𝐅𝐈𝐕𝐄

"EL CUMPLEAÑOS DE SHISUI"

La adolescente de once años observaba con una expresión de cansancio el desastre que un Naruto de casi tres años había hecho, sin duda alguna desde que el rubio aprendió a caminar, Hikari supo que este sería un torbellino del que tendría que estar más pendiente.

—¿Por qué lo hiciste? —cuestionó Hikari mientras se agachaba y observaba fijamente al pequeño frente a ella.

—Divertido —respondió el menor provocando que Hikari suspirara.

—No puedes pintar las paredes así de nuevo cariño, no está bien —le dijo la mayor mientras tomaba en brazos al menor—. La próxima vez que quieras pintar, hazlo en las hojas de papel, ahí puedes pintar todo lo que quieras ¿Está bien?

—Ajá.

—Muy bien, ahora, limpiaremos esto —el menor soltó un quejido—. Mira, siempre tenemos que limpiar los desastres que ocasionamos, ya sea el más mínimo.

Y con ello, Hikari y Naruto estuvieron limpiando la pared que Naruto ensució, el menor ciertamente quiso rendirse un buen par de veces, pero en ningún momento logró escaparse de la albina.

Al terminar, ella y Naruto tomaron un buen baño, ciertamente ella ayudando al pequeño rubio, de igual manera le ayudó a vestirse y después ella misma procedió a vestirse. Y, una vez estuvieron listos, ella le hizo una propuesta al pequeño que jamás rechazaría.

—¿Vamos a cenar a Ichiraku? —y con eso los ojos del rubio brillaron de alegría.

Así terminaron los dos camino a una reunión con Sana, quien ni siquiera había salido de su casa aún.

Durante el camino, Naruto le hablaba de muchas cosas a Hikari, quien lo escuchaba con paciencia y le respondía siempre con una gran sonrisa. Al llegar al restaurante, el dueño saludó de buena manera a Naruto y Hikari.

Era una de las pocas personas que trataban de buena manera a Naruto, por lo que estaba en la gracia de la Senju, quien no apreciaba a la mayoría de las personas en la aldea por el simple hecho de tratar mal a su pequeño rubio.

La albina ordenó tanto para ellos dos como para su mejor amiga, y luego continuó escuchando los balbuceos y palabras del niño, a quien le brillaban los ojos de la alegría.

Hikari era su adoración, si había alguien que consideraba a Hikari la mejor persona en este mundo, ese sería Naruto, él le ganaba a todos.

Fue entonces que Sana llegó, y al mismo tiempo les trajeron los tres tazones de ramen.

—No me había dado cuenta de la hora, perdona haber llegado tarde —espetó la Uchiha mientras le sonreía al pequeño Naruto, quien correspondió con entusiasmo su sonrisa. Le agradaba Sana.

De hecho, todas las personas cercanas a Hikari, las cuales eran pocas, le caían bien.

—Está bien —le restó importancia la albina—. Mejor cenemos.

Y con ellos los tres dieron las gracias y empezaron a comer.

—Bueno, a lo que veníamos, la fiesta sorpresa de Shisui —habló Sana luego de tragar el primer bocado.

—Tenemos el lugar, mi casa —espetó Hikari mientras ayudaba a Naruto a colocarse bien los palillos entre los dedos, luego procedió a enumerar todo lo que tenían listo, que era casi todo—. Sólo hacen falta los invitados y los regalos, aunque yo ya le compré algo.

—¿Qué le compraste?

—Sabes que a Shisui-san le encanta descansar, por lo que le reservé un fin de semana en un hotel en una ciudad feudal no muy lejos de aquí.

—Lo conoces demasiado bien —murmuró Sana mientras comía otro bocado.

—Es Shisui —espetó Hikari mientras limpiaba las manos de Naruto, quien se había ensuciado con la sopa en los cinco segundos que quitó su vista de él—. Lo conocemos desde hace mucho tiempo ya.

—Y aún así no se que le puedo regalar.

—Ya pensarás en algo.

—Eso espero —murmuró por lo bajo.

—Respecto a los invitados —cambió el tema—. ¿A quienes invitamos?

—Pues obvio estaremos nosotros tres —señaló Sana—. También tu padre, a algunos compañeros de él de ANBU y un  chico que últimamente se ha vuelto buen amigo de él.

