(🪐) ━━ O6 : jealousy and rejection
A Felix le gustaba fingir que la única que sufría los efectos de la separación era Minju y las primeras horas del día realmente fue así, pero entonces llegó la noche y la ausencia de Kwon Minju fue muy obvia, no fue el silencio ni la falta de movimiento en casa, sino la falta de compañía en la cama, no solo era el sexo, eran las conversaciones antes y después de él, las caricias amigables en los brazos mientras hablaban de su día a día y las risas risueñas de la castaña. En menos de un mes Minju se había convertido en algo indispensable para su vida.
El pecoso lo pensó varias veces antes de mandar el primer mensaje para saber si su compañera de piso se encontraba despierta, había posibilidades de que el viaje la hubiera agotado lo suficiente y se durmiera apenas hubiera caído la noche, pero también estaba la posibilidad de que estuviera despierta, rodando en su cama intentando dormir sin éxito. Al final resultó que se necesitaban mutuamente para dormir. Para la noche siguiente, Minju no había contestado sus mensajes ni llamadas, en toda la noche Felix no pudo pegar el ojo pensando en donde podría haberse metido la mayor, sabía que estaba en su ciudad natal junto a su familia, pero ella nunca había tardado tanto tiempo en responder a sus mensajes ni siquiera estando tan ocupada, para la mañana siguiente tampoco obtuvo respuestas de la castaña, no fue hasta la tarde de ese mismo domingo que su teléfono móvil vibró dos veces, una de ellas era por un mensaje de Minju.
Siento no haber contestado antes,
había extraviado el celular.
Te veo mañana por tarde en casa :)
La segunda notificación también era de Minju, al parecer había hecho una publicación en su muro de instagram, en ella había un total de doce fotos, en algunas salía con su familia celebrando el cumpleaños de su madre que era la principal razón por la que había realizado aquel viaje, pero en al menos cuatro se podía ver a la castaña acompañada de un chico alto, cabellos castaños y gran sonrisa, el chico la abrazaba por la cintura y ella parecía muy cómoda con ese tacto, incluso se aferraba a los brazos del contrario y en una de esas fotos ella estaba trepada sobre la espalda del chico haciendo más que notoria la diferencia de tamaños entre ambos, lo único que Felix era capaz de divisar era la mano del chico aferrándose a los muslos de la chica para que no se cayera de su espalda, algo en su estómago quemaba como si llamas se hubieran desatado en su interior cuando pudo observar la sonrisa más grande que Minju jamás había mostrado. En todas las fotos donde él aparecía siempre estaba cerca de ella, tomándola por el hombro, la mano o la cintura, siempre buscando su tacto, no había que ser un genio para darse cuenta de que al chico le gustaba Minju, pero probablemente ella no se hubiera dado cuenta ni aunque el tipo lo llevara escrito en la frente.
O tal vez sí lo había notado, tal vez no había respondido sus mensajes porque se había pasado toda la noche y todo el día con aquel tipo de sonrisa bonita, pero ella no podría ¿cierto? tenían un trato, ser exclusivos el uno con el otro, no hay manera de que a Minju se le olvidara eso.
Cuando Kwon Minju llegó a casa a primera hora del lunes, cuando Felix le abrió la puerta para recibirla con aparente normalidad, con una mirada que decía "claro que no te extrañé, tú me extrañaste a mí", la mayor le dedicó la mirada de asombro más sincera y su manos soltaron sus maletas para pararse de puntitas y acariciar el cabello ahora castaño y levemente rizado del australiano, el chico sonrió con orgullo habiendo logrado su cometido.
—¿Te gusta?¿Se ve bien? —Preguntó con picardía dejando que la recién llegada tocara su cabello tanto como quisiera.
—Es como verte un año más joven, Dios, que recuerdos —Respondió ella sonriente. —Te queda genial, Lixie.
—Que bueno que te guste —El chico se agachó para recoger las maletas de la castaña quien se encaminó a su habitación acompañada del ahora castaño australiano. —¿Cómo están tus padres? ¿Y tus hermanos?
