SIXTEEN

"MAMÁ DE HIKARI"

YA ERA FEBRERO, y en esos dos meses que han pasado Hikari ha visto más a Sasuke que a Itachi en si. De igual manera la albina había mantenido su promesa con Naruto y dejó de tomar misión tras misión.

En un inicio Sasuke iba solo los viernes a la mansión Senju, pero poco a poco fue llegando más a menudo. Y por lo que había visto Hikari tanto él como Naruto se habían empezado a hacer amigos.

Amigos de verdad.

Los pequeños habían terminado de entrenar, y mientras comían un refrigerio preparado por la misma Senju, le contaban a la albina todo lo que habían visto en la Academia.

—Hace poco nos empezaron a explicar lo que tú misma nos dijiste del chakra, solo que ellos lo hicieron de manera más difícil —se quejó Naruto mientras terminaba de comer.

—Es cierto, la manera en la que tú lo explicaste fue sencilla de entender —espetó Sasuke mientras le daba otro bocado a su merienda.

—Ya está oscureciendo un poco, creo que es momento de ir a dejarte a tu hogar ¿Vamos? —Sasuke asintió mientras terminaba de comer—. Solecito ¿Por qué no vas a darte un baño? Cuando regrese espero verte haciendo tu tarea.

—Tonta tarea —murmuró el rubio mientras se levantaba y entraba a la mansión.

Hikari y Sasuke se dirigieron a la entrada de la mansión Senju. Ahí los dos se colocaron sus sandalias ninja y emprendieron camino al Barrio Uchiha.

Durante el camino Hikari intentaba hacerle conversación, pues sabía que Sasuke era un chico un poco callado y reservado.

—Hikari-san —espetó el pequeño interrumpiendo a la albina, quien se calló y lo observó—. ¿Por qué ya no hablas con mi hermano? Ha estado muy deprimido desde que dejaron de hablar.

—Bueno.... Realmente no he tenido oportunidad de volver a ver a Itachi, cuando yo estoy aquí él se encuentra en una misión y cuando él está aquí yo me encuentro en una.

—¿Entonces no estás enojada con él?

—Claro que no, no tendría razones para estarlo.

—Él cree que si.

—¿Por qué cree eso? —cuestionó confundida.

—En el cumpleaños de Sana parecías muy seria y molesta.

—Me molestaban las demás personas ¿Has notado que muchos miran mal a Naruto? —Sasuke asintió—. Bueno, me molesta que hagan eso, es un niño que nunca les ha hecho algo malo.

—Tienes razón.... En la escuela nadie quiere acercarse a él, solo yo lo hago.

—Te agradezco mucho por eso, nunca me lo dice pero sé que anhela tener amigos y convivir con los demás chicos de su edad.

—Yo ya soy su amigo —aceptó el Uchiha después de pensarlo unos momentos—. Pero también soy tu amigo ¿cierto?

—Por supuesto, y yo soy tu amiga —ella le sonrió—. Por eso mismo cada vez que necesites ayuda en algo no debes dudar en contarme ¿Esta bien?

—Está bien, Hikari-san.

Llegaron al Barrio Uchiha, ahí mismo ella se despidió del pequeño Sasuke con un abrazo que fue correspondido.

La albina emprendió camino a su hogar, pero no había dado ni diez pasos cuando habló en voz alta.

—Se que estás ahí —sonrió recordando que hace unos años esas fueron las primeras palabras que le dijo al Uchiha—. ¿Por qué Sasuke creen que estoy enojada contigo?

—¿Cómo supiste que soy yo?

—Reconocería tu chakra en cualquier lugar —admitió ella con una sonrisa radiante—. Ahora ¿Estabas espiando?

—Claro que no, simplemente se dio la casualidad de que venía camino a casa después de una misión.

—Haré que te creo —bromeó ella divertida—. Dime Itachi-san ¿Necesitas algo de mi?

—No, solo deseaba charlar contigo —respondió el Uchiha mientras observaba el bonito perfil de la Senju.

—Ya lo estamos haciendo, así que creo que ya cumpliste tu misión —dijo con diversión—. ¿Estás muy cansado?

—Claro que no —mintió, estaba exhausto.

—Quiero llevarte a un lugar —dijo ella mientras le tendía la mano al Uchiha, él no dudó en aceptar la mano de la Senju.

—Hiraishin no Jutsu —espetó ella, y con ello se teletransportó a su lugar seguro.

Estaban en la cabeza de la escultura de la cabeza del Segundo Hokage, el punto de encuentro del equipo ShiSaHi y uno de los lugares preferidos de Hikari.

—Se ve hermoso de noche —susurró Itachi observando el paisaje.

Estuvieron en un tranquilo silencio, ambos admiraban las vistas del lugar.

—Mis padres se conocieron aquí ¿sabes? —empezó a decir ella, Itachi se giró a observarla con curiosidad—. De joven mi padre solía venir a este lugar, decía que le hacía sentir más cerca de su padre, y en una de esas visitas se encontró a mi madre.

—¿Sabes que ocurrió con ella?

—Después de tenerme huyó —le contó—. Le dejó una carta a mi padre, destrozó su corazón. Estoy segura que debe seguir viva, era una ninja médico después de todo.

—¿Y nunca te has interesado en buscarla?

—No, jamás sentí curiosidad por conocerla, creo que es porque nunca hubo nada que despertara mi interés.

—¿Enserio?

—Herede todo del clan Senju, mi naturaleza de chakra, mi apariencia, no hay ningún rastro de mi madre en mi —murmuró con una mueca en su rostro.

—Lamento haber preguntado tanto, no es de mi incumbencia.

—Eres la única persona con la que hablado de esto aparte de Shisui y Sana —admitió ella—. Siempre que mencionan a mi madre tanto mi padre como mi tío se ponen tristes.

Se mantuvieron en silencio por unos instantes. Hasta que ella volvió a romperlo.

—Antes de irse me dejó algo, un jutsu de sellado, es lo único que tengo de ella. Este jutsu no es conocido en ningún clan aquí. Pero realmente no deseo conocer a mi familia materna.

—¿Puedo preguntar qué hace el sello?

—Cambia tu apariencia —murmuró—. Cambia todo de ti, la naturaleza de tu chakra, tu apariencia física, si huyes esto te ayuda a nunca ser encontrado.

—Por eso no la has buscado —se dio cuenta el Uchiha.

—Porque no la encontraré. Estoy segura que su apariencia ya no es la misma con la que mi padre tiene fotos.

—Lo lamento, Hikari-san.

Con duda, abrazó a la albina, quien no dudó en corresponder el gesto, y ella no sabe cuanto tiempo estuvieron ahí, pero realmente se sintió bien liberarse.

—Gracias por escuchar mis problemas familiares, Itachi-san —murmuró ella mientras lo abrazaba con fuerza.

—Siempre estaré para ti, Hikari-san.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

—Yo también estaré siempre para ti, no importa lo que hagas o a donde vayas, ten en cuenta que siempre voy a estar contigo.

—Gracias, princesa albina.

—No hay de que, chico prodigio.

Esa noche ambos de prometieron estar para el otro sin importar las circunstancias de la vida.

Pero, ninguno sabía lo que iba a ocurrir cuando los Uchiha decidieran dar un golpe de Estado.

¿Qué era lo que iban a hacer?

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