—¿El hijo del jefe de tu clan no? —espetó Hikari sin mucho interés, estaba más concentrada limpiando la suciedad en la cara de Naruto, quien había vuelto a hacer un desastre.

—Si, Itachi Uchiha —respondió la azabache—. Y bueno, creo que esos serían todos.

—Vale, entonces ¿quien se encarga de pasarles el mensaje?

—Yo, después de todo la mayoría de conocidos de Shisui son Uchiha.

—Uchiha's en la mansión del gran Tobirama Senju, que ironía —dijo la albina mientras le sonreía a Naruto, quien ya se había terminado la comida y le suplicaba con los ojos a la albina otro tazón—. Puedes terminarte el mío.

Y no tuvo que repetirlo dos veces, el pequeño tomó el tazón de la albina y empezó a comer, haciendo reír a las dos mayores por el divertido comportamiento del menor.

—Si que adora el ramen —espetó Sana con cierta diversión.

—Le fascina. Pero no es muy saludable que coma de esto a diario —murmuró en respuesta la albina.



[...]


La de cabellos albinos observaba con una pequeña sonrisa orgullosa lo bien que estaba saliendo la fiesta de cumpleaños de Shisui, no había ningún inconveniente y todos los invitados estaban en el patio charlando entre sí.

Ella se encontraba mirando con una mueca de preocupación a Naruto, quien no había querido jugar con el pequeño hermano del nuevo amigo de Shisui.

—¿Por qué no quieres salir a jugar con el niño? —cuestionó Hikari con suavidad mientras se sentaba al lado del rubio.

—Nadie me trata bien aparte de tu familia y amigos.

—¿Y tú crees que el niño te va a tratar mal?

—No lo creo, estoy seguro —respondió él mientras esbozaba una mueca.

—Estás juzgando al niño antes de conocerlo, Naruto, y eso es algo que no está bien, primero debes conocer a una persona para después tener una opinión de ella.

—¿Opi que?

A veces olvidaba que Naruto era un niño pequeño que no entendía muchas palabras.

—¿No quieres jugar con él?

—No quiero.

—Entonces no juegues con él, ahora ¿Por qué no vamos por un dulce?

Y con ello el pequeño se animó un poco más, sonrió en grande y se subió a la espalda de la mayor, quien colocó sus brazos debajo de las piernas del pequeño para sostenerlo mejor.

Todos observaron con cierta curiosidad a la estrecha relación que había entre la Senju y el rubio, y un pequeño azabache de tres años le hizo una pregunta a su hermano de nueve años.

—Nee-san ¿Ellos dos también son hermanos? —cuestionó el azabache mientras observaba con curiosidad a la albina y el rubio.

—Si, lo son —ciertamente Itachi sabía que Senju Hikari, la nieta del Segundo Hokage, no tenía hermanos de sangre, pero al parecer ese pequeño rubio Uzumaki era como un hermano para ella.

—¿Qué tanto observas? —espetó el cumpleañero llegando al lado de su nuevo amigo, quien de inmediato desvió la mirada con la intención de que Shisui no descubriera que estaba mirando a su mejor amiga.

—Nada, solo estaba pensando.

—Eres muy malo mintiendo —declaró con diversión Shisui—. ¿Por qué observabas a Hikari-chan? ¿Acaso te gusta?

—¿Qué? No, ella no me gusta.

—¿Entonces por qué la mirabas? ¿Te parece atractiva?

—¿Qué es atractiva? —cuestionó Sasuke a su hermano, quien lo miró con una leve mueca, ahora como le explicaría esa palabra.

—No es nada importante Sasuke, toma —y le entregó un dulce que el pequeño aceptó con una sonrisa—. Y Shisui, no la estaba mirando, ni siquiera me había fijado en ella.

—Bueno, entonces mírala ¿No te parece muy bonita?

Lo es, pensó el Uchiha.

—¿Por qué tanto el interés en saber que opino de ella? —evadió la pregunta.

—Bueno, creo que tanto ella como tu harían una bonita pareja.

—Es mayor dos años, y somos demasiados jóvenes como para estar pensando en esas cosas.

No creo que yo le interese de todas formas, pensó sabiendo que la albina seguramente tenía muchos pretendientes.

—Bueno, cuando crezcan y sean mayores espero que se casen y tengan hijos.

Itachi solo hizo una mueca ante la insistencia de su amigo, más no dijo nada al respecto, después de todo era el día de Shisui.

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