—Ugh, igual de fastidiosos que siempre —Se quejó Minju una vez dentro de su habitación. —Mamá te mandó regalos, no me preguntes que es porque no tengo ni la menor idea. ¡Oh! También compré un soju especial que venden en mi ciudad, lo he probado y es cien por ciento efectivo, no recuerdas nada al día siguiente.
—¿Lo bebiste con tus hermanos? —Curioseó Felix sentándose en la orilla de la cama donde Minju se había dejado caer.
—Oh, no. Lo probé con Seungmin, un amigo de la infancia, su familia tiene un viñedo así que creeme, sabe de alcohol.
La sonrisa del pecoso desapareció de su rostro cuando recordó las fotos que había visto la tarde del día anterior, la idea de que ambos hubieran hecho algo estando ebrios le dio un dolor de cabeza tan fuerte que tuvo que salir de la habitación para ir a la cocina por el café que recién había preparado y estaba listo para ingerir antes de que Minju tocara la puerta.
—¿Quieres café? Acabo de prepararlo —Gritó el australiano desde la cocina.
—Con leche, por favor —Respondió ella mientras se cambiaba la ropa aprovechando la ausencia del australiano en su habitación. Cuando estuvo cómoda caminó a pasos pequeños y relajados hasta la pequeña cocina que tanto había extrañado aquel fin de semana fuera, se quedó bajo el marco de la entrada observando al chico de espaldas a ella que parecía preparar su taza de café.
La imagen había sido muy bonita a primera vista, la luz del sol de medio día que entraba por el gran ventanal le daba un estilo cálido al ambiente en la cocina, Felix quien vestía una camisa sin mangas blanca y unos pants holgados color crema sumándole ahora su cabello castaño como el chocolate, parecía una visión muy hogareña que Minju no iba a desaprovechar y con la habilidad de una stalker profesional sacó el teléfono del bolsillo de sus shorts para tomar captura de aquella imagen celestial.
—Espero que enmarques esa foto y la coloques en medio de la sala de estar —Bromeó el australiano antes de tomar ambas tazas de café y encaminarse a la pequeña mesa del comedor.
—¿Y arriesgarme a que alguien más la mire? —Negó con la cabeza dramáticamente. —Jamás, estas vistas de ti solo me pertenecen a mí.
—Que egoísta —Le sigue el juego. —No puedes negarle esta vista a ninguna mujer.
—Tienes razón —Minju tomó la taza de café con leche entre sus manos y bebió un trago largo con los ojos del pecoso puestos en ella. —La colgaré allí —Los ojos de Felix se abrieron con sorpresa.
—¿D-de verdad?
—Sí, cuando las nubes sean rosas y llueva chocolate.
—Oh, qué malvada —El australiano fingió decepción mientras ella reía a carcajadas.
Cuando la cabeza de Minju cayó hacía atrás dejando al descubierto su cuello, una mancha violeta apareció justo por debajo de su oreja, de no haber estado observando como un acosador, tal vez el castaño no lo hubiera notado, pero allí estaba nublando cualquier rastro de sentido común en su cuerpo, cortó la poca distancia entre ambos y la tomó por la nuca sin importarle si la asustaba o no, un jadeo escapó de los labios de la más baja cuando el propio Felix tiró de sus cabellos para exponer más el lado izquierdo de su cuello enfocando su vista en algún punto de su piel.
—¿Q-qué haces?
—¿Qué es esto? —Felix no había querido que sonara a reclamo, pero era la única manera en que las palabras salían de sus labios. Pasó el pulgar de la mano libre sobre el manchón morado de la piel blanquecina haciendo sisear a Minju del ardor. Fue entonces que ella pudo ser consciente de a lo que se refería el castaño, el chupetón que Seungmin le había hecho el día anterior cuando estaban bajo los efectos del alcohol. —Minju, responde, por favor.
