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26. Confianza.

Lewis y Silver eran la pareja del momento, los paparazzi estaban vueltos locos, las revistas, todo el mundo quería saber sobre la vida de la pareja.

Cosa que los tenía muy cansados—mon amour—murmuró silver, levantando a Hamilton quien dormía desnudo a su lado.

—Que manera de despertar— murmuró el hombre atrapándola entre sus brazos—quedémonos así toda la vida.

—Si las cosas fueran tan fáciles— murmuró para besar sus labios— ya me voy—explicó levantándose de la cama, ya estaba arreglada puesto que solo se sentó en esta para despedirse de él inglés.

—Llámame cuando aterrices— sonrió.

Silver caminaría en la semana de la moda de parís en un mes, y debía ir  a hacer la prueba de vestuario de varía de las marcas así que se perdería de la primera carrera de vuelta.

Normalmente llevaría a Camille con ella, pero Lewis le suplicó que tratara de confiar en el más ya que no estaría solo, puesto que oficialmente tenían una niñera a quien ambos amaban.

—Te quiero—murmuró el inglés.

—Te quiero—respondió la mujer para ir a besar la frente de su hija.

Estaba nerviosa realmente y no solo por dejar a Camille con Lewis, era todo.

Habían decidido tener una relación y ya se había roto aquella burbuja de paz donde solo eran ellos tres en un lugar donde nadie podía molestar.

Ahora debía prepararse para todo lo que vendría, rumores, invasión a su privacidad entre mil cosas más y no sabía si estaba preparada para eso.

(...)

Silver llamó desde que aterrizó yendo directo al atelier, estaba nerviosa pensando en Lewis cuidando a Camille así que le enviaba mensajes cada 20 minutos.

—Silver—llamo uno de los del staff—te necesitamos aquí, estás distraída.

—Perdón, mi hija está con su padre y estoy algo nerviosa.

—su padre— rio el fotógrafo— en plan Lewis Hamilton.

—El mismo—sonrió de lado—estos vestidos son hermosos.

—El tuyo es diferente, decidimos ponerte en uno más tipo novia.

Silver tosió en shock—¿perdón?

—tenemos que aprovechar ese momento que tienes con tu relación—le informó su manager, quien solo miraba su celular.

—así también ves cómo te queda y cuando llegue la boda nos pides que te hagamos el vestido— rio el diseñador.

—No hay boda—chilló.

—Por ahora.

(...)

Lewis apenas terminaba la carrera del sábado para correr y tomar a su hija en brazos—que te parece si hoy cenamos pizza con helado, pero mamá no puede enterarse.

Silver decía que la comida así de cena hacía daño, no era mentira pero Lewis quería ser un padre cool.

—amo los carros papá—sonrió la niña acurrucada en los brazos de su padre.

—¿quieres comenzar a correr?— sonrió—podríamos ver para que hagas karting en algún lugar.

—¡si!— chilló de felicidad.

—cuando llegues a casa le contamos a mamá por llamada.

(...)

Todo iba excelente, Silver estaba casi lista para volver el día luego de la carrera y hoy estaba esperando que comenzara la misma.

—¿Siempre estás así de nerviosa?—preguntó su manager al verla casi temblando mientras veía la tv.

—Conozco los peligros del deporte—explicó—crecí viendo a mi padre, el estaba cuando murió Senna—le recordó—conozco la historia de memoria, Jules murió a causa de esto.

—¿por eso odias el deporte?

—no lo odio—admitió—en algún momento pude ser yo la que estuviera ahí, es solo que el deporte siempre me ha quitado a la gente que quiero—explicó—un corredor de fórmula uno es y siempre será un corredor antes que cualquier cosa.

—Aún así estás con Lewis.

—Me estoy dando una oportunidad, Lewis parece ser diferente pedo en el fondo siento que si un día tiene que elegir entre correr y yo, elegirá los autos—sonrió de lado—pero la diferencia con mi padre es que él sí es capaz de dejar todo por su hija.

—se está retirando de la carrera—señaló el hombre confundido, Lewis estaba haciendo una muy buena carrera.

—El auto no tiene problema, algo está pasando—murmuró nerviosa llamando a su niñera quien estaba en la pista junto a Camille, pero esta no tomó el teléfono.

Silver veía a Lewis bajar de su auto y correr hacia dentro del garaje—un avión—gritaba, con un muy mal presentimiento—necesito un vuelo ahora mismo.

—No has terminado de trabajar aquí.

—La única razón por la que ese hombre que ves ahí dejaría una carrera, es nuestra hija.