuerpo pasó en no mucho a ser flácido, con la piel colgante por la falta de movimiento y una buena alimentación. Su almohada estaba cubierta de delgadas lágrimas que no dejaban de salir, se había vuelto en la fase que más odiaba del de ojos ámbar. Su sueño se había hecho trizas, no entendía por qué la vida le tenía tanto odio. Justo el día que planeaba pedirle matrimonio su novio es asesinado, ¡ja! Perfecto.

Pero, ¿qué había pasado exactamente? En breves palabras, Tanjiro Kamado había sido asesinado por error, según las noticias. La leyenda de ese día fue: "Joven es asesinado por confusión de unos sicarios".

Cuando por llamada de la seria Aoi cambiaron su caricatura preferida al detestable canal nacional de noticias, se llevaron una de las peores desgracias que rogaron por un mal chiste. El de cabello teñido tuvo que abrazar y sujetar a su pareja antes de que cometa una locura, tratando de soltar palabras suaves para la única chica. El de puntas azules solo se arrodilló en el suelo de cerámica, posicionando sus manos en su boca y ansiando no llorar.

No creían lo que reportaban. No, imposible, era tan bueno...

—¿Y bien? ¿Hoy lo vas a hacer? —preguntó Nezuko, finalizando su labor culinaria en el sabroso pastel circular de dos pisos, uno ancho y otro más chico.

Era blanco perlado por la masa elástica usada, con unas delicadas rayas perfectamente hechas a su largo de tres centímetros cada uno y con distintas bolitas enanas de chocolate en la parte superior. Una fresa de tamaño mediano en el medio. Para un toque más romántico, colocó un ramo falso de flores en la esquina inferior izquierda.

—Te quedó bien, cariño. Definitivamente eres muy buena en esto de cocinar, deberías ser pastelera y optar la carrera de cocina. —Ella amaba que su novio Zenitsu la halagara, la hacia sentir muy especial en lo que realizaba.

—Lo sé, gracias, amor. —Sonrió y besó su regordete cachete derecho, dejando levemente su marca del labial rojo rubí. —Inosuke, contesta y sal de tu ensoñación en la cama con mi hermano, que a este paso quitaré mi autorización para que salgan.

—Uh, claro, ¿dijiste algo? —Amaba a Nezuko, pero que le diga eso le molestaba, aún si era broma. Dejó brevemente su labor de decorar la pancarta para darle oportunidad de seguir su cuestionamiento.

—Sí, te preguntaba sobre si ho... —La adolescente calló por un sobresalto que le causó el repentino timbre de su celular. La canción "Familiar" sonaba en el coro, sonrojándola y buscando velozmente su teléfono para contestar y quitar la ridícula canción. —¿Ho-hola?

—¡Nezuko, que bien que contestas! ¡Tu hermano acaba de tener un horrible accidente! ¡En las noticias del canal cuatro lo están reportando! —Calló para tomar aire y seguir. —¡Mira ahora!

Con nervios, cogió el control remoto y cambió el maratón de "Nora Galaxy Bomb!" por el canal pedido, observando que la novela de las siete fue interrumpida por "Sebastian Says", el noticiero conducido por el famoso Sebastian Tamaki, un periodista muy reconocido por sus valientes palabras que nunca calla ni aunque sea el fin de su carrera. Justamente ahora daba la información sobre una balacera en una universidad.

—...universidad Natagumo donde unos sicarios, posiblemente de la mafia dirigida por Muzan Kibutsuji, atacaron sin piedad a un estudiante de medicina, confundiéndolo con el ya graduado Giyu Tomioka, médico forense de Hosu conocido por sus excelentes investigaciones. Unos compañeros de el agraviado han podido identificarlo como Tanjiro Kamado, de veintidós años... —Y todo quedó en silencio.

—¿Qu-qué acaba de pasar? ¿Esto...? —Kamado soltó algunas gotas saladas de sus orbes impactada, al igual que el resto.

—Nezuko-chan... Yo, enserio lo lamento.

—¡¡Gompachiro!! —De rodillas, Inosuke contemplaba el resto del relato, tapándose con sus manos sus labios y secando los continuos fluidos producidos por el llanto. Era imposible, ¿por qué?

—Nezuko, ven aquí, sé que necesitas un abrazo. —Abrió los brazos para sujetarla y apapacharla contra su pecho. Ella solo avanzó en lentos pasos para dejarse hacer, gritando palabrotas y cosas que al mayor no le gustaría oír.

—...Ahora se encuentra camino a la morgue para los siguientes procedimientos... —Ignoraron lo siguiente, dejándose sufrir en silencio.

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