—Y-yo... —La lengua se le trabó y el corazón se le aceleró de los nervios, no encontraba las palabras para explicarle aquella mancha violeta a Felix, pero los ojos azules desbordaban incertidumbre, duda y desesperación. —N-no es lo que parece.
—¿Ah no? —Escupió Felix con sorna. —¿Esto no es un chupetón? Apuesto a que te lo hizo el tipo ese de tus fotos de instagram.
—Entre Seungmin y yo no pasó nada, lo prometo —Se apuró a responder ella.
—¿Y esto qué es? ¿Eh? —Volvió a ejercer más fuerza en la nuca esta vez logrando que la espalda de la castaña se arqueara hacía atrás.
—É-él y yo nos pasamos de copas... —Titubeó sintiendo el corazón en la garganta. —Sí estuvo a punto de pasar algo, p-pero nos detuvimos, te juro que entre él y yo no pasó nada.
—¿Dejaste que ese tipo te tocara? —Con su mano libre tiró de la cintura de la mayor para apegarla a él y escondió su cara en el hueco del cuello contrario. —¿Dejaste que tocara lo que es mío? ¿Que besara esta piel que tantas veces he marcado como mío? ¿Por ese tipo era que no respondías mis mensajes?
El rostro de Minju brillaba en rojo escarlata de la vergüenza, en definitiva su intención jamás fue acostarse con Seungmin la tarde anterior y por fortuna pudo evitarlo antes de que ambos se arrepintieran una vez recuperaran la sobriedad. La lengua húmeda y caliente del australiano se paseó por toda la piel de su cuello hasta llegar a la marca hecha por Seungmin y selló los labios sobre ella para volver a chupar y mordisquear provocando gemidos por parte de Kwon.
—Felix... —El más alto se separó para mirar los resultados de su trabajo sonriendo con orgullo al ver que la marca apenas visible que había unos minutos antes había sido tapada por la suya que era más grande e incluso más oscura debido a la fuerza que utilizó para hacerla.
—Ahora está mucho mejor —Aseguró antes de regresar a atacar su cuello bajando sus labios por el valle de los redondos y perfectos senos de la castaña, uso ambas manos para masajear por sobre la ropa haciendo temblar a la chica que se aferró a los hombros del más alto cuando sus piernas comenzaron a temblar. —No tienes idea de cómo extrañé estas tetas —Deslizó los finos tirantes por los delgados hombros de la castaña y luego se deshizo de la camisa solo para darse cuenta de que Minju no llevaba un sujetador puesto, su sonrisa arrogante se extendió por su rostro. —¿Acaso esperabas que esto sucediera?
Minju volvió a sonrojarse y mira algún lugar de la cocina evitando la mirada azulada del pecoso.
—T-tú... dijiste que ibas a darme una bienvenida cálida a mi regreso —Susurró cohibido y excitada con la situación. Felix arqueó una ceja.
—¿Crees que te mereces esa bienvenida, cielo? —En un segundo Felix enderezó la espalda al tiempo que tomaba a la fémina por la barbilla para obligarla a mirarlo a los ojos. —¿Por qué habría de recibirte con los brazos abiertos cuando tú me haa olvidado tan fácilmente apenas me alejó de ti?
—P-por favor, te he extrañado tanto —Suplicó Minju con el miedo de que el castaño decidiera castigarle y dejarla allí con un charco entre las piernas. Minju era consiente de lo mucho que el australiano disfrutaba que le rogara a la hora del sexo y no iba a desaprovechar ninguna oportunidad para saciar sus necesidades. —Te necesito tanto.
La mirada del pecoso se oscureció en deseo, sus ojos parecían un mar oscuro y denso que Minju no tenía miedo en navegar si con eso lograba llevarlos a ambos al cielo. Un gruñido grave casi inaudible escapó de los labios de Felix y luego la soltó para esconder sus manos en los bolsillos de su pans.
—Ve a tu habitación y espérame allí. Desnuda —Ordenó él. Minju asintió y se encaminó a los pasillos donde se encontraban las habitaciones para esperar al chico como lo había pedido, tal vez habían sido esas tres noches sin sexo, pero sentía su cuerpo hormiguear solo de pensar en volver a sentir a Felix dentro de ella, se quitó las prendas con las manos temblorosas, trató de ignorar la humedad de su sexo, pues no quería estimularse antes de tiempo y acortar el encuentro con el pecoso.
Lo escuchó acercarse a su habitación con pasos pesados y apresurados, no recordaba jamás haber sentido a Felix tan abrumado, el menor solía ser muy dedicado en cuanto a admirar el cuerpo de Minju se refería, se aseguraba de que ella estuviera de acuerdo con cada una de las cosas que él hacía sobre su cuerpo, pero ese día, cuando el chico se apareció por la puerta ya sin la camisa y con la caja de preservativos en la mano realmente sintió su garganta cerrarse. Su mirada escaneó todo el cuerpo del pecoso, pero se quedó embobada con la caja entre sus manos ¿para qué querría tantos condones?¿qué pensaba hacer? Felix pareció leer su mente porque se rió con burla.
—Tranquila, no quise perder más tiempo y traje el paquete aún sellado —Explicó. —De todos modos siempre los usamos aquí, será mejor que se quede en tu habitación. Ahora recuéstate boca arriba, quiero probar ese dulce coño que solo me pertenece a mí.
Ni siquiera esperó a que la chica acatara la orden cuando se acercó al pie de la cama y la tomó por el tobillo para tirar de ella y arrastrarla a la orilla, el jadeó de sorpresa fue suplantado por uno de placer cuando Felix presionó con sus pulgares la parte interna de sus muslos blanquecinos, se inclinó hasta quedar a la altura del calor de su amante y dejó que su aliento rozara su humedad mandando escalofríos por todo el cuerpo.
—Estás tan mojada que tu coño brilla —Pasó la lengua por la raja de su coño haciéndola chillar nuevamente. —Sabes incluso más dulce que la última vez que te probé.
—F-felix, por favor... —Sollozó ella. Su cabeza no procesaba otras palabras que las que salían del mismo Felix, su mente estaba nublada por la lujuria y el placer, su cuerpo tampoco reaccionaba a sus propias órdenes al parecer muy conforme con estar a merced del pecoso.
—Eso es, ruega si es lo que tanto deseas —Otra lamida esta vez más fuerte haciendo énfasis en su nudo de nervios volvió a sacudir su cerebro. —Si me necesitas tanto vas a hacer lo que sea necesario para te folle hoy ¿cierto? —Hundió su dedo medio en la hendidura de la castaña de golpe y comenzó a hacer movimientos circulares lentos y concisos.
—Ugh, sí, sí, sí —Minju se retorció entre las sábanas mientras arañaba los hombros manchados en chocolate del castaño.
—¿Qué es lo necesario para ti, Minju?
—L-lo que sea —Otro gemido agudo acompañado de espasmos de placer.
—¿Incluso arrodillarte para mí y dejarme follar esa pequeña boca tuya? ¿Mh? —Gruñó Felix estudiando con cautela cualquier reacción proveniente de la mayor.
El corazón de la fémina se detuvo por unos segundos, Felix le había hecho orales cada noche desde que lo pasan juntos, pero ella nunca le había realizado uno a él, la idea de arrodillarse frente a él y dejar que él chico hiciera lo que quiera en su boca la excitó a niveles que no conocía aún. Sin pensarlo asintió con desesperación haciendo reír al australiano.
—Palabras, cielo.
—Sí, Lix. Incluso dejarte joderme como más quieras —Felix sintió su polla endurecerse aún más de lo que ya se encontraba, se enderezó en su lugar y tomó una de las almohadas de la cama para dejarla caer frente a él, justo a sus pies, dirigió su mirada a la mayor quien observaba todo con el pecho subiendo y bajando irregularmente y cuando ella sintió su mirada sobre ella no dudó en conectarla a la suya, con un movimiento de cabeza le indicó a la fémina que se posicionara frente a él y Minju obedeció enseguida.
Antes de que Minju pensara en ponerse de rodillas, Felix la tomó por la barbilla con la mano limpia y condujo sus labios a los de él hasta unirse en un beso necesitado, húmedo y brusco. El más alto tomó el control del beso y no desaprovechó la oportunidad para mordisquear los suaves labios de la mayor, cuando Minju chilló en consecuencia del ardor y Felix ingresó su lengua para explorar la cavidad bucal de la contraria. No fue hasta que el aire les hizo falta en los pulmones que el australiano empujó hacía abajo por los hombros de Minju para hacerla arrodillarse frente a él, desde el punto de vista del chico era probablemente la vista más erótica que había visto jamás, su amante le suplicaba con la mirada y con las reacciones de su cuerpo que la tomara e hiciera suya hasta el cansancio y Felix no pensaba desaprovecharlo.
Con ambas manos se bajó el pantalón de chándal junto a su ropa interior hasta la altura de las rodillas dejando su erección al aire, era la primera vez que Minju lo veía de tan cerca y su reacción no pudo haber sido más honesta, el miembro de Felix era de una buena longitud, algunas venas se le marcaban cerca de la punta rojiza y húmeda de su propio líquido preseminal y aunque Minju no lo creyó posible antes, quiso lamer cada gota que rodeaba la longitud del pecoso hasta tenerlo por completo en su boca.
—¿Qué estás esperando? ¿Una invitación personal? —Ironizó él al tiempo que dejaba pequeños golpes en su mejilla para hacerla reaccionar.
Minju no respondió, en su lugar acercó su boca hasta la erección de su amante y dejó una pequeña y rápida lamida en la punta saboreando el sabor salado del australiano, él siseó en respuesta a la sensación cálida en su polla y tuvo que contar hasta diez para no tomar a la castaña por el cabello para follarse su boca como un animal. La confianza llegó a la mayor al ver la reacción del chico y esta vez lamió de la base hasta la punta con lentitud y dedicación, otro gemido ahogado escapó de la garganta del pecoso sin vergüenza alguna mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás.
—Te sientes tan bien, cielo —Le alabó el antes de volver su mirada a ella. —Pero sé que puedes hacerlo mejor —Minju se frotó a sí misma aumentando la excitación antes de asentir. —Anda, bebé. Tómala toda.
Minju tomó una bocanada de aire antes de envolver la punta entre sus labios esta vez agregándole una pequeña succión que tomó por sorpresa al australiano crispándole la piel y mandando descargas en su espalda baja.
—Mierda. Sí, justo así —Minju se aventuró a tomar todo lo que le cupiera en la boca empezando con los movimientos de adelante hacia atrás marcando un ritmo lento y tortuoso, lo poco que no alcanzaba a entrar en su boca era tomado por su mano izquierda, pues con la derecha se encargaba de darse placer a sí misma. —Joder, tienes la boca de una diosa.
Un gemido se ahogó en la garganta de la mayor enviando vibración por todo el miembro del australiano haciéndole ver estrellas y mandando espasmos por todo su cadera provocando movimientos involuntarios que embistieron la boca de la fémina inconscientemente, Minju soportó las arcadas que esos movimientos le causaron haciendo su mejor esfuerzo para satisfacer al chico como tantas veces lo había hecho él con ella.
—Joder, voy a correrme —Advirtió él tomándola por el cabello para empezar a ser él quien tuviera el control del ritmo. —Sé que puedes con esto, tómalo todo, cielo. Minju solo pudo seguir gimiendo y jadeando mientras dejaba que el australiano tomara el control nuevamente, ahuecó mejor las mejillas mientras jugaba más con su lengua por todo el falo acelerando el procedimiento de descarga. —Mierda, Minju, yo... —Lo siguiente que sucedió pasó en cámara lenta, Felix se derramó en su boca bañando sus labios de aquel líquido espeso y blanquecino al tiempo que soltaba un gemido gutural, cuando no hubo nada más que dejar ir, el australiano sacó su miembro de entre los labios de la mayor que aún tenía algunos restos de él en sus labios, la escena fue tan caliente y sucia que Felix pudo sentir su miembro volver a tomar fuerza, lo cual le aliviaba porque aún no pensaba parar aquel encuentro, tenía muchas cosa que decirle aún, que reclamarle y demostrarle, estaba dispuesto a marcar su nombre en cada parte del cuerpo de Kwon Minju, no importa si tenía que atarla a la cama para que eso sucediera.
Minju apenas recuperó el aire cuando Felix le ordenó ponerse de pie y tumbarse sobre la cama boca abajo.
—Las manos hacia atrás y mejilla contra la almohada, linda.
Felix se tomó su tiempo para abrir la caja de preservativos, tomó uno y lo abrió con cuidado para luego colocarlo lo más habilidosamente posible sobre su nueva erección, se acercó al cuerpo tembloroso de Minju que la esperaba con el culo al aire dejándole ver su sexo chorreante, se posicionó detrás de ella y de una estocada se adentró en ella haciéndola gritar como a Felix tanto le gustaba escucharla.
—¡Joder, Felix!
—Sí, ese es mi nombre —Tomó los brazos de la chica que ya descansaban sobre su propia espalda para tirar de ellos llegando así aún más profundo en el interior de la castaña. —Gritalo una y otra vez hasta que mi nombre sea lo único que recuerdes —Aumentó la fuerza de las embestidas haciéndola gemir aún más fuerte sin oportunidad de cubrirse la boca para acallar sus ruidos. —Nadie más que yo puede hacerte sentir de esta manera. Dime ¿a quién le perteneces?
Minju tardó en procesar lo que el pecoso le estaba preguntando, en muchas ocasiones Felix le había recalcado que ella era de su propiedad, la había llamada su juguete y se había llamado a sí mismo su único dueño, pero jamás le había pedido a ella que lo dijera, era por eso que para Minju las palabras posesivas no se sentían del todo reales, su cerebro no tardó en formular la respuesta, sin embargo no pudo pronunciar palabras hasta que el ardor de la palma de Felix en su trasero la hizo reaccionar.
—Te hice una pregunta —Gruñó él, tiró aún más de sus brazos obligandola a sentarse sobre su regazo aún sin salir de ella, dirigió sus manos ahora a la pequeña y estilizada cintura para mayor estabilidad y empezó a hacer movimientos circulares buscando el punto correcto de la castaña. —¿A quién le perteneces?
Minju tragó grueso buscando humedecer su garganta ya seca gracias a todos los sonidos lascivos que habían salido de ella.
—A t-tí —Gimió casi inaudible.
—No te escuché, cielo —Felix volvió a las estocadas bruscas cuando sintió las paredes de su compañera estrecharse en su miembro. Minju solo fue capaz de dejar caer su cabeza hacia atrás justo sobre el hombro de Felix dejándolo ver todos sus gestos de placer.
—T-te pertenezco a t-ti —Habló esta vez un poco más fuerte.
—Así es, eres mía —Una de sus manos se deslizó por la perlada piel de la mayor hasta llegar a su sexo donde buscó su punto nervioso para empezar a hacer movimientos circulares sobre él.
—Felix, joder... —Las manos de Minju acabaron tomando a Felix por el brazo que jugaba con su punto y la contraria sobre su cabello sedoso, el australiano gruñó cuando ella ejerció fuerza en su cuero cabelludo, pero no por eso se detuvo. —Estoy tan cerca, Lix.
—Córrete sobre mi polla, cielo —Ordenó Felix aumentando la velocidad de sus movimientos. —Grábate bien cada uno de mis movimientos y de mis caricias, porque son las únicas que te harán sentir así de bien.
Una última embestida y Felix tuvo que aferrarse al cuerpo de la castaña que pareció desplomarse cuando el orgasmo la atacó, fue tan brutal que Minju incluso dejó caer lágrimas de placer mientras su pecho desnudo subía y bajaba con rapidez, el pecoso acarició su piel con movimiento circulares intentando relajarla y mantenerla despierta con sus besos, pero Minju parecía haber perdido todas sus fuerzas y el más alto fue quién tuvo que ayudarla a recostarse sobre la cama para recomponerse. Cuando estuvo sobre las sábanas limpias y en un estado más relajado, Felix dejó caer un beso dulce y fugaz sobre su cabeza.
—Bienvenida a casa, mi cielo.
Minju despertó gracias al calor de las telas sobre su cuerpo, el cuerpo le dolía como si hubiera hecho pesas con Renjun todo el día, la luz de su habitación estaba apagada siendo la lámpara de noche su única fuente de luz indicándole que ya era de noche, cuando se colocó de pie —muy a su pesar— se dio cuenta de que solo llevaba unas bragas puestas, los recuerdos de los sucesos recientes con Felix encendieron sus mejillas de un rojo vivo y sintió su piel calentarse como una tetera.
¿De verdad había pasado todo eso? ¿Felix había sido consciente de todo lo que había dicho justo antes de llegar al clímax?
El olor de la carne en cocimiento hizo sonar su estómago y entonces si hizo consciente de que no había comido nada desde el desayuno improvisado en su viaje y esa taza de café hecha por Felix que ni siquiera pudo terminar. El reloj de su mesa de noche marcaban las siete de la tarde, así que buscó algo de ropa limpia y se encaminó al baño de puntitas para no llamar la atención del pecoso, no quería que la viera así de desaliñada así que esperaba que la notara hasta después de su baño.
Felix por su parte terminó de poner la mesa para empezar a servir las raciones de comida para ambos, el hecho de volver a comer en la misma mesa que Minju le hizo sentir un poco menos vacío, usó la cena como una excusa para distraerse de los pensamientos que rondaban su cabeza, cuando Minju cayó rendida entre sus brazos, fue imposible que el pegara el ojo cuando se dio el tiempo de admirar el cuerpo desnudo de la mayor, los chupetones y mordiscos hechos por él mismo comenzaban a remarcarse más en la lechosa piel. Con la mente más fría se sintió algo culpable de todo lo que había hecho aquella tarde sin siquiera haberle pedido a Minju su consentimiento. Era cierto que los celos habían nublado su sentido común y ni siquiera quería pensar en la razón por la cual había experimentado aquel sentimiento tan destructivo, pero lo hecho, hecho estaba y no iba a poder cambiarlo, en su lugar organizó una cena como una excusa para seguir pasando el día juntos y se disculparía de ser necesario.
—¿Qué huele tan rico? —Minju entró a la cocina con la toalla de baño enredada en su cabeza y una pijama corta, esas que tanto le ponían a Felix como un adolescente hormonal.
—Cociné jjimdak —Informó. —Ven a comer antes de que se enfríe.
Ambos tomaron asiento y empezaron a comer en silencio, no fue un silencio incomodo ni nada por el estilo, muy por el contrario los dos se veían relajados y a gusto con la presencia del otro, Minju alabó la comida del pecoso y entonces procedió a contarle lo que su madre había dicho respecto a mantenerlo alimentado. Felix rió con ganas de solo pensar en toda la familia Kwon de su lado, la verdad era que le hacía feliz saber que además de su madre y hermanas, habían otras personas que lo apreciaban, su mirada viajó al cuello de Minju donde se podían divisar varios chupetones violáceos y entonces recordó la finalidad inicial de aquella cena.
—Oye, Minju —Llamó él captando la atención de la castaña. —Yo... quería hablar de lo que ha pasado esta tarde —Las mejillas de Minju se tornaron rojas enseguida y su sonrisa titubeó al igual que sus manos. —M-me dejé llevar por los celos y actué como un idiota, no me detuve a preguntarte si estabas de acuerdo con todo lo que hacíamos.
—Oye, calma —Una sonrisa tímida brotó de los labios de la menor al tiempo que ladeaba la cabeza y miraba a algún lado del comedor que no fuera la dirección de Felix. —Lo de esta tarde... en realidad me ha gustado.
Felix abrió la boca con sorpresa, pero nada salió de sus labios, se encontraba en una especie de shock donde su cerebro procesaba cada una de las palabras de la castaña. Al no recibir respuesta, Minju se animó a seguir hablando.
—En realidad he experimentado muchas cosas nuevas desde que comenzamos con esta... aventura —Vaciló al no encontrar el término correcto para lo que ellos representaban. —Y sin duda, no creí ver aquella faceta posesiva tuya y mientras pensaba en eso me di cuenta de algunas cosas que creo que debería dejar en claro ahora antes de que esto avance a mayores.
A Felix le tembló el pulso cuando escuchó la seriedad en la voz de la mayor ¿a caso quería parar con los encuentros? ¿Ya no se sentía cómoda a su lado? Asintió lentamente intentando mantener la mirada serena.
—¿A qué te refieres? —Graznó Felix con evidente pánico en la voz.
—Es que creo que esto ya no es una simple relación de amigos con derechos —El pecoso no dijo nada, solo asintió lentamente a las palabras de Minju. —Yo no estoy segura de poder seguir manteniendo una relación de sexo sin involucrar sentimientos...
—Min, espera —Felix la interrumpió, la nombrada intentó mantenerse serena y calmada, pero la inquietud del pecoso comenzaba a impacientarla a ella. —¿Q-qué es lo que intentas decirme?
La chica se mordió el labio inferior demasiado nerviosa para respirar con normalidad. Aún así se armó de valor y miró a Felix a los ojos cuidando no perderse en el océano de ellos.
—Al principio no quería aceptarlo, me dije a mí misma que solo eran momentos de debilidad por el estrés y el cansancio —Comenzó a hablar aferrándo las palmas de sus manos a sus piernas. —Pero creo que me estoy enamorando de ti.
Listo, lo dijo, tan directa como una flecha de plomo al blanco, no dijo nada más, solo esperó a por la respuesta del castaño, con el corazón en la garganta listo para quedarse en la mesa como consecuencia de las nauseas. Por otro lado, Felix vio todo en negro. No había ninguna sensación de alivio o alegría, sino miedo y angustia. ¿Acaso Minju esperaba que él le afirmara que sus sentimientos eran recíprocos? Y de ser así ¿por qué tan de repente?
—Minju, yo... —Las palabras se le atoraron en la punta de la lengua, su mirada expresaba miedo y angustia y Minju decidió que no iba a torturar de esa manera a Felix. Así que tomó de nuevo la palabra.
—No espero que me correspondas —Calmó ella. —Solo digo que deberíamos parar esto antes que yo salga más herida.
A Felix se le hizo añicos el corazón al escuchar aquello. De todas las posibles cosas que pudieron pasar entre ellos como resultado de aquellas noches donde se hicieron uno, jamás creyó que herirla pudiera ser una posibilidad, pero allí estaba ella con una sonrisa apenada que le indicaba que todo estaba bien, pero con los ojos más tristes que jamás había visto.
—Minju, yo...
—Hoy saldré de casa —Lo interrumpió la mayor. —Quedé con Ryu y Chae para ir a lo de un amigo.
—¿Volverás muy tarde? Puedo ir por ti si quieres —Pero ella se negó.
—Nos quedaremos en casa de Ryu, pierde cuidado —Dio el último bocado de comida y se puso de pie con sus platos sucios en mano. —Regresaré mañana, tal vez por la tarde, hace mucho que no pasamos un día juntas —Felix asintió sin saber que más decir.
—Esta bien, llámame si necesitas algo.
—Claro, iré a arreglarme.
Y Minju se perdió por la puerta que la dirigía a la cocina donde Felix solo pudo escuchar el chorro de agua mientras ella lavaba sus trastes sucios y luego sus pasos alejándose hasta su habitación.
5.5k de palabras, el capítulo más largo que he escrito nunca 💀.
No los quiero asustar pero en este es el último mes de actuaciones de insomnia, estamos cerca del final ^^.
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